
OMS y Taiwán: el dilema político que frena avances en salud global
Taiwán ofrece un modelo ejemplar de cobertura médica universal que el mundo debería considerar e imitar.
Es ampliamente reconocido por la comunidad internacional que la salud se ha constituido en un derecho humano fundamental; con un valor universal significativo. En efecto: todos sabemos que una mejor salud redunda en un mayor bienestar para todos los habitantes de un país; lo cual apareja consecuencias beneficiosas para la supervivencia y el desarrollo de una nación; y también para todos los que habitamos el Globo.
Durante la 77ª Asamblea Mundial de la Salud; que tuvo lugar en Ginebra, entre el 27 de Mayo y el 1° de Junio de 2024, sus miembros adoptaron el 14° Programa General de Trabajo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el período 2025-2028.
Este programa incluye, básicamente los siguientes objetivos estratégicos: mejorar la cobertura de los servicios esenciales de salud, y posibilitar el financiamiento de la cobertura sanitaria universal. La OMS ha exhortado a los Estados Miembros a tomar medidas al respecto.
Es de hacer notar que Taiwán lleva varios años de ventaja en la implementación de ambos objetivos. En efecto, la isla ya desarrolló su Seguro Nacional de Salud (NHI, por sus siglas en inglés) en 1995. Este sistema, que unificó los sistemas de seguros laborales ya existentes, ha cumplido 30 años y actualmente cubre al 99,9 % de la población. El sistema NHI proporciona atención médica equitativa, accesible y eficiente a todo el pueblo de Taiwán. Es un pilar fundamental, garante de la estabilidad social de la isla; así como de la salud y la seguridad de sus ciudadanos, convirtiéndose en un referente mundial para lograr la cobertura sanitaria universal.
En una encuesta anual realizada por el sitio web Numbeo, Taiwán ha ocupado el primer lugar en el Índice de Atención Médica por siete años consecutivos. Se trata de una experiencia exitosa, en el mundo actual, donde la atención de la salud a todos los habitantes se ha convertido en un desafío y muchas veces, en una utopía. Tal vez sea la oportunidad para que las distintas naciones y la propia OMS pongan su foco en Taiwán, como referencia y punto de aprendizaje para ensayar soluciones exitosas similares.
El sistema NHI opera con el modelo de copago, cuando se recibe un servicio médico. Es totalmente autosustentable; y ha sido capaz de abordar los desafíos financieros planteados por el envejecimiento de la población y el aumento en los costos de la atención médica; por la complejidad creciente y el avance tecnológico que ha puesto a disposición de la población nuevas terapias y prestaciones. Al adecuar las primas y añadir fuentes de financiamiento adicionales, como por ejemplo el impuesto al consumo de tabaco, el sistema se ha asentado sobre una base sólida y sostenible.
El NHI cubre a la mayoría de la población y ofrece atención médica con copagos bajos para evitar abusos del sistema. Las visitas regulares al consultorio tienen copagos fijos, de alrededor, por ejemplo, U$S 3,33 (100 NTD – Nuevo Dólar Taiwanés) por consulta con un médico generalista. Si un asegurado necesita hospitalizarse, se le cobrará un coaseguro, cuya tarifa varía según la duración de la estancia.
Se permiten exenciones de copago para ciertos grupos, como pacientes con enfermedades catastróficas, partos, servicios médicos en zonas montañosas o en islas cercanas a la costa, hogares con bajos ingresos y veteranos.
El copago actual por atención de emergencia en centros médicos es de aproximadamente U$S 26. El NHI cubre un amplio abanico de especialidades, desde la acupuntura hasta la atención odontológica.
El NHI también reembolsa la asistencia sanitaria en el sector privado, permitiendo a los pacientes elegir libremente los hospitales y médicos que prefieran.
El sistema de copagos busca equilibrar la accesibilidad a la atención médica con el uso responsable de los recursos.
Por otro lado, el gobierno de Taiwán ha lanzado, en 2024, la visión de “Taiwán saludable”; cuyo objetivo es asegurar la buena salud de la población. Este programa que mantiene el enfoque en los ciudadanos, las familias y las comunidades, apunta a expandir las acciones de promoción de la salud y la atención médica preventiva. Se ha implementado, también, un plan de médicos de familia (algo similar a lo que denominamos “médicos de cabecera” en Argentina), ofreciendo atención integral a pacientes con enfermedades crónicas y utilizando la telemedicina para mejorar la accesibilidad de la atención médica en las zonas rurales. Al promover la atención integrada a largo plazo, los cuidados paliativos y el envejecimiento en el hogar, Taiwán busca garantizar una atención digna e integral durante todo el ciclo de vida, para todos sus ciudadanos; acompañándolos en todas las etapas de su existencia.
En 2021, la OMS elaboró y publicó la “Estrategia Mundial sobre Salud Digital 2020-2025”, que fomenta la adopción de soluciones de salud digital centradas en las personas, para prevenir, detectar y responder a las enfermedades infecciosas. También impulsa el desarrollo de infraestructura y aplicaciones tecnológicas con la finalidad de aprovechar los datos médicos de los ciudadanos, para promover la salud y el bienestar de la población.
En ambos aspectos, Taiwán ha desarrollado su destreza en la tecnología de la información y las comunicaciones, para construir sistemas y servicios de salud eficaces, con un alto retorno de la inversión. El sistema médico en la nube de NHI facilita un intercambio más eficiente de historias clínicas. También ha adoptado estándares internacionales en la materia; como lo son los “Recursos de Interoperabilidad Sanitaria Rápida” (FHIR, por sus siglas, en inglés); que garantizan y mejoran el intercambio internacional de datos médicos.
Adicionalmente, la incorporación de tecnologías asistidas por Inteligencia Artificial (IA) en salud permite a Taiwán el desarrollo de la atención médica inteligente. El uso de la tarjeta virtual del Seguro Nacional de Salud y la App Mi Banco de Salud permiten al ciudadano gestionar y acceder, eficientemente, en tiempo real, a sus datos personales de salud; permitiéndole tomar las decisiones de tratamiento o terapias que más lo favorezcan.
En el año 2008 Taiwán introdujo la Evaluación Tecnológica de Salud para facilitar la adopción de políticas basadas en la evidencia, y acelerar la inclusión de nuevos tratamientos en el sistema NHI. A título de ejemplo, este país cubre, desde el 2023, las nuevas terapias génicas y celulares; lo cual ha marcado una nueva era para la medicina de precisión, ofreciendo a los pacientes mejores opciones de tratamiento.
Además de ello, Taiwán continúa aprovechando las tecnologías innovadoras, para mejorar el entorno laboral de los diversos agentes sanitarios; fortaleciendo, de ese modo, la calidad general de su servicio médico.
A pesar de enfrentar exclusiones arbitrarias y desafíos políticos, Taiwán ha participado incesantemente en asuntos internacionales de salud; apoyando permanentemente al sistema de salud mundial. Tal es así que, durante la pandemia de COVID-19, ese país desempeñó un papel crucial, compartiendo suministros, estrategias y experiencias; con lo cual ha demostrado ser un socio confiable para la comunidad internacional.
La exitosa historia de Taiwán en implementar la cobertura sanitaria universal ha sido una lección valiosa para todo el mundo; así como también sus sistemas de gestión financiera del sistema sanitario y sus programas de salud digital; que pueden ser tomados como referencia y base por las distintas naciones, con la cooperación taiwanesa, lo cual les permitirá a alcanzar la meta de la cobertura sanitaria universal, postulada por la OMS.
En esta era de cambios vertiginosos, en que los desafíos de salud trascienden fronteras y la cooperación global se ha vuelto esencial para abordar diversas crisis sanitarias, no podemos darnos el lujo de prescindir de ningún actor del concierto internacional.
Sin embargo, a Taiwán se le ha impedido, inexplicablemente, participar en la OMS, que es el principal organismo de cooperación sanitaria mundial — debido a la presión ejercida por la República Popular de China. Este país fundamenta esta exclusión en la Resolución N° 2758 de la Asamblea General de las Naciones Unidas y la Resolución 25.1 de la AMS. Sin embargo y paradójicamente, ninguna de estas resoluciones menciona a Taiwán ni tampoco declara o reconoce que Taiwán sea parte de la República Popular de China; como para justificar tamaña exclusión y considerar que la China continental tenga derecho a representar a Taiwán en la OMS.
¿Por qué no aplicar, en este caso, los valores fundamentales de las Naciones Unidas de inclusión y universalidad? Máxime, tratándose de un derecho humano fundamental, como es la salud, que debieran sostener todas las naciones, con independencia de sus creencias políticas o ideológicas.
En efecto, se encuentra en juego un valor superior: el bienestar de la humanidad. Entonces, ¿por qué la OMS y las demás naciones se encuentran impedidos de reconocer y aprovechar las considerables contribuciones que Taiwán ha hecho a la salud pública mundial y al derecho humano inalienable a la salud?
En temas de salud y bienestar de la humanidad, corresponde que un organismo como la OMS adopte una mentalidad más abierta, al amparo de los principios de profesionalismo e inclusión; en beneficio de sus propios estados miembros.
¿Qué impide que Taiwán pueda incluirse, por razones prácticas, humanitarias, éticas y de salud pública, en la Asamblea Mundial de la Salud y en todas las reuniones, actividades y mecanismos de la OMS, en particular en aquellos relacionados con el acuerdo de la OMS sobre la pandemia?
Mientras tanto, y hasta que vuelva a primar la cordura y el sentido común en la OMS, Taiwán deberá continuar esperando, pacientemente, para trabajar con la comunidad internacional, en aras a construir un futuro de atención médica sin fronteras, que concrete el derecho humano fundamental a la salud, estipulado en la Constitución de la OMS y la visión de no dejar a nadie afuera, proclamada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
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