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Hacia la construcción de la Derecha Nacional: Qué es y cómo debe conformarse el nuevo camino político

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Si la ciudadanía pretendiese efectivamente cambiar la situación y lograr la prosperidad de la República toda, no queda opción alguna más que el involucramiento en el plano de la actividad política.

En los últimos tiempos de nuestra era, hemos comenzado a experimentar en la Nación Argentina el corrimiento del eje político ciudadano hacia espectros que comprenden lo que comunmente se denomina como “derecha”. Dicho corrimiento, comenzado acaso a partir de los errores del gobierno del Presidente Macri -quien los asume y hace autocrítica de los mismos-, y profundizado por los horrores del gobierno de la Vicepresidente Cristina F. de Kirchner, tiene que ver con la identificación del sector político como un cúmulo de personas tendientes a mantener el statu quo de la cosa pública y la situación nacional, una casta, como se ha empleado recientemente. Ahora bien, si la ciudadanía pretendiese efectivamente cambiar la situación y lograr la prosperidad de la República toda, no queda opción alguna más que el involucramiento en el plano de la actividad política.

Para ello, resulta indispensable pergeñar el movimiento político que sintetice y ordene las acciones tendientes al objetivo último: ganar el poder. Ese movimiento, que debiera servir como vehículo transitador de una ajetreada hoja de ruta hasta el logro de los objetivos debe, a mi parecer, construirse partiendo de una serie de presupuestos que deberán definirse a estos efectos y que su amplitud y complejidad a la hora de la efectivización, necesariamente lo encuadrarán en un concepto superador y aunador. La Derecha Nacional. 

Partiendo de la base histórica, el término “Derecha Nacional” no es sino una profundización de lo que en nuestra Nación experimentamos bajo el mote de “Centro Nacional”, pero que de centro tenía poco, se trataba entonces de una configuración de carácter nacional, pro-mercado, respetuosa de las libertades civiles y enaltecedora de los valores patrios. Era una construcción de la derecha política. Me estoy refiriendo a la construcción política lograda a partir de 1958 por el Presidente Arturo Frondizi, que se mantuviera hasta el año 1973 con la asunción de Héctor Cámpora al Sillón de Rivadavia. Cabe destacar que el Tte. Gral. Perón, en su tercer gobierno, trató de reflotar la idea pese a que su originalidad había sido manchada por Cámpora, de quien no se debe olvidar su simpatía por Montoneros.

Se trataba pues del acuerdo de sectores nacionalistas, desarrollistas, y liberales, con el patrocinio de la totalidad de la estructura justicialista (el “peronismo sin Perón”, aunque con asentimiento del exilado líder) como vertebradora orgánica y dadora de maniobrabilidad política en el marco del vehículo electoral de entonces, la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), que derivaría luego en el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID).

Si bien el vehículo político variaría a lo largo del mencionado período (UCRI, UCRP, y gobiernos de facto), se constataría a esta como la época de mayor vigor económico de toda la historia argentina, superando incluso los años dorados del modelo agroexportador. Nuestra Nación llegó a ser incluso el país con mayor cantidad de holdings empresariales del mundo. También fue este el momento de mayor desarrollo de la red ferroviaria nacional, que tocó los 47.000 kms. en 1962. 

La virtuosidad de este complejo tejido de alianzas políticas, económicas, y socioculturales, culminaría de lleno -dejando de lado el interín de Cámpora- con la consumación del golpe de Estado perpetrado el 24 de marzo de 1976. 

Quien remite, se tomó la molestia de desarrollar brevemente la historicidad de modo tal de comparar la situación que se presentaba en aquellos entonces, con la de nuestros días. Bien se podría haber tomado el modelo del PAN de 1880, o la Concordancia de 1930, pero resultaría incompleto para lo que esta epístola dispone. Ello por un factor decisivo, ni en 1880, ni en 1930 se encontraba en el plano del juego político un fenómeno tal como lo es el peronismo, que sí se hace presente en la alianza de Centro Nacional que vivió nuestra Nación, y que también se presenta como actor de gran envergadura en nuestros días. 

Es dable decir que la construcción de la Derecha Nacional, partirá necesariamente de la base de ciertos esbozos ya existentes, para lo cual se deberá dejar de lado todo tipo de sectarismo o rechazo de la actividad política y/o de imperio del Estado. A esto me remito dado que un movimiento real, con capacidad de fuerza electoral y eventualmente de gobierno, nunca podrá nacer si su concepción es obstada por pequeñas células de corte anarquista o que rehúyen a la autoridad del Estado como núcleo rector de la vida institucional de la Nación.

