Haití destina 67,5 millones de dólares a referéndum y elecciones en medio de caos

El primer ministro de Haití, Alix Didier Fils-Aimé, anunció la asignación de 67,5 millones de dólares para financiar el referéndum constitucional y las elecciones presidenciales, con el objetivo de garantizar la celebración del calendario electoral en un país hundido en la violencia y la parálisis institucional.

El presupuesto contempla recursos internos y aportes adicionales al Fondo Compartido, una cuenta especial creada para cubrir los gastos logísticos y operativos de los comicios.

Según Fils-Aimé, esta inversión es “indispensable para devolver la legitimidad democrática al Estado haitiano”, tras años de vacío de poder y gobiernos interinos.

Sin embargo, el anuncio ha generado escepticismo y críticas tanto en la sociedad civil haitiana como en organismos internacionales.

Organizaciones ciudadanas denuncian que el proceso electoral, más que una salida democrática, corre el riesgo de convertirse en un ejercicio simbólico para satisfacer a la comunidad internacional.

Presiona por elecciones sin atender las condiciones mínimas para realizarlas. “No se puede votar en barrios dominados por bandas, ni organizar un referéndum cuando la gente huye de sus casas”, advirtió un líder comunitario.

A esto se suma la desconfianza hacia el referéndum constitucional, percibido por amplios sectores como un intento de las élites políticas de rediseñar las reglas del juego sin consenso social, en un país donde la brecha entre dirigentes y ciudadanos se agranda cada día.

Mientras el gobierno anuncia millones en gastos electorales, miles de haitianos sobreviven sin acceso a alimentación, agua potable o servicios de salud, lo que alimenta la percepción de un Estado que prioriza la foto internacional sobre las necesidades urgentes de su gente.

En resumen, la inversión de 67,5 millones de dólares en elecciones puede sonar como un paso hacia la institucionalidad.