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El Papa Francisco recibió con una sonrisa al dictador comunista de Cuba: "Me encanta que haya venido"

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Dejando atrás el legado anti-comunista de Juan Pablo II, el Papa Francisco se reunió con el dictador Miguel Díaz-Canel y lejos de dialogar para terminar con la persecución política en su país, le dijo que le encanta su persona.

El Papa Francisco continúa sus relaciones carnales con los peores dictadores comunistas de Latinoamérica, y tras la entrevista que dio con Gato Sylvestre para C5N en marzo de este año, ya no oculta su amor por tiranos como Cristina Kirchner, Evo Morales, Nicolás Maduro o los Castro.

Si bien el Papa Juan Pablo II se reunió en varias ocasiones con dictadores comunistas, como el propio Fidel Castro, el dictador polaco Wojciech Jaruzelski o el soviético Mikhail Gorbachov, siempre lo hizo con un halo de seriedad y con el objetivo de abrir el diálogo para terminar con la persecución católica en sus territorios.

En cambio, la desagradable reunión de Bergoglio con el actual dictador cubano de esta semana tuvo el objetivo contrario: legitimar la persecución comunista y avalar su régimen socialista. El Sumo Pontífice saludó afectuosamente al sanguinario dictador y con una sonrisa lo felicitó por su gobierno.

"Me encanta verlo aquí, me encanta que haya venido" le dijo a Díaz-Canel, quien visitó el Vaticano este martes, para una reunión que se prolongó por casi una hora. El títere de Raúl Castro le agradeció al Papa haber aceptado recibirlo a días de haber salido del hospital.

"Me encanta verlo recuperado. Muchas gracias por arreglar este encuentro", dijo Díaz-Canel tras entrar en el edificio del Aula Pablo VI donde se celebró la reunión. "Bueno a mitad de camino, porque todavía tengo los puntos", dijo entre risas Francisco en referencia a la operación por una hernia abdominal de la que fue dado de alta el pasado viernes.

El dictador le presentó a su esposa, Lis Cuesta Peraza, de la que dijo es "una gran admiradora" del pontífice. "Le quiero mucho, un placer infinito", dijo emocionada la esposa del comunista, a quien Francisco le pidió "que le tirase alguna oración de vez en cuando", según se escucha en el vídeo del encuentro distribuido por el Vaticano.

Una vez sentados en la mesa del despacho del aula Pablo VI, intercambiaron regalos. El Papa le entregó una obra de arte de bronce que representa una paloma portando una rama de olivo, con la inscripción "Sed mensajeros de la paz".

Por su parte, Díaz-Canel le regaló al papa una escultura en plata, bronce y madera, titulada "El Lector", y dos volúmenes de poetas cubanos: "Las miradas perdidas" de Fina García Marruz y "La Luz del imposible" de Cintio Vitier, que dijo eran representantes de "lo mejor de la intelectualidad cubana en aquella época" y que "son dos libros de poemas bellísimos y son libros de valores".

"Sabemos que ha hecho un esfuerzo y se lo agradecemos mucho y siempre lo guardaremos en el corazón", agregó el dictador Díaz-Canel, que después se trasladó a Secretaría de Estado para su reunión con Pietro Parolin, la mano derecha de Francisco.

Lejos quedaron los años en los que la Iglesia Católica defendía a sus seguidores del comunismo ateo en todo el globo. Lejos quedó el precedente que sentó Juan Pablo II, quien se encargó de dialogar personalmente con todos los peores dictadores comunistas del Siglo XX para que desarmen sus estados monolíticos.

Si bien no tuvo éxito con Cuba, la dictadura comunista sobre la Unión Soviética cayó, y así no solo se liberó Rusia, si no que otros países que estaban bajo la dominación comunista, como Polonia, su lugar de nacimiento.

Los historiados coinciden que el rol que cumplió Karol Wojtyla fue fundamental en la Caída del Muro de Berlín, y así lo explica también quien fuera su portavoz, el español Joaquín Navarro Valls, en su último libro "A Passo D’Uomo".

"El comunismo no cayó porque Estados Unidos hubiese ganado la guerra fría o debido a que su escudo antimisiles destruyese las esperanzas bélicas de la gran Rusia, sino porque un hombre religioso, un Papa, un hombre del Este, había unido las conciencias de Oriente y las de Occidente en el altar universal de los derechos humanos", escribe Navarro Valls en su libro.

Hoy, las fuerzas que controlan el Vaticano han cambiado, y en sus encíclicas el Papa Francisco parece querer revertir lo conseguido por sus antecesores. En vez de promover el fin de las dictaduras comunistas en Latinoamérica, el actual Santo Padre despotrica contra el capitalismo y enaltece los preceptos del socialismo.

Cuba

Masivas protestas contra la dictadura comunista en Cuba: En medio de la escasez de alimentos y los apagones, los cubanos salen a las calles

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Cuba enfrenta una de las peores crisis de su historia con apagones, escasez de alimentos y protestas. La población exige cambios y la dictadura de Miguel Díaz-Canel reprime.

Desde el estallido de la pandemia, China atraviesa una dura crisis económica. Las interminables cuarentenas en el gigante asiático derrumbaron la economía y obligaron al dictador Xi Jinping a empezar a restringir las ayudas a otros países comunistas a lo largo de todo el mundo.

En la volteada cayó Cuba, cuya economía es inexistente y el abastecimiento de todos sus bienes y servicios dependen exclusivamente de la ayuda de otros países, principalmente de China. Entre 2020 y la fecha, Cuba atraviesa una crisis idéntica a la que sufrió cuando colapsó la Unión Soviética, la otra gran potencia que sostenía su economía en los 90s.

En este contexto, el régimen cubano atraviesa la total escasez de alimentos básicos, lo que llevó a que se vea obligado a recurrir de manera urgente a las Naciones Unidas para solicitar a través del Programa Mundial de Alimentos el envío de 144 toneladas métricas de leche en polvo a la isla.

Desde la Revolución hasta la actualidad, siempre Cuba ha tenido etapas sin comida ni bienes básicos. Sin embargo, resulta de vital importancia enfatizar que es la primera vez que la dictadura solicita alimentos a la ONU, lo que evidencia la gravedad de la crisis. En este momento, la comunidad internacional se encuentra pagando los platos rotos de las nefastas políticas cubanas.

Los problemas se han agudizado en los últimos días, con apagones masivos de electricidad que han durado hasta 13 horas diarias. Adicionalmente, el régimen ha optado por realizar cortes totales en los servicios de internet y de comunicación, con el fin de impedir la difusión de información sobre la situación atraviesa la isla.

Por otra parte, la escasez de alimentos y agua continúan sin solución. Y la falta de combustibles ha provocado un aumento de su precio cercano al 500% en febrero, lo cual agudiza aún más la crisis. La problemática económica es total, lo que vuelve a poner de manifiesto el fracaso de la aplicación de políticas socialistas.

Como consecuencia de estos eventos, la sociedad cubana se ha levantado en protestas masivas, mostrando una vez más su descontento y desconformidad con el régimen. Se han utilizado consignas como “corriente y comida” y se han gritado frases como “¡tenemos hambre!”.

En este sentido, las imágenes y videos de las más marchas se han difundido ampliamente a través de las redes sociales, dotando de una mayor visibilidad a las demandas: cientos de personas unidas en distintos puntos del país, luchando para que su situación económica mejore.

Como en toda dictadura, el régimen intenta tapar la situación y no hablar del tema. Hasta el momento, la única respuesta que obtuvo la población fue por parte de la Secretaria del Partido Comunista en la provincia de Santiago, quien, en una situación un tanto peculiar, subió a la azotea de una casa para prometer a los manifestantes la pronta llegada de arroz, azúcar y leche.

En pleno descenso a la edad de piedra, el dictador Diaz-Canel ha ordenado la represión de las manifestaciones e incluso la realización de detenciones arbitrarias, medidas que seguramente vayan en aumento si las protestas continúan.

Por otro lado, la confrontación está al orden del día. Diaz-Canel, mediante un comunicado por X, expresó que no se cansarán de “pelear contra el #BloqueGenocida ni de explicarle al pueblo las causas de los problemas”.

En dicho comunicado, como de costumbre, vuelven a amparase en la excusa del bloqueo estadounidense, el cual, por definición, es un embargo y que verdaderamente no puede explicar la multiplicidad de problemas extremos que se viven en la isla.

Además, como señala Juan Ramon Rallo, si esto fuera cierto “¿no es el mayor reconocimiento posible a la tesis de que el libre comercio enriquece?” Si dicen que son pobres por la falta de libre comercio, ¿no están admitiendo que su modelo socialista no funciona?

Como si esto fuera poco, la hipocresía del gobierno escala a tal nivel que, a modo de solución de la problemática, la Cancillería cubana convocó al encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos en La Habana para “protestar por la conducta injerencista de su gobierno”.

La situación futura es incierta. Quizás estos levantamientos sean nuevamente un zumbido en la larga historia de una dictadura que llegó hace siete décadas y no está cerca de dejar de serlo. O, por el contrario, tal vez estos eventos representan verdaderamente el primer paso hacia un cambio profundo y verdadero que se avecina en la isla.


Por Frank Maier, para La Derecha Diario.

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Cuba

Miseria comunista en Cuba: La dictadura estableció apagones programados de hasta 12 horas por día mientras crece el desabastecimiento

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La economía comunista de la isla experimenta un nuevo e histórico declive como no se veía desde la caída de la Unión Soviética en la década de 1990. El país sufre de escasez de alimentos, electricidad y combustible, mientras que la inflación es la más alta de los últimos años.

El modelo económico socialista que impera en Cuba atraviesa una nueva fase de colapso, similar a la que aconteció durante el “período especial” en la década de 1990. La dictadura de Miguel Díaz-Canel dejó de publicar estadísticas sobre la evolución del PBI trimestral, pero las consecuencias de la crisis ya son imposibles de ocultar.