Tampoco podrá hacerlo sin contar con la experiencia de actores con numerosas décadas en el ámbito de la actividad política, así como, tampoco, sin la presencia de nuevos actores que aporten renovación y nuevas perspectivas. Fundamental será el núcleo de apoyos extra-políticos, de notoria influencia mediática, que lleven el mensaje del movimiento a aquellos ciudadanos que carezcan de la politización suficiente como para seguir los eventos del movimiento.

Asimismo, se debiera contar con una fuerte estructura de financiamiento privado y transparente, que permita a los suscribientes ideológicos aportar la suma que deseen. Ello sin dejar de lado grupos de poderoso capital concentrado que vean oportunidades de llevar al plano de lo público, mejores prácticas para la rentabilidad de sus negocios y de los de toda la República.

Indudablemente deben verse con buenos ojos, en el sentido de todo lo expuesto precedentemente, los gestos que el Presidente Macri ha efectuado hacia el referente y candidato liberal Javier Milei, de cara a su debut electoral oficial en las elecciones legislativas 2021. En este mismo sentido se ha expresado el elogiado, no solo enalteciendo al ingeniero, sino también incluyendo a diversos actores del plano político, ellos representantes de sectores duros de Juntos por el Cambio, algunos quizás con una impronta PRO y otros con una impronta peronista federal. Los augurios de una eventual alianza, paso previo quizás a la consolidación de lo que este texto caracteriza como Derecha Nacional, se encuentran acaso en un estado embrionario dado a la coyuntura electoral y política que se vive en este 2021, pero bien puede ese embrión crecer sano y fuerte de cara a la disputa presidencial de 2023 y más adelante.

Párrafo aparte, quiero remarcar la importancia supina de uno de esos sectores duros de Juntos por el Cambio. Me refiero a la estructura federal, con cierto componente peronista pero no limitada a ese único concepto, por fuera de todo ideal kirchnerista o de izquierda, hoy creciendo dentro de la coalición opositora y referenciada en el Dr. Miguel Ángel Pichetto. Será clave, a mi parecer, su consolidación y maniobrabilidad de cara al futuro de la Argentina en el plano político tanto doméstico como externo, y a la consolidación también de un proyecto de magnitudes y características semejantes a aquel que esta epístola pretende desarrollar. Ella, en conjunción con fuerzas de similares características que hoy crecen cada cual por su cuenta, serán las encargadas de llevar a buen puerto el ideal de un proyecto federal, pro-mercado, de estrategia política nacional e internacional, para colocar a la Argentina en ese peldaño de relevancia global que su acervo histórico, territorial, cultural y su potencial material y humano le auguran, pero cuyas fuerzas no han sido liberadas aún. 

Existe una amplia gama de opciones a partir de las cuales la construcción de la Derecha Nacional -capitalismo moderno, nacional, con libertad, justicia, seguridad y defensa- puede construirse. Ningún sector debe querer ser más de lo que puede, y la eventual conducción debiera de dirimirse en grandes procesos internos, en los cuales el ganador conduce y los demás cooperan en la conducción, sin privarse de la realización de planteos y críticas en pos del logro de los objetivos. Mencionada la sentida preeminencia hacia el esquema del Dr. Pichetto y el reconocimiento de la importancia de los sectores del liberalismo puro en su esquema Milei-Espert y el conjunto de influencers que poseen, auguro que tampoco deben ser dejados de lado los sectores comandados por la Dra. Patricia Bullrich (halcones, PRO duro), o Ricardo López Murphy (Republicanos, JxC), actualmente disputando una banca en el Congreso Nacional por la Capital.

Ni siquiera olvidar actores de relevancia, pero con truncado protagonismo contemporáneo, tales como las numerosas escisiones que derivan del ex PAN siendo estas el Partido Demócrata Nacional y sus distritales, el Partido Demócrata Progresista, etc., así como las derivaciones del socialcristianismo aconfesional representadas por el Partido Demócrata Cristiano, que contó con representación en la HCDN hasta 2019. 

Fundamentalmente, creo que no sería inteligente vedar al Presidente Macri, quien reconoció todos y cada uno de sus errores, principalmente en la matriz económica y de ejercicio del poder. Asimismo, como se mencionó precedentemente, el ingeniero se encuentra en un esquema de elogio y positivo intercambio de opiniones con los candidatos liberales, así como de gran entendimiento y probada afinidad con su compañero de fórmula 2019 y uno de sus principales sostenes en el año 2020 cuando se lo intentó jubilar.

A modo de cierre, cabe destacar que la puesta de los intereses personales por detrás del supremo interés de este eventual proyecto, y que es la grandeza de la Patria, tendrá que ser la moneda corriente de toda la dirigencia que vertebre y construya desde los cimientos hasta la cúspide, el movimiento que se dé a identificar como Derecha Nacional. La totalidad de lo expuesto solo encuentra como finalidad, que de una vez y para siempre -parafraseando las estrofas originales de nuestro Himno Nacional- se levante a la faz de la Tierra, una nueva y gloriosa Nación; coronada su sien de laureles, y a sus plantas rendido un león.


Por Facundo Torres, para La Derecha Diario.

Opinión

Los argentinos votaron para salir de la esclavitud el 19 de noviembre, pero algunos todavía tienen la esclavitud dentro suyo

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"Si bien los hebreos habían salido de Egipto, Egipto aún no había salido de ellos".

Si bien los argentinos elegimos a Javier Milei el 19 de noviembre del año pasado, para liberarnos de las garras de la esclavitud kirchnerista, vemos hoy en día muy claramente, que abandonar la esclavitud en la cual nos sumergió durante años la casta política, no es tan fácil.

Si exploramos en la historia universal, sobre el tema de la esclavitud, tenemos sobrados casos que nos sirven como ejemplo para analizar en profundidad esta cuestión. Podemos tomar el ejemplo de Moises y Egipto, como ya lo citó varias veces el propio Milei.

Encontramos en el libro de Éxodo que al principio, los hebreos no querían ni escuchar la opinión de Moises cuando les hablaba sobre la posibilidad de ser liberados. Luego de que Moises diera una gran batalla cultural y religiosa contra el faraón, logró liberar de manera milagrosa al pueblo hebreo.

De todas maneras, apenas tuvieron algunos inconvenientes en el desierto empezaron a reclamarle a Moises, su liberador, arrepentiedose de haber salido y exigiendo retornar a Egipto. Esto nos demuestra que si bien uno puede liberarse de las garras físicas de la esclavitud, no es tan fácil luego liberarse de la misma psicológicamente y culturalmente.

Si bien los hebreos habían salido de Egipto, Egipto aún no había salido de ellos. Y por más que recorrían muchos kilómetros en el desierto, no lograban alejarse de Egipto, ya que lo llevaban dentro de sí mismos. Es más si pensamos en profundidad, podemos observar que no solo que no lograron dejar atrás a Egipto, sino que lo expandían cada vez más, llevando con ellos mismos a Egipto a cada lugar que ellos viajaban.

Parece que los pueblos olvidan de manera fácil. Solamente transcurrió medio año de que salimos de nuestra propia esclavitud en Argentina. Sin embargo, muchos se comportan de manera ambigüa. Por un lado, le exigen a Javier Milei cambios inmediatos y mágicos, como si las últimas elecciones hubiesen ocurrido hace años. Pero por otro lado, son estas mismas personas que siguen con la esclavitud dentro de ellos mismos. Siguen pensando y comportándose como esclavos.

Y obviamente que un punto está ligado al otro. Como aún no logran desprenderse de su esclavitud interna, eso les produce una distorsión cognitiva y exigen soluciones mágicas y falsas, las cuales son erróneas y los hunden más en su esclavitud interna.

Retornando al pueblo hebreo es interesante recalcar el momento en el cual, se quejan con Moises por comer todos los días el maná en el desierto. El versículo dice: "recordamos los pescados que comíamos en Egipto GRATUITAMENTE, los pepinos, los melones, el puerro las cebollas y los ajos. Pero ahora nuestra alma está seca, pues no hay nada excepto el maná ante nuestros ojos" (números, cap. 11, versículos 5 y 6).

Ellos querian seguir comiendo GRATIS la comida de Egipto. No querian esforzarse en ir a recolectar el maná. El maná caía del cielo pero ellos mismos debian esforzarse en recolectarlo. Este es el punto. Tener beneficio gratuito por medio de alguna ayuda gubernamental, eso significa ser esclavo. Exigir soluciones fáciles y gratuitas a un gobierno, es un pensamiento completamente de esclavo.

Exigir que los politicos nos solucionen la vida, es de esclavos. Reclamar ayuda y exigir intervenciones estatales, es de esclavo. Y por más que los hebreos físicamente estaban libres, el versículo puntualiza: "sus almas estaban secas", sus almas aún no se habían liberado por completo.

La solución para poder liberarnos por completo de las garras de la esclavitud, no está únicamente en lo que haga Javier Milei o cualquier otro político. Si seguimos exigiendo que los políticos solucionen nuestras vidas, no entendimos en profundidad el cambio radical que vino a hacer Javier Milei.

La solución está principalmente dentro de cada uno de nosotros. Trabajando con esfuerzo, con constancia, con fe en Dios y en nosotros, actuando e interactuando con nuestros semejantes, de manera digna, respetuosa y correcta. Trabajando dentro del marco de la ley, "dentro de la ley todo, fuera de la ley nada". Repito. No hay nada GRATIS en esta vida.

Hay sobrados casos de ejemplos en el mundo, de personas que aparentemente amasaron una gran fortuna de manera rápida y fácil, y luego la pierden por completo, o terminan usando la fortuna que obtuvieron de manera dudosa, para pagar los problemas que la misma obtención de su fortuna les provoco.

El 19 de noviembre salimos de Egipto. Logramos en las urnas liberarnos de la casta política, logramos liberarnos de años y años de romanticismo de la probeza nacional y popular. No olvidemos esta gran hazaña. Fue la campaña más sucia de la historia contra Javier Milei, pero a su vez también fue la campaña más heroica, más épica, emotiva, mística y milagrosa de la historia.

Los gerentes de la pobreza y los econochantas fracasados, y los micrófonos ensobrados están desesperados, porque saben que estamos en el desierto camino hacia la tierra prometida. Saben que estas son las últimas oportunidades que tienen, porque ya estamos cada día más cerca de llegar a la libertad suprema.

Pero debemos tener presente,el camino hacia la tierra prometida duró 40 años. No es fácil ni rapido ni automático. Debemos seguir luchando día a día, debemos seguir dando la batalla cultural constantemente. Los obstáculos y dificultades van a seguir apareciendo.Pero tengamos la seguridad que estamos en el camino correcto.

Estamos cada vez más cerca de llegar a esa Argentina que tanto anhelamos. Sigamos con esfuerzo y lo vamos a conseguir. Y recordemos siempre que: "La victoria en la batalla, no depende del número de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo".


El fenómeno barrial (@mileibarrial, Twitter, X).

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Opinión

El fenómeno Milei en el mundo: Entendiendo la ideología liberal libertaria de Javier Milei que ganó las elecciones en Argentina

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Todos hablan del fenómeno que significa Javier Milei en la política del mundo, pero muy pocos entienden realmente el alcance de su ideología. Es clave entender que la libertad que propone, viene acompañada de responsabilidades ineludibles.

El presidente Javier Milei no solo ha llegado a la cima del conocimiento popular en su país, Argentina, sino que el fenómeno que él representa se ha extendido por todo el mundo. En Estados Unidos, en Europa, en los países hermanos latinoamericanos y hasta en Japón hablan del "fenómeno Milei".

Pero ni acá ni en el resto del mundo terminan de entender exactamente la ideología de Javier Milei, que es liberal en serio, doctrinaria y ligada a la praxis libertaria. Muchos creen que es una nueva versión de lo mismo, pero es algo completamente nuevo en política.

El liberalismo pone el principal énfasis en la libertad de los individuos. Esto significa que cada quien es libre en su accionar, y por ende es responsable de manera total por su accionar. Esto significa que un presidente no debe ni tampoco puede solucionar todos los problemas de los ciudadanos.

La mayoría de los argentinos elegimos un cambio verdadero. Elegimos a Milei entendiendo que cada uno de nosotros debemos hacer lo máximo que podamos para solucionar nuestros propios problemas y para sacar el país adelante. Nosotros tenemos la responsabilidad de hacer el cambio.

Repito. El presidente NO debe solucionar ni dirigir todo. Solo tiene que trabajar en pos de que el Estado no oprima a los individuos y otorgar seguridad física y jurídica para que cada ciudadano pueda actuar de la manera más libre posible y que cada quien disfrute del producto de su esfuerzo.

Si bien un presidente obviamente debe dirigir y gobernar un país, en el liberalismo gobernar implica que el mandatario quita las regulaciones del Estado y le otorga cada vez más libertad a la población; y por ende, más responsabilidad a todos los ciudadanos por igual.

El que las hace, las paga”, decía Milei en campaña sobre la inseguridad, pero aplica a todos los aspectos de la vida en sociedad. Cuando tenés libertad de elegir, también tenés la responsabilidad de responder por tus actos.

Si bien hay libertad de expresión y cada quien puede emitir su opinión, los argentinos deben dejar de quejarse, y deben hacerse cargo de aquello que votaron, en el buen sentido. Es decir, que hay que empezar a entender que ningún líder político le puede solucionar la vida a un ciudadano de manera directa.

Ya lo dijo Javier Milei en su primer acto de campaña: “yo no vine a guiar corderos, vine a despertar leones“. Si queremos ser leones, debemos dejar de quejarnos con el presidente si los mercados financieros bajan o si sube el dólar. Debemos dejar de quejarnos con el presidente si suben o los precios o si hay menos ventas. Si la economía es completamente libre, no es su responsabilidad, es la tuya.

El león es el "rey de la selva". No se queja de aquello que sucede en la selva, sino que intenta cambiar y modificar todo aquello que él cree que debe mejorar para su propio bienestar y para el bienestar de los demás. Los leones no lloran si todo no sale como ellos desean.

El león no le exige a otro león que no viaje a ningún otro sitio y que se quede en la selva para cuidarlo. El león se ve a sí mismo como un rey. Él es líder de su propia vida, es responsable de todo lo que le sucede y sabe que posee todas las herramientas para alcanzar lo que desea.

Los ciudadanos argentinos elegimos el pasado 19 de noviembre ser leones y no corderos. Por lo que llegó el momento de empezar a actuar y pensar con madurez y entender de una vez por todas que los políticos no pueden ni deben solucionar nuestras vidas.

En diciembre del año pasado, comenzó una nueva Argentina. Una Argentina en el camino correcto. Y aunque Javier Milei nos advirtió que el camino no iba a ser fácil, debemos luchar hasta el final por conseguir y materializar aquello que ya elegimos.

“La victoria en la batalla no depende de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo. Viva la Libertad Carajo!"


El Fenómeno Barrial. @mileibarrial (Twitter, X)

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Argentina

Marcha universitaria: La crónica de una sociedad transigente y cómplice, que deja que la política tome sus banderas

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La manifestación del martes pasado expuso la compleja trama que permanece en la sociedad sobre la naturaleza y la necesidad de una educación superior que sea pública como herramienta de movilidad social.

El pasado martes 23 de abril se llevó a cabo en Argentina una marcha en “defensa de la educación pública”. Entre las pancartas de los manifestantes se pudo apreciar consignas tales como “Educación libre y gratuita”, “La universidad es de todos”, o “La educación es la base de la movilidad social”.

Lo más probable y siendo justo con muchos de los que marcharon, es que las mencionadas consignas hayan sido levantadas con las mejores intenciones, tal vez movilizadas por una sentido de pertenencia, agradecimiento para con la universidad pública o bien por una cuestión de pensamiento filosófico.

Sin embargo, un amplio espectro de quienes vemos este reclamo desde una óptica diferente, percibimos que hubo otra gran parte de manifestantes cuya única intención era la de defender sus intereses económicos y personales, que no necesariamente se correspondían con el funcionamiento o la existencia de la educación pública.

Ejemplo de ello lo podemos encontrar con la presencia de agrupaciones sindicales enemistadas con el Gobierno, agrupaciones políticas opositoras y hasta ex ministros de economía que ajustaron el presupuesto de las defendidas universidades en años anteriores, incluso, ajuste de mayores dimensiones que el que se reclama actualmente.

Soy graduado de una universidad pública, tuve excelentes docentes, y la volvería a elegir, pero jamás diría que mí paso por la educación pública fue "gratuita", ya que la pagué con mis impuestos, todavía la sigo pagando y y pagaré la de próximos alumnos.

Es por eso que, analizando la temática de las “consignas levantadas”, he descubierto que Argentina es un país donde la mayor parte de sus habitantes “romantiza la épica” por encima de la razón y, por sobre todo, ignora los hechos concretos que la realidad impone.

Sospecho que es por ignorancia o simplemente como menciono en el título de esta nota, por una arraigada, crónica y cómplice transigencia hacia un sistema que nos devora como seres libres y racionales.

¿Es necesario acaso analizar si la “educación pública gratuita” es un herramienta de “movilidad social ascendente” cuando estamos sumidos en la más profunda decadencia económica, moral, cultural y con niveles de pobreza como no se veían en décadas?

Con esto no quiero decir que la educación no sea importante, solo digo que existen otras herramientas para la prosperidad de una sociedad, especialmente en tiempos de crisis, donde no se piensa en la movilidad de una generación a otra, sino en salir de la pobreza ahora mismo a través del trabajo.

