
Un municipio de Santa Cruz cerró sus puertas e hizo un paro contra sí mismo
La medida fue tomada por la propia intendencia, cesó sus funciones como forma de presión para obtener mayores recursos.
En un hecho insólito y que desata serias dudas sobre la capacidad de gestión, la Municipalidad de Los Antiguos, encabezada por la intendenta Zulma Neira, cerró sus puertas en señal de protesta, pero contra sí misma.
Bajo el argumento de apoyar el reclamo salarial de los trabajadores municipales, el Ejecutivo local decretó lo que puede definirse como un paro patronal: un autocepo institucional que desdibuja las funciones del gobierno y pone en evidencia una preocupante crisis de liderazgo.
Lejos de ser un paro gremial, impulsado por trabajadores u organizaciones sindicales, la medida fue tomada por la propia intendencia, que optó por cesar sus funciones como forma de presión para obtener mayores recursos del gobierno de Santa Cruz.

Un gesto que, más allá del simbolismo, transmite una imagen alarmante, donde un Estado municipal se desentiende de su responsabilidad primaria, que es la de gobernar, gestionar, enfrentar los problemas y ofrecer soluciones a los ciudadanos, aún en contextos adversos.
La Secretaría General de Gabinete de la Municipalidad de Los Antiguos, informó, mediante comunicado, que este "martes 8 de abril se suspenden todas las actividades en apoyo a la medida de fuerza adoptada por los gremios y trabajadores autoconvocados".
Además, agregaron que "esta decisión se toma en reconocimiento a la justicia del reclamo salarial y con el compromiso de trasladar este pedido al gobierno provincial", en un intento por echarle toda la culpa al gobierno provincial.

Lo ocurrido en Los Antiguos no solo pone de relieve una dependencia estructural de fondos externos que debería ser revisada con urgencia, sino también una preocupante incapacidad para administrar los recursos locales con eficiencia y creatividad.
Más aún, el gesto político de "paro institucional" podría interpretarse como una suerte de renuncia simbólica a la función de gobernar, es decirle a los vecinos: "no puedo, no sé cómo resolver esto, cierro".
La crisis en Los Antiguos ya no es solamente económica, es también una crisis de institucionalidad, de gestión y de sentido común. Cuando los intendentes dejan de gobernar y se transforman en manifestantes de su propia administración, lo que se resiente no es solo la economía municipal, sino la confianza ciudadana en el sistema político.
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