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Estados Unidos

La historia de la mano derecha de Trump que fue perseguido ilegalmente por el FBI de Obama

Michael Flynn, el antiguo asesor de seguridad de Trump, que había sido obligado a renunciar a su cargo a los 21 días de la nueva presidencia, quedó finalmente absuelto tras nuevas revelaciones que demuestran que había sido ilegalmente incriminado por el FBI de Obama.

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Nuevos documentos sacados a la luz por el Departamento de Justicia revelan que la acusación contra el Teniente General Michael Flynn, uno de los principales aliados de Trump en los primeros días de su presidencia, que generó su renuncia en febrero de 2017 como asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, estuvo basada en información falsa, y fue organizada por el FBI para generar la salida de Flynn, y la desestabilización del nuevo gobierno de Donald Trump.
Flynn es un experimentado militar retirado que había sido clave en las operaciones anti-terroristas de la administración Obama entre 2012 y 2014 como director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA), el mayor cargo en la inteligencia militar estadounidense. A pesar de ser un afiliado al Partido Demócrata, sus ideas estaban muy cercanas al Partido Republicano y había sido despedido de su cargo por cuestiones políticas, en medio de acusaciones de "islamofobia" y choques directamente con Obama
Su reemplazo en ese entonces fue el Mayor General Vincent Stewart, quien sería el primer afroamericano en dirigir la DIA. Stewart era un "general de 2 estrellas," mientras que Flynn había ingresado a la DIA con "3 estrellas," un rango superior. Para disimular la diferencia, Stewart fue promovido a Teniente General justo antes de asumir en la DIA.

El Teniente General Michael Flynn, en su acto de asunción como director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa, el 24 de julio de 2012.
Durante la campaña de Donald Trump para la presidencia en 2016, Flynn se acercó mucho al candidato republicano, y se convirtió en uno de sus asesores más cercanos en materia de seguridad nacional. Reportes de entonces afirman que incluso fue considerado como posible candidato a vicepresidente, antes de que el gobernador de Indiana, Mike Pence, fuera elegido. 
Flynn había sido su mano derecha en temas de geopolítica en una campaña que estuvo inundada de discusiones sobre Medio Oriente, Europa y conflictos bélicos, y el buen consejo del militar fue recompensado: 3 días después de asumir la presidencia, Trump le asignó a Flynn el importantísimo cargo de asesor en Seguridad Nacional de la presidencia, uno de los cargos más importantes en la cadena de mando de la Casa Blanca
Pero tan solo 21 días después, el 13 de febrero de 2017, Flynn se vio forzado a renunciar.

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La renuncia de Flynn fue un baldazo de agua fría para muchos votantes de Trump, y lo veían como la primer gran derrota de su gestión. Flynn se había visto obligado a renunciar por acusaciones filtradas a la prensa sobre supuestos contactos ilegales entre Flynn y el embajador de Rusia en los Estados Unidos, Serguéi Kisliak, en lo que fue el primer paso de una extensa campaña de desinformación de los medios y del Partido Demócrata sobre la supuesta intervención rusa en la campaña de 2016.
Flynn y Kisliak habían trabajado juntos en 2013 cuando el militar retirado coordinó con el embajador ruso los detalles de una visita oficial a Moscú, en el marco de su trabajo como director de la DIA. En diciembre de 2016, mientras Flynn formaba parte del equipo de transición presidencial de Trump, recibió una llamada de Kisliak sobre sanciones que Barack Obama decidió imponer a Rusia por su supuesta interferencia en las elecciones presidenciales. 
Flynn admitió haberle dicho a Kisliak que dichas sanciones serían analizadas por la nueva administración, junto a toda la política exterior de la era Obama, y en ese momento presentó la renuncia para que una investigación del FBI no manche al nuevo gobierno.

El Teniente General Michael Flynn, en un acto de campaña de Donald Trump en Phoenix, Arizona, en octubre de 2016. Foto de Gage Skidmore.

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La conversación entre Flynn y Kisliak fue interceptada por el FBI, organismo liderado entonces por el demócrata James Comey, quien le informó a Obama sobre su contenido, cuando todavía éste era presidente. 

