
El lujoso restaurante donde el 'Chantalán' Rubí se gasta el dinero de los porteños
A metros de Plaza Francia, Fervor se consolidó como uno de los epicentros culinarios del poder político y económico.
El operador kirchnerista Antoni Gutiérrez-Rubí –vinculado a operaciones de difamación contra Javier Milei en favor de Jorge Macri– disfruta de banquetes en uno de los restaurantes más caros de la Ciudad de Buenos Aires: Fervor, en Recoleta, donde una cena promedio puede costar hasta 80 dólares por persona.
Según lo publicado por La Derecha Diario, Rubí habría sido captado en este exclusivo local gastronómico, reconocido por su carne de exportación y por ser frecuentado por empresarios, figuras políticas, celebridades y miembros de servicios de inteligencia. Pero lo escandaloso no es solo el lugar, sino el origen de los fondos que le permiten darse estos lujos: dinero público proveniente de la Ciudad, es decir, de los impuestos de los porteños.
Fervor, lujo y poder en el corazón de Recoleta
Ubicado a metros de la Plaza Francia, el restaurante Fervor se consolidó como uno de los epicentros culinarios del poder político y económico. Con una carta de vinos de etiquetas premium y platos que van desde cortes de carne de altísima calidad hasta pescados importados, el ticket promedio alcanza fácilmente los 80 dólares por comensal.
Este espacio de élite no es ajeno a las reuniones reservadas, las conversaciones estratégicas y los acuerdos de pasillo. Justamente por eso llama la atención la presencia habitual de Rubí, una figura que no tiene ningún cargo institucional pero que aparece vinculado a una red de operadores mediáticos encargados de difamar al presidente Milei y proteger a ciertos sectores del PRO.
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De operador a sibarita: el negocio de ensuciar a Milei
Rubí se habría convertido en una pieza clave en la maquinaria de propaganda negra contra el Gobierno nacional. Pagado con fondos de la Ciudad de Buenos Aires, su tarea sería la de orquestar campañas digitales, manipular periodistas y desinformar en redes sociales para favorecer a Jorge Macri y erosionar la imagen del presidente Javier Milei.
En otras palabras: mientras muchos argentinos ajustan su presupuesto, Rubí cena entre copas de vino reserva y bife dry aged, financiado por el contribuyente porteño, todo al servicio de una operación política.

Una postal de la vieja política
El caso de Rubí en Fervor es más que una anécdota gastronómica. Es un símbolo de la Argentina que muchos quieren dejar atrás: la de los operadores rentados con plata del Estado, los privilegios encubiertos y la utilización de recursos públicos para beneficio propio o de facciones partidarias.
La denuncia deja al descubierto un nuevo rostro de la casta política, que lejos de haber desaparecido, parece seguir moviéndose en las sombras, con copa en mano y la cuenta paga por todos.
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