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Entrevista a Iris Speroni: La casta política no le permite a la Argentina ser

Entrevista realizada por CAUSA Argentina a la economista Iris Speroni (@SperoniIris) revela cómo la casta gobernante y su sistema no permiten el pleno desarrollo de la Argentina.

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En el segundo encuentro del ciclo de conferencias titulado “Desafíos para la Agroindustria y el Poder Nacional” del programa Nueva Argentina, la agrupación CAUSA Argentina entrevistó a la economista Iris Speroni (@SperoniIris), quien posee un Posgrado en Agronegocios y Master en Finanzas, para poder entender cuáles son las herramientas del sistema político-económico actual que impide el crecimiento del país.

A pesar de que los gobiernos de turno, sea el kirchnerismo o el macrismo, se refugian echando culpas al “contexto internacional”, Speroni describe al sistema político argentino como “la arena en el motor” que traba a la Argentina evitando su desarrollo, especialmente en la agroindustria.

Es un sistema donde los políticos trabajan succionando la energía (ahorros o ganancias) de la colectividad para quedárselo un pequeño grupo, que no la invierte en el propio país, sino que roba esa plata y compra departamentos en Miami. Una sociedad que no reinvierte es cada vez más pobre. […] El sistema además tiene mecanismos para evitar ser removido o reemplazado: desde el ‘83 a la fecha vienen peronistas y radicales, pero el baile es el mismo, tienen toda la plata para re afirmar su continuidad”.

Sobre el mito “Campo vs Industria” conversado en el ciclo anterior con el ingeniero José Antonio Álvarez (@Bumpercrop1), donde se pone en tela de juicio si puede existir un modelo que combine ambos sectores en el desarrollo y crecimiento del país, Speroni derriba el mito de la Argentina agro-exportadora: “Argentina no exporta. En los estándares internacionales, un país exportador vierte en el extranjero entre un 30 y 50% de su producción. En el caso de Argentina, no se exporta más del 20 o 22%. De lo poco que se exporta, se destacan productos agro-industriales.

Respecto a la industria, la economista comenta que Argentina “podría ser uno de los grandes países exportadores de productos industriales, ya que constantemente hay gente diseñando y produciendo maquinaria nueva, productos nuevos (fibras de vidrio, aleaciones, ingeniería de materiales) y toda suerte de innovaciones.” 

Pero el sistema impositivo argentino, el sistema de aduanas, y lo que Speroni califica como “la peor y mayor traba de todas” que es el tipo de cambio atrasado, impide que ninguna producción sea viable. 

 

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Para esto, ejemplifica lo que pasa con el aluminio. El 80% del aluminio producido es exportado en forma de lingotes. Si por ejemplo Aluar quisiera vender lingotes a una fábrica argentina, tiene que pagar ingresos brutos sobre esa venta, cosa que no sucede al exportar, por lo cual se recibe mayor ganancia en la exportación. Por otro lado, si una empresa quisiera producir aberturas o puertas de aluminio para la construcción en Quilmes, tiene que pagar más caro el aluminio que el precio que obtuvo aquel que importó en Estados Unidos.  

Además menciona el alto costo de transporte interno del país, con peajes, 55% de impuestos sobre combustibles, el hecho de que un camión o una cubierta acá salen el doble que en Estados Unidos, entonces resulta más barato llegar en barco de Chubut a Estados Unidos, que en camión hasta Quilmes, sin siquiera tener en cuenta la carga impositiva en cada paso de la producción y comercialización de las aberturas. ”Con este esquema es imposible exportar productos manufacturados”.

A diferencia de las excusas que usa el kirchnerismo, estos costos estructurales no tienen nada que ver con la situación internacional, sino que están sujetos a lo que el país hace en materia de política interna: son problemas creados por varios años de políticos que no están a la altura de la situación, o que por beneficio personal toman decisiones que perjudican al país entero. El ejemplo más claro lo muestra el transporte del país, con ferrocarriles y astilleros desmantelados, y un fuerte liderazgo de los camioneros.

La economista menciona que Argentina debería ser uno de los principales exportadores de maquinaria agrícola, porque es uno de los pocos países que tiene más de 100 años de historia fabricando maquinaria, junto con los Estados Unidos. Sin embargo, con un tipo de cambio atrasado a $90 y toda la carga impositiva (ingresos brutos, impuesto al cheque, cargas sociales, etc), es imposible exportar. Un ejemplo de esto lo muestra con la industria vitivinícola de Mendoza, que hoy en día no pueden cubrir sus propios costos.

Sobre la tasa de cambio atrasada, Iris explica que “el Estado entrega reservas para que los privados compren dólares a $90”, y “un dólar atrasado viene desde hace más de una década”.

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En materia legal, Iris comenta que el Banco Central está confiscando un bien, ya que según el Código Civil Argentino, las divisas son bienes. “El Estado no te permite cobrar tu bien, sino que te obliga a venderlo forzadamente a él, que te lo va a pagar en pesos. Eso ya es ilegal porque es una confiscación sin previa ley”. Además, el Estado paga esos dólares a $90, que no es el precio del mercado, siendo esto en contra de la Constitución porque toda confiscación debe ser por ley previa y a valor de mercado.

El que produce lo exportado no recibe todo el dinero pleno, porque en vez de pagarle $155 por dólar, el Banco Central le da $90, y la diferencia se la queda. El año pasado se vendieron U$S 56.000 millones de dólares en exportaciones, de los cuales U$S 28.000 millones se los quedaron los productores y los otros U$S 28.000 millones quedaron en el Banco Central.” 

El Banco Central aprovecha ese dinero y lo vende a los importadores, empresas petroleras que trabajan en Vaca Muerta como Total, BP, o las mineras que sacan oro de la cordillera y que son 100% extranjeras, y compran toda su maquinaria a $90 el dólar, es decir, un dólar regalado por el Banco Central, financiado por el trabajo de los productores que exportan. Sobre este esquema, además comenta que el mayor robo se presenta en la industria automotriz. 

Iris además denuncia que las divisas restantes del Banco Central son vendidas a algunos pocos amigos del poder que las llevan al exterior. “El botín de U$S 28.000 millones es tan grande que tienen para repartir plata y garantizar la continuidad del sistema. Por eso no importa si viene Cristina con Kicillof, Macri con Dujovne, o Alberto con Guzmán, todos hacen lo mismo. Porque el gran negocio es comprar dólares baratos, condenando a todas las provincias argentinas a la pobreza”, sentencia. 

Evolución del tipo de cambio desde la vuelta de las restricciones, a fines de 2019.

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Con este esquema, el Banco Central se convierte en la cara visible de una apropiación privada de recursos multimillonarios, en manos de la auténtica oligarquía política que domina nuestro país, “y que no son las 1000 familias que dicen algunos”, comenta entre risas.

Speroni sostiene que “un dólar alto es Federalismo, y un dólar bajo es unitarismo”, porque con un dólar bajo se le quitan recursos a las provincias para transferirlos a la Capital o al poder central.

Por ejemplo, con un dólar alto, Corrientes podría no sólo estar exportando madera, sino también muebles o aberturas, el Chaco podría industrializar su producción de algodón, el noroeste podría exportar queso o leche de cabra, y así para cada provincia exportadora, pero con un dólar bajo las empresas nunca ganan lo suficiente para acumular capital que puedan reinvertir.

Todo este sistema termina haciendo que las provincias dependan de las dádivas que gira el poder central, fortaleciéndolo aún más, y como consecuencia no surge nadie, de los partidos tradicionales al menos, que salga a discutir a favor de su provincia, que no hay que transferirle riqueza al poder central a través del tipo de cambio bajo, sino que necesitan un tipo de cambio alto que permita a su provincia exportar y ser más rica.  

En este sentido, los políticos suelen tener una “perfecta excusa” para justificar el atraso cambiario: si sube la tasa de cambio, sube el precio de la comida. Aunque lo repitan como un mantra para instalarlo en la sociedad, en realidad la mitad del precio de los alimentos son impuestos (directos, al combustible, cargas sociales, etc).

En algunos casos, el producto básico exportable que tiene cualquier producto comestible es una ínfima parte del total. Sobre esto, Speroni explica que el precio de 1kg de milanesas implica de fletes del campo al frigorífico y del frigorífico a la carnicería, con 55% de impuestos sobre combustibles y peajes, y ambos establecimientos deben mantener frío que se logra con electricidad, que tiene 40% de impuestos, sumado a las tasas municipales, de seguridad e higiene, ingresos brutos, entre otros. “Cuando uno analiza qué importancia tiene el precio internacional de la carne con 1 kg de milanesas, es el 11%”.

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Consultada respecto a la agenda verde de desarrollo sostenible, la cual Alberto Fernández acepta y convalida sin dudarlo, la economista comenta que es parte de lo que ella siempre llama “la Argentina intervenida”. 

Este radicalismo y kirchnerismo, autodenominado peronismo, que en realidad ideológicamente son radicales (incluyendo en este grupo también a la Coalición Cívica y al PRO), han tomado en sus manos la agenda global y la han cumplido a rajatabla. […] Acá vienen con cualquier agenda internacional y la imponen. Yo creo que dentro de eso está el aborto, la eutanasia, entre otras”.

Sobre la agenda verde, Iris comenta que “el Acuerdo de París se firmó en los últimos años de Cristina y lo primero que hizo Macri al asumir fue aprobarlo"

"Esto demuestra la continuidad de la sumisión argentina a estos acuerdos internacionales. La agenda verde es gravísima para nosotros, porque eso va a aumentar el costo de la energía para un país donde hay petróleo y gas. Lo que se ha inventado hasta ahora de energía solar o eólica, por el momento es muy caro, salvo casos excepcionales donde uno está aislado y puede tener autonomía energética”.

Todo lo que se denomina “la economía verde”, es financiada en gran parte tanto por Estados Unidos como la Unión Europea, que gastan miles de millones de dólares en subsidios, y también le dan plata al Banco Mundial y a Naciones Unidas para que hagan lo mismo.

Cuando uno analiza los programas del Banco Mundial, hay millones de dólares disponibles para desarrollo de energías verdes, que después quedan en manos de 2 o 3 empresas”, comenta Iris, en referencia a casos donde se entregaron a grandes contratistas del Estado o multinacionales como Shell.

Speroni además comenta que “estas políticas empobrecen a la población, ya que cuando algún país anuncia que a partir de 2030 va a dejar de producir autos a combustión para reemplazarlos por eléctricos, inmediatamente le bajan el valor de reventa a todos los autos que la gente tiene”.

Los nuevos autos, así como los eléctricos, hoy son muy caros y a mucha gente le resulta imposible acceder a uno. Si se encarece tanto la compra de un auto, la gente no los podrá cambiar, quedándose con sus autos viejos que contaminan mucho más que los nuevos. A fin de cuentas, lo que dicen que es para mejorar el medio ambiente, termina perjudicándolo, además de empobrecer a la población.

Alberto Fernández y su agenda ecologista.

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Sobre uno de los mayores problemas que enfrenta hace años nuestro país, Iris expresa que “sería interesante que volvamos a tener sindicalistas con opinión política. Tener sindicalista que hablan de género es bastante patético. Tener a la mitad de la población trabajando en negro es un objetivo de la casta política, que no quiere gente protegida por un sindicato”. 

Volviendo a resaltar la importancia del tipo de cambio alto, Speroni sentencia que “a los sindicatos de todas las actividades también les convendría que se triplique la producción de maquinaria agrícola exportable, pero no saben relacionar eso con el tipo de cambio”, y entonces no lo exigen, ya sea porque están ocupados en su supervivencia, falta de cultura política, o bien, conveniencia lisa y llana.

