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Estados Unidos

Clarence Thomas: El juez que enfrentó un linchamiento público de Biden en los 90s y ahora derogó el aborto

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El cerebro del fallo de la Corte Suprema que le devolvió a los estados el poder de prohibir el aborto tiene una larga carrera, con un padre que lo abandonó porque no pudo abortarlo y un cruce feroz con Biden en 1991.

El 11 de octubre de 1991, en una comisión del Senado para investigar acusaciones de abuso sexual contra un candidato a juez de la Corte Suprema, se llevó a cabo un intercambio que sin dudas cambió la historia del país.

El por entonces presidente George H.W. Bush había nominado a Clarence Thomas, un juez conservador afroamericano de la Corte de Apelaciones, para reemplazar al primer juez negro de la historia, Thurgood Marshall, en la Corte Suprema.

Los demócratas cerraron filas y empezaron una campaña de difamación contra Thomas para evitar que su designación sea aprobada en el Senado. Marshall había sido uno de los jueces más de izquierda de la historia del país, y Thomas, también un afroamericano pero de derecha, podría deshacer todos sus fallos con la misma legitimidad que él había tenido.

En ese momento, Joe Biden, un mero senador del Partido Demócrata, comenzó una de las persecuciones políticas más desagradables que se han visto públicamente. Recogió una denuncia de abuso sexual de una ex secretaria suya, Anita Hill, completamente infundada y que ya se había demostrado que nunca ocurrió, y creó una "comisión investigativa" contra Thomas.

Los miembros de la comisión, de mayoría demócrata, tuvieron la miserable tarea de arruinar la figura de Thomas a como dé lugar. Le inventaron las peores atrocidades, incluso dando a entender en sus conclusiones que el juez había abusado a su secretaria porque "no podía manejar su ira" por ser negro.

Muchas veces pareció que Thomas iba a declinar la nominación, pero finalmente tuvo la valentía de sobrepasar lo que llamó un "linchamiento público" y terminó siendo aprobado por 52-48 en el Senado.

"La Corte Suprema no vale lo que me han hecho pasar. Ningún trabajo lo vale. No estoy acá para argumentar eso. Estoy acá para limpiar mí nombre, por mi familia, mi vida y mi integridad", dijo en su última declaración antes de la votación.

"Ya hubo una investigación del FBI que no encontró culpabilidad. Esto es un circo, una desgracia nacional. Y desde mi punto de vista, es un linchamiento público de alto rango, para negros engreidos, que se atrevan a pensar por sí mismos, a actuar por sí mismos", continuó.

"Y es un mensaje que a menos que bajes la cabeza al viejo orden de las cosas, esto es lo que te va a pasar. Te van a linchar, destruir, harán una caricatura de vos, por una comisión del Senado, en vez de colgarte de un árbol, como hacían antes", concluyó.

Casi 31 años después, la designación de Thomas en la Corte Suprema resultó ser clave para derogar el aborto a nivel nacional y dar un golpe fatal al gobierno de Biden.

Si bien la argumentación la escribió el juez Samuel Alito, fuentes judiciales aseguran que fue Thomas el que se encargó de convencer a los demás jueces conservadores, incluso al moderado John Roberts, de fallar en favor de Dobbs y el Estado de Misisipi, en el caso Dobbs v. Jackson’s Women Organization que finalmente derogó Roe v. Wade y Planned Parenthood v. Casey, las dos decisiones de la Corte que en 1972 y 1993 habían despenalizado el aborto a nivel nacional.

Thomas incluso escribió una concurrencia, diciendo que no solo estaba de acuerdo con la sentencia mayoritaria, si no que le gustaría que el mismo precedente se utilice para derogar todos los fallos de la Corte Suprema que le sacaron poderes a los estados para darselo al Gobierno Nacional, abriendo la puerta a tal vez la mayor quita de poderes a Washington D.C en más de un siglo.

Pero tal vez la semilla de todo esto pueda encontrarse incluso más atrás en el tiempo. Clarence Thomas nació en 1948 en Georgia, a un padre abandónico y una madre que hasta último momento quiso abortarlo.

Sin embargo, las leyes anti-aborto del Estado de Georgia que regían en ese momento le impidieron a su madre abortarlo. Su vida no fue fácil, a los 7 años de edad, la casa en la que vivía con su madre en Pinpoint, uno de los barrios más pobres del estado, se prendió fuego y tuvo que vivir 2 años en la calle.

Finalmente, su madre se volvió a casar y los envió a su hermano y a él a vivir con su abuelo, Myers Anderson, quien tampoco tenía dinero, habiendo perdido su gasolinera durante la Gran Depresión, pero con mucho esfuerzo y trabajando incluso como jubilado logró mandar a Clarence a un colegio católico, donde él era el único negro.

A pesar de la situación adversa, Thomas salió adelante. Sus notas en la escuela le ganaron una beca en una universidad de Massachusetts, y su gran desempeño académico allí le permitieron transferirse a Yale en 1971, donde finalmente se graduó de abogado en 1974.

Inmediatamente, Thomas empezó una estelar carrera. Fue fiscal general adjunto en Missouri (1974–77), luego abogado de Monsanto (1977–79), asistente legislativo del senador republicano John Danforth (1979–81), y luego como subsecretario en el Departamento de Educación de Reagan (1981–82), y presidente de la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo (1982–90), para llegar como juez del Tribunal de Apelaciones del Distrito Federal de Washington (1990-1991), cargo en el que pensaba que terminaría su carrera, cuando Bush padre lo nominó para la Corte Suprema (1991-Presente).

En sus conferencias siempre ha sostenido que agradece al sistema jurídico de la década del ’40 que impidió que su madre lo abortaba. Tal vez pensando que viviría una mala vida porque no lo podía mantener, o porque fue indeseado, Estados Unidos se hubiera perdido uno de los jueces más importantes de su historia.

Estados Unidos

El Pentágono de Biden anunció el envío a Ucrania de un nuevo paquete de ayuda militar por US$ 6.000 millones

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El jefe del Pentágono afirmó que esta es la asistencia “más grande” que Washington ha anunciado “hasta la fecha”, superando toda la ayuda que dio Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, anunció este viernes que se enviará otro paquete de ayuda militar por US$ 6.000 millones para Ucrania, aumentando el acceso del gobierno de Kiev a misiles Patriot y drones que permitan responder a los avances rusos en el frente oriental.

Austin hizo este anuncio en una rueda de prensa al cierre de una reunión del grupo de Ramstein, en el que Estados Unidos confirmó que los primeros US$ 1.000 millones de nueva ayuda militar a Ucrania están en camino.

El jefe del Pentágono confirmó que Estados Unidos enviará con carácter de urgencia a Ucrania munición para baterías HIMARS, que permite atacar posiciones rusas lejos del frente, munición de artillería avanzada de 155 milímetros y sistemas de defensa aérea en vehículos blindados.

Estoy encantado de poder anunciar un compromiso adicional de USD 6.000 millones para la iniciativa de asistencia de seguridad de Ucrania. Eso nos va a permitir procurar nuevas capacidades para Ucrania por parte de la industria estadounidense”, dijo Austin, y aseguró que este es el paquete de asistencia “más grande” que Washington ha anunciado “hasta la fecha”.

Esa nueva ayuda militar incluirá baterías de misiles Patriot y defensas tierra-aire, más sistema de defensa contra drones y “un monto significante de munición de artillería, municiones aire-tierra y apoyo de mantenimiento”, indicó Austin.

Según el jefe del Pentágono, la ayuda de los miembros del grupo de Ramstein “ha salvado incontables vidas ucranianas” con compromisos que rondan ya los US$ 95.000 millones y la coalición de estos 50 países se mantiene “fuerte” en su apoyo a Kiev.

