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El Salvador

Con una supermayoría en el Parlamento de El Salvador, el partido de Bukele destituyó al Fiscal General y a jueces de la Corte Suprema acusados de corrupción

La nueva Asamblea Legislativa controlada por el partido del presidente Nayib Bukele destituyó este sábado a cinco magistrados de la Corte Suprema y al Fiscal General del país luego de acusaciones de corrupción y de pertenecer al crimen organizado

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Este sábado, los nuevos diputados de la Asamblea Legislativa de El Salvador tomaron posesión de sus cargos, casi dos meses después de los comicios legislativos que le dieron un masivo triunfo a Nuevas Ideas, el partido del presidente Nayib Bukele.

Junto a su aliado, el partido GANA, obtuvieron el control del parlamento, con una supermayoría de 61 de los 84 escaños

Tras la elección de la nueva junta directiva, la cual será liderada por Nuevas Ideas, la diputada bukelista y vicepresidente de la Asamblea, Suecy Callejas presentó una moción para destituir a los cinco magistrados de la Sala Constitucional, acusados de corrupción y de haber tomado medidas inconstitucionales.

Según Bukele, una importante razón de las destituciones son las recientes decisiones que han tomado en relación a la gestión de la pandemia, como por ejemplo la declaración de inconstitucionalidad de varios decretos ejecutivos, acciones que han sido catalogadas por el oficialismo como peligrosas, autoritarias y antipopulares.

"La Sala de lo Constitucional actuó de forma ilegal durante pandemia del COVID-19, tergiversando la Constitución a través de sentencias de inconstitucionalidad. Los magistrados fallaron en favor de la actividad lucrativa de las empresas, dejando en segundo plano la vida humana, a pesar de ser este el derecho fundamental del cual emanan el resto de derechos constitucionales", se expresa en el documento.

La Sala de lo Constitucional también puso freno a muchas de las medidas que tomó Bukele en el combate contra la inseguridad y reformas policiales, reformas también muy resistidas por el antiguo Congreso, dominado por ARENA y el FLMN.

La destitución fue finalmente aprobada con 64 votos, que incluyen el respaldo de los partidos Demócrata Cristiano (PDC, 1 voto), y Concertación Nacional (PCN, 2 votos). Ambos partidos habían actuado como opositores durante la pasada legislatura. 

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Tras la aprobación de esta medida, los cinco magistrados propietarios de la Sala de lo Constitucional: José Pineda Navas, Aldo Cáder Camilot, Carlos Avilés Velásquez, Carlos Sánchez Escobar y Marina de Jesús Marenco de Torrento, trataron de defender sus puestos declarando ilegal su destitución, algo totalmente incorrecto ya que Bukele tiene la mayoría en el Poder Legislativo para hacerlo

En la resolución emitida, los magistrados señalan que existe una “marcada intención” de suprimir los controles del Judicial hacia el Ejecutivo y el Legislativo. A su vez, indicaron que la medida atenta contra la forma de gobierno republicana.

La opositora Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), dominada por la corrupción, incluso llego a calificar este acto como "un Golpe de Estado".

A nivel internacional, el congresista demócrata, Albio Sires, le exigió a Joe Biden que intervenga en esta situación y sancione a Bukele o que disminuya las ayudas al pueblo salvadoreño como multa.

"Es un abuso del poder, un acto ilegal de venganza, y un gran paso hacia el autoritarismo", aseveró, a pesar de que él en Estados Unidos apoya la intervención de la Corte Suprema que planteó la vicepresidente Kamala Harris.

En respuesta a esta y otras acusaciones de la comunidad internacional, el presidente Nayib Bukele exigió el cese a la intervención en asuntos internos de la política salvadoreña, y mostró su disposición para mantener las relaciones diplomáticas y comerciales. 

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El partido de Bukele no frenó ahí, y también presentó una moción para la destitución del actual Fiscal General de la República, Raúl Melara, electo en 2018 por 83 de 84 miembros de la anterior Asamblea Legislativa, siendo un claro ejemplo de un agente del establishment de la clase política salvadoreña que ha perdido el poder.

Melara fue señalado por ser uno de los cerebros del presunto fraude electoral de la última elección, que evitó que ARENA se quede fuera del Congreso.

Además, Melara fue uno de los financistas del conservador ARENA en 2014, uno de los partidos tradicionales que gobernó al país de forma ininterrumpida desde 1989 hasta el 2009, y que es uno de los partidos más corruptos de la historia del país.

Esto último atenta contra los artículos 192 y 167 de la Constitución salvadoreña, los cuales señalan que los funcionarios de segundo grado no pueden tener vínculos materiales con partidos políticos, por lo que los diputados procedieron a su destitución inmediata, aprobando la iniciativa con 64 votos. 

Está comprobado que el actual Fiscal General de la República Raúl Melara no puede representar a la sociedad ni al Estado Salvadoreño. Es imprescindible que el pueblo salvadoreño sepa que es obligación del fiscal general de la República defender los derechos de los ciudadanos. Un fiscal no partidario es lo que este país necesita”, expresó la diputada de Nuevas Ideas, Alexia Rivas.

