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Economía

A pesar del relato del gobierno, los números no mienten: las Reservas del Banco Central son CERO

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El Banco Central argentino se encuentra en una posición crítica sobre la cuál no podrá seguir sosteniendo su política de intervención cambiaria. Prácticamente no quedas reservas netas de libre disponibilidad con las cuales maniobrar.

El costo para mantener el cepo cambiario durante los últimos dos años fue una profunda sangría de reservas del Banco Central (BCRA), pese a la intensidad de los controles sobre los diferentes segmentos legales en los mercados.

Para mantener una suerte de “dólar subsidiado” por debajo de la paridad que habría determinado el libre mercado de cambios, el BCRA debió emprender una agresiva intervención y estranguló la cantidad de operaciones legales que pueden realizarse sobre el mercado de divisas, pero esto solamente retrasó lo inevitable.

En total, las reservas brutas del BCRA alcanzan un monto contable de US$ 42.237 millones, pero esto es simplemente una notación que no representa el verdadero margen de maniobrabilidad de la autoridad monetaria.

Existen importantes posiciones de divisas que no pueden ser libremente utilizadas por el BCRA, estas son: el Swap con China, el Swap con el Banco de Basilea y otros organismos multilaterales, los encajes bancarios que sirven como garantía para los depósitos, y las cuentas en propiedad del Tesoro Nacional.

Todos estos elementos no pueden ser usados de un día para el otro por el BCRA. Transformarlos en liquidez efectiva llevaría tiempo, y en algunos casos podría ser sumamente contraproducente para la estabilidad del sistema financiero (como la posición de encajes).

Descontando estas posiciones de las reservas brutas, el saldo neto sería de 4.612 millones de dólares, un número diez veces menor que el que publicita el gobierno cuando dice que las reservas para afrontar una corrida son "robustas".

  • RESERVAS BRUTAS: US$ 42.237 millones
  • Swap con China: US$ 20.358 millones
  • Swap con Banco de Basilea: US$ 4.852 millones
  • Encajes bancarios: US$ 12.089 millones
  • Cuentas del Tesoro Nacional: US$ 325 millones
  • RESERVAS NETAS: US$ 4.612 millones

Fuente: GRA Consultora, Gabriel Rubinstein & Asociados

Pero nuevamente, el BCRA actualmente no es capaz de utilizar todo este monto de divisas, aunque deseara hacerlo. La razón es que este monto incluye la reserva de certificados de oro (promesas para entregar oro), y los Derechos Especiales de Giro (DEGs), la moneda del Fondo Monetario Internacional.

Como el Banco Central no puede utilizar libremente los DEGs, dado que juegan un rol importante en la relación con el FMI y emplearlos requiere de una negociación con el Fondo, este valor debe descontarse si lo que se quiere calcular son las reservas netas de libre disponibilidad.

Además, los certificados de oro no pueden transformarse en liquidez rápidamente, sino que si se quieren vender debe atravesarse proceso gradual donde se vende de a partes y bajo estrictos controles internacionales.

En términos prácticos, la cuenta de reservas netas de libre disponibilidad líquidas da CERO, o incluso negativo si se descuenta la totalidad de las posiciones previamente mencionadas.

Por lo tanto, Argentina actualmente no cuenta con los dólares físicos suficientes como para poder actuar sobre el mercado de cambios de manera significativa, o afrontar una corrida cambiaria.

  • RESERVAS NETAS: US$ 4.612 millones
  • Certificados de Oro: US$ 3.574 millones
  • Derechos Especiales de Giro: US$ 2.510 millones
  • RESERVAS NETAS DE LIBRE DISPONIBILIDAD LÍQUIDAS: US$ -1.472 millones

Fuente: GRA Consultora, Gabriel Rubinstein & Asociados.

Según la Consultora en Economía y Finanzas GRA, que lidera Gabriel Rubinstein, el BCRA registra incluso una posición negativa de reservas netas de libre disponibilidad, un rojo de aproximadamente 1.472 millones de dólares.

