Las Fuerzas de Defensa de Israel dicen que destruyeron la mitad del arsenal de Hezbolá
En la última semana, Israel lanzó, tal vez, el mayor ataque contra el grupo terrorista islámico en toda la historia.
En los últimos ocho días, Israel llevó a cabo una gran campaña militar contra Hezbolá, el grupo terrorista del Líbano. En la primera fase, Israel eliminó a miles de enemigos mediante ataques sumamente precisos, con mínimos daños colaterales, posiblemente el mayor golpe contra la organización terrorista jamás registrado.
La segunda fase, que continúa en curso, consiste en una serie de bombardeos aéreos exitosos sobre la cadena de mando y las instalaciones de Hezbolá.
El martes, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) presentaron información sobre el tamaño del arsenal de misiles que aún posee Hezbolá, según informó Israel Hayom.
Se estima que, antes de los ataques del 7 de octubre, Hezbolá contaba con un total de 40.000 cohetes de corto alcance, capaces de recorrer hasta 40 kilómetros, además de varios miles de cohetes de alcance medio.
A lo largo de los últimos 11 meses, Israel realizó ataques sistemáticos contra estos cohetes, enfocándose especialmente en los de corto alcance. En el ataque del 25 de agosto, llevado a cabo para prevenir un ataque contra el centro de Israel, las FDI lograron derribar cerca de 7.000 de estos cohetes.
Con la reciente intensificación de los ataques en el Líbano, las FDI calculan que aproximadamente la mitad de los cohetes de corto y mediano alcance de Hezbolá han sido destruidos.
La impresionante capacidad de alcanzar a Hezbolá y golpear su núcleo constituye una gran victoria para los servicios de inteligencia israelíes, además de un fuerte revés para Hezbolá, no sólo en sus operaciones, sino también en su accionar a largo plazo.
Los efectos no se limitarán al debilitamiento inmediato de las fuerzas enemigas, sino que también afectarán el liderazgo, el reclutamiento, la logística y la cohesión interna de Hezbolá durante muchos años.
Aunque el grupo terrorista no desaparecerá, ya que se trata tanto de una ideología como de una organización, estos ataques sin duda disminuirán su fuerza, eficacia y reputación tanto entre sus miembros como en la población regional.
La primera fase de la operación
El 17 de septiembre, miles de dispositivos de comunicación utilizados por Hezbolá explotaron simultáneamente, seguidos de la detonación de walkie-talkies al día siguiente.
En total, más de 30 personas murieron y 3.300 resultaron heridas, según cifras oficiales, aunque las estimaciones reales podrían ser mayores. Si bien la mayoría de los heridos se recuperarán, muchas lesiones, como la pérdida de extremidades o la vista, dejarán secuelas permanentes.
A pesar de la retórica sobre "ataques indiscriminados" y la lamentable pérdida de familiares de miembros de Hezbolá, este fue un ataque muy preciso. Los únicos que portaban los dispositivos electrónicos que explotaron eran miembros de Hezbolá que los necesitaban para sus actividades terroristas.
Estos aparatos tenían pocos usos adicionales y no eran teléfonos para asuntos personales. Por lo tanto, cuando un dispositivo de este tipo afecta al embajador iraní en Líbano, significa que Hezbolá le proporcionó uno. Esto no sorprende, dado el estrecho vínculo entre Hezbolá e Irán, convirtiendo al embajador en un objetivo militar.
Se estima que en 11 meses de guerra, Israel eliminó entre 6.000 y 8.000 terroristas de Hamas, utilizando miles de municiones, incluidas bombas de 2.000 libras, para expulsar a los insurgentes de sus refugios.
Los miembros de Hamas suelen esconderse entre la población civil, lo que obliga a la contrainsurgencia a emplear tácticas más riesgosas, generando daño en la población.
En solo dos días en Líbano, Israel infligió una gran cantidad de bajas a Hezbolá, con mínimos daños colaterales. Es difícil encontrar en la historia de las operaciones militares antiterroristas un ejemplo comparable en cuanto al éxito y precisión israelí.
La segunda fase de la operación
La segunda fase de la campaña israelí continúa a día de hoy, utilizando ataques aéreos para matar a líderes terroristas y destruir la infraestructura de Hezbolá.
Un ataque del 20 de septiembre eliminó a varios miembros de alto rango. El lunes, Israel bombardeó 1.600 objetivos, incluyendo líderes, almacenes, fábricas y personal. El martes, Israel atacó Beirut, aparentemente en busca de un líder importante de Hezbolá.
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