Estados Unidos
El FBI declaró ante el Congreso que está investigando a Biden por aceptar un soborno de US$ 10 millones de una empresa ucraniana
La familia del crimen de los Biden cada vez más cerca de quedar expuestos. Esta vez, el FBI tuvo que admitir en documentos oficiales presentados al Congreso que tienen evidencia de que Biden aceptó sobornos de la empresa Burisma.

La semana que pasó quedará en la historia luego de que el gobierno de Joe Biden, através del Fiscal General Merrick Garland, pidiera la detención y el arresto del ex presidente Donald Trump, la primera vez que un ex mandatario es acusado de delitos federales ante la Justicia.
También se trata de la primera vez que un presidente en funciones ordena investigar a su principal rival político de cara a unas elecciones, y pone en funcionamiento todos los poderes del Departamento de Justicia para procesar al candidato que lidera las encuestas a un año de los comicios.
Sin embargo, mientras se presentaban los cargos, la semana pasada hubo otra historia que sacudió el escenario político norteamericano, una que los demócratas están trabajando horas extras para barrer debajo de la alfombra.
El jueves, tras un pedido de los republicanos del Comité de Supervisión de la Cámara, el FBI entregó al Congreso un documento que revela el testimonio de un informante ‘confiable’ y ‘altamente creíble’, que alega que el presidente Joe Biden está vinculado a un ‘esquema de soborno criminal’ relacionado con la empresa de gas más grande de Ucrania, Burisma.
Los lectores de La Derecha Diario recordarán bien a Burisma, dado que se trata de la empresa ucraniana que, mientras Joe Biden era vicepresidente de Obama, colocó a su hijo, Hunter Biden, en su Junta de Directores, a pesar de que no tenía ninguna experiencia en el sector.
Según correos electrónicos filtrados de la Laptop de Hunter Biden, el hijo presidencial fue otorgado esa silla para que le diera acceso preferencial a los ucranianos a la Casa Blanca, en un esquema de tráfico de influencias que el FBI está investigando desde el 2020.
Pero ahora, gracias a los congresistas republicanos, el público tiene confirmación que Joe Biden también estaría implicado en esta causa, y no solamente su hijo. En un documento cuidadosamente guardado por el FBI para que no saliera al público, se revelan acusaciones de que el oligarca ucraniano, Mykola Zlochevsky, propietario de Burisma, pagó a Hunter y a otro miembro no identificado de la familia Biden US$ 5 millones de dólares cada uno por su ayuda para socavar una investigación de corrupción de su compañía.
Según este testigo clave que declaró ante el FBI y cuyo nombre se mantiene en anonimato para no poner en riesgo su vida, el otro miembro no identificado, que en los correos filtrados se lo nombra como “the big guy” (el hombre grande), sería nada más y nada menos que el propio Joe Biden.
Este soborno no solo fue entregado, si no que el propio Joe Biden actuó en consecuencia. En 2016, poco después de que se registrara dicho pago, Biden viajó a Ucrania y logró que el gobierno de aquél entonces, a cargo de Petro Poroshenko, despidiera al fiscal Viktor Shokin cuyo equipo estaba investigando a Burisma.
Esto no es especulación, el propio Biden lo contó algunos años después, en 2019 muy orgulloso, en una entrevista que dio en un panel del Council for Foreign Relations. “Recuerdo haber convencido a mi equipo de que debíamos darle préstamos a Ucrania. Supongo que la vez número doce o trece que fuimos a Kiev teníamos que anunciar un préstamo de US$ 1.000 millones de dólares“, empieza contando.
“Teníamos el compromiso del [presidente] Poroshenko y del [primer ministro] Yatzenyuk de que iban a echar al Fiscal General [Viktor Shokin], pero no lo hicieron“, continúa su relato. “Así que cuando me reuní con ellos les dije, ‘no les vamos a dar el billón de dólares’“.
“Y me dijeron, ‘vos no tenés esa autoridad, no sos el presidente’, y les dije ‘llamenlo’ [a Obama]. Y agregué: ‘No van a obtener este préstamo si no lo despiden’“, cuenta Biden entre las risas nerviosas del público, que se dieron cuenta que estaba diciendo algo que no debía.
“Me tenía que ir en 6 horas entonces les digo, ‘me voy en 6 horas, si el fiscal no es despedido en 6 horas se quedan sin la plata’“, asegura que les dijo. “Y bueno, hijos de puta, lo echaron“, completa entre risas.
