Seguinos en redes

Economía

La economía kirchnerista sin rumbo ni plan económico: se cuadruplicó el rojo financiero

El primer año de gestión de Alberto Fernández promete batir nuevos récords de fracaso económico. El déficit financiero del Sector Público Nacional se incrementó un 326% con respecto a junio del 2019, según los últimos datos del Ministerio de Economía.

Publicado

en

El informe del resultado fiscal base caja para el mes de junio responde a las consecuencias de la disparatada y atípica política fiscal del gobierno. Las medidas de aislamiento y la destrucción en el nivel de actividad económica supusieron una enorme expansión en el Estado y una mochila cada vez más pesada sobre la sociedad. 

El resultado primario (sin contabilizar los intereses de deuda), alcanzó los 253.706 millones de pesos. El aislamiento social no es gratis, y el enorme costo social está siendo contenido con un enorme esfuerzo fiscal, aunque no parece ser un equilibrio estable por mucho tiempo más. 

En conjunto con los intereses de deuda pública, el resultado financiero del Sector Público Nacional (SPN) marcó un rojo de 288.565 millones de pesos. En comparación con el mismo mes del año pasado, el déficit financiero aumentó un 326% en términos corrientes, y se elevó notablemente en términos del producto bruto. El déficit financiero se más que cuadruplicó, pasando de los 67.712 millones de pesos en junio de 2019, a más de 288 mil millones en este año.

Se estima que tan solo el resultado primario (con metodología base caja), podría ser casi 16 veces más alto, pasando de un 0,44% a finales de la gestión Macri, a un 7% en diciembre. 

Los ingresos del SPN sumaron un total de 402.899 millones de pesos. A pesar de la enorme carga impositiva y los nuevos impuestos que implementó la gestión Fernández, el aumento en la recaudación cerró con un magro 7%, comparando junio de 2020 con junio de 2019. En el mismo período, la inflación alcanzó el 42,8%, lo que demuestra el gran deterioro de las arcas públicas en términos reales. 

Ad

La caída en materia de actividad, hizo totalmente inútil cualquier esfuerzo en pretender aumentar la recaudación vía impuestos, y el gobierno se vio obligado a recurrir al auxilio del Banco Central.
Teniendo en cuenta un piso en la actividad para el mes de abril, el repunte mensual que experimentó la economía desde entonces, posibilitó un incremento sustancial en la recaudación de algunas partidas específicas. 

Este fue el caso de los aportes y contribuciones al sistema de seguridad social, que aumentaron un 23%, y marcaron un fuerte impulso sobre el total de los ingresos tributarios efectivamente percibidos.
La recaudación por el impuesto a los débitos y créditos aumentó un 52% interanual, mientras que, en la partida de bienes personales, el aumento registrado alcanzó el 293%. 

El gasto público primario ascendió a los 656.605 millones de pesos, lo que equivale a un aumento del 73% interanual. Desde el lado de los gastos, los aumentos superaron cómodamente al nivel de la inflación. Con la introducción de la cuarentena, el Estado se vio obligado a desembolsar una serie de paquetes fiscales sobre familias y empresas. 

Ad

Se abre el panorama para las contradicciones dentro del propio gobierno, pues mientras el sector público entra en una profunda crisis de financiación, el núcleo duro del kirchnerismo insiste en dilapidar recursos. 

De la mano de la vicepresidente, se instauró una agenda expropiatoria que prometió llegar para quedarse, al mismo tiempo que se reparten transferencias provinciales con criterios políticos, sin atender los lineamientos económicos y sanitarios como se debería. Estas transferencias aumentaron un 304% interanual. 

Las transferencias corrientes aumentaron un 204%, y ascendieron a 175.296 millones de pesos en junio. Este incremento responde a las medidas de contención anunciadas por el gobierno. Casi el 86% del monto total de las transferencias fueron percibidas por agentes en el sector privado. 

