
Córdoba: Schiaretti insiste en 2025 y revive internas que implosionan al peronismo
El exgobernador busca reciclarse en octubre, pero su retorno expone fracturas y pactos que debilitan al PJ cordobés
Juan Schiaretti volvió a lanzarse en Córdoba con la intención de retener poder en las legislativas de octubre. La jugada, lejos de renovar, expone la crisis de un peronismo agotado. Su postulación revive las mismas peleas que hundieron a la UCR en los ’90 y hoy amenazan con arrastrar al PJ provincial.
El exgobernador intenta reeditar viejas internas presentándolas como “renovación política”. Sin embargo, se trata del mismo esquema personalista que usó durante tres décadas. La falta de autocrítica se traduce en una estrategia que divide más al peronismo que a la oposición.
El regreso de Schiaretti confirma que el cordobesismo carece de futuro y solo busca prolongar sus privilegios. Su candidatura no representa un cambio, sino la reedición de un modelo en retirada. En un escenario donde Milei arrasó en 2023 con 74% en Córdoba, la maniobra parece insostenible.

Una interna repetida y desgastada
Schiaretti se mide ahora contra Natalia de la Sota, hija de su histórico socio político. El duelo pretende recrear la interna del ’93, pero en realidad muestra el estancamiento del PJ. El partido repite apellidos en lugar de ofrecer soluciones a los problemas actuales.
La vuelta del “Gringo” llega sin propuestas innovadoras y con un aparato que perdió capacidad de seducción. En vez de abrir paso a nuevos liderazgos, el cordobesismo se aferra a nombres de siempre. La lógica de poder se sostiene en disputas familiares y no en proyectos de futuro.
La pelea interna no fortalece al espacio, sino que lo fractura aún más.Córdoba dejó claro que ya no confía en estas viejas fórmulas.El electorado se inclinó masivamente hacia Milei y La Libertad Avanza, alejándose de un peronismo que solo ofrece reciclaje.

Un pasado marcado por traiciones y negocios
Las crónicas de los ’90 recuerdan las traiciones que marcaron las internas del PJ cordobés. Schiaretti ya entonces se benefició del dinero de Cavallo y del apoyo de grupos económicos privilegiados. Ese mismo esquema de negocios explica su supervivencia política hasta hoy.
En aquella campaña, los saltos de dirigentes como Oscar González mostraron cómo el cordobesismo se construyó sobre conveniencias personales. Treinta años después, los mismos apellidos vuelven a disputar lugares, confirmando que el modelo no evolucionó.
Lejos de representar independencia, Schiaretti siempre fue funcional al poder central y a los intereses de grandes grupos. Su candidatura actual vuelve a exhibir esa dependencia. Córdoba quedó atrapada en una red de pactos que poco tienen que ver con el bienestar de sus ciudadanos.

Córdoba ya eligió otro camino
En noviembre de 2023, Javier Milei obtuvo el 74% de los votos en Córdoba, mostrando un cambio político rotundo. Ese respaldo fue un mensaje claro contra la vieja política. La insistencia de Schiaretti en reciclarse ignora esa voluntad popular.
Mientras el PJ busca reencarnarse en apellidos familiares, LLA encarna la alternativa de futuro. El electorado cordobés mostró que no quiere más privilegios ni pactos oscuros. Quiere un cambio real que rompa con el modelo de poder que Schiaretti representa.
El 26 de octubre será la prueba definitiva. Córdoba decidirá si vuelve al pasado de internas estériles o si consolida el rumbo liberal que marcó en 2023. Todo indica que el peronismo provincial llega desgastado y dividido a una elección que lo puede sepultar.

Más noticias: