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La “centroderecha anti-Bolsonaro” se queda sin candidato: João Doria anuncia que no se presentará en las presidenciales

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El ex gobernador de São Paulo había renunciado al cargo para encarar la campaña presidencial, pero tras fracasar en las encuestas decidió abandonar la carrera.

Después de muchas idas y vueltas, parece que la “alta popularidad” que el ex gobernador de São Paulo, João Doria (PSDB), decía tener no fue suficiente y esta semana tuvo que renunciar a su precandidatura a las elecciones presidenciales de este año

“Me retiro de la disputa con el corazón herido, pero con el alma liviana. Con el sentimiento inconfundible del deber cumplido y la misión bien cumplida”, dijo este lunes en un comunicado difundido en las redes sociales.

Doria informó que, a pesar de haber sido elegido en las elecciones primarias del PSDB como precandidato a la presidencia por el partido centrista, entendió que él no era “la elección de la dirección del PSDB” hacia el futuro.

“Acepto esta realidad con la frente en alto. Soy un hombre que respeta el sentido común, el diálogo y el equilibrio. Siempre he buscado y seguiré buscando el consenso, aunque sea contrario a mi voluntad personal. El PSDB sabrá tomar la mejor decisión en su posicionamiento para las elecciones de este año”, completó. 

Doria terminó su discurso agradeciendo a sus seguidores y colaboradores, y destacó que se necesita una alternativa a lo que llamó como los “extremos” de Lula y Bolsonaro. Sin embargo, no aclaró si pretende disputar las elecciones de este año en otros cargos.

En redes, muchos le escribieron que ahora puede “quedarse en casa” (“fica em casa“) el eslógan de Doria durante su paso por la gobernación de São Paulo en medio de la pandemia. Mientras a nivel nacional Bolsonaro argumentaba en contra de la cuarentena, Doria impuso una de las más duras del mundo.

El ex gobernador ganó las elecciones para el cargo en 2018 usando extensivamente el nombre de Bolsonaro en su campaña. Durante todo ese ciclo electoral se mostró como “un Bolsonaro en São Paulo”, y tras conseguir una foto con el candidato, despegó en las encuestas y terminó venciendo al socialista Márcio França en ballotage.

Sin embargo, poco tiempo después de llegar al Palácio dos Bandeirantes, Doria empezó una campaña de difamación contra Bolsonaro y sus hijos, y empezó a distanciarse de la derecha más dura. A lo largo del 2019, buscó crear una imagen de “derechista moderado” y robarle electorado a Bolsonaro, desde ya, sin éxito.

En 2020, los ataques al presidente se recrudecieron, y la eterna cuarentena con fuertes restricciones que impuso en su Estado lo terminaron de separar del oficialismo. Fue muy criticado por un viaje a las playas de Miami cuando allí estaba todo abierto pero los paulistas seguían encerrados por la cuarentena que él mismo había decretado, lo que llevó a que perdiera la última credibilidad que le quedaba.

Cabe aclarar que Doria tenía mandato durante todo el 2022, pero había renunciado a la gobernación en marzo de este año para poder encarar la campaña presidencial. Sin embargo, nunca una encuesta lo puso por encima del 5% de los votos a nivel nacional, y su campaña murió antes de empezar.

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Primer caso de corrupción en el nuevo gobierno de Lula: Un ministro usó un avión de la Fuerza Aérea para viajes personales

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Juscelino Filho usó un avión de la Fuerza Aérea Brasileña y dietas pagadas con fondos públicos para participar en subastas de caballos en San Pablo.

Vuelve Lula y vuelve la corrupción, uno de los clásicos de la política brasileña de las últimas dos décadas. A tan solo tres meses de su asunción, un nuevo caso de corrupción mancha su gobierno.

Según una investigación del diario O Estado de Sao Paulo, que curiosamente responde al actual vicepresidente de Lula, Gerardo Alckmin, el ex diputado federal y actual ministro de Comunicaciones, Juscelino Filho, usó un avión de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) y dietas pagadas con fondos públicos para participar en subastas de caballos en San Pablo.

El presidente Lula da Silva, intentnando mostrar que cumpliría su promesa de campaña de, esta vez, ser implacable frente a la corrupción, exigió que su ministro “pruebe su inocencia” para continuar en el Gobierno.

