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Estados Unidos

Mientras estaba en el Hospital, la imagen positiva de Trump se disparó y algunas encuestas ya lo dan ganando el voto popular

La hospitalización de Trump por el COVID-19 lo benefició con un impulso de popularidad, según revelaron distintas encuestas. Así, la aprobación del Gobierno trumpista está en su máximo histórico, incluso superando a la de Obama cuando reeligió en 2012.

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Mientras el presidente Donald Trump se encontraba en el Hospital Walter Reed cumpliendo con su cuarentena, su imagen positiva pasó por su mejor momento desde que asumió la presidencia, lo cual se vio reflejado también en las encuestas electorales diarias que realizan algunas consultoras.

Según publicó PollWatch, la aprobación del Gobierno de Trump entre el 2 y el 3 de octubre tiene un promedio del 47,5%, incluso más alta que la que tenía el ex presidente Obama cuando reeligió en 2012.

  • Democracy Institute: 50%
  • EMI Research: 50%
  • Harvard-Harris: 47%
  • IBD/TIPP: 46% 
  • Gallup: 46% 
  • Rasmussen 46% 

Con estos nuevos números, una encuesta publicada por el Sunday Express del Democracy Institute sobre las elecciones presidenciales prevé una victoria de Trump en noviembre. El Presidente obtendría un 46% del voto popular, superando al 45% por parte del demócrata Joe Biden, y ganaría una importante mayoría de los Estados, ganando también el Colegio Electoral.

Así compartía Trump, desde el Hospital, esta reciente encuesta:

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Mientras otras grandes encuestadoras vaticinan todavía un triunfo holgado del candidato demócrata Joe Biden a pesar de este aumento de imagen positiva, el Democracy Institute, que fue una de las únicas consultoras que predijo correctamente el voto del Brexit y la elección de Trump en 2016, asegura que los números del Presidente hacen “imposible” que pierda en noviembre.

Esto se debe a las diferencias a la hora de encuestar a los distintos votantes: el Democracy Institute solo considera a las personas que se identifican como “probables votantes” en lugar de todos los votantes registrados, ya que existe una enorme cantidad de gente que contesta por uno u otro candidato en la encuesta, pero el día de las elecciones no va a votar. Cabe recordar que el voto en Estados Unidos no es obligatorio y, por ejemplo, en 2016 solo el 55% del padrón emitió un voto.

Esta encuestadora también pregunta sobre el llamado “voto tímido”, del que tanto se habló en 2016 y que le terminó dando la elección a Trump. El término “votantes tímidos” (en inglés, shy voters) agrupa predominantemente a votantes republicanos e independientes dispuestos a votar por Trump en las elecciones pero que no dan a conocer su voto por miedo a ser acosados, despedidos, invadidos o asaltados por votantes de Biden.

El presidente Donald Trump yendo al Hospital Walter Reed tras contagiarse de COVID-19.

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Relacionado a este fenómeno, un estudio de la firma Cloud Research, realizado en agosto de este año y publicado por la agencia de noticias Bloomberg, reveló que aproximadamente el 11% de los votantes republicanos e independientes no darán a conocer públicamente su voto y que, en una eventual encuesta telefónica, no compartirán su opinión sincera. 

Al ser consultados sobre el porqué, una de las principales razones que citaron “es la peligrosidad de expresar una opinión fuera del actual punto de vista progresista“. 

Esto quiere decir que en cualquier encuesta que no corrija por los “votantes tímidos”, está sub-representando al candidato republicano por más de 11 puntos.

Además, otros estudios, como el de la firma Morning Consult, detalla que las familias de clase media son más escépticas en expresar apoyo hacia Trump cuando son encuestados de forma telefónica, donde el Presidente tiene su mayor apoyo.

Muchas familias suburbanas tienen miedo que las llamadas telefónicas queden grabadas o que los datos que completan por internet en encuestas online se hagan públicos, por lo tanto se convierten en “votantes tímidos”.