Como conclusión de la entrevista, Speroni invita a que los argentinos deben tener la voluntad para romper la mentira de que el tipo de cambio alto sube el precio de la comida, y defender los intereses propios.

No veo otro camino que tomar el lugar que nos corresponde como ciudadanos y hacernos cargo de nuestra patria. […] La Constitución Nacional dice que la defensa de la soberanía es responsabilidad de los ciudadanos. La patria la tenemos que defender nosotros, no va a venir nadie a hacerlo en nuestro lugar”, cierra Iris.

La tarea de los argentinos es la de igualar la de los organismos internacionales, yendo a cada lugar y formando opinión, mostrando que las cosas realmente se pueden solucionar. Deben ocupar espacios de poder y no detenerse ante quienes dicen representarlos, porque no lo vienen haciendo.

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Entrevista completa – Iris Speroni


Por Nicolás Pierri (CAUSA Argentina), para La Derecha Diario. 

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Funcionarios K de la Secretaría de Trabajo trituraron documentos clave cuando se enteraron de que los iban a echar

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En las oficinas del ex Ministerio de Trabajo encontraron bolsas con documentación triturada y discos de computadoras borrados por ex funcionarios ultra kirchneristas que fueron pescados in fraganti.

Según informó el Ministerio de Capital Humano, encontraron bolsas con papeles triturados en las oficinas de la Secretaría de Trabajo. Según pudieron reconstruir, se trata de expedientes de compras, alquileres de viviendas, contratos de servicios, contrataciones de remises, y más.

Desde las oficinas que ahora controla Julio Cordero, todos los ojos apuntan al ex Director General de Administración de la Secretaría de Trabajo, el ultra-kirchnerista Martín Alejandro Bugeiro, quien junto a 12 empleados de su círculo íntimo trituraron y destruyeron buena parte de los documentos que guardaba en su oficina cuando se enteró de que el actual Gobierno lo iba a despedir de su cargo.

Trituró expendientes sobre su gestión y guardó los papeles rotos en bolsas de residuos, pero cuando intentó retirarlas de su despacho, para llevarselo quién sabe a dónde, fue frenado por los agentes de seguridad que se quedaron con la evidencia, por lo que las bolsas ahora están en posesión de las autoridades del gobierno de Javier Milei.

Esto ocurrió el pasado 17 de abril, y desde entonces hay un equipo enfocado en investigar la situación. Se cree que Bugeiro eliminó todos los expedientes que llevaban su firma, pero también borró los discos rígidos de sus computadoras.

Lamentablemente en el Estado, más que una intranet anticuada, no hay almacenamiento en la nube, por lo que la destrucción física de los discos eliminó prácticamente toda la información que allí estaba guardada.

La desvinculación de Bugeiro y de sus 12 "soldados", no solo tuvo que ver con la motosierra de Milei y el esfuerzo por deskirchnerizar la planta del Estado. Toda su dirección estaba siendo auditada porque existen indicios de que podrían haber cometido actos de corrupción.

Bugeiro, apodado "El Gitano", fue encontrado por funcionarios de la Subsecretaría Legal de Capital Humano, "in fraganti" mientras intentaba eliminar la documentación que podría comprometerlo. Estaba haciéndolo junto al también despedido ex Director General de Programas y Proyectos Sectoriales y Especiales, Nicolás Sojit.

Tras recibir la confirmación oficial de que tanto ellos dos como otros once funcionarios que trabajaban en la misma área, serían cesanteados, se negaron a dejar sus oficinas. Esa actitud llegó a un límite tal que, para sacarlos de las instalaciones, se recurrió a la policía.

Varios agentes fueron hasta sus oficinas, acompañados de funcionarios del área legal del ministerio de Pettovello. Recién entonces se descubrió que Bugeiro y su compañero Sojit sabían que su suerte estaba echada, y que solo buscaban ganar tiempo para culminar la tarea de no dejar pruebas. Las fuerzas de seguridad encontraron a Bujeira en su despacho, acompañado por Sojit, triturando documentación.

Bugeiro estaba siendo investigado por el rol que cumplió impulsando expedientes de múltiples contratos de proveedores de servicios en diversas sedes del ex ministerio de Trabajo en las provincias. También fue el encargado de compras de bienes para el Estado, como muebles de alto costo que se lo acusa de haber adquirido para uso personal.

El trabajo de Legales de Capital Humano sobre la hoy Secretaría de Trabajo impulsó los despidos de los funcionarios K basándose en una auditoría sobre ese sector, a la que también se sumó un informe de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) que detectó varias irregulares cometidas en el organismo público, a las que calificó con la categoría de "alto impacto" por sus posibles derivaciones hacia diferentes delitos contra la administración pública.

Tras el despido efectivo de Sojit, por ejemplo, se descubrió que había tramitado un crédito otorgado al Estado Nacional por el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) por 341 millones de dólares, que tenía como destino oficial "la mejora de la inclusión en educación secundaria y superior". Sojit fue denunciado en la Justicia debido a que no rindió cuentas, sobre cómo y por qué se gasto de esa cifra multimillonaria.

Un grupo de especialistas que auditan los muchos organismos que dependen del ministerio de Pettovello lograron recuperar alrededor del 90 por ciento de lo que antes guardaban los discos rígidos de esas máquinas.

Los auditores de Capital Humano están intentando reconstruir lo que decían los expedientes triturados, ya que no utilizaron máquinas que convertían los documentos en papel picado, si no que simplemente quedó cortado en tiras. "Si Bugeiro buscó ser eficaz en el ocultamiento de pruebas, no lo logró del todo", aseguraron los auditores libertarios.

Con todo, su despido, igual que el de los otros doce empleados jerarquicos del ex Ministerio de Trabajo K, se decidió cuando los funcionarios del gobierno libertario detectaron que manejaban millonarios fondos públicos en un área con enorme presupuesto estatal.

El cargo de Bugeiro, aunque desconocido en la opinión pública, era de extrema relevancia dentro de la estructura estatal. "El Gitano" era quien tenía la última firma para avalar o rechazar procesos de compras, contratos de servicios y hasta de locaciones de edificios y otros inmuebles que fueron o son sede del ex Ministerio de Trabajo.

Entre otros expedientes que están bajo revisión, se pueden mencionar el alquiler de varios pisos que supuestamente serían para ampliar los servicios del organismo, y la renovación de esas rentas; compras de alfombras, equipos de energía eléctrica, extintores de incendios, electrodomésticos, materiales de prevención para el Covid-19, flotas de vehículos para uso oficial, neumáticos o baterías para esos autos, aires acondicionados, cartelerías lumínicas, chalecos antireflexivos, alarmas anti-robo, tanques de agua, y muchísimos más elementos necesarios para que el Estado brinde servicios profesionales y seguros.

El ex funcionario también adjudicó licitaciones para provisiones de remises para trasladar funcionarios, para limpieza, fumigación y mantenimiento de todo tipo de variables vinculadas a lo edilicio, desde herramientos de pinturería, reparaciones de ascensores, cerrajería hasta otras erogaciones sin tanta especificación como "Elementos de protección colectiva", entre muchísimos items indefinidos.

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El Gobierno de Milei rebaja aranceles para heladeras, lavarropas y neumáticos: Los lleva al valor más bajo que permite el Mercosur

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El Ministerio de Economía está lanzando una masiva reducción de aranceles para aplacar los precios locales, aunque las rígidas regulaciones del Mercosur impiden una liberación total.

En línea con el plan de liberalización del comercio de Javier Milei, el Ministerio de Economía lanzó la semana pasada una rebaja de aranceles a insumos para las automotrices y la apertura total para importar alimentos.

Ahora, la Secretaría de Comercio profundizó el plan de apertura y anunció este sábado una reducción de los cargos que pagan heladeras, lavarropas, productos plásticos y neumáticos importados, llevando el valor del arancel a lo más bajo que permite la alianza del Mercosur. 

Esta reducción impactará inmediatamente en el nivel de precios, llevando no solo a una caída de los precios de productos importados, si no que generará más competencia y producirá una caída de todos los precios del mercado interno.

El anuncio lo hizo el vocero presidencial, Manuel Adorni, en su cuenta de la red X, quien aseguró que estas rebajas también beneficiarán a los fabricantes locales, ya que podrán acceder a insumos más baratos.

"El gobierno ha decidido llevar adelante una reducción en determinados aranceles a la importación", escribió. Las rebajas abarcan:

  • Heladeras y lavarropas: el arancel pasará del actual 35% al 20%. "Así volverán a tener el arancel que comparten los países miembros del Mercosur", dijo el portavoz.
  • Neumáticos: el arancel bajará del 35% al 16%. Según explicó Adorni, "esto representará un alivio para las empresas de fletes y de transporte de personas".
  • Principales insumos plásticos: del 12,6% al 6%. "Menos costo, repercusión favorable para los consumidores que demandan los diversos bienes fabricados con insumos plásticos (que van desde envases de alimentos y productos de higiene personal hasta electrodomésticos y juguetes)", explicó el funcionario.

La rebaja de aranceles implicará "mejores precios y un mayor nivel de competencia en el mercado que nos beneficiará a todos", según explicó el vocero.

Para conocer los detalles de los nuevos valores de importación, las empresas deberán esperar hasta el lunes, cuando salga el decreto publicado en el Boletín Oficial con las especificaciones técnicas de las posiciones arancelarias que alcanza la medida.

De todos modos, al disminuir el costo de importación tanto de bienes terminados como de insumos para la producción, el Gobierno busca que bajen los precios y beneficiar a los consumidores, que llegan a pagar por los electrodomésticos valores más altos que en el resto del mundo, por las tasas de importación insólitas que tenía Argentina.

El objetivo oficial es que los precios internos converjan con los internacionales, al menos, los de los países vecinos. Esto, especialmente para insumos y determinados bienes que tenían valores muy desfasados. Por caso, era común escuchar de argentinos que aprovechaban viajes en auto a Chile o Paraguay para cambiar los neumáticos por la diferencia de precios que había en la delirante economía que había dejado Sergio Massa.

Algo de esa idea se está viendo en algunos alimentos tras el ingreso de productos importados en los últimos días. En atún, manteca o café en cápsulas ya se ven descuentos de hasta 35% en los artículos nacionales y los precios ya están igualando con el extranjero.

Desde el Gobierno prometen que seguirán trabajando en medidas similares sobre otros insumos o productos. Sin embargo, aseguran que las rebajas no serán tan fuertes como les gustaría ya que la rigidez del Mercosur hace que no haya tanto espacio para bajar aranceles.

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Buenas prácticas, la nueva tendencia en el sector inmobiliario

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Frente a un nuevo escenario global y con nuevas demandas de los clientes, crece la apuesta por nuevos hábitos entre los profesionales, basados en el trabajo colaborativo, la tecnología de vanguardia y la transparencia. Los desafíos de la profesionalización.

Poner al cliente en el centro de la escena, enfocarse en el rol de asesores (incluso luego de cerrar las operaciones), construir relaciones significativas con los colegas, implementar nuevas tecnologías y apostar por la formación permanente están entre las buenas prácticas del sector inmobiliario en Estados Unidos, uno de los mayores y más importantes del mundo.