La isla-cárcel sufre la crisis energética más aguda de los últimos 30 años. Los servicios de producción y distribución eléctrica a cargo del Gobierno se encuentran en un estado verdaderamente deplorable, tras acumular años de descapitalización.

La dictadura estableció apagones programados a lo largo y ancho de la isla, con una duración que oscila entre las 6 y las 12 horas por día. La represión del consumo eléctrico fue la única respuesta que encontró el régimen para tratar de contener la dramática escasez de energía.

Asimismo, se tomó la decisión de quitar la energía a por lo menos el 74% del alumbrado público en todo el país, convirtiendo a Cuba en un espectáculo grotesco a los ojos de los ciudadanos. La producción energética del Estado sufrió un fuerte colapso, y ya no es capaz de poder abastecer exitosamente a la demanda interna.

La compañía estatal cubana Unión Eléctrica (UNE) anunció apagones simultáneos sobre el 32% del territorio de la isla, principalmente focalizados en el horario de tarde-noche debido a que en esta franja la demanda eléctrica aumenta estacionalmente.

Paralelamente, el recrudecimiento de la inflación y la represión cambiaria provocaron efectos corrosivos sobre el acceso al comercio exterior. La importación de combustible durante los primeros meses de 2024 fue de tan solo un 46% de lo que estaba previsto. 

El estricto control sobre la entrada y salida de divisas (cepo cambiario), y el descomunal desequilibrio monetario al que incurrió el régimen, llevaron a la escasez de divisas y por lo tanto a la anemia de las importaciones.

Paralelamente, la crisis alimentaria se abre paso a medida que el sistema económico socialista se desmorona. La dictadura debió admitir públicamente la escasez de harina para elaborar una serie de productos de la canasta básica alimentaria, y esta situación se extiende a una amplia gama de productos.

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Cuba

Cuba lanza el ajuste más grande de su historia, con aumentos de hasta 200%: "Ajustar no es neoliberal"

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El Gobierno comunista también decretó un violento recorte sobre los subsidios universales a la canasta básica, por lo que miles de familias dejarán de acceder tan siquiera a una mínima gama de productos para sobrevivir.

La dictadura comunista de Miguel Díaz-Canel volvió a implementar un severo ajuste salvaje contra la población, en un intento desesperado por sostener un sistema económico que se encuentra ampliamente agotado

Las finanzas públicas se desequilibraron completamente en los últimos años, y la única fuente de financiamiento fue la emisión de pesos sin respaldo. Dentro del régimen socialista, en donde los precios son severamente reprimidos, esto condujo a una situación de desabastecimiento en bienes y servicios básicos a lo largo de toda la isla.

La dictadura resolvió un aumento del 25% sobre las tarifas de electricidad (principalmente sobre el sector residencial) y sobre el precio de los combustibles. Asimismo, las tarifas de distribución de agua tendrán un aumento del 200%, por lo que el costo de este servicio se verá triplicado para la amplia mayoría de los hogares en el país.

De no afrontar estos aumentos, el sobrante monetario habría conducido a la desaparición total de estos servicios. Pero las drásticas subas solamente ralentizan o postergan los problemas hacia adelante, ya que las causas detrás del sobrante monetario siguen inalteradas. 

El Gobierno mantiene una estructura de gastos verdaderamente colosal, que alcanzan a superar el 60% del PBI. Al mismo tiempo, se estima que el déficit presupuestario para el año 2023 habría superado el 15% de PBI, y constituye un récord como no se veía desde la pandemia en 2020 o durante el “período especial” que le siguió a la caída de la Unión Soviética.

Díaz-Canel resolvió una fuerte quita de subsidios para la canasta básica de alimentos. Este es un medio indispensable para que miles de familias puedan comer en la isla, ya que los precios “oficiales” en las tiendas del Estado reflejan góndolas vacías, y para acceder a una cantidad adecuada de insumos y alimentos es necesario comprar en el mercado negro a precios exorbitantes.

La izquierda trotskista en Argentina cuestionó severamente al ajuste fiscal emprendido por el Presidente Javier Milei (un camino convalidado por la voluntad popular), pero el ajuste de Milei contempló una fuerte expansión de las partidas sociales y de los subsidios alimentarios para los estratos más humildes de la población.

Muy por el contrario, el ajuste que lleva adelante el socialismo en Cuba se deposita completamente sobre el esfuerzo de los sectores más vulnerables, despojándolos de alimentos básicos para la subsistencia y sometiendolos a fuertes actualizaciones tarifarias que no garantizan el fin del desabastecimiento por mucho tiempo.

La crisis económica es tan intensa que el régimen dejó de publicar estadísticas oficiales trimestrales sobre la evolución del PBI a partir de junio del año pasado. La tasa de inflación interanual ronda el 30%, los precios suben a razón del 2% por mes, y la brecha cambiaria entre el dólar paralelo y el CUP oficial supera el 127%.

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