Según los documentos revelados recientemente por el Departamento de Justicia, que incluyen comunicaciones por correo electrónico entre ex-agentes del FBI, Flynn fue víctima de un plan secreto para acusarlo de violar la "Ley Logan", ley federal de 1799 que le prohíbe a civiles (no autorizados por el gobierno) llevar a cabo negociaciones o acciones diplomáticas en nombre de los Estados Unidos, con agentes de naciones extranjeras. 

La Ley Logan había sido diseñada bajo la administración del 2do presidente de los EE.UU., John Adams, para evitar la interferencia del Reino Unido y Francia en la nueva democracia estadounidense, a tan solo 23 años de su independencia. Desde su promulgación, la Ley Logan sólo fue utilizada en 2 casos, en 1802 y 1852, y ninguno de ellos resultó en condenas. Sin dudas, una ley completamente obsoleta.

El plan para incriminar a Flynn comenzó solo 3 días después de la asunción de Trump, el mismo día en que Flynn asumió su cargo de asesor presidencial, el 23 de enero de 2017. Ese día, el segundo al mando del FBI, Andrew McCabe, filtró la existencia de la conversación Flynn-Kisliak a la prensa, con el visto bueno de Comey. 
Los medios, en su mayoría opositores a Trump, encontraron allí el primer "escándalo" del nuevo presidente, el cual, creían, confirmaba sus conexiones con la Rusia de Vladimir Putin. Con la excusa de contener la filtración y "cubrir todas las bases," McCabe contactó a Flynn para consultarle si podía enviar a 2 agentes del FBI para conversar sobre su llamada con Kisliak. Flynn accedió, y el día siguiente se concretó dicha "conversación."

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Según correos electrónicos entre los ex-miembros del FBI, Lisa Page y Peter Sztrok que fueron revelados recientemente, la "conversación" entre Flynn y los 2 agentes fue, en realidad, un interrogatorio encubierto, en el cual buscaban que Flynn le mintiera al FBI sobre la llamada, y que ello pudiera llevar a "enjuiciarlo o lograr que lo despidieran." 
Flynn, a pesar de encontrarse en pleno escándalo mediático en su segundo día en el cargo, sin estar al tanto de que estaba siendo investigado, y sin un abogado presente, dijo toda la verdad
Confirmó la existencia de la llamada, y ante la pregunta de si había discutido con Kisliak sobre la posible represalia de Rusia a las sanciones de Obama, Flynn respondió que no. El FBI, a pesar de tener la conversación Flynn-Kisliak grabada que corroboraba como verdadero todo lo dicho por Flynn en ese interrogatorio, afirmó al interno que Flynn había mentido a los agentes. Mentir en una investigación del FBI constituye un delito federal. Si no podían presionarlo con la Ley Logan, podrían hacerlo por perjurio. 
Cabe destacar que por más que Trump ya estaba como presidente, en EE.UU. los cabecillas de las agencias de seguridad e inteligencia no suelen ser removidos de su cargo con el pasar de nuevos gobiernos, por lo que la estructura de inteligencia obamista y corrupta estaba intacta.

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Las irregularidades hasta ese momento eran considerables. Hoy sabemos que Flynn fue investigado por el FBI en base a falsos pretextos, a sabiendas de su director y múltiples agentes. Esta investigación, en circunstancias normales, no habría sido iniciada sin autorización del presidente Trump, por involucrar a un miembro del gabinete. Sin embargo, el mismo Comey admitió en 2018 que ordenó la investigación sobre Flynn sin hablar antes con Trump, afirmando que "probablemente no hubiera podido hacerlo con un gobierno más organizado". 

Debe recordarse que la entrevista encubierta a Flynn ocurrió tan solo 4 días después de iniciado el nuevo gobierno. En otro momento, Comey no habría podido llevar a cabo esta investigación ilegítima.

Barack Obama junto a James Comey (izquierda) y Robert Mueller (derecha), el 21 de junio de 2013, en el anuncio de Comey como candidato para suceder a Mueller como director del FBI.

