
El sueño de los alquimistas se hizo realidad: lograron transformar plomo en oro
El experimento ALICE del CERN logró convertir plomo en oro, pero el resultado es casi imposible de aprovechar.
Durante siglos, la alquimia soñó con convertir plomo en oro. Ese viejo anhelo, mezcla de ciencia y misticismo, por fin se volvió realidad. Pero el resultado dista mucho de lo que imaginaban los antiguos laboratorios.
Un experimento del Gran Colisionador de Hadrones, el acelerador de partículas más potente del mundo, logró transformar átomos de plomo en oro. Eso sí: hay una condición clave que impide que este proceso tenga valor económico.

¿Cómo transformaron plomo en oro en el CERN?
El hallazgo se dio en el marco del experimento ALICE, uno de los proyectos del Large Hadron Collider, ubicado en las afueras de Ginebra. En este anillo subterráneo de 27 kilómetros, se lanzan núcleos de plomo a velocidades cercanas a la luz.
Cuando dos núcleos se rozan, sus campos electromagnéticos generan una reacción extrema. Esa fricción arranca protones del núcleo, cambiando su estructura atómica.
¿Qué pasa cuando se pierden protones?
- El plomo tiene 82 protones.
- Si pierde tres, se transforma en oro (79 protones).
- Si pierde uno o dos, se convierte en talio o mercurio, respectivamente.

Para confirmar esta conversión, los científicos usaron calorímetros de cero grados, detectores ultrasensibles desarrollados por el INFN de Italia.
¿Cuánto oro lograron crear?
Entre 2015 y 2018, el equipo de ALICE logró generar unos 86.000 millones de núcleos de oro. Puede sonar a mucho, pero la cantidad total es ínfima.

Todo ese oro junto pesa apenas 29 millonésimas de millonésima de gramo. Es decir, imposible de ver, tocar o acumular.
¿Por qué no se puede aprovechar ese oro?
Porque no dura. Los núcleos de oro que se forman se destruyen casi de inmediato. Según el CERN, al salir de la colisión, viajan con tanta energía que chocan contra el tubo del haz o contra colimadores, y se fragmentan.
“El oro sólo existe durante una pequeña fracción de segundo”, explicaron desde el organismo científico. Al desintegrarse, se vuelve a convertir en protones, neutrones y partículas más pequeñas.

¿Qué significa este experimento para la ciencia?
La transmutación soñada por los alquimistas ahora es un hecho. Aunque no sirva para crear joyas ni lingotes, demuestra que transformar un elemento en otro es posible si se cuenta con la tecnología adecuada.
En palabras del equipo del CERN: “Técnicamente, el sueño es una realidad, pero hacerse rico de esta manera sigue siendo una quimera”.
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