Por su parte, el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) concentró cerca de 99.750 millones de pesos, el Programa Alimentar incrementó sus gastos en 8.050 millones de pesos, y las asignaciones en concepto de apoyo al empleo registraron un aumento de 2.950 millones de pesos. Las partidas destinadas a la contención sanitaria, gastos característicos de la coyuntura actual, aumentaron en casi 12.500 millones de pesos. 

Ad

Ante la negación del gobierno en implementar un programa de corrección sobre el nivel de las tarifas públicas, se registró un incremento notable en materia de subsidios económicos, y se corre el riesgo de derrumbar todo el esfuerzo realizado entre 2016 y 2018. Los subsidios aumentaron un 115% interanual, un número muy superior a la inflación para el mismo período. 

A partir de la derogación en la movilidad jubilatoria y los sucesivos decretos en torno al sistema de pensiones, los gastos previsionales alcanzaron los 291.375 millones de pesos, lo que implica un incremento del 45,4% con respecto a junio de 2019. 

El incremento se sitúa ligeramente por encima de la inflación, pero la suspensión de la fórmula anterior supone un gran recorte sobre las jubilaciones intermedias.
La “pirámide previsional” cambió su estructura, de tal forma que los haberes mínimos tienden a mantener su valor (y a estancarse), mientras que el resto de los haberes pierden parte de su poder adquisitivo, y convergen al haber mínimo.

El sistema se torna progresivamente más injusto con aquellos que decidieron aportar un mayor esfuerzo para su jubilación futura, un cambio en el que muchos pierden y nadie gana.  

Haga clic para comentar

Usted debe estar conectado para publicar un comentario Inicio de sesión

Deja una Respuesta

Economía

El Banco Central rebajó la tasa de política monetaria de los Pases del 60% al 50% y se espera un colapso de la inflación

Publicado

en

La carga de intereses a cuenta de los pasivos remunerados es cada vez menor, después de la quinta reducción de tasas en lo que va de la presidencia de Javier Milei. La autoridad monetaria también tomó la decisión de incrementar nuevamente el encaje legal aplicado sobre las billeteras virtuales.

El Banco Central al frente del Presidente Santiago Bausili determinó una nueva reducción de la tasa de política monetaria de referencia, aquella a cuenta de los Pases, pasando del 60% al 50% nominal anual a partir del 2 de mayo. De esta forma, la tasa efectiva anual fue establecida en el 64,82% según informó el propio BCRA.

En otras palabras, los pasivos remunerados que emite el Banco Central pasan a abonar una tasa nominal equivalente al 4,2% por mes, a cuenta de los Pases que se renuevan cada día. 

La decisión oficial responde a la drástica caída de las expectativas de inflación para los próximos meses, un hecho que se refleja claramente en el informe de expectativas REM que elabora la autoridad monetaria. Las principales consultoras privadas del país también dan cuenta de esta situación, y proyectan un claro escenario de desinflación para 2024.

Las mediciones inflacionarias de alta frecuencia están reflejando el colapso de la variación de los precios minoristas en alimentos y bebidas. Para la consultora LCG, la variación semanal en este rubro fue negativa por más de 1 punto porcentual al término de la quinta semana de abril. 

Los sondeos de Alphacast también prevén una ligera caída de precios hacia la segunda mitad del mes pasado, considerando al rubro de los alimentos. En la misma dirección, el economista Alberto Cavallo (el hijo del exministro de Economía) anticipó mediante un índice diario de precios que la inflación ya está viajando al 5% mensual, descontando el efecto de las tarifas de los servicios públicos.

Entran en juego dos lógicas principales detrás de la rebaja de tasas. En primer lugar, la caída de la inflación efectiva y de la inflación esperada permiten una tasa de interés más baja, ya que de este modo se evita generar rendimientos excesivos medidos en dólares. Pero por otro lado, y más importante aún, la caída de la tasa de interés (en un contexto de cepo cambiario) permite sanear el balance del Banco Central y reducir la expansión monetaria a cuenta de los pasivos remunerados.