Este análisis es compartido casi por unanimidad por las consultoras privadas, que ya andan advirtiendo a las empresas de este dato.

Este análisis también lo hizo el directorio del BCRA, y esta es la razón de fondo de por qué el gobierno tomó las recientes medidas restrictivas sobre el mercado de cambios, incluyendo las cuentas bancarias especiales para turistas, la limitación del pago en cuotas para viajes en el exterior, las limitaciones sobre las operaciones con el dólar financiero, la restricción cuantitativa de importaciones, la obligación a los bancos para vender su posición de dólares propios, entre decenas de otras regulaciones.

Las medidas buscan retrasar la devaluación del tipo de cambio oficial, pero lo cierto es que el esquema se tornará insostenible a través del tiempo y no quedará más alternativa que modificar los parámetros del cepo cambiario.

El único político que está advirtiendo de esta situación en los medios es Javier Milei, quien en una reciente entrevista con Luis Majul explicó en detalle este análisis y llegó a la misma conclusión: las reservas del Banco Central son CERO.

El economista y Diputado electo Javier Milei explicando la dramática escasez de reservas del Banco Central.

Economía

El mes de mayo arrancó con deflación en los precios de los alimentos y se derrumba la inflación de Massa

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Todas las mediciones privadas de alta frecuencia relevan deflación de precios sobre una amplia canasta de alimentos de consumo masivo. Las rebajas también se vieron reflejadas por descuentos, cada vez más frecuentes en las góndolas. El Gobierno erradicó el déficit fiscal y paralizó la expansión monetaria.

Los resultados de la consolidación fiscal y monetaria que está llevando a cabo el Gobierno están a la vista. Las consultoras privadas estiman deflación de precios en los principales productos de consumo masivo, de acuerdo a las mediciones para las últimas semanas de abril y los primeros días de mayo.

La medición de la consultora LCG registró una caída del 1% sobre el umbral de alimentos y bebidas relevados en supermercados al término de los últimos 7 días del mes pasado, y todo indica que se habría registrado el mismo efecto para la primera semana de este mes.

La tasa de inflación mensual para esta canasta de productos cayó a solamente el 1,4% con respecto al nivel de precios de la primera semana de abril, mientras que la variación promedio de 5 semanas retrocedió al 2,9% al cierre del mes pasado. Se produjo una drástica caída con respecto al salto inflacionario de diciembre, cuando los precios llegaron a aumentar a razón del 1% todos los días.

Incluso la tasa de inflación interanual para la canasta de precios de LCG comenzó a retroceder a partir del mes de marzo. Alcanzó un pico cercano al 280% a mediados de ese mes, para descender al 240% hacia la última semana de abril. Los registros mensuales aún no capturan esta rebaja por el efecto de arrastre estadístico de los meses pasados.

Del mismo modo, los relevamientos de Focus Market sugieren una serie de fuertes caídas en productos esenciales para el consumo a lo largo de abril: 

  • Detergente para ropa: -10.5%
  • Cremas dentales: -7.5%
  • Enlatados de pescado: -6.3%
  • Toallas femeninas: -6.2%
  • Azúcar -5.6%
  • Flanes: -4.7%
  • Café: -4.3%
  • Aceite: -4.3%
  • Desinfectantes: -4.2%
  • Papel higiénico:-3,8%

El programa económico ejecutado por el Ministro Luis Caputo desde el Gobierno nacional y Santiago Bausili desde el Banco Central está cosechando un éxito contundente. El déficit fiscal fue completamente erradicado durante el primer trimestre de 2023 (algo que no sucedía desde 2008), llegando incluso a una diferencia positiva entre los ingresos y los gastos incluyendo el pago de intereses.

Asimismo, los factores de expansión de la base monetaria lograron compensarse exitosamente con los factores de absorción (Pases y Bopreal), y en consecuencia el crecimiento de la cantidad de dinero circulando en la economía disminuyó fuertemente desde el 10 de diciembre del año pasado.

La base monetaria total se expandió un 41% desde diciembre del año pasado, la cantidad de pesos en poder del público creció un 37%, y los billetes y monedas en entidades financieras lo hizo en un 2%. En el mismo período, los precios acumularon una suba de por lo menos el 60%, con lo cual se produjo una notoria caída de la cantidad de dinero en términos reales. Asimismo, una gran parte de la expansión nominal de la base monetaria se contrarrestó con el superávit del Tesoro y las sucesivas licitaciones de pesos llevadas a cabo.

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Economía

El Banco Central rebajó la tasa de política monetaria de los Pases del 60% al 50% y se espera un colapso de la inflación

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La carga de intereses a cuenta de los pasivos remunerados es cada vez menor, después de la quinta reducción de tasas en lo que va de la presidencia de Javier Milei. La autoridad monetaria también tomó la decisión de incrementar nuevamente el encaje legal aplicado sobre las billeteras virtuales.

El Banco Central al frente del Presidente Santiago Bausili determinó una nueva reducción de la tasa de política monetaria de referencia, aquella a cuenta de los Pases, pasando del 60% al 50% nominal anual a partir del 2 de mayo. De esta forma, la tasa efectiva anual fue establecida en el 64,82% según informó el propio BCRA.

En otras palabras, los pasivos remunerados que emite el Banco Central pasan a abonar una tasa nominal equivalente al 4,2% por mes, a cuenta de los Pases que se renuevan cada día. 

La decisión oficial responde a la drástica caída de las expectativas de inflación para los próximos meses, un hecho que se refleja claramente en el informe de expectativas REM que elabora la autoridad monetaria. Las principales consultoras privadas del país también dan cuenta de esta situación, y proyectan un claro escenario de desinflación para 2024.

Las mediciones inflacionarias de alta frecuencia están reflejando el colapso de la variación de los precios minoristas en alimentos y bebidas. Para la consultora LCG, la variación semanal en este rubro fue negativa por más de 1 punto porcentual al término de la quinta semana de abril. 

Los sondeos de Alphacast también prevén una ligera caída de precios hacia la segunda mitad del mes pasado, considerando al rubro de los alimentos. En la misma dirección, el economista Alberto Cavallo (el hijo del exministro de Economía) anticipó mediante un índice diario de precios que la inflación ya está viajando al 5% mensual, descontando el efecto de las tarifas de los servicios públicos.

Entran en juego dos lógicas principales detrás de la rebaja de tasas. En primer lugar, la caída de la inflación efectiva y de la inflación esperada permiten una tasa de interés más baja, ya que de este modo se evita generar rendimientos excesivos medidos en dólares. Pero por otro lado, y más importante aún, la caída de la tasa de interés (en un contexto de cepo cambiario) permite sanear el balance del Banco Central y reducir la expansión monetaria a cuenta de los pasivos remunerados.

La carga de la deuda remunerada en pesos del BCRA es cada vez menor en relación al PBI, y lo mismo ocurre con el pago de sus respectivos intereses. Y desde el Gobierno nacional, el superávit fiscal concretado durante los primeros 3 meses del año permite anular cualquier tipo de financiación monetaria para el fisco.

El Banco Central de Bausili también tomó la decisión de elevar la tasa de encaje aplicado para billeteras virtuales del 10% al 15%, y de esta manera es altamente probable que disminuyan los rendimientos de alternativas como por ejemplo Mercado Pago, además del efecto que tuvo la reducción de tasas.

Se busca generar un marco de reglas de juego que genere incentivos para la compra de títulos públicos al Tesoro por parte del mercado. Esto responde a dos fines bien concretos: por un lado el rollover de la deuda interna en pesos a plazos más extensos, y en segundo lugar la retención de pesos para cancelar Adelantos Transitorios con el propio BCRA (una manera adicional para retirar pesos de la circulación).

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Economía

La reforma tributaria que propone Biden amenaza con destruir hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo para el año 2025

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Así lo sugiere un reciente informe de la Tax Foundation, estimando el efecto total de los aumentos impositivos que propone la campaña de Biden de cara a las elecciones. Se estima una reducción del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI en caso de aprobarse los cambios.

El Presidente Joe Biden lanzó una agenda económica completamente radicalizada hacia la izquierda, buscando contentar al ala más extremista de su partido (anteriormente representada por el excandidato Bernie Sanders en la contienda electoral del 2020).

En este sentido, el Presidente recuperó una profunda impronta favorable a subir generalizadamente los impuestos en Estados Unidos, tanto para empresas como para personas físicas y para productos importados. Se buscan gravar ingresos, patrimonios y bienes con tasas sustancialmente más elevadas que las actuales.

La Tax Foundation desarrolló un reciente informe estimando el impacto económico que podría desatar el plan fiscal de Biden para el año 2025. Se estima una reducción total del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI, una caída del 3,8% en el capital social potencial acumulado en las empresas, una reducción del 1,6% sobre la masa salarial promedio, y finalmente la destrucción de hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo en el sector privado, en relación a la cantidad que cabría esperar de no aprobarse las subas impositivas.

La agenda de los demócratas es, y por diferencia, la más ambiciosa y extremista desde la era de Franklin D. Roosevelt. El esquema tributario resultante de una eventual victoria de Biden en las próximas elecciones de noviembre queda resumido de la siguiente manera:

  • Aumento de la tasa del impuesto sobre la renta empresarial del 21 por ciento al 28 por ciento (a partir del año fiscal 2025)
  • Aumento del impuesto mínimo alternativo corporativo introducido en la Ley de Reducción de la Inflación del 15 por ciento al 21 por ciento (a partir de 2024)
  • Cuadruplicar el impuesto a la recompra de acciones implementado en la Ley de Reducción de la Inflación del 1 por ciento al 4 por ciento (a partir de 2024)
  • Hacer permanente la limitación de pérdidas comerciales excesivas para las empresas de paso
  • Limitar aún más la deducibilidad de la compensación de los empleados según la Sección 162
  • Aumento de la tasa impositiva global sobre ingresos intangibles de baja tributación (GILTI) del 10,5 por ciento al 21 por ciento, calcular el impuesto jurisdicción por jurisdicción y revisar las reglas relacionadas
  • Derogar la tasa impositiva reducida sobre los ingresos intangibles derivados del extranjero (FDII)
  • Ampliar la base del impuesto sobre la renta neta de inversiones (NIIT) para incluir ingresos comerciales no pasivos y aumentar las tasas del NIIT y el impuesto adicional de Medicare para alcanzar el 5 por ciento sobre ingresos superiores a $400,000
  • Aumento del impuesto sobre la Renta individual al 39,6 por ciento sobre ingresos superiores a $400 000 para declarantes solteros y $450 000 para declarantes conjuntos (a partir de 2024)
  • Gravar las ganancias de capital a largo plazo y los dividendos calificados a las tasas ordinarias del impuesto sobre la renta para Ingreso imponible por encima de US$ 1 millón de dólares, y gravar las ganancias de capital no realizadas en caso de fallecimiento por encima de una exención de US$ 5 millones, revirtiendo parcialmente la reforma de George Bush (2001-2003)
  • Triplicar los aranceles de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, desatando una nueva guerra comercial con el gigante asiático

Pese a las subas impositivas, la administración Biden no propone un sendero sostenido de reducción del déficit fiscal, ya que la mayor parte del paquete tributario se vería acompañado por nuevas expansiones presupuestarias. 

Y a diferencia de la estrategia seguida por el expresidente Donald Trump, la guerra comercial con China que propone desatar Biden se produciría en un contexto de profunda caída en la competitividad fiscal de Estados Unidos, todo lo contrario a lo que ocurrió entre 2017 y 2020 (cuando las empresas estadounidenses disfrutaron de fuertes recortes impositivos).

Esto deja a Estados Unidos en una posición comparativamente difícil para forzar una nueva “tregua” con China en la cual se flexibilicen controles cambiarios o medidas arancelarias proteccionistas, como sí ocurrió tras el último acuerdo firmado en 2020.

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