El conjunto de “votantes tímidos”, a los que Trump bautizó como la “mayoría silenciosa” durante su campaña, fue sistemáticamente ignorado por las encuestas en el 2016, y resultó decisivo para la victoria de Trump en Estados clave como Ohio, Pensilvania, Michigan, Wisconsin y Florida.


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En otra sección de la encuesta del Democracy Institute, el 68% respondió que el diagnóstico de coronavirus del Presidente no afectaría su voto, mientras que el 19% dijo que ahora era “más probable” que vote a Trump y sólo un 13% aseguró que ahora es “menos probable” que lo haga. Casi dos tercios de los encuestados afirmaron que sentían simpatía y preocupación por la salud del mandatario.

Hay un diferencial de 6 puntos que habría cambiado su voto en favor de Trump tras su contagio del virus chino, lo cual en una carrera que parece ser tan pareja, según las mismas encuestas, puede ser decisivo.

Otro de los puntos claves de la encuesta es la consolidación del liderazgo de Trump en el país, mejorando hasta un 4% en los Estados claves que definirán la elección como Florida, Iowa, Michigan, Minnesota, New Hampshire, Pensilvania y Wisconsin. Trump obtendría un promedio de 47% del voto en estos Estados mientras que Biden solo un 43%

Siguiendo estos números y trasladándolos al Colegio Electoral, el Presidente obtendría una rotunda victoria con 320 votos electorales y su rival demócrata solo 218.

Así quedaría el mapa del Colegio Electoral de acuerdo a las encuestas publicadas por el Democracy Institute, 320 votos electorales para Trump y 218 para Biden. Trump daría la sorpresa nuevamente en Estados tradicionalmente demócratas, como Minnesota y New Hampshire, para ampliar su victoria del 2016.

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En cuanto al primer debate presidencial, llevado a cabo el 29 de septiembre, el 32% dijo que Trump fue el ganador y el 18% que el ganador fue Biden. Con la otra mitad asegurando que fue un empate y más de 7 de cada 10 encuestados dijeron que el debate no afectaría su intención de voto.

El tópico de ley y el orden”, tras los disturbios y destrozos causados en las protestas de Black Lives Matter y el grupo terrorista Antifa, sigue siendo el principal tema de preocupación a la hora de ir a las urnas.

La economía viene segunda en importancia, a medida que el país se recupera de las consecuencias económicas de la pandemia. Más de un 70% de los encuestados coinciden en que la economía se está recuperando y más temprano que tarde volverá a niveles pre-pandemia.

Una de las transmisiones televisivas más vistas de la historia, el primer debate presidencial entre Trump y Biden fue calificado por la mitad de los encuestados como un empate. Para un 32%, el ganador fue el presidente y para solo un 18% el ganador fue el ex-vicepresidente.

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Además, la ya mencionada encuesta revela que el ex vicepresidente Biden tiene un “problema de fama. Por ejemplo, el doble de encuestados le da más crédito a la celebridad televisiva Kim Kardashian por las reformas del sistema carcelario que a Biden, quién se desempeña en la política hace más de 47 años. 

Kardashian y Kanye West estuvieron en la firma de la Reforma de la Justicia Penal que llevó a cabo Trump. Cuando se les preguntó quién ha tenido un impacto más positivo en esta reforma, el 41% dice que Trump, otro similar porcentaje le atribuye el éxito a Kardashian y solo el 18% otorga el crédito a Biden.

El director del Democracy Institute, Patrick Basham, dijo: “Cuando una estrella de reality shows te gana en una encuesta sobre una cuestión política tan importante, sabes que tu campaña tiene un problema“.

También, el voto de las minorías va en camino a dar un golpe histórico: el 47% de los latinos y el 40% de los afroamericanos que respondieron a la encuesta aprueban el trabajo de la gestión Trump. De hacerse realidad estos números, el alejamiento de los votantes afroamericanos y latinos supondría una catástrofe sin precedentes para el Partido Demócrata, que viene consolidando este voto desde la década del ’60.