Y mientras el público se ríe nerviosamente, Biden se termina de hundir: “En su lugar pusieron a alguien que era sólida“, en referencia a Yuriy Lutsenko, el fiscal que pusieron en su lugar, quien era amigable a los Estados Unidos e inmediatamente cerró la investigación a Burisma.
El negociado lo admitió él mismo en un evento de la CFR. Biden, con el aval de Obama, usó un préstamo del Tesoro de mil millones de dólares como condición para conseguir que el gobierno de Ucrania eche al procurador general que estaba investigando la empresa de su hijo. pic.twitter.com/w4PXrMQ1UQ
— La Derecha Diario (@laderechadiario) September 24, 2019
En su defensa, Biden afirma que su amenaza de mil millones de dólares tenía la intención de limpiar la corrupción en Ucrania, y que solo fue una pequeña coincidencia feliz que también pudo haber beneficiado a una compañía que estaba pagando fortunas a su hijo.
Además, la defensa legal de Biden insiste que para acusarlo primero deben encontrar esos US$ 10 millones que recibió en concepto de soborno de Burisma. “¿Dónde está el dinero?“, dijo un presumido Biden a los periodistas mientras lo presionaban sobre estos detalles el jueves en una conferencia de prensa. “Primero encuentren el dinero“, dijo como si fuera un jefe de la mafia seguro de haber escondido bien el cuerpo.
A pesar de la seguridad de Biden, el ex socio de su hijo, Tony Bobulinski, declaró ante el FBI y en los medios que él ofició de testaferro de la familia Biden por años, e incluso aparece entre los beneficiarios de los US$ 10 millones de dólares de Burisma, apareciendo en un correo de James Gilliar, otro socio de los Biden, sobre cómo repartirían el dinero.
En el e-mail se describe un acuerdo provisional que detalla cómo el capital y las acciones de la empresa que usarían como frente para recibir el dinero serían distribuidas equitativamente. En el acuerdo, Gilliar (“JG”) se quedaba con 20% de las acciones, Rob Walker (“RW”) con otro 20%, Bobulinski (“TB”) 20%, Jim 10%, y Hunter figuraba dos veces: con su propio 20% para él, y con un 10% “retenido” por él en nombre de “the big guy”.
Bobulinski no solo confirmó que el email que salió de la laptop de Hunter Biden es genuino, sino que despejó las dudas sobre quién es “the big guy“, confirmando que era el pseudónimo con el cual hablaban de Joe Biden. Ahí está el dinero.

Estados Unidos
Gran triunfo para Trump en Texas: Se cayó la persecución contra el fiscal general Ken Paxton y fue absuelto de todos sus cargos
Tras un largo proceso judicial, el fiscal general de Texas, la mano derecha de Trump en el estado, fue absuelto de cargos por corrupción y recibimiento de dádivas que inventaron los punteros demócratas.

El pasado sabado 16 de septiembre, el procurador general de Texas, Ken Paxton, el mayor aliado que tiene Trump en el estado, fue absuelto de una larga lista de cargos que fueron presentados por un grupo de legisladores del Partido Republicano afín a los intereses demócratas, que querían verlo removido de su cargo por haber “colaborado” con el ex presidente durante las denuncias de fraude electoral en las elecciones del año 2020.
Como resultado del proceso, el Senado estatal resolvió que los cargos por soborno, abuso de las funciones públicas, corrupción e incapacidad para ejercer funciones públicas (entre otros) no tenían lugar y fueron totalmente desestimados, en una votación que duró alrededor de cuatro horas.
Los 12 senadores demócratas, además de dos senadores republicanos, Robert Nichols y Kelly Hancock, votaron a favor de su destitución, pero fueron opacados por 16 senadores republicanos trumpistas que cerraron filas y evitaron que la izquierda se lleve una victoria.
La esposa de Ken Paxton, Angela Paxton, quien también es senadora de la Cámara Alta de la Legislatura de Texas, no participó en la votación debido a un claro conflicto de intereses, pero afortunadamente su voto no fue necesario, ya que los demás republicanos frenaron la persecución política.
En Texas, el Fiscal General, que vendría a cumplir simultáneamente los cargos de Procurador General y Ministro de Justicia, es un cargo que no designa el gobernador si no que se elige mediante voto popular en una elección separada.
En noviembre del año pasado, Paxton fue reelecto por un tercer mandato consecutivo, demostrando que su gestión tiene un amplio apoyo de la ciudadanía, aunque los demócratas, que son una minoría en Texas, quieran verlo desaparecer.