En pleno escándalo mediático y legal, Trump habló con su vicepresidente, Mike Pence. Pence había sido el encargado de investigar los antecedentes de Flynn antes de sumarlo al gobierno. El vicepresidente le confirmó que Flynn le había dicho lo mismo que a los agentes del FBI. Es decir, si la acusación era real, Flynn le había mentido a Pence. Con esa información, en febrero de 2017, Trump le pidió la renuncia a Flynn, la primera salida de su gabinete. En ese entonces, Trump, Pence y sus asesores no estaban al tanto del plan secreto del FBI. Por lo tanto, ordenaron al Departamento de Justicia investigar si Flynn en efecto había cometido un delito.
Durante esta investigación, los fiscales presionaron sin piedad a Flynn, llegando incluso a amenazarlo con encarcelar a su hijo. Con su carrera destruida, y con su familia amenazada y en bancarrota (tuvieron que vender su casa), a finales de 2017 Flynn se declaró culpable de un delito que no cometió. Acordó su declaración con el Departamento de Justicia y el FBI, y las presiones sobre el Teniente General terminaron.
Sin embargo, en enero de 2020, el contexto era otro. Comey y McCabe ya no formaban parte del FBI, ya que habían sido removidos por Trump, en un esfuerzo por limpiar de corrupción a la institución; cientos de agentes militantes del Partido Demócrata que había dejado Obama fueron removidos también. El Departamento de Justicia, que antes estaba bajo la gestión del errático ex-senador Jeff Sessions, ahora estaba liderado por el experimentado técnico William Barr. 
En este nuevo contexto, con un probable apoyo de Trump, Flynn cambió su equipo de abogados y decidió retractar su declaración de culpabilidad, denunciando que la misma fue realizada bajo presión.
Ahora, 4 meses más tarde, con la nueva información sobre el plan secreto del FBI obamista para incriminar a Flynn con información falsa, el Departamento de Justicia decidió desestimar el caso contra Flynn, por considerar que está "basado en falsos pretextos" y por tanto viciado de nulidad.

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El mismo día de su absolución, el vicepresidente Mike Pence, quien había sido engañado para creer que Flynn le había mentido, declaró que considera al Teniente General "un patriota americano", y que "estaría contento" de tenerlo nuevamente en el gobierno
El presidente Trump luego afirmó en una conferencia de prensa que "sin dudas considerará" traer de vuelta a Flynn. En Twitter, felicitó al Teniente General, con un mensaje de gran significancia:

"Ayer fue un GRAN día para la Justicia en los Estados Unidos.
Felicitaciones al General Flynn, y a muchos otros. ¡Creo que hay MUCHO más por venir! ¡Los Policías Sucios y los Políticos Corruptos no van bien juntos!"

El Teniente General Michael Flynn fue finalmente absuelto por completo de la acusación en su contra. Pero aún quedan muchas preguntas por responder sobre la investigación que violó sus derechos civiles y lo torturó por 3 años, y los responsables de la misma. ¿Qué motivó a Comey y McCabe a autorizar y llevar a cabo una investigación ilegítima, de forma irregular, y tan temprano en el gobierno de Trump? ¿Actuaron por decisión propia, o colaboraron con Barack Obama?
Y finalmente, ¿a qué se refería el presidente Trump cuando, en su tweet felicitando a Flynn, afirmó que "hay MUCHO más por venir"? ¿A quiénes se refiere cuando habla de "dirty cops" y "crooked politicians"? ¿Tendrá algo que ver con el nuevo Obamagate que se estuvo discutiendo en redes?

Estaremos realizando una seguidilla de notas sobre este tema, cubriendo el #Obamagate y el verdadero trasfondo de la corrupción del FBI y la CIA que dejó el anterior gobierno, que ahora quiere volver de la mano del desastroso candidato Joe Biden.
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Estados Unidos

Ley de Atención Médica: Biden extiende por decreto la salud pública del Obamacare a 1 millón de inmigrantes ilegales

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El presidente demócrata amplió el Obamacare a los extranjeros ilegales inscritos en el programa DACA, un costo adicional de casi 3 mil millones de dólares para el Gobierno Nacional.

Este viernes, Biden emitió un decreto para extender los servicios de salud pública del Obamacare y de Medicaid a los inmigrantes ilegales que estén inscriptos en el programa Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA), que otorga derechos especiales de ciudadanía a casi un millón de extranjeros.

Obama creó por primera vez el programa DACA mediante una orden ejecutiva en 2012, protegiendo a más de 800.000 extranjeros ilegales para que no sean deportados a lo largo de los años, apodados por los demócratas como "soñadores", quienes por estudiar o tener un trabajo podían quedarse en el país a pesar de no tener documentos, aunque con el pasar de los años, se descubrió que no todos cumplían con esos requerimientos.