Él tiene derecho a probar su inocencia, pero si no consigue probar su inocencia, no puede quedarse en el Gobierno”, aseveró el ex presidiario en una entrevista a la emisora BandNews. Sin embargo, pronto se demostró que el mandatario de izquierda no tenía ninguna intención de ir a fondo contra la corrupción.

Este lunes, Juscelino se reunió a solas con Lula en el Palacio del Planalto, y tras unas horas salieron a los abrazos y el líder del Partido de los Trabajadores (PT) confirmó que “es inocente”, aunque no hizo públicas las pruebas que habrían convencido al ex convicto.

Juscelino fue convincente y logró probar que las acusaciones no valdrían para dejar el cargo“, aseguró Lula. “Puedo confirmar que continuará en su cargo“. Como en los sistemas dictatoriales que le gustan a la izquierda, el presidente actuó como juez, jurado y verdugo.

Pero esto no cuadra con las otras acciones del gobierno. El jueves pasado, el Ministerio de Comunicaciones informó en que Juscelino Filho ha devuelto las dietas, lo cual no debería haber hecho si verdaderamente es inocente como Lula le aseguró al pueblo brasileño.

¿Saben lo que hice? Devolví las tarifas diarias tan pronto como me enteré, todavía el 19 de enero. (…) Y, para ser claros, esto fue un mes antes de que aparecieran informes de prensa sobre esto. Lo devolví porque es lo correcto”, puso en un tweet días después.

Además, Juscelino, responsable de toda la comunicación presidencial, está envuelto en otros casos de corrupción que Lula todavía no ha mencionado. Se lo acusa también de usar de manera irregular el dinero público, fallando en presentar facturación correcta de los gastos de su ministerio, e incluso de enviar información falsa a la Justicia Electoral en los primeros días como ministro.

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Escándalo en Brasil: Lula quiere nominar a su abogado personal para la Corte Suprema

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Después de criticar a Bolsonaro por designar a Sergio Moro en su gobierno, Lula ahora está intentando designar a Cristiano Zanin, el “Moro del PT”, como juez del STF.

El presidente de extrema izquierda Lula da Silva deberá nominar al menos dos jueces para el Supremo Tribunal Federal (STF) este año, debido a los retiros de Ricardo Lewandowski, en mayo, y Rosa Weber, en octubre, quienes cumplen 75 años y se deben jubilar obligatoriamente según la ley brasileña. 

Estas nominaciones deben ser aprobadas por el Senado, que tiene mayoría opositora, por lo que muchos esperaban dos nombres consensuados con los partidos del Centrao, la agrupación de partidos centristas que dominan el Congreso.

Pero estas especulaciones fueron derrumbadas esta semana cuando el propio Lula aseguró que está intentando conseguir los votos para que le aprueben la eventual nominación de Cristiano Zanin, el abogado personal del mandatario, quien lo defendió durante la causa Lava-Jato, que terminó en su prisión efectiva y luego eventual liberación

Así lo dijo durante una entrevista con Rádio Band News, donde Lula afirmó que está pensando en su nombre y que “tendrá en cuenta el carácter” al hacer las nominaciones, y que si no termina siendo Zanin, definitivamente será alguien de su confianza.

A pesar de que lo ayudaron explícitamente a conseguir la presidencia en 2022, persiguiendo a los seguidores de Bolsonaro, encarcelando periodistas, diputados y empresarios de derecha, Lula mantiene que la Corte Suprema es la cabeza de un Poder Judicial corrupto que lo quiere ver preso.

Esto simplemente no es cierto. Fue la propia Corte Suprema la que lo dejó en libertad luego de que fuera condenado por un tribunal regional. Además, Lula ya ha nombrado 8 de los 11 jueces de la Corte durante sus anteriores gobiernos y los de Dilma.

Lula aún puede hacer una tercera nominación para el STF si se confirma el rumor de que se espera que el juez Luís Roberto Barroso se retire antes de tiempo. De ocurrir esto, Lula podrá alcanzar el hito histórico de haber hecho 11 nominaciones para la Corte Suprema que tiene 11 bancas, despejando cualquier duda que pueda quedar incluso en los militantes más duros del PT que la izquierda controla el Poder Judicial.

Quién es Cristiano Zanin

Zanin es un criminalista y abogado activo en derecho económico, empresarial y societario, que saltó a la fama cuando se convirtió en el abogado a cargo de la defensa de Lula en la causa Lava-Jato

Graduado de la PUC-SP, el abogado fue el autor, en 2021, del recurso de hábeas corpus presentado en el Supremo Tribunal Federal (STF) que resultó en la anulación de las condenas de Lula, luego de que el Tribunal dictaminara que Sergio Moro pertenecía a una corte regional mientras que el entonces ex presidente debía ser juzgado por una corte federal.

La anulación de las sentencias restableció los derechos políticos de Lula, quien estuvo 580 días en prisión, lo que le permitió postularse a las elecciones de 2022, a pesar de que Brasil tiene una fuerte ley de Ficha Limpia.

El abogado es el principal asesor de Lula en cuestion legales, y muchos especulaban que iba a terminar siendo designado como Ministro de Justicia. Sin embargo, tuvo que ceder a las presiones de otros partidos de su coalición y finalmente fue Flávio Dino el designado, lo que abrió la puerta para que Zanin sea enviado a la Suprema Corte en su lugar.

Cristiano Zanin.

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Más impuestos en Brasil: El gobierno de Lula anunció que gravará las apuestas online y los videojuegos

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Las nuevas medidas impositivas pretenden compensar el aumento del mínimo no imponible en el impuesto a las Ganancias (IRPF). Pese a los aumentos, Haddad admite que Brasil perderá el superávit fiscal para fin de año. 

El ministro de Economía de Brasil, Fernando Haddad, anunció un nuevo paquete de aumentos impositivos para compensar los agresivos aumentos del gasto público. Las apuestas online estarán sujetas a un nuevo impuesto interno, aunque aún no se han definido las tasas específicas. Esto incluye formas digitales de casinos y apuestas deportivas, entre muchas otras transacciones.

También se verá gravada la industria de los videojuegos. Entre los juegos electrónicos y las apuestas online, el ministro de Economía afirmó que se concentra un volumen de transacciones equivalente a los US$ 200.000 millones, sobre los cuales el Gobierno pretende incrementar la recaudación fiscal. 

“Reajustamos la tabla IR, y si bien esto tiene una pequeña pérdida impositiva, la tiene. Lo vamos a compensar con la tributación de estos juegos electrónicos que no pagan impuestos, pero le quitan una fortuna al país”, anunció el ministro Fernando Haddad. 

Pero las medidas no apuntan a reducir el déficit fiscal, sino que simplemente se buscará compensar la pérdida de recursos implícita en la actualización del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias para personas físicas (el IRPF brasileño).

El Gobierno elevará el monto no imponible de los R$ 1.903,98 hasta los R$ 2.640, con lo cual se perdería una recaudación estimada en 3.200 millones de reales para el período fiscal 2023. Las pérdidas proyectadas ascienden hasta los 6.000 millones de reales para el año 2024. 

La rebaja impositiva sobre el IRPF no solo no se vio acompañada por una disminución equivalente al gasto público, sino que el techo del mismo se entendió en 145.000 millones de reales (28.000 millones de dólares al tipo de cambio actual). La disciplina fiscal, tan celosamente defendida por la administración anterior, es completamente desarticulada por la nueva gestión de Lula da Silva. 

Haddad respondió a los agresivos aumentos presupuestarios de Lula con anuncios impositivos fuertemente restrictivos, como la aplicación de retenciones para la exportación de petróleo o la vuelta de los impuestos a la mayor parte de los combustibles locales, pero ni con estas medidas se logró compensar el aumento de las erogaciones.

La meta oficial del Gobierno será no superar un déficit primario del 1% del PBI para diciembre de 2023, mientras que hacia diciembre del año 2022 la administración de Jair Bolsonaro dejaba un superávit del 0,59% del PBI, el más grande desde octubre de 2014. 

El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el déficit primario de Brasil aumentará al 0,82% del producto para fin de año, y el déficit financiero total alcanzaría el 7,5% del PBI, el más importante desde 2018 sin considerar el shock por la pandemia en 2020.

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