Austin también dijo que el grupo trabaja en crear un Ejército ucraniano “autosuficiente” y capaz de contener a Rusia en el largo plazo.

El resultado en Ucrania determinará la trayectoria de nuestros días. Si (Vladimir) Putin permanece y gana en Ucrania las consecuencias serán graves y globales”, aseguró Austin.

Los anuncios hoy de nueva ayuda militar a Ucrania llegan después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, firmara esta semana un ley para dar progresivamente a Ucrania US$ 61.000 millones en asistencia militar y préstamos durante el año.

Estados Unidos ya proporcionó decenas de miles de millones de dólares en ayuda militar a Kiev desde que Rusia anunció el inicio de su invasión a territorio ucraniano el 24 de febrero de 2022.

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Estados Unidos

La Justicia de Arizona, controlada por los demócratas, imputó y busca arrestar a todo el equipo de asesores de Trump

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Los demócratas hacen otro ataque contra la oposición y ahora buscan poner tras las rejas a todo el equipo que trabaja asesorando al expresidente republicano en su campaña presidencial.

La Justicia de Arizona imputó este jueves a varios aliados importantes del expresidente Donald Trump, incluido el exabogado de Trump y exalcalde de la ciudad de Nueva York, Rudy Giuliani, la expresidente del Partido Republicano de Arizona, Kelli Ward, y el exjefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, por denunciar que las elecciones del año 2020 fueron fraudulentas.

Junto con Ward, Meadows y Giuliani, la ex abogada de Trump Jenna Ellis y el ex asesor de campaña de Trump Boris Epshteyn, junto con varios miembros del Partido Republicano de Arizona, fueron imputados también, según publicó esta mañana el Washington Post .

Meadows, Giuliani, Ellis y Epshteyn fueron imputados por supuestamente intentar ayudar a Trump a recuperar los votos electorales de Arizona en las elecciones presidenciales de 2020, luego de que se comprobara que los demócratas habían robado votos por correo y la Legislatura votara que le darían los votos electorales a Trump si así la Justicia lo decidía.

Por su parte, Ward y los senadores del estado de Arizona, Jake Hoffman y Anthony Kern, también fueron acusados ​​de cargos por haber firmado documentos el 14 de diciembre de 2020, certificando que Trump era el ganador de las elecciones.

La acusación de varios aliados de Trump y miembros del Partido Republicano de Arizona se produce mientras una encuesta de Bloomberg News/Morning Consult realizada entre el 8 y el 15 de abril encontró que el presidente Joe Biden está detrás de Trump en varios estados clave como Arizona, Georgia, Nevada y Carolina del Norte por seis o más puntos.

En Arizona, Trump lideró por siete puntos, recibiendo el 49 por ciento del apoyo de los votantes que indicaron que votarían por él, mientras que Biden recibió el 42 por ciento.

Los once republicanos de Arizona son:

  • Kelli Ward, ex presidenta del Partido Republicano en Arizona, y su esposo, Michael Ward.
  • Senador del estado de Arizona Jake Hoffman
  • Senador del estado de Arizona Anthony Kern
  • Tyler Bowyer, director de operaciones de Turning Point USA
  • Nancy Cottle
  • James Lamon
  • Roberto Montgomery
  • Samuel Moorhead
  • Lorena Pellegrino
  • Gregorio Safsten

Los aliados de Trump que supuestamente fueron acusados ​​incluyen a Mark Meadows, Jenna Ellis, Rudy Giuliani, John Eastman, Christina Bobb, ex abogada de Trump, Boris Epshteyn y Mike Roman, ex asistente de campaña de Trump, según el Washington Post .

La decisión judicial fue en respuesta a un pedido directo del Fiscal General de Arizona, el ultra-demócrata Kris Mayes, y es la última de una serie de esfuerzos por utilizar el sistema legal para perseguir a los conservadores y republicanos aliados de Trump.

