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Economía

Altas expectativas: Guzman cede y propone un acuerdo de deuda mucho más favorable a los acreedores

Guzman y Alberto Fernández terminan cediendo y para salir del default en el que se metieron presentarán un acuerdo de la deuda mucho más favorable a los acreedores extranjeros, aunque BlackRock, el más importante, todavía no definió su postura.

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El fin de semana, el ministro de Economía Martín Guzmán y el presidente Alberto Fernández se abocaron en la tarea de elaborar una nueva oferta a los bonistas que pudiera satisfacer a todos los fondos de inversión implicados en el canje de la deuda soberana, al mismo tiempo que mantuviera el principio de sostenibilidad pretendido por el Jefe de Estado. 

La nueva propuesta, que se ofrece ya desde una debilitada posición de default y se inscribirá de manera oficial hoy ante la SEC (el ente regulador de mercados en los Estados Unidos), consiste en que: 

1. El plazo de negociación se estire hasta mediados de agosto, en vez de su previsto vencimiento para el próximo 24 de julio. Esta decisión se tomó considerando que iniciaron las vacaciones en Estados Unidos, y que entonces será necesario más tiempo para lograr los acuerdos que permitan alcanzar las mayorías previstas en las Cláusulas de Acción Colectiva (CAC’s).

2. Se reconoce a los titulares de bonos Exchange 2005-2010 sus derechos adquiridos, que serán incluidos sin modificaciones en los nuevos títulos a canjearse.

3. El Valor Presente Neto (VPN) de los bonos será en promedio de 53,3 dólares por cada lámina de 100 dólares. Y en el caso de los Exchange, alcanzará a 57 dólares de VPN. Cabe recordar que en las negociaciones previas al default, Guzman había asegurado que no se extendería arriba de 50 centavos por cada dólar.

4. La quita de capital será promedio del 3% y de 0% en los bonos Exchange

5. Se reconocerán los intereses devengados del capital al 31 de agosto de 2020 para los titulares que adhieran entre las fechas tope de negociación

6. Se pagarán los intereses del cupón en febrero y agosto de cada año. Esto implica un adelanto temporal, beneficioso para los bonistas, y arrancará en agosto de 2021. El porcentaje rondaría el 1% anual

(Fuente: Infobae Económico) 

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Las modificaciones en la nueva oferta parecen haber tenido resultados favorables.

En un comunicado, los fondos Gramercy Funds Management y Fintech Advisory afirmaron su consentimiento y visto bueno de las mejoras establecidas por el gobierno.

Esperamos apoyar la oferta de Argentina, ya que prevé la sostenibilidad de la deuda. Eso es crucial para un crecimiento económico duradero, alto e inclusivo«, afirmaron.

Sin embargo, el fondo más importante de la deuda, BlackRock, todavía no se ha expresado al respecto y el ministro Guzmán ahora tiene la difícil tarea de lograr las mayorías para evitar un juicio por default. 

Es decir: necesita un 75% de las CAC’s en los bonos K, y un 66% en los bonos M. Ahora se espera el veredicto de los acreedores más grande para poder tener una idea respecto del porcentaje de aceptación que tendrá el canje. 

BlackRock, el fondo de inversión con mayor peso en la tenencia de bonos argentinos.

Aún no se consolidó la postura de BlackRock, con cuyo comité Ad Hoc se seguirán limando asperezas respecto de los detalles de la nueva oferta para el canje de la deuda. 

No obstante, otros fondos creen que el comité de los Exchange Bondholders se sumaría, debido a que la cuarta oferta presentada por Guzmán satisface los cálculos legales y financieros que hicieron, aunque resta saber si actuarán solos. Hasta ahora, los integrantes de este comité respondieron conjuntamente a la par de los Ad Hoc. 

Por su parte, el ministerio de Economía argentino precisó a través de un comunicado que se enviará en los próximos días al Congreso de la Nación un proyecto de ley para reestructurar la deuda pública en moneda extranjera bajo ley argentina en condiciones equitativas al canje propuesto para la deuda en moneda extranjera bajo ley extranjera. 

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ADR’s 

Ante esta nueva oferta de reestructuración de deuda soberana por parte del gobierno y su nivel inicial de aceptación, las acciones de las empresas argentinas que cotizan en la bolsa de Nueva York subieron hasta un 28%, encabezada esta suba principalmente por los bancos.

Lo que demuestra el nivel de optimismo que aún existe en Argentina a pesar que año tras año es asediado por desastrosos programas económicos de políticos anti-liberales.

De esta manera la tendencia alcista de los ADR’s era liderada por las acciones del sector financiero: Grupo Financiro Galicia subía un 23,3%, Banco Macro un 22,5%, Banco Supervielle 19,8% y el BBVA un 19,5%. Pero también sobresalían las disparadas de IRSA (+27,3%) y de Cresud (+26,1%). 

Por otro lado, el índice bursátil argentino, el S&P Merval de ByMA (Bolsas y Mercados Argentinos), escala un 9,3% en pesos, para acercarse a los 43.000 puntos

Con este aumento, el referente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires pasa a balance positivo (en pesos) en el 2020. En tanto, el riesgo país medido por JP Morgan cedía más de 5% a 2.406 unidades, por una fuerte suba en los bonos soberanos en dólares.