¿Cuáles son las buenas prácticas del sector inmobiliario en la Argentina? ¿Existen? ¿Se utilizan? “En nuestro país hay una creciente y fuerte tendencia a generar buenos hábitos del trabajo cotidiano del profesional inmobiliario a través de calidad de servicio, empatía, procesos, trabajo en equipo y colaborativo. El objetivo es brindar un mejor servicio al cliente, siempre poniendo en primer lugar a las personas. Entendemos que el verdadero modo de encarar la profesión es a partir de las relaciones humanas”, afirma Gustavo Caliciotti, director de la carrera de Martillero, Corredor Público y Corredor Inmobiliario de la Universidad Blas Pascal.

Además, Caliciotti advierte que las buenas prácticas en el sector inmobiliario local vienen pisando fuerte a pesar del “ruido” que hace esa tendencia dentro de las estructuras tradicionales: “Cada día son muchos más los profesionales que receptan esta manera de trabajo ordenada, estandarizada, vincular. Se trata de darle la tranquilidad a los clientes de que si trabajan con un profesional u otro, el resultado es similar. Las buenas prácticas en los procesos, por ejemplo, permiten modificar una forma de trabajo basada en captar una propiedad en exclusiva por otra en la que se comercializa de una manera mucho más fuerte, más diversa, más amplia y se analiza el mercado para fijar un precio que sea realmente justo y competitivo”.

En la misma línea se expresa Julio Valente, Director Académico de CRS Argentina y Uruguay. La certificación CRS (Certified Residential Specialist o Especialista Residencial Certificado) es otorgada por el Residential Real Estate Council (RRC) de Estados Unidos. El certificado –que más de 300 inmobiliarias ya tienen en Argentina– supone una garantía para sus clientes y adhiere a los estándares más exigentes de calidad y honestidad profesional. 

“La idea es ser un vehículo premium de formación agregando valor a la profesionalización de un mercado inmobiliario cambiante. La misión consiste en generar prestigio en el sector inmobiliario educando en la ética y en las mejores prácticas de trabajo”, explica Valente sobre la certificación. Agrega que el cambio de mentalidad está dado por el trabajo orientado a las personas y no a las propiedades, así como a una cultura de colaboración y coopetencia (la colaboración interesada entre diferentes empresas que son competidores dentro de un mismo mercado) entre los corredores inmobiliarios.

Aunque reconoce que hay muchos (y diarios) desafíos por delante, Caliciotti está convencido de que las buenas prácticas prevalecerán. “Entre los principales retos está el de cambiar la mentalidad y la actitud. Esta es una corriente novedosa que está instalándose en la Argentina, se está ramificando día a día y está creciendo a niveles muy grandes. Claro que existe reticencia y miedo a los cambios, a lo desconocido. Pero el mercado va cambiando y esa adaptación genera conflictos y reticencias. Es un proceso pero si incorporamos estos cambios de las buenas prácticas, eso va a hacer que la profesión y el profesional crezcan”, afirma el licenciado en Gestión Inmobiliaria.

Lo cierto es que las buenas prácticas en el sector inmobiliario –junto con aspectos también fundamentales como los conocimientos en materia jurídica, legislación ambiental, responsabilidad social empresaria, etc– impactan directamente en la sociedad y en los clientes. El trabajo colaborativo de los profesionales, la potencia de las nuevas tecnologías y la transparencia se traducen en calidad de servicio, en satisfacción de las necesidades. 

“Las buenas prácticas permiten lograr los objetivos, unir las partes y concretar operaciones. Lo importante es humanizar la profesión, para llegar a más cantidad de personas. Y si esas personas quedan satisfechas, le transmiten a los demás la seguridad de trabajar con profesionales con este nivel de formación, con estandarización de procesos, tecnología de avanzada, jerarquización real y conocimiento”, suma Caliciotti.

Con una duración de 2 años, la licenciatura en gestión inmobiliaria que brinda la Universidad Blas Pascal no sólo les da a los profesionales la posibilidad de brindar un mejor servicio sino también de ostentar un título de grado, teniendo en cuenta que la carrera de martillero y corredor público es una tecnicatura universitaria a nivel nacional.

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