En julio de 2023, la fiscal general de Michigan, Dana Nesselacusó a 16 “falsos electores” de ocho delitos graves, entre ellos conspiración y falsificación de leyes electorales, por su presunto papel en el intento de disputar los resultados de las elecciones presidenciales de 2020.

Meses después, en diciembre de 2023, la Justicia de Nevada imputó a varios miembros importantes del Partido Republicano del estado, acusados ​​de falsificar y presentar documentos falsos en relación con el complot de los “falsos electores”.

La acusación de varios de los principales aliados del expresidente y varios miembros del Partido Republicano de Arizona se produce mientras Trump se encuentra actualmente en juicio y enfrenta 34 cargos de presunta falsificación de registros comerciales en primer grado en relación con los pagos realizados a la estrella porno Stormy Daniels durante las elecciones presidenciales de 2016.

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Economía

Crisis fiscal en Estados Unidos: Las “Bidenomics” desataron un déficit por casi 2 billones de dólares al término de marzo

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Pese a que la economía estadounidense sigue creciendo, el Gobierno federal incurrió en un déficit histórico. y se está endeudando a un ritmo únicamente visto durante las grandes recesiones y en las guerras mundiales del siglo pasado. La trayectoria fiscal trazada por Biden es abiertamente insostenible.

Las políticas del Presidente Joe Biden provocaron el agujero fiscal más grande de la historia de los Estados Unidos en tiempos de paz. La visión económica del Gobierno cayó bajo la influencia del Caucus Progresista dentro del Partido Demócrata, la facción más radicalizada hacia la izquierda dentro del Congreso estadounidense.

La actividad económica del país logró recuperarse de la pandemia y continuó con su sendero de crecimiento, pero a pesar de esta muy esperable normalización, el Gobierno federal incurrió en un desequilibrio fiscal histórico que ascendió a los US$ 1,66 billones de dólares al término de marzo.

De hecho, el déficit financiero había llegado incluso a los US$ 8,36 billones en julio del año pasado, como resultado del amplio programa de rescates para préstamos estudiantiles que impulsó el Presidente Biden.

El Partido Demócrata que alguna vez había patrocinado los superávits presupuestarios de la era Clinton, ahora respalda a capa y espada los déficits más irresponsables que nunca se hayan visto en Estados Unidos.

La economía se normalizó una vez superada la pandemia, pero la posición fiscal del Estado jamás lo hizo. El resultado financiero del Gobierno federal representaba el 4,8% del PBI en febrero de 2020, mientras que hoy en día esa cifra se acerca a los 6 puntos del producto. Este brutal incremento se explica principalmente por el mayor peso de los intereses de deuda, que ya son los más altos desde mediados de la década del 90.

Para compensar esta brecha sin precedentes, el Gobierno federal se está endeudando a un ritmo similar al que cabría esperar durante la salida de una recesión o la ejecución de una guerra de grandes proporciones, pero como es bien sabido ninguno de estos escenarios es precisamente el caso. En caso de que la economía entrase en recesión en un futuro cercano, el Gobierno carece de mayor margen fiscal para actuar en consecuencia.

El total de la recaudación por impuestos federales (y otros ingresos por rentas) sólo alcanza a cubrir hasta el 73% de los gastos federales incurridos. El 27% restante se está compensando por la vía del endeudamiento, principalmente con instituciones locales o en el exterior.

Hasta ahora la Reserva Federal se mantuvo al margen de expandir su financiamiento al Tesoro por la vía de la compra de títulos públicos (como lo hizo durante la pandemia en 2020), pero eventualmente el Gobierno federal no puede quebrar, y cualquier tipo de incumplimiento vendría asociado a un latente inflacionario.

La proporción de crédito doméstico absorbido por el Gobierno federal se incrementa, y lo que es lo mismo, se reduce la cantidad de recursos disponibles para prestar a las empresas privadas o a las familias (por ejemplo el crédito hipotecario). Esto se ve reflejado por un piso de tasas de interés cada vez más elevado.

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