La carga de la deuda remunerada en pesos del BCRA es cada vez menor en relación al PBI, y lo mismo ocurre con el pago de sus respectivos intereses. Y desde el Gobierno nacional, el superávit fiscal concretado durante los primeros 3 meses del año permite anular cualquier tipo de financiación monetaria para el fisco.

El Banco Central de Bausili también tomó la decisión de elevar la tasa de encaje aplicado para billeteras virtuales del 10% al 15%, y de esta manera es altamente probable que disminuyan los rendimientos de alternativas como por ejemplo Mercado Pago, además del efecto que tuvo la reducción de tasas.

Se busca generar un marco de reglas de juego que genere incentivos para la compra de títulos públicos al Tesoro por parte del mercado. Esto responde a dos fines bien concretos: por un lado el rollover de la deuda interna en pesos a plazos más extensos, y en segundo lugar la retención de pesos para cancelar Adelantos Transitorios con el propio BCRA (una manera adicional para retirar pesos de la circulación).

Seguir Leyendo

Economía

La reforma tributaria que propone Biden amenaza con destruir hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo para el año 2025

Publicado

en

Así lo sugiere un reciente informe de la Tax Foundation, estimando el efecto total de los aumentos impositivos que propone la campaña de Biden de cara a las elecciones. Se estima una reducción del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI en caso de aprobarse los cambios.

El Presidente Joe Biden lanzó una agenda económica completamente radicalizada hacia la izquierda, buscando contentar al ala más extremista de su partido (anteriormente representada por el excandidato Bernie Sanders en la contienda electoral del 2020).

En este sentido, el Presidente recuperó una profunda impronta favorable a subir generalizadamente los impuestos en Estados Unidos, tanto para empresas como para personas físicas y para productos importados. Se buscan gravar ingresos, patrimonios y bienes con tasas sustancialmente más elevadas que las actuales.

La Tax Foundation desarrolló un reciente informe estimando el impacto económico que podría desatar el plan fiscal de Biden para el año 2025. Se estima una reducción total del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI, una caída del 3,8% en el capital social potencial acumulado en las empresas, una reducción del 1,6% sobre la masa salarial promedio, y finalmente la destrucción de hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo en el sector privado, en relación a la cantidad que cabría esperar de no aprobarse las subas impositivas.

La agenda de los demócratas es, y por diferencia, la más ambiciosa y extremista desde la era de Franklin D. Roosevelt. El esquema tributario resultante de una eventual victoria de Biden en las próximas elecciones de noviembre queda resumido de la siguiente manera:

  • Aumento de la tasa del impuesto sobre la renta empresarial del 21 por ciento al 28 por ciento (a partir del año fiscal 2025)
  • Aumento del impuesto mínimo alternativo corporativo introducido en la Ley de Reducción de la Inflación del 15 por ciento al 21 por ciento (a partir de 2024)
  • Cuadruplicar el impuesto a la recompra de acciones implementado en la Ley de Reducción de la Inflación del 1 por ciento al 4 por ciento (a partir de 2024)
  • Hacer permanente la limitación de pérdidas comerciales excesivas para las empresas de paso
  • Limitar aún más la deducibilidad de la compensación de los empleados según la Sección 162
  • Aumento de la tasa impositiva global sobre ingresos intangibles de baja tributación (GILTI) del 10,5 por ciento al 21 por ciento, calcular el impuesto jurisdicción por jurisdicción y revisar las reglas relacionadas
  • Derogar la tasa impositiva reducida sobre los ingresos intangibles derivados del extranjero (FDII)
  • Ampliar la base del impuesto sobre la renta neta de inversiones (NIIT) para incluir ingresos comerciales no pasivos y aumentar las tasas del NIIT y el impuesto adicional de Medicare para alcanzar el 5 por ciento sobre ingresos superiores a $400,000
  • Aumento del impuesto sobre la Renta individual al 39,6 por ciento sobre ingresos superiores a $400 000 para declarantes solteros y $450 000 para declarantes conjuntos (a partir de 2024)
  • Gravar las ganancias de capital a largo plazo y los dividendos calificados a las tasas ordinarias del impuesto sobre la renta para Ingreso imponible por encima de US$ 1 millón de dólares, y gravar las ganancias de capital no realizadas en caso de fallecimiento por encima de una exención de US$ 5 millones, revirtiendo parcialmente la reforma de George Bush (2001-2003)
  • Triplicar los aranceles de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, desatando una nueva guerra comercial con el gigante asiático

Pese a las subas impositivas, la administración Biden no propone un sendero sostenido de reducción del déficit fiscal, ya que la mayor parte del paquete tributario se vería acompañado por nuevas expansiones presupuestarias. 

Y a diferencia de la estrategia seguida por el expresidente Donald Trump, la guerra comercial con China que propone desatar Biden se produciría en un contexto de profunda caída en la competitividad fiscal de Estados Unidos, todo lo contrario a lo que ocurrió entre 2017 y 2020 (cuando las empresas estadounidenses disfrutaron de fuertes recortes impositivos).

Esto deja a Estados Unidos en una posición comparativamente difícil para forzar una nueva “tregua” con China en la cual se flexibilicen controles cambiarios o medidas arancelarias proteccionistas, como sí ocurrió tras el último acuerdo firmado en 2020.

Seguir Leyendo

Economía

Con Milei, los bancos vuelven a cumplir su función fundamental: Prestarle dinero a familias y empresas y no al Estado

Publicado

en

Se redujo drásticamente la absorción de crédito a través del Estado nacional y el Banco Central, y se amplía la cantidad de recursos disponibles para ser prestados al sector privado productivo. La política económica del Gobierno produjo un punto de inflexión para el sistema financiero.

Desde la caída de la convertibilidad y el rebrote inflacionario en la Argentina, la proporción de crédito retenido deliberadamente por el sector público fue creciendo incesantemente en los últimos años.

El Estado se adueñó de una parte creciente en la cantidad de pesos disponibles generados por el ahorro del país, y en consecuencia se redujo la proporción canalizada por el sector privado (las familias y las empresas). Mientras que el crédito al sector privado superaba holgadamente el 20% del PBI durante el menemismo, al término del último experimento kirchnerista consiguió superar a duras penas el 7% del PBI en 2023

A partir de diciembre de 2023, la política económica ejecutada por el Presidente Javier Milei y el ministro Luis Caputo se propuso un giro drástico en la direccionalidad del crédito argentino. El superávit financiero del Sector Público Nacional (SPN) permitió liberar una gran masa de recursos para el sector privado, algo que hasta el momento parecía completamente imposible.

Por primera vez desde 2018 se produjo un rebrote de créditos hipotecarios, nuevamente atados a la unidad UVA más un cierto margen de rendimiento en términos reales. Estos créditos no solo permiten la reapertura del mercado de crédito inmobiliario, sino que además implican una fuerte presión para aliviar los aumentos sobre los precios de los alquileres.

A partir de la nueva política económica, los bancos privados debieron replantearse la canalización del crédito. El Gobierno nacional dejó de incurrir en amplias licitaciones por encima de sus posibilidades para financiar el déficit (las licitaciones actuales solo refinancian la deuda interna), y el Banco Central profundizó su agresiva política de rebajas en la tasa de interés que pagan los Pases (ahora hasta el 60% nominal anual).

Todo esto abrió la posibilidad de volver a financiar a las familias vía hipotecas, y a las empresas a través de diversos proyectos de inversión productiva. El Gobierno espera que este efecto, habitualmente llamado “crowding-in” o desplazamiento positivo, contribuya activamente a la reactivación de la actividad económica a partir del segundo semestre del año.

Dada la fuerte credibilidad en la política económica, el mayor ahorro del sector público (efecto recesivo) podría ser compensado por un repunte de la inversión del sector privado por la vía del crédito (efecto expansivo).

Seguir Leyendo

Tendencias