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Este domingo, las críticas contra el país se intensificaron a nivel internacional, incluso con un llamado del Secretario de Estado de Biden, Anthony Blinken, a Bukele para que vaya para atrás con su decisión.

Entre otros de los que presionaron al presidente salvadoreño fueron los miembros de la "oposición" venezolana. A través de su cuenta de Twitter, el Comisionado Presidencial para las Relaciones Exteriores de Venezuela, designado por Juan Guaidó, Julio Borges, se mostró "preocupado" por la medida de la Asamblea. 

El mandatario salvadoreño respondió a este cuestionamiento, exigiéndole a Borges que admita la verdadera estrategia de la "oposición": negociar con el régimen chavista para mantener intacto su esquema en el Poder Judicial venezolano y asegurarles impunidad.

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El Salvador

Haití colapsa: Un líder narco toma control del país y Bukele se ofrece a "arreglar" el problema si la ONU habilita a El Salvador

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El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se ofrece a combatir al narco en Haití, y asegura que está en condiciones de contener la violencia en Haití: “Podemos arreglarlo”.

Tras el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, el 7 de julio del 2021, el país ha colapsado ante bandas narcos y pandillas criminales que han diezmado el Estado de Derecho, y dejado al presidente interino, Ariel Henry, prácticamente sin poder.

La situación se volvió crítica cuando, el fin de semana pasado, unos 4.500 presos lograron escaparse de la principal cárcel de Puerto Príncipe y se levantaron en armas contra el Gobierno, que dificultosamente había logrado encarcelarlos uno por uno en los últimos tres años.

El presidente Henry está desaparecido. No se tiene conocimiento si está en el país o se ha exiliado. Viajó el martes pasado a Puerto Rico, y se cree que nunca más regresó al país, dejando todo en manos de su ministro del Interior.

Mientras tanto, Jimmy Chérizier, alias ‘Barbecue‘, el líder criminal más importante del país, ha tomado control operativo de Haití, incluso asediando el Palacio Nacional, que se encuentra sitiado en estos momentos.

"Si Ariel Henry no dimite, si la comunidad internacional sigue apoyando a Ariel Henry, nos llevará directamente a una guerra civil que acabará en genocidio", afirmó Barbecue, quien lidera la poderosa Pandilla G9.

Barbecue ha logrado unificar a pandillas rivales con el objetivo de deponer al actual gobierno, e instalar un narcoestado como ocurrió en Colombia en la década de los años 80s.

Jimmy Chérizier, líder de la alianza de pandillas "G9″, acompañado por miembros de pandillas después de una conferencia de prensa Puerto Príncipe, Haití, el 5 de marzo de 2024.

Bukele se ofrece a intervenir

En un anuncio sin precedentes, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha asegurado que podría arreglar el aumento de violencia que se está viviendo en Haití si la ONU le permitiera intervenir en el país con sus Fuerzas Armadas.

"Podemos arreglarlo", ha escrito el mandatario en su cuenta de la red social X, respondiendo a una publicación que muestra la dura situación de Haití. "Pero necesitaremos una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, el consentimiento del país anfitrión y todos los gastos de la misión que cubrir", explicó.

Bukele asumió en El Salvador en una situación similar a la que transcurre hoy la República de Haití. Cuando tomó control del país centroamericano, los maras controlaban varias de las principales ciudades salvadoreñas.

Pero poco a poco, con el Plan de Control Territorial, Bukele empleó tanto a las Fuerzas de Seguridad como a las Fuerzas Armadas para ir recuperando terreno, y en tan solo dos años, reinstituyó el Estado de Derecho a lo largo y ancho del país.

La propuesta de Bukele es polémica porque implicaría que se permita el ingreso de una fuerza extranjera a Haití, pero el país que ha sido azotado por catástrofes naturales, y también por el socialismo, el narco y el crímen organizado, necesita desesperadamente de una fuerza con valentía para reestablecer el orden.

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El Salvador

La izquierda en El Salvador se queda completamente afuera del Parlamento por primera vez desde el regreso a la democracia

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El partido FMLN, que surgió de la guerrilla comunista y que dominó la política salvadoreña de los últimos 30 años, se quedó con cero bancas en la Asamblea Legislativa de El Salvador. El partido de Bukele se quedó con 54 de las 60 bancas.

Las elecciones presidenciales del pasado 4 de febrero dieron un masivo triunfo por más del 86% al presidente Nayib Bukele, pero esa no fue la única victoria del oficialismo. En las legislativas, el partido Nuevas Ideas, obtuvo más del 60% de los votos y dejó completamente afuera del Parlamento a la izquierda.

Mientras que el partido de Bukele se quedó con 54 de las 60 bancas de la Asamblea Legislativa, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), partido que nació a partir de la antigua guerrilla izquierdista que protagonizó la guerra civil entre 1980 y 1992, se quedó con cero bancas.