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Economía

El Banco Central rebajó la tasa de política monetaria de los Pases del 60% al 50% y se espera un colapso de la inflación

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La carga de intereses a cuenta de los pasivos remunerados es cada vez menor, después de la quinta reducción de tasas en lo que va de la presidencia de Javier Milei. La autoridad monetaria también tomó la decisión de incrementar nuevamente el encaje legal aplicado sobre las billeteras virtuales.

El Banco Central al frente del Presidente Santiago Bausili determinó una nueva reducción de la tasa de política monetaria de referencia, aquella a cuenta de los Pases, pasando del 60% al 50% nominal anual a partir del 2 de mayo. De esta forma, la tasa efectiva anual fue establecida en el 64,82% según informó el propio BCRA.

En otras palabras, los pasivos remunerados que emite el Banco Central pasan a abonar una tasa nominal equivalente al 4,2% por mes, a cuenta de los Pases que se renuevan cada día. 

La decisión oficial responde a la drástica caída de las expectativas de inflación para los próximos meses, un hecho que se refleja claramente en el informe de expectativas REM que elabora la autoridad monetaria. Las principales consultoras privadas del país también dan cuenta de esta situación, y proyectan un claro escenario de desinflación para 2024.

Las mediciones inflacionarias de alta frecuencia están reflejando el colapso de la variación de los precios minoristas en alimentos y bebidas. Para la consultora LCG, la variación semanal en este rubro fue negativa por más de 1 punto porcentual al término de la quinta semana de abril. 

Los sondeos de Alphacast también prevén una ligera caída de precios hacia la segunda mitad del mes pasado, considerando al rubro de los alimentos. En la misma dirección, el economista Alberto Cavallo (el hijo del exministro de Economía) anticipó mediante un índice diario de precios que la inflación ya está viajando al 5% mensual, descontando el efecto de las tarifas de los servicios públicos.

Entran en juego dos lógicas principales detrás de la rebaja de tasas. En primer lugar, la caída de la inflación efectiva y de la inflación esperada permiten una tasa de interés más baja, ya que de este modo se evita generar rendimientos excesivos medidos en dólares. Pero por otro lado, y más importante aún, la caída de la tasa de interés (en un contexto de cepo cambiario) permite sanear el balance del Banco Central y reducir la expansión monetaria a cuenta de los pasivos remunerados.

La carga de la deuda remunerada en pesos del BCRA es cada vez menor en relación al PBI, y lo mismo ocurre con el pago de sus respectivos intereses. Y desde el Gobierno nacional, el superávit fiscal concretado durante los primeros 3 meses del año permite anular cualquier tipo de financiación monetaria para el fisco.

El Banco Central de Bausili también tomó la decisión de elevar la tasa de encaje aplicado para billeteras virtuales del 10% al 15%, y de esta manera es altamente probable que disminuyan los rendimientos de alternativas como por ejemplo Mercado Pago, además del efecto que tuvo la reducción de tasas.

Se busca generar un marco de reglas de juego que genere incentivos para la compra de títulos públicos al Tesoro por parte del mercado. Esto responde a dos fines bien concretos: por un lado el rollover de la deuda interna en pesos a plazos más extensos, y en segundo lugar la retención de pesos para cancelar Adelantos Transitorios con el propio BCRA (una manera adicional para retirar pesos de la circulación).

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Economía

La reforma tributaria que propone Biden amenaza con destruir hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo para el año 2025

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Así lo sugiere un reciente informe de la Tax Foundation, estimando el efecto total de los aumentos impositivos que propone la campaña de Biden de cara a las elecciones. Se estima una reducción del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI en caso de aprobarse los cambios.

El Presidente Joe Biden lanzó una agenda económica completamente radicalizada hacia la izquierda, buscando contentar al ala más extremista de su partido (anteriormente representada por el excandidato Bernie Sanders en la contienda electoral del 2020).

En este sentido, el Presidente recuperó una profunda impronta favorable a subir generalizadamente los impuestos en Estados Unidos, tanto para empresas como para personas físicas y para productos importados. Se buscan gravar ingresos, patrimonios y bienes con tasas sustancialmente más elevadas que las actuales.

La Tax Foundation desarrolló un reciente informe estimando el impacto económico que podría desatar el plan fiscal de Biden para el año 2025. Se estima una reducción total del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI, una caída del 3,8% en el capital social potencial acumulado en las empresas, una reducción del 1,6% sobre la masa salarial promedio, y finalmente la destrucción de hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo en el sector privado, en relación a la cantidad que cabría esperar de no aprobarse las subas impositivas.

