
Torres Lima y el nuevo populismo provincial: que devuelvan el déficit
El legislador cordobés lamenta no poder seguir gastando lo que no tiene y desea que vuelva la billetera fácil del pasado
El presidente provisorio de la Legislatura de Córdoba, Facundo Torres Lima, apuntó contra la gestión de Javier Milei. Acusó desacertadamente al Gobierno Nacional de sostener el equilibrio fiscal a costa del “sacrificio de las provincias”. En su mensaje por redes sociales, exigió que se devuelvan los recursos y afirmó: “Basta de mentiras”.
Sus declaraciones se dieron en el marco de una creciente tensión entre la Casa Rosada y los gobiernos provinciales. “¿Dónde queda entonces esa falsa excusa de que las provincias son irresponsables fiscales?”, se preguntó. Más de veinte irresponsables intendentes respaldaron el reclamo en una reunión en el Congreso días atrás.
Torres Lima fue más lejos y calificó absurdamente de “dictatoriales” las medidas de la administración nacional. También advirtió que los municipios están siendo perjudicados por la crisis. “Las responsabilidades que el Gobierno Nacional se desliga caen en los gobiernos locales”, afirmó el intendente kirchnerista Daniel Passerini.
Torres Lima eligió el atajo de la exageración y tildó de autoritarias medidas que respetan la Constitución y la división de poderes. A esa sobreactuación se sumó el intendente Daniel Passerini, quien culpó a la Nación por el impacto de una crisis que tiene décadas de arrastre. Esta crítica infundamentada pretende desviar el foco de tener que revisar su propia eficiencia, en lugar de atribuir responsabilidades a otros.

La "dictadura" del orden fiscal incomoda a los que vivían del caos
El superávit financiero es un logro inédito tras años de déficit y descontrol en las cuentas públicas. La inflación está desapareciendo, el riesgo país bajó más de 1500 puntos y el dólar se estabilizó. Además, el Banco Central recompuso reservas y Argentina volvió a tener acceso al crédito.
Frente a ese panorama, el reclamo de Torres Lima aparece más como una defensa del antiguo régimen de privilegios. En lugar de ordenar sus cuentas, exige que se restauren las transferencias discrecionales y los desequilibrios crónicos. El Gobierno anticipó que vetará cualquier norma que comprometa el equilibrio fiscal.
No es el despilfarro político justamente la razón del superávit, sino la decisión política de terminar con el derroche y el desorden. La disciplina fiscal también beneficia a las provincias, al generar un entorno económico estable. Las críticas de tono kirchneristas de Torres Lima buscan reinstalar un esquema que llevó al país al borde del colapso.
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