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Policías uniformados de pie junto a una fila de vehículos policiales Ford estacionados en una calle.
OPINIÓN

Las cifras negras de la inseguridad en la Provincia de Buenos Aires

La política de encubrimiento de las estadísticas que impone el gobernador Kicillof ha llevado a una situación alarmante.

La provincia de Buenos Aires bajo la conducción de Axel Kicillof atraviesa múltiples problemáticas que afectan la calidad de vida de los bonaerenses. Desde la pobreza  hasta las calles sin tierra, pasando por la falta de cloacas en varias zonas, viviendas precarias, hospitales y escuelas que se caen a pedazos a pesar de haber recibido transferencias discrecionales millonarias a lo largo de los últimos años, y muchos otros temas.

Son todas fallas importantes por igual, que forman parte de un sistema y una ideología empobrecedores que atentan contra el desarrollo de la provincia más habitada de nuestro país. Pero todo es superado por la masiva ola de inseguridad que aplaca a la provincia desde hace 4 años.

La única forma de encontrar la luz será con un gobierno que enfoque sus esfuerzos en desarrollar un plan estratégico para combatir la inseguridad: el mal que no sólo impide el crecimiento de los bonaerenses, sino que también los paraliza en su vida cotidiana.

La inseguridad de la Provincia de Buenos Aires en números

Las cifras negras de la provincia de Buenos Aires son escondidas por el gobernador Axel Kicillof desde el comienzo de su gestión. La realidad es realmente cruda: cada 30 segundos se registra al menos una denuncia por robo, entraderas, abusos, violaciones o asesinatos en territorio bonaerense.

Si consideramos que se estima que el 80% de las víctimas nunca denunciará el hecho, se podría hablar de diez delitos por minuto en la provincia de Buenos Aires.

En 2023 se realizaron casi 3.000 denuncias diarias, pero la realidad es que el promedio de hechos delictivos por día fue de alrededor de 14.000, si consideramos los que no fueron denunciados. El número total y real abruma: fueron más de 5 millones de hechos en los 21 departamentos judiciales.

Hay un dato estremecedor que revela el informe anual de la Procuración General de la Suprema Corte de Justicia bonaerense, y hace referencia a que en 2023 hubo 803 homicidios, a razón de 2,2 asesinatos diarios. Ese número representa un ascenso del 14% respecto al año anterior.

Lo de los femicidios también es realmente llamativo: hubo 97 casos más en 2023 que en 2022.

Pero hay más. Las causas de "impacto público y social" –como robos, asaltos, ataques de motochorros, escruches y otros delitos contra la propiedad– tuvieron un aumento del 20%. Fueron 408.000 durante el año pasado y representan el 39% del total de todas las denuncias en fiscalías.

Una cuestión ideológica

La responsabilidad de la seguridad en la provincia de Buenos Aires, donde vive el 40% de los argentinos, es del gobernador. Por ese motivo, no es una exageración culparlo exclusivamente a él y a su Ministerio de Seguridad por las cifras negras mencionadas.

Y más que inacción o falta de capacidad, lo que se observa en este aspecto es pura complicidad con la delincuencia, motivada por un sesgo ideológico que desde sus comienzos ha buscado romantizar la violencia, el delito y la cultura villera.

¿Cuánto vale la vida en una provincia gobernada por el delito? ¿O una moto, una bicicleta, un celular? Nada. El Conurbano y gran parte del territorio bonaerense están arrasados por la criminalidad y la complicidad del Estado Provincial.

Hay un número que no suele ser analizado, pero que representa a la perfección el drama que vive la provincia en materia de seguridad: tres oficiales de la Policía Bonaerense se suicidan al mes y alrededor de 100.000 (el 40% del total) está con carpeta médica.

Inseguridad congénita

Estamos ante un gobernador que probablemente esté diseñando su estrategia para postularse a presidente en unos años, pero lo cierto es que no es capaz de diseñar un sólo plan real de combate al delito de rápida implementación.

Se desligó de la seguridad entregándosela a los municipios, pero lo único que pueden hacer es instalar una alarma vecinal, más iluminación, cámaras de seguridad y la compra de algún patrullero; pero no tienen acceso a la Policía, que es el recurso humano clave y lo maneja exclusivamente la gobernación, no los intendentes.

Porque, tal como fue explicado previamente, la seguridad de la provincia de Buenos Aires corre exclusivamente por cuenta del gobernador, al igual que la salud y la educación.

Nos encontramos ante un récord de muertes y de delitos contra las personas en la provincia de Buenos Aires. La inseguridad llegó a un punto en el que, por su gravedad, pareciera congénita o inherente al territorio porteño, pero no es un caso excepcional. Ha pasado en otras partes del mundo, no tan lejanas a la Argentina, donde se pudieron revertir situaciones peores.

El primer paso es terminar con la corrupción.


Daniel Adler, especialista en Seguridad y vecino bonaerense.

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