Grupo de personas de pie en un escenario levantando las manos unidas en señal de celebración o apoyo
POLÍTICA

Schiaretti y Llaryora reclutan radicales en un intento por frenar la derrota electoral

La UCR se pliega servilmente al PJ en busca de espacios, pese a no tener chances reales de disputar bancas legislativas.

Schiaretti intentó relativizar la ruptura que provocó Natalia de la Sota, pero su candidatura desnuda la fragilidad del peronismo cordobés. El oficialismo teme que Natalia de la Sota reste miles de votos y por eso busca cualquier alianza que disimule esa pérdida. La estrategia apunta a sumar dirigentes sin distinción ideológica para achicar una distancia cada vez más amplia frente a La Libertad Avanza.

En el Panal saben que cada punto equivale a miles de sufragios y que la diputada puede desarmar su estrategia electoral. Por eso, la conducción de Llaryora habilitó un operativo para incorporar a jefes comunales y referentes de partidos históricamente rivales. Esta maniobra refleja un peronismo cordobés que se muestra sin rumbo y condicionado por la inminente derrota de octubre.

La foto con más de un centenar de intendentes radicales en un acto encabezado por Schiaretti expuso la magnitud de esa búsqueda desesperada. Allí, el peronismo dejó en claro que el objetivo es acumular volumen político aun a costa de diluir fronteras partidarias históricas. La jugada intenta disimular debilidades propias y contener la sangría que abre la candidatura de la hija del ex gobernador.

Tres hombres sonríen y se saludan efusivamente en un evento formal, mientras otras personas aplauden en el fondo
El intendente radical de Tanti, Emiliano Paredes, muy a gusto militando al peronismo cordobés | La Derecha Diario

Radicalismo reducido a furgón de cola

El radicalismo, incapaz de sostener competitividad propia, eligió alinearse sin reparos detrás del peronismo cordobés. Los intendentes que se mostraron serviles con Schiaretti lo hicieron conscientes de que la UCR no puede asegurar por sí sola una banca en octubre. La estructura territorial radical quedó como el único activo del partido, usado ahora como moneda de cambio.

La dirigencia boina blanca aceptó con docilidad la conducción de Schiaretti y Llaryora, asumiendo un rol de subalternos en el esquema del cordobesismo. La disputa interna de la UCR, con Mestre enfrentado a Ferrer y De Loredo ausente, dejó al partido debilitado y sin horizonte electoral. Esa debilidad explica la entrega servil de los intendentes radicales al armado peronista.

La intención de Llaryora es que estos radicales sumen, al menos, cinco puntos y compensen en parte la fuga de la diputada. Traducido, serían unos 90 mil votos que, en el mejor de los casos, podrían disimular la sangría pero no cambiar la tendencia. Así, el radicalismo queda reducido a un sello que sólo sirve para "engordar" a un peronismo que camina a otra derrota inevitable.

➡️ Córdoba ➡️ Política

Más noticias: