
¿Puede un país, dominado por el narco, ser sede de un Mundial? Rumbo al 2026 con dudas
Si la violencia continúa, la FIFA podría replantear la sede mexicana. No sería una sorpresa porque ha pasado antes.
Estamos a prácticamente a un año del inicio del mundial que se celebrará en Estados Unidos, Canadá y México. Recuerdo cuando yo era más joven y el año previo al mundial había una gran celebración. En ese entonces existía la Copa Confederaciones, un torneo entre selecciones que se jugaba un año antes del mundial en el país sede. Ese año previo; al mundial de Brasil, al mundial de Rusia, incluso el año previo a Catar 2022, donde ya había desaparecido la competición, fue muy futbolero.
Este año, contrasta abismalmente con aquellas tardes de amigos o familiares viendo un partido. La pregunta no es si los estadios estarán listos, sino si el país lo estará. ¿Puede un país con miles de desaparecidos, carreteras tomadas por el narco y un gobierno acusado de pactar con criminales, albergar el evento deportivo más visto del planeta? Aquí lo discutiremos. A bozal quitado.

Contexto: Una nación tomada por el crimen.
En los últimos años, México ha sido escenario de atrocidades difíciles de ignorar, eso es verdad. Más de 100 mil personas están desaparecidas, según cifras oficiales. Muchas de ellas fueron víctimas del crimen organizado, sin respuesta ni justicia del Estado.
Existen regiones controladas totalmente por cárteles, según el propio gobierno de los Estados Unidos. Son territorios sin ley, donde operan campos de exterminio, hay fosas clandestinas, existe el cobro de piso, extorsión y secuestros. Desde Guerrero hasta Tamaulipas, los grupos armados imponen su ley. Controlan carreteras, cobran “derecho de paso”, obligan a pobladores a unirse a sus filas.
Todo esto ocurre mientras el gobierno de Morena omite abiertamente enfrentarlos y perseguir a los políticos que tengan nexos con ellos. Una estrategia que, lejos de pacificar, fortaleció a los cárteles. No es de soprender porque les llaman el "narcopartido".
Ante este panorama, viene la siguiente cuestión: si ni los mexicanos estamos seguros en nuestro propio país, ¿que nos hace pensar que los turistas podrían estar seguros? Vamos al siguiente segmento.

¿Y los turistas?
De los 80 partidos, la mayoría se jugarán en Estados Unidos, mientras que en México se jugarán 10 partidos de selecciones potencialmente diferentes. México es un lugar que llama la atención por su belleza y miles de visitantes vendrán en 2026.
Vendrán de Europa, Asia, Sudamérica y yo me pregunto... ¿Saben ellos lo que pasa en nuestras calles? ¿Saben que en muchos estados no puedes salir de noche sin arriesgar la vida? ¿Que hay rutas tomadas por delincuentes? ¿Que el cobro de piso llega hasta los vendedores ambulantes? Preguntas serias.
Un estudio reciente del U.S. Department of State clasificó a varios estados mexicanos como zonas de riesgo extremo para turistas. Tamaulipas, Zacatecas, Guerrero y Sinaloa aparecen como lugares a evitar completamente. Incluso en ciudades turísticas como Cancún o Acapulco, los cárteles ya operan con total impunidad.
En 2022, una trifulca en el estadio de Querétaro terminó con más de 20 personas gravemente heridas. Imágenes brutales circularon por redes sociales. Fue un punto de inflexión. La FIFA se alarmó. Y aunque México conservó su sede, el mensaje fue claro: no tolerarán más violencia. Entonces la pregunta siguiente es; ¿existe la posibilidad de que la FIFA tome la decisión de quitarle el mundial a México? Echémos un vistazo.
La FIFA no es ajena a estas decisiones
La FIFA ha retirado sedes a países por temas de seguridad o conflictos políticos. En 2023, Indonesia perdió la sede del Mundial Sub-20 por razones diplomáticas. En 1986, Colombia tuvo que renunciar al Mundial por razones económicas y sociales.
¿Puede ocurrir algo similar con México? Sí. Y cada semana que pasa, la realidad se vuelve más incómoda para los organizadores, es obvio. Lo que era una fiesta del deporte, podría convertirse en una pesadilla logística y diplomática.

¿Y si la sede cambia?
Si la violencia continúa, la FIFA podría replantear la sede mexicana. No sería una sorpresa. Estados Unidos y Canadá, coanfitriones del evento, podrían absorber los partidos asignados a México. Ya existen estadios, infraestructura y seguridad. México, en cambio, ofrece incertidumbre, sangre y simulación.
¿Queremos eso? ¿Queremos perder el Mundial por no enfrentar la realidad? ¿Por seguir defendiendo una falsa narrativa de paz?
La urgencia de cambiar el rumbo
No basta con tener estadios bonitos. Necesitamos seguridad, Estado de derecho y autoridades con integridad. Si el gobierno no actúa, el costo será altísimo. No solo perderemos el Mundial. Perderemos nuestra imagen, nuestra dignidad y, quizá, la oportunidad de demostrar que México es mucho más que narcos y fosas.
El balón está en la cancha del gobierno. Y hasta ahora, lo está pateando en dirección equivocada.
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