
CJNG y Los Viagras desataron el terror en Apatzingán con drones y vehículos blindados
El crimen organizado atacó comunidades en Michoacán, utilizando explosivos y armamento pesado
Ataques coordinados en Tierra Caliente dejan a la población indefensa
Con drones cargados de explosivos y vehículos blindados, atacaron las comunidades de El Alcalde y El Guayabo en Apatzingán. Las balaceras y detonaciones se extendieron por días, sembrando el terror entre los habitantes.

Los grupos criminales aprovecharon la falta de presencia de fuerzas del orden para fortalecer su control en la zona. La población quedó prácticamente tomada, sin que las fuerzas de seguridad pudieran intervenir a tiempo.
Familias desplazadas: el costo de la inacción del gobierno
Cientos de familias abandonaron sus hogares, dejando todo atrás para salvar sus vidas. Los caminos fueron bloqueados por los cárteles, dificultando la salida de los habitantes. Las autoridades no han ofrecido protección ni han garantizado condiciones para su regreso.
Los desplazados han denunciado que sus viviendas han sido saqueadas y ocupadas por criminales. El crimen organizado controla los accesos a las comunidades, impidiendo que la gente vuelva. La crisis humanitaria sigue creciendo sin una respuesta clara del gobierno.

El Ejército intentó responder, pero el CJNG sigue imponiendo su ley
Cuando la Guardia Nacional y el Ejército intentaron recuperar el control, fueron emboscados. Cinco sicarios fueron detenidos, pero el CJNG sigue operando con total impunidad. Las carreteras se llenaron de bloqueos y vehículos incendiados, paralizando la región.
Los habitantes han exigido mayor presencia de las fuerzas federales, pero el gobierno sigue sin respuesta. El comercio y la vida cotidiana quedaron suspendidos, mientras la violencia sigue escalando. Las extorsiones han aumentado y comerciantes han sido obligados a pagar cuotas al crimen organizado.
El gobierno sigue cediendo territorio al crimen organizado
Cada día, el CJNG gana más territorio, mientras el gobierno sigue sin respuestas reales. Los ciudadanos viven en el miedo, sin apoyo ni protección de las autoridades. La violencia en Michoacán es una prueba más del fracaso de la estrategia de seguridad.
El crimen organizado ya no solo desafía al Estado, lo está reemplazando. El problema no es solo Apatzingán, sino toda la región de Tierra Caliente, donde los cárteles han establecido su poder. Mientras el gobierno sigue prometiendo soluciones, los criminales continúan avanzando y fortaleciendo su estructura.
Las ejecuciones y desapariciones siguen en aumento, con colectivos de búsqueda denunciando la impunidad. El CJNG y Los Viagras han impuesto su ley, exigiendo cuotas a los productores de limón y aguacate, quienes trabajan bajo amenazas constantes.
Las estrategias de seguridad han sido ineficaces, permitiendo que los cárteles expandan su control sin oposición. Los ciudadanos se enfrentan a una realidad donde el Estado es inexistente y los grupos criminales toman el poder.
El panorama en Michoacán sigue empeorando, con un gobierno ausente y un crimen organizado cada vez más fortalecido. Las autoridades han sido rebasadas por la violencia y la impunidad sigue siendo la norma.
El crimen organizado sigue creciendo, mientras los ciudadanos se convierten en las principales víctimas de un Estado fallido. Michoacán se ha convertido en un territorio sin ley, donde el crimen avanza sin que nadie lo detenga.
Más noticias: