
El dictador Lula da Silva se reunió con la corrupta y condenada Cristina Kirchner
Lula respaldó a Cristina en su arresto domiciliario tras ser condenada por corrupción en la causa Vialidad.
El dictador socialista de Brasil,Luiz Inácio Lula Da Silva, se reunió este jueves con la corrupta expresidente argentina Cristina Fernández de Kirchner en su domicilio del barrio porteño de Constitución, donde cumple arresto domiciliario tras una condena firme por corrupción.
El encuentro se concretó luego de la participación del mandatario brasileño en la Cumbre del Mercosur, celebrada en Buenos Aires, donde asumió la presidencia pro tempore del bloque regional.

La reunión, de carácter privado, se extendió por aproximadamente 50 minutos. Lula arribó al lugar poco después de las 12:30, acompañado por una importante escolta y personal diplomático acreditado. Abandonó la residencia de la condenada a las 13:25. La visita fue autorizada de forma excepcional por el juez federal Jorge Gorini, a cargo de la causa que condenó a la ex vicepresidente por administración fraudulenta.
Cristina Fernández de Kirchner fue condenada por el Tribunal Oral Federal N°2 a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, en el marco de la causa conocida como “Vialidad”.
El fallo, ratificado en instancias superiores, determinó su responsabilidad en un esquema de direccionamiento de la obra pública en favor del empresario Lázaro Báez durante sus mandatos presidenciales. Actualmente, se encuentra cumpliendo la condena en su domicilio, con visitas limitadas y sujetas a autorización judicial.

Sin embargo, según se informó, el equipo legal de Fernández de Kirchner gestionó ante el tribunal el permiso para recibir al mandatario extranjero, en el marco de una visita diplomática con fines “humanitarios”. La Cancillería argentina y delegados del gobierno brasileño coordinaron el pedido formal, que fue aprobado bajo condiciones estrictas.
Entre ellas, se estableció la ausencia de medios de comunicación y la prohibición de generar disturbios en la vía pública, algo que fue advertido expresamente a la peronista corrupta por el juzgado interviniente.
Durante el tiempo que duró el encuentro, un grupo reducido de militantes "K" se congregó en la puerta del edificio. La corrupta expresidente aprovechó la reunión para lanzar una dura ofensiva retórica contra el Gobierno de Javier Milei, al que acusó de estar vaciando la democracia y de impulsar una persecución política contra la oposición.
A través de sus redes sociales, Fernández de Kirchnerpublicó una serie de fotografías junto al mandatario brasileño, también ex convicto, y afirmó que la visita no fue solo un gesto de amistad, sino un “acto político de solidaridad”. En ese sentido, reivindicó la figura de Lula como víctima de lawfare, trazando un paralelismo con su propia situación judicial, a pesar de las condenas ratificadas por la Justicia argentina que la inhabilitan de por vida para ejercer cargos públicos.
Apuntó directamente contra el actual gobierno nacional, denunciando lo que denominó una “deriva autoritaria” y un supuesto “terrorismo de Estado de baja intensidad”. Tales afirmaciones fueron realizadas sin fundamentos verificables y en un tono alarmista que contrasta con los principios institucionales vigentes.

Kirchner también arremetió contra la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por las recientes detenciones de militantes sospechados de haber participado en un ataque con excremento contra la vivienda del diputado José Luis Espert. Según la dirigente peronista, se trató de una acción represiva que afectó “a mujeres, jóvenes y militantes”, obviando deliberadamente los antecedentes delictivos del caso y las pruebas en curso que motivaron las detenciones.
En su hilo de publicaciones, la ex vicepresidente insistió en una narrativa de persecución política y censura, aludiendo a supuestas violaciones a la libertad de prensa. Citó un informe de Reporteros Sin Fronteras que ubica a Argentina con una caída en el ranking de libertad de prensa, aunque omitió mencionar que dicho descenso comenzó años antes del actual gobierno y está vinculado a múltiples factores ajenos al Poder Ejecutivo.
En un nuevo intento de rascar puntos, Cristina Fernández de Kirchner apeló a un discurso encendido que intenta instalar una imagen de victimización frente a lo que ella considera un ataque a los derechos democráticos. Sin embargo, su historial judicial y las evidencias acumuladas en su contra continúan pesando mas que sus palabras carentes de sentido.
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