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Tercer fracaso en las negociaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea

La fallida tercera ronda de negociaciones pos-Brexit complica el futuro de un acuerdo de libre comercio entre el Reino Unido y la Unión Europea. Mientras tanto, Boris Johnson busca nuevos mercados, principalmente en EEUU y Canadá.

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Luego de una tensa segunda ronda de negociaciones entre la Unión Europea y el Reino Unido, el viernes se realizó la tercer instancia del denominado "período de transición" del Brexit. Los resultados fueron los mismos. O peores.

El negociador británico David Frost publicó nuevamente un comunicado en su cuenta de Twitter donde manifestó que "es difícil entender por qué la Unión Europea insiste en un enfoque ideológico que hace más difícil alcanzar un acuerdo de mutuo beneficio".

Pese que a las partes lograron un buen acercamiento de criterios en cuanto a la discusión sobre el acceso de los pesqueros europeos en aguas británicas, las cuestiones de competencias comerciales en bienes y servicios sigue manteniendo este posible (o imposible) acuerdo casi en cero.

Londres ya anunció que no prorrogará el plazo de finalización, que es el 31 de diciembre. Se sale definitivamente de la UE con o sin acuerdo comercial. No quedan dudas de que ambos sufrirán las consecuencias económicas de un no acuerdo, pero la semana pasada, publicamos desde La Derecha Diario un informe que pone al descubierto que los mercados europeos ya están sintiendo este golpe británico.

"No habrá un acuerdo de saldo. Si Reino Unido quiere un acuerdo comercial hay una serie de condiciones vinculadas a nuestra soberanía y no será un país tercero quien venga a fijar las condiciones de acceso a nuestro mercado único", declaró el negociador del bloque europeo, Michel Barnier.

En una rueda de prensa, Barnier se mostró "decepcionado" por la falta de avances en cuestiones claves que hacen a la negociación. Sostuvo, además, que el bloque "sigue apostando por un acuerdo comercial sin aranceles ni cuotas, aunque el acceso británico al mercado único y a su unión aduanera no puede ser tan fluido como la de un país miembro".

Michel Barnier, el negociador de la Unión Europea, que volvió a mostrarse en completo desacuerdo con la posición negociadora del Reino Unido.

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Junio será el mes decisivo para ambas partes, porque a fines de ese mes deberán decidir si prorrogan o no la negociación, más allá del 31 de diciembre. Si el gobierno de Boris Johnson no "solicita" esta prórroga, a partir del 1 de enero de 2021, el Reino Unido habrá cortado sus relaciones comerciales con los 27 miembros del bloque europeo definitivamente, sin un conjunto de reglas que intermedien su comercio.

Esto quiere decir que en principio todos los aranceles que la Unión Europea le pone al resto del mundo, que a pesar de su máscara liberal, son muchos y muy caros, se aplicarán sobre el Reino Unido, que a su vez puede decidir unilateralmente poner los aranceles que quiera. El objetivo de estas negociaciones son evitar esta guerra comercial y que de entrada ninguno de los países tenga que poner aranceles a la gente. 

En vísperas de una negociación que todavía puede resultar fallida, el gobierno británico se concentró en comenzar a poner sus ojos en el otro lado del Atlántico. Hace unas semanas, iniciaron negociaciones de un tratado de libre comercio el Reino Unido y Estados Unidos, lo que marcaría una nueva fase en la historia comercial del ex-miembro europeo, que había dejado de lado a su histórico aliado comercial en la década del ’90 para ingresar en el mercado único europeo.

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El comunicado de David Frost, negociador especial del Reino Unido, tras la fallida tercer reunión.

"Acabamos de completar nuestra tercera ronda de negociaciones con la Unión Europea, nuevamente en videoconferencia. Quisiera agradecer a Michel Barnier y a los equipos de negociación de ambos lados por su determinación de continuar las charlas en medio de estas circunstancias difíciles.
Me lamento, sin embargo, el poco progreso que logramos en acordar sobre los más significativos problemas entre nosotros.
Es muy claro que un comprensivo tratado de libre comercio estándar, con otros acuerdos principales en temas como el cumplimiento de la ley, sitios nucleares y aviación, todo en línea con la Declaración Política, podría ser acordado sin mayores dificultades en el tiempo disponible. Ambos lados han presentado textos legales completos, hay muchos precedentes y un claro buen entendimiento entre los negociadores.
El mayor obstáculo a esto es la insistencia de la UE en incluir una serie de nuevas y desequilibradas propuestas en el llamado "campo de juego nivelado" (una situación en la cual ambas partes tienen las mismas chances de progresar) que podría adherir a nuestro país a las leyes y estándares de la UE, o determinar nuestros regímenes legales, de una forma que no tiene precedentes en los tratados de libre comercio y no prevista en la Declaración Política. Tan pronto como la UE se de cuenta de que no podremos concluir un acuerdo sobre esa base, podremos progresar.

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A pesar de que tuvimos útiles discusiones en temas de pesca sobre la base de nuestro texto legal de borrador, la Unión Europea continúa insistiendo en acuerdos de pesca y acceso a las aguas del Reino Unido de una forma que es incompatible con nuestro estatus futuro como un país costero independiente. Estamos comprometidos a acordar provisiones pesqueras en linea con la Declaración Política, pero no podemos realizar acuerdos que son manifiestamente desequilibrados y van en contra contra los intereses de la industria pesquera del Reino Unido.

Es difícil entender por que la Unión Europea insiste en un enfoque ideológico que hace más difícil alcanzar un acuerdo de mutuo beneficio.
Necesitamos un cambio en la aproximación de la Unión Europea para la próxima ronda, que comienza el 1 de junio. En orden a facilitar esas discusiones, vamos a volver públicos todos los borradores de los textos legales durante la próxima semana para que los países de la Unión Europea y observadores interesados puedan ver nuestro enfoque en detalle.
El Reino Unido continuará trabajando duramente para encontrar un acuerdo, siempre y cuando haya un proceso constructivo, y continúe creyendo que esto es posible".
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Reino Unido

El nuevo gobierno socialista del Reino Unido busca dejar entrar 90.000 inmigrantes ilegales que iban a ser deportados a África

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El Partido Laborista quiere que los trabajadores sociales de inmigración a comiencen a tramitar las solicitudes de asilo de personas que están en proceso de ser deportadas a Ruanda, después de haber ingresado ilegalmente al Reino Unido.

El gobierno socialista del Reino Unido avanzará con los planes para permitir que 90.000 inmigrantes ilegales, que de otro modo serían deportados a Ruanda, soliciten asilo en el Reino Unido.

Se espera que esta semana, la Ministra del Interior, Yvette Cooper, anuncie una legislación que autorizará a los trabajadores sociales de inmigración a iniciar el procesamiento de las solicitudes de asilo de aquellos que están en proceso de ser deportados a Ruanda tras ingresar ilegalmente al Reino Unido.

El Refugee Council, una organización con sede en el Reino Unido, estima que alrededor de 60.000 de las 90.000 personas recibirán asilo, considerando los perfiles de los países de origen de la mayoría de ellas.

No obstante, se espera que las autoridades den prioridad al 30% de solicitantes de asilo provenientes de países "seguros" como Vietnam, Albania, Egipto e India, cuyas solicitudes tienen más probabilidades de ser rechazadas y, por lo tanto, podrían ser deportados rápidamente a sus países de origen.

Actualmente, casi 36.000 inmigrantes se alojan en hoteles, lo que supone un costo para los contribuyentes de 2.900 millones de libras diarias. Cooper se ha comprometido a que dejen de usar hoteles para "empezar a ahorrar dinero de inmediato" pero, en vez de deportarlos, busca dejarlos entrar al país.

Los conservadores acusan al Partido Laborista de conceder una amnistía efectiva a los inmigrantes, mientras que el Partido Laborista alega que los conservadores han otorgado una "amnistía hotelera" al no organizar ni un solo vuelo a Ruanda y mantener a los inmigrantes en hoteles.

Se entiende que el Partido Laborista podría trasladar a los inmigrantes al sistema de asilo sin necesidad de derogar la Ley de Migración Ilegal de Rishi Sunak. Esta ley decretó que las solicitudes de cualquier inmigrante que llegara ilegalmente al Reino Unido en los últimos 18 meses serían tratadas como inadmisibles y serían deportados a Ruanda.

Sin embargo, Sunak nunca activó dos elementos clave de la ley: declarar inadmisibles sus reclamaciones y otorgar poderes para expulsarlos a Ruanda.

Esto significa que el Partido Laborista podría dejar la ley "congelada " y no necesitaría pasar por el largo proceso de derogarla en el Parlamento antes de procesar las reclamaciones.

Keir Starmer, el socialista y Primer Ministro del Reino Unido, prometió "arreglar el roto sistema de asilo" eliminando los atrasos en materia de asilo y eliminando el "increíblemente costoso" plan de Ruanda.

Un nuevo Comando de Seguridad Fronteriza será financiado eliminando el plan de Ruanda, ahorrando 100 millones de libras en pagos futuros y "decenas de millones de libras" que se habrían pagado por los inmigrantes reubicados.

Hasta ahora, Ruanda ha recibido 290 millones de libras en virtud del acuerdo supervisado por Boris Johnson, y solo cuatro solicitantes de asilo rechazados han sido transferidos voluntariamente al estado africano.


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Reino Unido

Noel Gallagher dijo lo que todos pensamos sobre el público “woke” en Glastonbury: “Pequeños idiotas agitando banderas”

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El ex integrante de Oasis criticó severamente la politización del Festival de Glastonbury, describiéndolo como "demasiado progresista".

Noel Gallagher, cofundador de Oasis junto a su hermano Liam, criticó abiertamente el Festival de Glastonbury en una entrevista con el diario The Sun, describiéndolo como "demasiado woke".

El músico, quien se presentó en el festival este año y debutó como solista en 2022, manifestó su desagrado por las demostraciones políticas en los conciertos, considerándolas “un poco predicadoras y con cierta señalización de virtud”.

Gallagher expresó su molestia por la inclusión de mensajes políticos en la música, diciendo: “(La política) no me gusta en la música, pequeños idiotas agitando banderas y haciendo declaraciones políticas”.

Instó a los artistas a centrarse en su música y evitar las proclamas políticas. A pesar de sus críticas, Noel Gallagher elogió el festival, destacando que es “probablemente lo mejor de Gran Bretaña aparte de la Premier League”.

“Es demasiado, me parece que es un exceso. Donen todo su dinero a la causa y ya está. Dejen de parlotear“, sumó criticando a sus colegas que se expresaron, por ejemplo, en torno al conflicto de Israel y Palestina. “Todo el mundo sabe lo que está pasando en el mundo, tienen un teléfono en el bolsillo que te lo dice“, agregó, dejando en claro que no le parece necesario que los artistas se pronuncien políticamente durante el show.

En la misma entrevista con el tabloide británico, también dirigió sus críticas a Dave Grohl de Foo Fighters, quien expresó su deseo de una reunión de Oasis. En ese sentido, pidió a Grohl que “dejara de meterse” en los asuntos de la banda.

Saber que están ahí fuera, en alguna parte, pero que no se reúnen para hacer lo que a todo el mundo le gustaría tanto. Estoy como: ustedes [son] imbéciles”, dijo Grohl sobre los hermanos Gallagher.

Este año, Glastonbury fue escenario de varias expresiones políticas. Uno de los actos más significativos fue realizado por Banksy, quien lanzó una balsa inflable con maniquíes de migrantes durante los espectáculos de Idles y Little Simz, como crítica a la política de inmigración del gobierno británico.

En respuesta, el ministro del Interior, James Cleverly, calificó la acción de “vil e inaceptable”. Banksy defendió su performance y criticó la detención de un barco de rescate real por parte de las autoridades italianas.

Además de Banksy, otros artistas también hicieron declaraciones políticas durante el festival. La banda Idles lideró un canto en contra de la monarquía, mientras que Damon Albarn de Blur cuestionó al público sobre el conflicto palestino-israelí y criticó el liderazgo de “octogenarios” en referencia a la próxima contienda electoral estadounidense.

El Festival de Glastonbury siempre ha mantenido una estrecha relación con causas políticas, principalmente ambientales. La organización Greenpeace tiene una presencia significativa cada año, y el escenario Left Field, curado por Billy Bragg, alberga debates sobre temas actuales.

Desde 1981, el evento musical colabora con la Campaña para el Desarme Nuclear (CND), una organización a la cual el organizador Michael Eavis atribuye gran parte del éxito inicial del festival.

