La derecha en Alemania gana su primera elección regional y relega a la izquierda
Los partidos con postura anti-inmigración lograron en conjunto el 47% de los votos en la región, algo sin precedentes.
En las recientes elecciones en la región alemana de Turingia, el partido de derecha de Alternativa para Alemania (AfD), bajo el liderazgo de Björn Höcke, ha logrado una victoria aplastante con el 33,5% de los votos.
En segundo lugar con el 24,5% de los votos quedó el partido de centroderecha, la CDU, que alguna vez supo tener el liderazgo de Angela Merkel. La izquierda quedó lejos. Los partidos comunistas obtuvieron el 11,5% de los votos y el socialista SPD, que actualmente gobierna Alemania a nivel nacional, sacó el 6,5%.
Este resultado destaca un cambio notable en el panorama político alemán, evidenciado por el fuerte apoyo recibido entre los votantes jóvenes y las clases trabajadoras. Se trata de la primera vez en la historia que este partido gana unas elecciones regionales en el país.
El ascenso de Björn Höcke y la facción dura de AfD
Björn Höcke, líder del AfD en la región de Turingia, tuvo un papel central en esta transformación política. Nieto de alemanes expulsados de Prusia Oriental tras la Segunda Guerra Mundial, Höcke ha impulsado propuestas que incluyen la deportación de inmigrantes ilegales, la restauración de valores conservadores y una visión de salir adelante sin seguir auto-castigándose todavía por la Segunda Guerra Mundial, a más de 70 años del fin del conflicto.
Estas ideas han resonado especialmente entre los jóvenes, que ven en Höcke una alternativa a las dañinas políticas progresistas que han predominado en la Alemania moderna.
Höcke ha sido un firme defensor del nacionalismo y del retorno a una identidad alemana tradicional alejada del nazismo pero que conserve el orgullo por la Patria.
Su postura incluye la oposición a la inmigración masiva y una visión crítica del euro y la Unión Europea. A nivel demográfico, ha abogado por políticas que promuevan una mayor natalidad y una revisión de las políticas migratorias para frenar la llegada de inmigrantes ilegales. Estas propuestas han sido recibidas con entusiasmo en Turingia, donde el apoyo a AfD ha sido especialmente fuerte.
El electorado de a AfD: Los jóvenes
El respaldo a la AfD en Turingia ha sido amplio y diverso. El partido ha logrado un apoyo destacado entre las mujeres, las clases trabajadoras y los sectores mas humildes. Con un 49% de los votos entre las clases trabajadoras y una presencia importante en las zonas rurales, AfD demostró una capacidad única para movilizar a sectores que tradicionalmente se han sentido marginados por las políticas de los partidos dominantes.
La participación electoral alcanzó su nivel más alto desde 1994, reflejando un creciente interés y compromiso con las opciones políticas de derecha.
La victoria de la AfD se ha manifestado en un descontento generalizado con el status quo. El partido ha superado al progresismo verde en favor de un enfoque más soberanista, destacándose como un bastión contra el wokismo y el globalismo en la región.
La influencia de Höcke y su facción ha sido evidente en el rechazo a la cultura de la cancelación y en la promoción de un enfoque nacionalista y tradicionalista.
BSW, la otra sorpresa
Paralelamente, el partido "anti-woke", Bündnis Sahra Wagenknecht (BSW), liderado por Sahra Wagenknecht, logró sacar un 14,5% de los votos, quedando en tercer lugar y desplazando del podio a las opciones de izquierda más tradicionales.
El BSW, fundado por Wagenknecht, puede ser considerado un partido de izquierda populista pero se ha posicionado como una alternativa al enfoque progresista dominante, oponiéndose a la inmigración masiva y promoviendo el sindicalismo en lugar del corporativismo globalista.
Su éxito en las elecciones refleja un descontento con las políticas de izquierda más tradicionales y una demanda por una postura más firme en cuestiones sociales e inmigratorias. Si hacemos la suma de los dos partidos políticos, la postura anti-inmigración logró en conjunto el 47% de los votos en la región.
La elección en Turingia representó un golpe duro a la política tradicional alemana, con AfD y BSW emergiendo como fuerzas prominentes contra las políticas progresistas. La región, históricamente influenciada por su pasado soviético, ha mostrado un cambio hacia una identidad nacionalista y conservadora.
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