Paxton ha sido implacable contra la izquierda. En sus ya 8 años al frente de la fiscalía, ha impulsado juicios contra grupos demócratas que buscan socavar las leyes del estado, ha logrado litigar en contra de la Casa Blanca para asegurar las fronteras, logró derrumbar el voto por correo en los tribunales de Texas y ha echado a decenas de ONGs del estado por vías legales tras descubrirse que recibían dinero extranjero.
Paxton fue atacado con 48 denuncias que resultaron en 16 cargos presentados en su contra. El grueso de la denuncia correspondía a haber trabajado con Trump para derribar el fraude electoral en Texas, algo que los demócratas acusaron irónicamente de ser “antidemócratico”, pero incluyeron denuncias de todo tipo.
Por ejemplo, se lo acusó de que había incurrido en el intercambio de beneficios ilegales con el desarrollador inmobiliario Nate Paul cuando lo contrató para que realice una modernización de su casa. Paxton, a través de una entrevista brindada a Tucker Carlson en su programa en Twitter, dio detalles de cómo el Partido Demócrata logra hacer estas presentaciones ridículas a pesar de tener minoría en la Legislatura.
En primer lugar, a pesar de ser una clara minoría, ya que los demócratas mantienen tan solo 65 representantes frente a 150 republicanos, cuando votan en bloque deben elegir a un representante republicano que arrastre 10 votos con las intenciones de que dicho miembro del partido opositor sea designado presidente de la cámara.
Otro claro ejemplo del dominio que el Partido Demócrata ejerce dentro de la cámara baja es la relación de dependencia de 2 de los 4 abogados que investigaron a Paxton para con un Departamento de Justicia controlado por Biden.
El proceso judicial fue extremadamente pobre y estuvo teñido de poca transparencia. Por ejemplo, ni siquiera notificaron al propio Paxton de que estaba siendo investigado, quien se enteró cuando asistió a una reunión del Congreso para conmemorar a los veteranos en el mes de mayo, cuando la investigación había comenzado el primero de marzo.
Tras 3 meses de investigación encubierta, cuando finalmente se le dió aviso de su impeachment, no se le otorgó la posibilidad de presentar un caso, presentar testigos ni dar testimonio bajo juramento, lo cual es un requisito legal.
Luego de que se hiciera pública la existencia del proceso, se lo suspendió sin goce de sueldo por decisión del contralor del estado Glenn Hegar, y se le negó la posibilidad de defender su caso, incluso, se le puso una orden mordaza para que no pueda hablar del tema.

No solo los esfuerzos por perseguir a Paxton provinieron de la administración Biden, sino que otros grupos como el ”Texans For Lawsuit Reform”, o (TLR), han comprado influencias dentro de ambas cámaras para establecer a su propia candidata, Eva Guzman, quien previamente compitió en contra de Paxton, pero perdió, aunque busca la revancha en 2027.
A su vez, la responde directamente al antiguo consejero principal del presidente George W. Bush, Karl Rove, quien a pesar de pertenecer al Partido Republicano es afín al gobierno de Biden y mediante sus artículos de opinión en el diario ”Wall Street Journal” ha difamado y realizado esfuerzos para dañar la reputación del fiscal general.
Rove, a través de la TLR, apoyó primero a George P. Bush, hijo de Jeb Bush y sobrino del ex-empleador de Rove, George W. Bush, en las primarias contra Paxton, y luego de perder las internas, giró su apoyo a Eva Guzman.
Otro de los grandes ideólogos de este intento de destitución contra Paxton fue el actual presidente republicano de la Cámara de Representantes texana, Dade Pheelan, quien había sido denunciado por Paxton un tiempo atrás por haber asistido y brindado un discurso en la cámara en estado de ebriedad.
Estados Unidos
El alcalde demócrata de Dallas Eric Johnson anuncia su paso al Partido Republicano y apoya a Trump
Por primera vez en la historia moderna, un alcalde demócrata se pasa al Partido Republicano, y por primera vez en décadas, los republicanos pasarán a gobernar una de las ciudades más importantes de Texas.

A pesar de controlar Texas por una amplia mayoría, el Partido Republicano no gobierna ninguna de las ciudades más importantes del estado; Dallas, Austin, Houston o San Antonio. Al menos, hasta ahora.
El alcalde de Dallas, el afroamericano Eric Johnson, un demócrata de toda la vida, anunció que se pasaba al Partido Republicano, algo completamente inusual en la actual política norteamericana, y lo que convierte a Dallas en la ciudad más grande del país con un alcalde republicano.
“Hoy voy a cambiar mi afiliación partidaria“, escribió Johnson en un artículo de opinión publicado el viernes en The Wall Street Journal. “La próxima primavera votaré en las primarias republicanas. Cuando mi carrera en un cargo electo termine en 2027, con la toma de posesión de mi sucesor como alcalde, dejaré el cargo como republicano”.
Johnson fue diputado en la Legislatura de Texas durante nueve años como miembro del Partido Demócrata, incluso siendo líder del bloque demócrata antes de ser elegido alcalde de Dallas por primera vez en 2019, por el Partido Demócrata. Unos meses atrás, Johnson fue reelegido, nuevamente, como un demócrata, presentándose sin opositor.
De todos modos, el cambio de Johnson no sorprendió a los constituyentes de Dallas. Desde la campaña del 2019, Johnson había evitado insultar al entonces presidente Trump como hacían sus colegas, y ya como alcalde desde hace algún tiempo que era notoria su inclinación hacia el Partido Republicano.
De esta manera, Johnson se une al alcalde de Fort Worth, Mattie Parker, como uno de los dos alcaldes republicanos que encabezan una de las grandes ciudades de Texas. Si bien los republicanos gobiernan prácticamente la totalidad de los pueblos del interior del estado, hasta el momento solamente Parker había logrado ser electo en el último ciclo electoral.
En su artículo de opinión donde blanqueó el cambio, Johnson defendió cómo su visión de Dallas se alinea hoy más con la del Partido Republicano que con el demócrata, destacando su apoyo a la ley y el orden, a los bajos impuestos y el fomento de un entorno favorable a las empresas.
Durante su mandato como alcalde, Johnson respaldó con entusiasmo iniciativas contra el crimen y desarrolló un fuerte vínculo con el jefe de policía de Dallas, Eddie García, un proponente de la mano dura.
“Los alcaldes y otros funcionarios electos locales no han logrado hacer de la seguridad pública una prioridad ni han ejercido moderación fiscal”, escribió Johnson en el artículo de opinión. “La mayoría de estos líderes locales son demócratas orgullosos que ven las ciudades como laboratorios para el progresismo en lugar de paraísos para las oportunidades y la libre empresa“.
Ya había dado de qué hablar cuando, tras su reelección este año, Johnson invitó a dos senadores republicanos de Texas, John Cornyn y Ted Cruz , a asistir a su toma de posesión, lo que, según algunos observadores, dio el primer indicio de que algo estaba pasando.
A principios de esta semana, Johnson, junto con otros cuatro miembros del consejo de Dallas, votaron en contra del presupuesto de la ciudad de US$ 5 mil millones de dólares, presentado por el Partido Demócrata, porque no reducía suficientemente la tasa del impuesto a la propiedad de la ciudad. Recortar los impuestos a la propiedad es una prioridad de los republicanos en la ciudad texana.
“Con demasiada frecuencia, el dinero de los impuestos locales se gasta en políticas que exacerban la falta de vivienda, miman a los delincuentes y dificultan que la gente común se gane la vida”, escribió Johnson en el artículo de opinión.
“Y demasiados demócratas locales insisten en señalar virtudes (proponiendo programas gubernamentales a medias que apuntan a resolver todos los males de la sociedad) y en encontrar nuevas formas de burlarse de los republicanos a nivel estatal o federal. Suficiente. Esto genera buenos titulares, pero no ciudades más seguras, más fuertes y más vibrantes”.
El cambio de partido de Eric Johnson lo convierte inmediatamente en el afroamericano más poderoso dentro del Partido Republicano, a la par del senador y candidato presidencial de Carolina del Sur, Tim Scott, y al fiscal general de Kentucky, Daniel Cameron.
Dallas, a diferencia de otras ciudades texanas, tiene una población negra extremadamente importante, y al votar en bloque todos por el Partido Demócrata, han evitado por años que el Partido Republicano gane la ciudad, a pesar de que ha estado creciendo su influencia desde la irrupción de Donald Trump.
El pase de Johnson es polémico, ya que Dallas es sólidamente demócrata, y si bien su figura mantiene niveles de popularidad altísimos, el condado de Dallas optó fuertemente por Joe Biden sobre Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2020, poniendo a los demócratas más de 30 puntos arriba que los republicanos.
Además, la modificación de su afiliación partidaria pone a Dallas por primera vez en décadas en una situación en la que el alcalde no tiene mayoría propia en el Consejo de la ciudad, por lo que muchos especulan que tendrá dificultades en pasar sus propuestas de derecha.