Conocido por su larga tradición de apoyo a causas políticas de izquierda, el Festival de Glastonbury sigue siendo un punto de encuentro para los militantes de izquierda y su "expresión artística". La integración de estos elementos genera tanto apoyo como controversia, reflejando las tensiones más amplias en la sociedad británica.

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Reino Unido

En su primera semana como Primer Ministro, el socialista Keir Starmer anunció la estatización de los trenes en el Reino Unido

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La recién designada secretaria de Transporte, Louise Haigh, y el nuevo Primer Ministro del Partido Laborista, presentaron un plan para nacionalizar los ferrocarriles en los próximos cinco años.

El Partido Laborista ha revelado planes para nacionalizar la red ferroviaria inglesa, integrándola gradualmente en una empresa pública denominada Great British Railways, a medida que se vayan renovando los contratos. La idea del partido es "recuperar" los ferrocarriles sin incurrir en grandes gastos de indemnización.

En una entrevista reciente, Louise Haigh, secretaria de Transporte en la sombra del Partido Laborista, afirmó que: "Haremos que los operadores privados restantes vuelvan a ser de propiedad pública". Esto ocurro 30 años después de la privatización realizada por el gobierno de John Major. "Todos ellos expirarán durante el primer mandato de un gobierno laborista, ya sea en su contrato completo o en su contrato básico.", afirmó la secretaria.

Aunque esta decisión política no es una sorpresa, ha dividido al partido en el pasado. En 2022, Rachel Reeves retiró la nacionalización cuando anunció sus reglas fiscales. En ese momento, había dicho que "no había dinero para una nacionalización masiva", lo que ocasionó una división interna. El partido aclaró rápidamente que su ministra de Hacienda quería decir que, si bien se aplicarían las reglas fiscales, hay un "papel positivo para el ferrocarril en la propiedad pública". Ese compromiso es lo que vemos hoy.

La red ferroviaria británica fue nacionalizada por primera vez por el primer ministro laborista Clement Attlee en 1948 y luego privatizada nuevamente bajo el gobierno conservador de John Major en 1993.

Network Rail, responsable de la infraestructura ferroviaria en Inglaterra, Escocia y Gales, es de propiedad pública. Sin embargo, los servicios de trenes y la gestión de la mayoría de las estaciones más pequeñas están divididos en franquicias operadas por diferentes empresas privadas.

La pandemia ha tenido un impacto significativo en la financiación de los ferrocarriles, ya que la drástica caída en el número de pasajeros ha afectado severamente a la mayoría de las empresas operadoras.

En septiembre de 2020, se eliminó el sistema de franquicias que había sido creado durante la privatización en la década de 1990. Bajo las franquicias, los operadores privados retenían los ingresos por tarifas. En la actualidad, la industria ferroviaria se gestiona a través de contratos de gestión, donde el gobierno retiene todas las tarifas.

Además, cinco líneas están efectivamente bajo control gubernamental a través del esquema de "operador de último recurso", lo que equivale a una forma de nacionalización.

Aunque la Ley de Ferrocarriles de 1993 inicialmente prohibía la gestión estatal de los ferrocarriles en el Reino Unido, varias empresas estatales extranjeras de países como los Países Bajos, Alemania, Francia, Italia y Hong Kong ahora gestionan franquicias ferroviarias en el país.

El gobierno laborista esperaría transferir las 10 redes ferroviarias privadas restantes a propiedad pública "dentro del primer mandato", fusionando los contratos ferroviarios de pasajeros privados existentes en un nuevo organismo a medida que expiren.

Louise Haigh, secretaria de Transporte en la sombra, trató de justificar está autoritaria decisión diciendo que, bajo este plan, el contribuyente podría "ahorrar" unos supuestos £2.2 mil millones al año, aunque reconoció que aún no tenía el compromiso de la ministra de Hacienda en la sombra, Rachel Reeves, de reinvertir todos esos ahorros en los ferrocarriles.

Estableceremos Great British Railways: una mente única y rectora que controle nuestros ferrocarriles en beneficio de los pasajeros”, declaró Haigh. “Aunque sí, vamos a conservar el nombre. Lamento decir que mi sugerencia de ‘Rail Britannia’ no fue aceptada”.

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