
Charlotte no será una repuesto: el plan de Kate y Guillermo para protegerla
Los príncipes de Gales buscan evitar que su hija viva lo que sufrió el príncipe Harry en su niñez
La princesa Charlotte apenas cumplió diez años, pero sus padres, Kate Middleton y el príncipe Guillermo, ya trazaron una estrategia clara: impedir que su hija crezca sintiéndose como una figura secundaria en la realeza, un "plan B" del futuro rey, su hermano George.
Harry, el duque de Sussex, narró con crudeza en su autobiografía Spare ("En la sombra") cómo ser el "segundo" le dejó heridas emocionales que aún lo acompañan. Él mismo lo resumió con amargura: "Yo era el recambio, el respaldo por si a Willy le pasaba algo". Su relato deja claro que, desde niño, su rol quedó marcado por la jerarquía monárquica.
El peso del número dos en la monarquía
Harry contó que hasta en los detalles más cotidianos se le recordaba su lugar. Al compartir dormitorio con Guillermo en Balmoral, su zona era "más pequeña y miserable". Nunca preguntó por qué; sabía la respuesta: el heredero era Guillermo, él solo era el "reserva".
Ese sentimiento de ser accesorio —no protagonista— parece haber condicionado su vida. Por eso, Kate y Guillermo decidieron tomar medidas para que su hija Charlotte no repita esa historia.

Según explicó el reconocido biógrafo real Robert Hardman a la revista People, los príncipes de Gales son plenamente conscientes del desafío que implica ser el segundo en una familia estructurada por la línea sucesoria. Charlotte ocupa ese lugar sensible y, aunque aún es una niña, sus padres quieren evitarle el mismo dolor que vivió su tío.
Una infancia real, pero también normal
La reina Isabel IIentendió bien esta tensión. Siempre tuvo un cariño especial por quienes ocuparon ese incómodo segundo lugar: su hermana Margarita, su hijo Andrés y, por supuesto, Harry. Sabía que vivir a la sombra del trono no es sencillo.
Guillermo aprendió de eso. Como padre, su compromiso no solo es formar al futuro rey George, sino también garantizar que todos sus hijos —George, Charlotte y Louis— se sientan valorados por igual. Esa equidad, aunque suene utópica dentro de una institución tan jerárquica como la monarquía británica, es uno de sus objetivos principales.

Charlotte, además, representa un símbolo de cambio. Gracias a la Ley de Sucesión a la Corona de 2013,fue la primera mujer de la familia real británica que no perdió su lugar en la línea sucesoria por el nacimiento de un hermano varón. Un avance que, aunque simbólico, marca un nuevo paradigma.
En el futuro, podría recibir el título de princesa real, como su tía abuela Ana. Sin embargo, esa distinción, que solo el monarca puede otorgar, no es automática y Charlotte podría rechazarla llegado el momento.
Prevenir el efecto Harry
La experta en realeza Katie Nicholl, en uno de los episodios del podcast Dynasty de Vanity Fair US, fue contundente: "Nadie quiere que la próxima generación sufra lo que padeció Harry".
Kate y Guillermo parecen compartir esa visión. Según Nicholl, ambos están decididos a criar a sus hijos en un entorno lo más normal posible, incluso dentro de las limitaciones de su rol público. Una niñez sin favoritismos, sin etiquetas por rango y con espacio para la individualidad.
Mientras el mundo sigue observando cada paso de los Windsor, Charlotte tiene algo que Harry nunca tuvo: unos padres decididos a romper con viejos patrones. Y eso ya es una forma de protección.
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