Vale aclarar también que la universidad no es “de todos”, ni mucho menos es “gratuita”. Para ilustrar esta situación basta con mirar cuántas personas estudian una carrera, qué porcentaje de la sociedad. Si bien todos los argentinos contribuyen al funcionamiento de las unversidades públicas, en un año aproximadamente entre 3 y 5% de la población estudia una carrera universitaria.

Habría que preguntarle al otro 95% de la población, quienes “no consumen” la universidad pública (por los motivos que fuere) si piensan que la universidad “es de ellos” y si están contentos pagando impuestos de forma directa (por ejemplo, Ganancias o Bienes Personales) o por vía indirecta (IVA, impuesto a los combustibles, o ingresos brutos), para financiarla.

Es decir, una parte de la sociedad paga la cuenta que no consume en favor de quienes sí la consumen. Además, como nota de color, la educación pública se paga de por vida ya que una vez producida la graduación y hasta tanto no se produzca la derogación de los impuestos que la financian, los egresados pagarán la cuenta hasta el fin de sus días. Esto es una gran diferencia con una universidad privada cuya financiación es limitada en el tiempo.

En libertad, sin un conjunto de burócratas estatales defendiendo la diatriba mentirosa de que la educación es “un derecho universal” con la única finalidad de aumentar el poder de dominación sobre una sociedad, las universidades privadas podrían ofrecer múltiples alternativas de financiación de contenidos educativos para aquellas personas que no puedan acceder a ella.

Brevemente, cito algunos ejemplos: becas que cubran la totalidad o parte de la carrera; convenios multi empresas que permitan a los trabajadores obtener beneficios para educar a sus hijos en diversas instituciones; convenios entre bancos y clientes para financiar las cuotas, como ocurre en Estados Unidos; o empresas que cubran la educación de “potenciales talentos” como ocurre en Europa.

Un mercado actuando en verdadera libertad, sin ningún tipo de intervención estatal, es capaz de lograr una amplia inclusión de las personas que por cuestiones económicas no pueden acceder a la educación universitaria. Y si hay intervenciones del Estado, que estén dirigidas a estos grupos, como ocurre con los vouchers que se entregan a las personas de bajos recursos, terminando con la falacia de la universalidad.

Sin lugar a dudas, la marcha del martes sirvió para ilustrar que muchos conciudadanos viven en una nebulosa levantando consignas de la década del ’40, tales como que “el hijo del obrero puede educarse”, cuando en plena era del internet, la inteligencia artificial, la globalización y la tecnificación, el acceso a la educación se hizo mucho mas accesible y diverso haciendo que una cuota universitaria obligatoria, tenga cada vez menor validez.

Tampoco pueden ver que la pobreza crónica de Argentina tiene que ver con la matriz de intervencionismo estatal salvaje a la que estuvo sometida durante décadas y que el problema es el Estado y no los “empresarios codiciosos”.

Si la mayor parte de la sociedad pudiera darse cuenta que el mensaje de fondo no es “educación gratuita para todos” sino más bien “ustedes son tan inútiles e incapaces de poder autofinanciarse la educación que por ello van a necesitar que nosotros, los políticos iluminados y seres superiores a ustedes, se lo tengamos que conceder”.

Dentro de este “paquete de mentiras” también se nos habló de educación en términos que solo ellos (los burócratas del Estado y sus cómplices morales) pueden hablar o mencionar. Cómo si esta fuera una especie de contenido indisoluble, de valor y significado único y que solo quienes la defienden tienen el “derecho moral” de dictaminar que debe ser un “contenido educativo” y que no.

La Educación no se limita en los contenidos obligatorios impuestos por un Ministerio, sino que también es provista a través de las diversas vivencias y/o contextos sociales de cada individuo. Un viaje, una película, una función de cine o teatro, un deporte, la cultura familiar, un oficio, comercio, profesión, entre tantos otros, pueden ser grandes fuentes de educación a lo que no necesariamente toda la población puede acceder en la misma forma y cantidad.

La educación no es monopolio del Estado, sino más bien un patrimonio difuso y divisible de la subjetividad de cada individuo y su contexto. Nos han mentido, nos han empobrecido, nos han dominado y, por si fuera poco. nos dicen que sin ellos “seremos brutos”.

Mí obligación ética y moral no se debe al levantamiento hueco y pasivo de consignas transigentes que solo contribuyen a mantener viva esta dominación estatal, sino más bien a la intransigencia de la razón liderada por las ideas correctas.

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