
Del hielo a las obras públicas: Pemex otorga contratos millonarios a empresa fantasma
Una empresa sin experiencia recibe más de 740 millones de pesos en adjudicaciones directas bajo el amparo de la 4T
Petróleos Mexicanos(Pemex) adjudicó contratos por más de 740 millones de pesos a CLR y Asociados, una empresa tabasqueña prácticamente desconocida. Carece de trayectoria en el sector energético y no tiene antecedentes en infraestructura pesada.
En 2022, la compañía recibió 62.8 millones de pesos para proveer bolsas de hielo en instalaciones de Tabasco y Chiapas. En 2024, se le asignaron 508 millones más para suministrar grava, arena y arcilla en campos petroleros.
Ambos contratos se otorgaron de manera directa, sin licitación ni competencia. La justificación fue una supuesta "necesidad climática". CLR y Asociados opera desde un inmueble deteriorado en Villahermosa y no reporta contratos previos con otras dependencias públicas.
El meteórico ascenso de esta empresa bajo el régimen de Morena evidencia que la 4T ha perfeccionado el modelo de empresas fantasma para desviar recursos públicos. Lejos de ser rescatada, Pemex ha sido convertida en caja chica del oficialismo.
Adjudicaciones a modo bajo el disfraz de “austeridad”
La entrega directa de contratos a empresas sin experiencia ya no es una excepción: es la nueva regla bajo Morena. La excusa de la "urgencia" ha sustituido los procesos de transparencia, encubriendo prácticas de favoritismo político.
Mientras se presume una "austeridad republicana", Pemex opera como botín político. Los operadores del régimen son premiados con contratos millonarios, disfrazados de "necesidades operativas". La justificación para el suministro de hielo fue la hidratación de trabajadores en clima extremo.
Bajo ese mismo esquema, CLR y Asociados fue encargada de obras de rehabilitación de caminos petroleros, pese a no contar con experiencia técnica alguna en construcción.
Corrupción blindada por el discurso de Sheinbaum
Aunque los contratos comenzaron bajo el mandato de Andrés Manuel López Obrador, la actual administración de Claudia Sheinbaum no solo los mantiene, sino que los consolida. No hay auditorías serias ni consecuencias. El silencio del gobierno federal confirma que la corrupción no se combate, se institucionaliza.
El discurso de "transformación" es una fachada que encubre prácticas antiguas con nuevo ropaje. Opacidad, amiguismo y clientelismo son ahora parte del nuevo régimen, reforzados por un aparato propagandístico que vende una falsa narrativa de cambio.
Lejos de erradicar el viejo sistema, la 4T lo heredó, lo perfeccionó y lo blindó con estructuras narrativas e institucionales que garantizan impunidad.
Cada contrato directo, cada adjudicación opaca, cada omisión deliberada es una prueba del verdadero legado de este régimen: el saqueo no terminó en 2018. Solo cambió de manos y se oficializó como política de Estado.
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