Actuando como el nexo entre la Casa Blanca y la comunidad afroamericana, la celebridad y esposa del popular rapero Kanye West, Kim Kardashian, fue parte de la Ley de Reforma Judicial de Trump para el sistema penitenciario.

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Economía

¿Nueva guerra comercial con China? Biden apunta a triplicar los aranceles para la importación de acero y aluminio

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La administración Biden amenaza con lanzar una nueva ofensiva arancelaria contra el ingreso de productos chinos, una maniobra que podría conducir a una pronta respuesta por parte del gigante asiático.

El giro proteccionista de la Casa Blanca bajo la presidencia de Joe Biden se hace cada vez más evidente. Pese a prometer lo contrario en su campaña electoral, Biden promete redoblar los aumentos tarifarios contra China y otros países del mundo.

Hasta ahora, las medidas proteccionistas del Gobierno se focalizaron en subsidios encubiertos, como por ejemplo los dispuesto en la llamada “Ley de Reducción de la inflación” del 2021. Pero esta vez se estudia abiertamente un nuevo rediseño del sistema arancelario.

El Presidente Biden propuso triplicar el arancel de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, del 7,5% al 25%. Esta resolución amplía una anterior que ya había adoptado el expresidente Donald Trump, en virtud de la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial (establecida en 2018). Pero la ley sancionada durante la administración anterior sólo alcanzaba a unos productos específicos, y la propuesta de Biden es generalizar el aumento arancelario sin excepción en todo el sector.

Estados Unidos se constituye actualmente como el cuarto productor mundial de acero, mientras que China ocupa el primer lugar. Semejante participación en el mercado haría muy efectivo el impacto de un arancel sobre la importación de China (con beneficios positivos para la industria local), pero este tipo de medidas resultan en su mayoría estériles, debido a que se espera una pronta respuesta por parte de China y la situación volvería al punto de inicio (o aún peor debido a la persistente volatilidad).

Siguiendo el mismo patrón, la administración Biden intervendrá deliberadamente en la adquisición de US Steel por parte de inversores japoneses, un acto populista y desesperado en medio del clima de la campaña electoral.

Asimismo, el Presidente Biden propuso incrementar los aranceles para la importación de madera canadiense del 8% al 14%, sin ningún tipo de justificación convencional. Esto supone un golpe hacia uno de los mayores socios comerciales de Estados Unidos en la región.Queda en evidencia que la política comercial de Biden no se limita exclusivamente a China.

Biden despliega este paquete de propuestas como respuesta a las medidas prometidas por Trump, entre las cuales se encuentra el establecimiento de un arancel universal del 10% sobre todas las importaciones, y una tasa especial del 60% sobre todas las importaciones de China.

Como es de amplio conocimiento, la dictadura comunista en China se negó a cumplir con la liberalización total de su mercado de divisas, un requisito al que se había expresamente comprometido tras su ingreso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en el año 2000. En lugar de ello, solo se dio lugar a una serie de desregulaciones parciales y progresivas que, hasta el momento, no llegaron a desembocar en un mercado libre.

Las políticas proteccionistas se utilizaron como una medida coercitiva para forzar la liberalización cambiaria de China durante la administración de Donald Trump, aunque una vez finalizada la guerra comercial (2018-2020) se llegó a un nuevo status-quo sin mayores cambios en esta materia y con aranceles más elevados entre ambos países (la relación final entre ellos favoreció ligeramente a Estados Unidos).

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Estados Unidos

Tras fracasar en las negociaciones con Maduro, Biden restableció las sanciones contra el petróleo y el gas de Venezuela

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En un intento por garantizar elecciones libres en Venezuela, Biden había quitado todas las sanciones que había impuesto Trump contra el régimen chavista. Sin embargo, Maduro inhabilitó a toda la oposición y se cayó el Acuerdo de Barbados.

La gran apuesta de Joe Biden en Venezuela se convirtió en otro gran fracaso de su administración en materia de política internacional. Estados Unidos confirmó que no renovará las licencias que expirarán el jueves y volverán a entrar en vigencias las sanciones petroleras a Venezuela.

Luego de criticar la postura que había adoptado Estados Unidos durante la presidencia de Trump, cuando el republicano sancionó masivamente al régimen chavista, Biden ingresó a la Casa Blanca e implementó una estrategia de disuasión, levantando sanciones a cambio de garantías institucionales por parte de Maduro.

De esta manera, Biden llegó a levantar todas las sanciones contra el petróleo y gas, y alcanzó en 2023 el Acuerdo de Barbados, donde Maduro se comprometió a tener elecciones libres y democráticas a cambio de que le levantaran las prohibiciones.

Pero en vez de hacer un levante gradual y condicionado al proceso electoral, Biden levantó todas las sanciones y le dio un año de regalías petroleras a Maduro. Recién a unos meses del proceso electoral, el dictador chavista reveló su plan maestro, inhabilitó a toda la oposición y ahora irá a unas elecciones que legitimarán su régimen.

En este año sin sanciones, donde Chevron pudo operar abiertamente en Venezuela dejando enormes caudales de dinero que terminaron en las arcas del régimen, Maduro potenció su control del país, y no está ni cerca de ser removido del Palacio de Miraflores.

Washington había amenazado repetidamente en los últimos meses con restablecer las sanciones energéticas a menos que Maduro cumpliera sus promesas electorales que llevaron a un alivio parcial de las medidas desde octubre, pero el astuto dictador aprovechó todo el tiempo que pudo conseguir para llenar el Tesoro de petrodólares.

Biden también aprovechó el petróleo venezolano en los últimos años como una alternativa al petróleo y el gas ruso, que sí está fuertemente sancionado por Estados Unidos y que cada vez cuesta más que llegue a Occidente.

En Estados Unidos temen que las sanciones a Venezuela lleven a un nuevo recorte en la oferta mundial de barriles y que esto presione a la suba el precio del petróleo justo en un año electoral. Es por eso que Anthony Blinken, Secretario de Estado de Biden, ha dejado en claro que reinstaurar las sanciones no quiere decir que vuelvan al escenario de máxima presión contra el régimen chavista, y que seguirán permitiendo que el sector privado pida licencias específicas para operar en Venezuela.

Cualquier actividad bajo la licencia vencida deberá completarse antes del 31 de mayo, pero las empresas aún pueden volver a solicitar individualmente licencias específicas, aseguraron desde Washington. Obtener la aprobación dependerá de qué tan permisivo decida ser Estados Unidos.

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Estados Unidos

Un informe revela el lado oscuro de Powell en la Reserva Federal y expone sus intentos por bloquear las medidas de Trump

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Un nuevo archivo videográfico del periodista James O’Keefe revela como la máxima autoridad de la FED junto a otros empleados de la banca central colaboraron para impedir el éxito del expresidente.

En la última semana, un nuevo proyecto investigativo de James O’Keefe logró sacar a la luz las verdaderas intenciones del actual presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Jerome Powell, para entorpecer las políticas monetarias que el presidente Donald Trump propuso durante su mandato con el fin de imposibilitar su reelección.

Conjuntamente con otros empleados de la máxima autoridad monetaria en el país, Powell buscaba posicionarse como una figura moderada, bloqueando todas las medidas que tomaba Trump desde el Poder Ejecutivo, a lo largo de sus 4 años de gestión.

Si bien Powell fue designado por el propio Trump al principio de su mandato, el funcionario fue elegido por la cúpula del Partido Republicano, que en aquel entonces era anti-trumpista. Así, el entonces presidente debió lidiar todo su mandato con un “rebelde” en el Banco Central estadounidense. Hoy, permanece en sus funciones y fue ratificado en el cargo por Joe Biden, con quien colabora de cerca y sin rispideces.

La cámara oculta

A partir de una cámara oculta a la que fue sometido uno de estos altos empleados del órgano gubernamental, se descubrió un entramado de corrupción detrás de las políticas de la FED.

a la construcción de un relato asociado a políticas progresistas vinculadas a temáticas como teoría racial; feminismo y políticas medioambientales, las cuales nada tienen que ver con la estabilidad económica de un país.

