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Dos hombres con patillas prominentes, uno moderno y otro de época, miran hacia la izquierda.
OPINIÓN

El renacimiento del pensamiento alberdiano en la era de Javier Milei

En este Día del Abogado, vuelve a resurgir la figura de Juan Bautista Alberdi y su conexión con las políticas de Milei.

En este Día del Abogado, la figura de Juan Bautista Alberdi se eleva nuevamente en el escenario político argentino, gracias al renovado interés que ha despertado la presidencia de Javier Milei. Este resurgimiento no es fortuito, sino que refleja una conexión profunda entre las ideas de Alberdi y las políticas que Milei propone para transformar a Argentina en un país más libre y próspero. Al explorar las similitudes entre ambos, podemos apreciar cómo las ideas alberdianas, lejos de ser reliquias del pasado, ofrecen respuestas poderosas a los desafíos contemporáneos.

Alberdi, quien es reconocido como uno de los pilares intelectuales de la Constitución de 1853, tenía una visión clara sobre el papel del Estado y la economía, ideas que resuenan fuertemente en el discurso de Milei. Una de las propuestas más revolucionarias de Milei ha sido la dolarización de la economía argentina, una medida que tiene sus raíces en la crítica de Alberdi al control estatal sobre la moneda. En sus *Obras completas: Escritos Póstumos I (Vol. IX)*, Alberdi señaló que "una república con un banco de Estado es un absurdo, un contra sentido". Para él, la existencia de un monopolio estatal sobre la emisión de moneda socavaba la libertad económica y ponía en riesgo la estabilidad del país.

Milei, al proponer la dolarización, parece recoger esta crítica y llevarla al contexto actual, donde la estabilidad monetaria es crucial para el desarrollo económico. Así como Alberdi defendía la necesidad de una moneda estable, Milei ve en el dólar una herramienta para recuperar la confianza y la previsibilidad en la economía argentina. Esta propuesta no solo es coherente con el pensamiento alberdiano, sino que también representa una apuesta audaz por restaurar el orden económico en un país que ha sufrido décadas de inestabilidad.

Otra de las grandes preocupaciones de Alberdi fue la omnipotencia del Estado. En su famoso discurso de 1880, "La Omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual", Alberdi advertía que cuando el Estado concentra todo el poder, inevitablemente se convierte en un tirano. Esta visión de un Estado limitado y al servicio de la libertad es compartida por Milei, quien ha hecho de la reducción del tamaño del Estado y la defensa de las libertades individuales un eje central de su gobierno. En palabras de Alberdi, "la omnipotencia de la Patria o del Estado es la exclusión y negación de la libertad individual", una afirmación que Milei parece haber adoptado como parte de su filosofía política.

Milei, al igual que Alberdi, entiende que la libertad económica es fundamental para el desarrollo de una nación. Alberdi creía firmemente en la iniciativa privada como motor del progreso y la prosperidad, una idea que Milei también promueve al abogar por una economía más libre y menos regulada. Para Alberdi, la intervención estatal excesiva era un obstáculo para el crecimiento, y Milei, en su lucha contra la "casta política", busca liberar a la economía argentina de las trabas que han sofocado el espíritu emprendedor y la innovación. Como dijo Alberdi: "El progreso y adelanto relativo de un país respecto a los demás se prueba con lo que se ha denominado el voto con los pies". La apertura de oportunidades para la iniciativa privada, una de las promesas de Milei, es un reflejo de este principio.

Milei, al igual que Alberdi, entiende que la libertad económica es fundamental para el desarrollo de una nación

En el ámbito fiscal, la visión de Alberdi sobre un sistema justo y equilibrado también encuentra eco en las propuestas de Milei. Alberdi criticaba las desigualdades fiscales que favorecían a Buenos Aires en detrimento del resto del país, y abogaba por un sistema que fomentara el desarrollo equitativo. Milei, en su propuesta de reforma fiscal, busca simplificar y hacer más equitativo el sistema tributario, eliminando los privilegios y distorsiones que han caracterizado a la economía argentina. Esta propuesta se alinea con el pensamiento de Alberdi, quien veía en un sistema fiscal justo una condición esencial para la estabilidad y el progreso.

Además, Alberdi era un firme defensor del libre comercio y de la integración económica global, ideas que Milei también promueve como parte de su agenda de gobierno. Alberdi advertía sobre los peligros del proteccionismo y del nacionalismo económico, y sostenía que el comercio libre y la apertura al mundo eran clave para el desarrollo. Milei, en su crítica al populismo y al proteccionismo que han aislado a Argentina, retoma estas ideas y propone una mayor integración con la economía global. Este enfoque no solo es coherente con el pensamiento alberdiano, sino que también ofrece una vía para que Argentina recupere su lugar en el escenario internacional.

La defensa de la  libertad religiosa y la separación entre Iglesia y Estado, otra de las grandes aportaciones de Alberdi, también tiene relevancia en el contexto actual. Alberdi, influenciado por el pensamiento de John Locke, abogaba por la libertad de cultos y la separación entre las esferas religiosa y política. Milei, aunque no ha hecho de este tema un eje central de su gobierno, se alinea con esta tradición al defender un Estado que respete la diversidad religiosa y garantice la libertad de conciencia. Este enfoque, aunque menos visible en el discurso de Milei, es una continuación de la visión liberal de Alberdi sobre la importancia de mantener la religión fuera de la política.

Finalmente, la crítica de Alberdi al nacionalismo y al intervencionismo estatal es un punto de contacto fundamental con la visión de Milei. Alberdi veía en el nacionalismo una amenaza para el progreso y la libertad, y advertía que la aversión al extranjero y la intervención estatal excesiva eran obstáculos para el desarrollo. Milei, en su crítica al populismo y al estatismo que han caracterizado a la política argentina, retoma esta visión y propone una Argentina más abierta y competitiva, donde las barreras al comercio y la inversión sean eliminadas en favor del crecimiento y la prosperidad.

En conclusión, la presidencia de Javier Milei representa una oportunidad única para reavivar las ideas de Juan Bautista Alberdi y adaptarlas a los desafíos del siglo XXI. Las similitudes entre ambos no solo son evidentes en sus enfoques sobre la economía y el Estado, sino que también reflejan un compromiso compartido con la libertad y el progreso. En este Día del Abogado, recordemos que el pensamiento alberdiano sigue siendo una guía poderosa para construir una Argentina más libre, próspera y justa. Así como Alberdi defendía la libertad y la estabilidad como pilares de una nación próspera, Milei busca llevar estas ideas a la práctica, demostrando que, en el fondo, las lecciones del pasado siguen siendo relevantes para construir el futuro.

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