El nefasto legado de Danilo Astori
Los datos revelan la verdad sobre el político frenteamplista
Hace un año falleció el que fuera Senador (1990 – 2005, 2020 – 2022), Vicepresidente (2009 – 2014) y Ministro de Economía (2005 - 2008, 2015 - 2020) de la coalición izquierdista Frente Amplio.
Si bien la propaganda y maquinaria mediática, al igual que la academia, lo recuerdan como un ser «moderado», a lo largo de sus años como encargado de la hacienda Oriental, dilapidó recursos e impulsó numerosas medidas que han sepultado al país en un estancamiento crónico.
La reforma tributaria: el ataque al ahorro y al empleo
El Frente Amplio llegó al poder en un triunfo amplio en Primera Vuelta Electoral, asumiendo el 1° de marzo del 2005, haciéndose valer de un sinfín de herramientas demagógicas, luego de que la crisis financiera hubiera caducado al menos con dos años de antelación gracias a la pericia del gobierno de Jorge Battle y el apoyo del gobierno estadounidense del Partido Republicano y el Presidente George W. Bush.
Una de las primeras medidas del ministro y la flamante coalición izquierdista fue formar una comisión de «expertos» con el FMI y el BID con el fin de atender las demandas globalistas de homogeneización tributaria.
Al año siguiente se introdujeron en el parlamento los resultados de esta comisión, en donde por arte de magia se definió al salario como una renta plausible de recibir impuestos progresivos (Impuesto a la Renta de Personas Físicas - IRPF).
Desde ese momento en adelante se empezó a castigar al trabajo más meritorio, al que ofrece mejor servicio a su empleador, y a su vez contribuye de mejor manera a la productividad nacional y el bienestar del consumidor con un tributo más alto, lo cual no deja de ser una clara penalización desarrollada con ímpetu de envidia.
Asimismo, se entorpece el ahorro, interfiriendo así en la formación de capital esencial para el crecimiento económico.
Mas impuestos anti trabajadores
Dos años más tarde, el hambre del fisco y del ministro no terminó ahí, se constituyó un nuevo ataque al ahorro y la formación de capital, generando un impuesto similar pero en este caso hacia las jubilaciones (Impuesto a la Asistencia de la Seguridad Social - IASS).
Estos impuestos han ido aumentando sus ingresos mediante las llamadas franjas de ingresos imponibles, incumpliendo claramente la promesa de Astori sobre la reducción de la carga fiscal (si bien se eliminaron impuestos obsoletos, el objetivo fue absorberlos por otros que sí pudieran absorber carga fiscal).
Estaba todo, como no era de esperar de otra forma, planeado y ejecutado por la idea igualitarista que mueve a la izquierda y con ello su desdén por la jerarquía y el mérito individual y colectivo.
El legado de Astori entraña años de impulso para socavar el esfuerzo individual, la acumulación de capital y el libre ejercicio de la función empresarial tan necesaria en una economía capitalista.
No se limitó a la voracidad tributaria clásica, sino que prosiguió castigando a los que producen riqueza mediante las EEPP y sus monopolios, a los cuales explotó como otros agentes recaudadores.
El estancamiento
Todo esto terminó con un gobierno que había destruido varias industrias y entregó el país con un déficit crónico del 5%, un aumento del gasto público del 8%, una inflación casi de dos cifras y un desempleo del 9%.
Un país que se alejaba de la libre empresa, y se acercaba a la planificación centralizada lentamente, desaprovechando por completo así las oportunidades procedentes que los altos precios de los commodities post crisis subprime sirvieron en bandeja de plata para toda Latinoamérica.
La opinión de Federico Ventura.
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