Aurel Hizmo, quien se desempeña como economista en jefe de la Reserva Federal, es el encargado de elaborar los discursos de Jerome Powell en sus declaraciones públicas. También trabajó en el mismo rol durante la presidencia de Janet Yellen, quien hoy se desempeña como Secretaria del Tesoro de Biden.

Durante la cámara oculta, Hizmo aseguró que durante la administración de Trump, el presidente buscaba mantener una política de estabilidad económica, pero que Powell desde la Reserva Federal entorpecía a propósito los objetivos macroeconómicos del gobierno.

Hizmo es un especialista en finanzas pero mantiene una ideología de izquierda muy marcada, de corte progresista en sus visiones sociales y dentro del espíritu de su profesión, aboga por políticas que se relacionan con las visiones socialistas de la economía.

En la conversación que no pensaba que estaba siendo grabada, se rio de que todo esto se hablaba libremente en las reuniones de la FED, pero que nunca había salido a la luz ya que todo lo relacionado a la Reserva Federal se encuentra bajo el concepto de “información clasificada“.

La relación entre Trump y Powell

El economista de la FED tildó a Trump de ser una ”persona loca” y lo caracterizó con términos peyorativos, antes de admitir que es un fanático de Joe Biden, en relación a sus ideas económicas.

Para describir la relación entre Trump y Powell, Hizmo aseguró que ambos se llevaban extremadamente mal entre sí, al punto de que el expresidente intentó en múltiples ocasiones despedirlo del cargo, pero no podía ya que no contaba con los suficientes votos en el Senado para nombrar un reemplazo.

Según contó, en la reunión que tuvieron previo a la nominación de Powell, Trump le dijo que buscaba a alguien que sea capaz de subir las tasas de interés al principio del mandato para luego ir relajándolas a medida que creciera la economía. Sin embargo, Powell boicoteó esta visión macro de Trump ni bien llegó a la FED.

En una sintonía contraria a las intenciones de Trump por mantener una economía estable, la gestión de Joe Biden busca constantemente mantener las tasas de interés elevadas con el objetivo adicional de mantener los índices inflacionarios bajos, luego del bochornoso accionar de Powell durante la pandemia.

Hizmo incluso llegó a mencionar que Powell tiene el deseo de pasar a la historia como una clase de ”mártir que intentó detener a Trump a toda costa” mediante la desobediencia en sus políticas y establecerse él como quien reflotó la economía luego de la crisis del coronavirus.

Ante los preocupantes índices de inflación que los Estados Unidos han tenido durante toda la administración Biden, Powell ahora busca impedir la recesión para beneficiar a Biden en las elecciones de noviembre y evitar que Trump regrese a la Casa Blanca.

En otra parte de la conversación, Hizmo aseguró que los sectores conservadores son ”estúpidos” y aseguró que no existen personas con dicha ideología en el campo de la economía, a pesar de que el propio Powell se considera un conservador.

Entre risas, el desubicado economista de la FED dijo con mucha confianza que si Trump regresa a la presidencia este año, todos los empleados de la entidad monetaria buscarán nuevamente entorpecer las políticas económicas del Ejecutivo.

Cambio climático y políticas de género

Hizmo destacó que Powell, a pesar de ser un conservador, hoy mantiene una excelente relación con Biden y con los sectores más progresistas del Partido Demócrata, y que en los últimos 3 años ha implementado cambios en favor de la promoción de políticas medioambientales, políticas de género y temáticas raciales.

Uno de los mayores cambios que Powell ha implementado en la Reserva Federal desde la llegada de Biden, ha sido la promoción de espacios dentro del banco central en el cual solo se discuten temas relacionados al cambio climático y a cuestiones de género.

Powell además se ha gastado millones en un programa a través del cual la Reserva Federal contrata a “científicos” ecologistas, especializados en género o expertos en cuestiones raciales, para que “estudien maneras de enriquecer las discusiones del directorio de la Reserva Federal“.

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