Cal Jillson, profesor de ciencias políticas en la Universidad Metodista del Sur, Eric Johnson dio el cambio de bando para poder presentarse como candidato a diputado o senador federal en 2024. “Mientras es cierto que hay que ser demócrata para ganar en Dallas, hay que ser republicano para ganar una elección en el resto de Texas“, sentenció.
El pasado vierns, hablando para el medio Texas Tribune, Johnson destacó que quiere ver un enfoque más conservador sobre cómo Dallas gasta su dinero, argumentando que actualmente es ineficiente y que la ciudad podría recortar muchos programas de asistencia social que, en su opinión, sólo utiliza una cantidad minúscula de personas. Las encuestas muestran que la mayoría de los residentes de Dallas quieren impuestos más bajos, dijo.
Los republicanos de Texas se apresuraron a aceptar a Johnson como uno de los suyos. “Texas se está volviendo más rojo cada día“, escribió el gobernador Greg Abbott en Twitter. “Él está a favor de hacer cumplir la ley y no tolerará agendas izquierdistas“.
“A mi amigo y ex colega, ¡bienvenido al Partido Republicano!”, escribió el presidente de la Cámara de Representantes de Texas, Dade Phelan, un republicano de Beaumont, y con quien compartieron actividad legislativa en el pasado. “El alcalde Johnson tiene toda la razón. Las políticas conservadoras son la clave para ciudades seguras, prósperas y exitosas. Su liderazgo es un brillante ejemplo de ello. Una gran noticia“.
Estados Unidos
Trump promete que usará una ley firmada durante la Revolución Americana para deportar a todos los inmigrantes ilegales
El candidato republicano prometió invocar una ley de tiempos de guerra para deportar a presuntos pandilleros y traficantes de drogas extranjeros que no sean ciudadanos de los Estados Unidos.

El ex presidente Donald Trump dijo este miércoles que, si es reelegido en las elecciones del año que viene, invocaría “inmediatamente” una ley federal que le otorga el poder unilateral de detener y deportar en Estados Unidos a inmigrantes indocumentados no ciudadanos mayores de 14 años.
Para esto, Trump prometió utilizar la Ley de Enemigos Extranjeros, firmada junto a las Leyes de Extranjería y Sedición en 1798, durante las guerras de la Revolución Americana, con la intención originalmente de expulsar a los ingleses no ciudadanos tras la Declaración de Independencia.
“Yo invocaré inmediatamente la Ley de Enemigos Extranjeros para eliminar a todos los pandilleros conocidos o sospechosos… los traficantes de drogas, los miembros de los cárteles de Estados Unidos, poniendo fin al flagelo de la violencia de las pandillas extranjeras ilegales de una vez por todas“, dijo Trump desde un escenario de campaña aquí frente a miles de seguidores en Iowa.
Trump lanzó su propuesta en un discurso enfocado a presentar a su política de inmigración para su segundo mandato, donde promete un mayor y más duro control del flujo migratorio.
A pesar de que durante su mandato, Estados Unidos tuvo los niveles de cruces ilegales más bajo en décadas, el muro que mandó a construir fue frenado a la mitad por Biden, y proliferaron las agrupaciones de narcotraficantes y traficantes de personas.
Junto a la propuesta para deportar masivamente a todos los indocumentados, Trump también agrega que va a enviar al Congreso una legislación para extender la pena de muerte a los condenados por trata de personas, tráfico sexual de niños y jefes narcos.
También dijo a la multitud que restablecería y “ampliaría” la “prohibición de viajar” que implementó durante su primer mandato en la Casa Blanca. La prohibición, que el presidente Biden puso fin en su primer día en el cargo, prohibía a las personas de países vinculados con el terrorismo, como Irán, Somalía y Siria, de ingresar a los Estados Unidos.
La Ley de Enemigos Extranjeros, destinada a ser una medida en tiempos de guerra, se utilizó extensamente durante la Segunda Guerra Mundial. Fue el presidente demócrata Franklin D. Roosevelt quien la invocó tras el bombardeo de Pearl Harbor para ordenar la detención de miles de ciudadanos japoneses, alemanes e italianos.
La ley, que está en vigencia y nunca fue derogada, faculta al presidente a ordenar que los no ciudadanos “sean detenidos, asegurados y expulsados como enemigos extranjeros” bajo la premisa de que los indocumentados “intentan o amenazan una invasión o incursión depredadora contra el país“.
Las palabras utilizadas en dicha ley, permite que el presidente realice esta acción sin estar en guerra contra otra nación, y la amenaza de una invasión no tiene que ser de un país en particular, si no que de un grupo de personas, que pueden ser una ola de inmigrantes, como ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial.
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