La agenda de los demócratas es, y por diferencia, la más ambiciosa y extremista desde la era de Franklin D. Roosevelt. El esquema tributario resultante de una eventual victoria de Biden en las próximas elecciones de noviembre queda resumido de la siguiente manera:

  • Aumento de la tasa del impuesto sobre la renta empresarial del 21 por ciento al 28 por ciento (a partir del año fiscal 2025)
  • Aumento del impuesto mínimo alternativo corporativo introducido en la Ley de Reducción de la Inflación del 15 por ciento al 21 por ciento (a partir de 2024)
  • Cuadruplicar el impuesto a la recompra de acciones implementado en la Ley de Reducción de la Inflación del 1 por ciento al 4 por ciento (a partir de 2024)
  • Hacer permanente la limitación de pérdidas comerciales excesivas para las empresas de paso
  • Limitar aún más la deducibilidad de la compensación de los empleados según la Sección 162
  • Aumento de la tasa impositiva global sobre ingresos intangibles de baja tributación (GILTI) del 10,5 por ciento al 21 por ciento, calcular el impuesto jurisdicción por jurisdicción y revisar las reglas relacionadas
  • Derogar la tasa impositiva reducida sobre los ingresos intangibles derivados del extranjero (FDII)
  • Ampliar la base del impuesto sobre la renta neta de inversiones (NIIT) para incluir ingresos comerciales no pasivos y aumentar las tasas del NIIT y el impuesto adicional de Medicare para alcanzar el 5 por ciento sobre ingresos superiores a $400,000
  • Aumento del impuesto sobre la Renta individual al 39,6 por ciento sobre ingresos superiores a $400 000 para declarantes solteros y $450 000 para declarantes conjuntos (a partir de 2024)
  • Gravar las ganancias de capital a largo plazo y los dividendos calificados a las tasas ordinarias del impuesto sobre la renta para Ingreso imponible por encima de US$ 1 millón de dólares, y gravar las ganancias de capital no realizadas en caso de fallecimiento por encima de una exención de US$ 5 millones, revirtiendo parcialmente la reforma de George Bush (2001-2003)
  • Triplicar los aranceles de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, desatando una nueva guerra comercial con el gigante asiático

Pese a las subas impositivas, la administración Biden no propone un sendero sostenido de reducción del déficit fiscal, ya que la mayor parte del paquete tributario se vería acompañado por nuevas expansiones presupuestarias. 

Y a diferencia de la estrategia seguida por el expresidente Donald Trump, la guerra comercial con China que propone desatar Biden se produciría en un contexto de profunda caída en la competitividad fiscal de Estados Unidos, todo lo contrario a lo que ocurrió entre 2017 y 2020 (cuando las empresas estadounidenses disfrutaron de fuertes recortes impositivos).

Esto deja a Estados Unidos en una posición comparativamente difícil para forzar una nueva “tregua” con China en la cual se flexibilicen controles cambiarios o medidas arancelarias proteccionistas, como sí ocurrió tras el último acuerdo firmado en 2020.

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Economía

Con Milei, los bancos vuelven a cumplir su función fundamental: Prestarle dinero a familias y empresas y no al Estado

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Se redujo drásticamente la absorción de crédito a través del Estado nacional y el Banco Central, y se amplía la cantidad de recursos disponibles para ser prestados al sector privado productivo. La política económica del Gobierno produjo un punto de inflexión para el sistema financiero.

Desde la caída de la convertibilidad y el rebrote inflacionario en la Argentina, la proporción de crédito retenido deliberadamente por el sector público fue creciendo incesantemente en los últimos años.

El Estado se adueñó de una parte creciente en la cantidad de pesos disponibles generados por el ahorro del país, y en consecuencia se redujo la proporción canalizada por el sector privado (las familias y las empresas). Mientras que el crédito al sector privado superaba holgadamente el 20% del PBI durante el menemismo, al término del último experimento kirchnerista consiguió superar a duras penas el 7% del PBI en 2023

A partir de diciembre de 2023, la política económica ejecutada por el Presidente Javier Milei y el ministro Luis Caputo se propuso un giro drástico en la direccionalidad del crédito argentino. El superávit financiero del Sector Público Nacional (SPN) permitió liberar una gran masa de recursos para el sector privado, algo que hasta el momento parecía completamente imposible.

Por primera vez desde 2018 se produjo un rebrote de créditos hipotecarios, nuevamente atados a la unidad UVA más un cierto margen de rendimiento en términos reales. Estos créditos no solo permiten la reapertura del mercado de crédito inmobiliario, sino que además implican una fuerte presión para aliviar los aumentos sobre los precios de los alquileres.

A partir de la nueva política económica, los bancos privados debieron replantearse la canalización del crédito. El Gobierno nacional dejó de incurrir en amplias licitaciones por encima de sus posibilidades para financiar el déficit (las licitaciones actuales solo refinancian la deuda interna), y el Banco Central profundizó su agresiva política de rebajas en la tasa de interés que pagan los Pases (ahora hasta el 60% nominal anual).

Todo esto abrió la posibilidad de volver a financiar a las familias vía hipotecas, y a las empresas a través de diversos proyectos de inversión productiva. El Gobierno espera que este efecto, habitualmente llamado “crowding-in” o desplazamiento positivo, contribuya activamente a la reactivación de la actividad económica a partir del segundo semestre del año.

Dada la fuerte credibilidad en la política económica, el mayor ahorro del sector público (efecto recesivo) podría ser compensado por un repunte de la inversión del sector privado por la vía del crédito (efecto expansivo).

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