El FMLN es el partido más importante de El Salvador desde la vuelta a la democracia, habiendo gobernado en múltiples ocasiones en los últimos 30 años, y habiendo dominado el Congreso en los últimos diez.

Sin embargo, esta vez se quedó completamente sin representación. La oposición quedó únicamente en manos del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), de centroderecha y anti-Bukele, que obtuvo solo 2 bancas, y del partido centrista liberal VAMOS, con 1.

Completan las 60 bancas, el Partido de Concertación Nacional (PCN), de centroderecha y aliados de Bukele, con otras 2 bancas, y el Partido Demócrata Cristiano (PDC), con 1 banca.

El fin de la política tradicional

ARENA y el FMLN dominaron la política salvadoreña entre 1989 y 2019, cuando llegó Bukele a la presidencia. En comparación a esa elección, perdieron más de 800.000 votos, más de 30 puntos del padrón electoral.

Ambos partidos se han visto envueltos en una serie de escándalos de corrupción, y sus principales líderes han sido vinculados al narcotráfico, por lo que perdieron la confianza del electorado, tanto de izquierda como de derecha.

En el caso de Arena, su primer expresidente, Alfredo Cristiani, quien gobernó el país entre 1989 y 1994, enfrenta un proceso por lavado de dinero. Por su parte, el expresidente Antonio Saca fue condenado a 10 años de cárcel por una serie de actos de corrupción durante su gobierno entre 2004 y 2009.

En el caso del FMLN, los expresidentes Mauricio Funes, quien gobernó entre 2009 y 2014, y Salvador Sánchez Cerén, que ocupó la presidencia entre 2014 y 2019, enfrentan una serie de procesos por corrupción durante sus gobiernos.

Ambos ex mandatarios se asilaron en Nicaragua y son protegidos por el dictador comunista Daniel Ortega, quien les otorgó la nacionalidad nicaragüense de manera exprés para impedir que fueran extraditados, y se mantienen allí escondidos de la policía salvadoreña.

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Economía

Bukele arrasa en las elecciones y anuncia un pronto acuerdo con el FMI: Los bonos salvadoreños se disparan 

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La victoria del reformismo en El Salvador provocó un verdadero clima de euforia entre los mercados. El Gobierno de la derecha ganó las elecciones después de una histórica rebaja de la tasa de delincuencia y una exitosa estabilización económica luego del shock que provocó la pandemia.

El Presidente Nayib Bukele logró imponerse en los comicios electorales con casi el 83% de los votos, consumando así una aplastante victoria que enterró a la extrema izquierda nucleada en el FMLN. Este triunfo histórico despertó un gran interés en los mercados, que percibieron la continuidad del modelo económico de Bukele como una oportunidad de inversión.

El Presidente prometió continuar por el camino de la liberalización de la economía, la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico, y recientemente anunció un inminente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para fortalecer la posición financiera del país y garantizar el cronograma de pagos trazado con los acreedores privados.

Los bonos salvadoreños con vencimientos a 2052 se dispararon descomunalmente, pasando de los 5,7 centavos de dólar a más de 86 en las últimas dos semanas. Los bonos con vencimientos a 2025 se dispararon un 30%, los que vencen en 2027 subieron un 59%, y los que vencen en 2029 llegaron a repuntar no menos de un 66% respectivamente.

Las calificadoras de riesgo S&P Global Ratings y Fitch Ratings mejoraron la posición de El Salvador dentro de su ranking internacional, volviendo al país un destino más seguro para la inversión privada. La agencia Bloomberg concluyó que Bukele se habría ganado la confianza de los mercados, como no lo lograba ningún presidente de ese país en años.

La seguridad jurídica y la estabilidad macroeconómica son aspectos fundamentales para el desarrollo de un país, y antes de la llegada de Bukele El Salvador mantenía serios problemas desde ambos puntos de vista.

El Gobierno salvadoreño apostó por la liberalización de las fuerzas productivas y permitió una drástica rebaja de impuestos en el sector de la tecnología, eliminado recargos por ganancias de capital, IVA, aranceles de importación, etc. Todo esto potenció notablemente el desarrollo del desarrollo IA, y la fabricación de hardware de computación.

Paralelamente se llevó a cabo un programa de saneamiento fiscal, que normalizó los niveles del gasto público (volviendo al 27% del PBI que mantenía antes de la pandemia), y reduciendo enormemente el aparato burocrático. La cantidad de alcaldías por cada uno de estos renombrados distritos se reducirá de 262 a 44, y el número de diputados en el Congreso salvadoreño se redujera de 84 a 60.

La histórica reducción de la tasa de delincuencia potenció el crecimiento económico y apuntaló la seguridad jurídica del país. Esto fue reconocido nada menos que por el FMI, que resumió la cuestión con las siguientes palabras: “Desde marzo de 2022, la reducción sin precedentes de la delincuencia y las fuertes remesas e ingresos por turismo han contribuido a la sólida dinámica de la actividad y la inversión”.

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