En este contexto, los investigadores del Centro de Estudios de Inmigración estimaron que el costo de abrir las listas de Obamacare y Medicaid a los extranjeros ilegales costaría a los contribuyentes estadounidenses alrededor de US$ 4.600 por inmigrante.

A ese ritmo, el decreto de Biden tiene el potencial de costarle a los contribuyentes estadounidenses aproximadamente US$ 2.800 millones de dólares cada año. Esto mientras más de 25 millones de estadounidenses al día de hoy no tienen acceso a los beneficios del Obamacare o Medicaid.

En la justificación de la medida, Biden expresó: "Hace casi doce años, el presidente Obama y yo anunciamos el programa DACA para permitir que nuestros jóvenes vivan y trabajen en el único país al que han llamado hogar. Desde entonces, DACA ha brindado a más de 800,000 Dreamers la capacidad de trabajar legalmente, obtener una educación y contribuir con sus inmensos talentos para hacer que nuestras comunidades sean mejores y más fuertes".

"Estoy orgulloso de las contribuciones de los Soñadores a nuestro país y comprometido a brindarles el apoyo que necesitan para tener éxito. Es por eso que anteriormente ordené al Departamento de Seguridad Nacional que tomara todas las medidas apropiadas para preservar y fortalecer DACA", continuó.

"Y es por eso que hoy estamos dando este paso histórico para garantizar que los beneficiarios de DACA tengan el mismo acceso a la atención médica a través de la Ley de Atención Médica Asequible que sus vecinos.

Biden había anunciado por primera vez la iniciativa para obtener exenciones fiscales para extranjeros ilegales de DACA a través de Obamacare en abril del año pasado. En ese momento, el secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Alejandro Mayorkaselogió la medida, dando una señal para que más inmigrantes intenten ingresar a Estados Unidos y obtener estos beneficios.

Los senadores republicanos JD Vance y Josh Hawley, así como varios diputados conservadores de la Cámara Baja, habían presionado a Biden para que abandonara el plan el año pasado, pero la administración siguió adelante de todos modos.

En su discurso sobre el Estado de la Unión de 2012, Obama prometió a los estadounidenses que los extranjeros ilegales no serían elegibles para Obamacare, pero más de una década después, su sucesor, Biden, tiene la determinación de completar la destrucción del país.

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Estados Unidos

Biden firmó un decreto para promover el voto de los presos, que históricamente votan mayoritariamente por los demócratas

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El gobierno de Biden está manteniendo reuniones con ONGs para conseguir movilizar a la población carcelaria para que voten en las elecciones nacionales.

En marzo de 2021, el recientemente asumido presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva titulada “Promoción del acceso al voto”, que presentó como un esfuerzo “no partidista” de todo el gobierno para lograr expandir las maneras de sufragar de los ciudadanos, de manera de “ampliar las oportunidades de los ciudadanos de registrarse para votar y obtener información y participar en el proceso electoral”.

Luego de la firma del decreto, la administración Biden celebró una “sesión de escucha” con varias ONGs para poner en funcionamiento el decreto, el cual, entre otras cosas, faculta a las organizaciones sin fines de lucro a realizar campañas de afiliación y de votación en lugares donde "hay bajos niveles de acceso al voto".

Según una investigación del Oversight Project, que accedió a notas de dicha reunión, los funcionarios hablaron principalmente sobre registrar a los convictos para votar y crear una masa de votantes masiva.

Cabe aclarar que hay más de 5 millones de personas arrestadas o detenidas en Estados Unidos, lo que implica casi un 2% del padrón electoral, que de votar, certeramente lo haría por el Partido Demócrata, que tiene entre sus propuestas reducir las penas y ser más laxo con el crimen.

En una nota particular, un funcionario del Sentencing Project mencionó la importancia de que la Oficina de Prisiones notifique a los “votantes recién elegibles sobre su derecho a votar”. Ese funcionario también sugirió que “la privación del derecho al voto por un delito grave es supresión de votantes”.

Otro funcionario del Campaign Legal Center dijo que quieren que la Oficina de Prisiones implemente un sistema de registro de votantes que informe a los convictos sobre su derecho a votar después de salir de prisión.

Otras notas de la sesión de escucha se centraron en facilitar que los inmigrantes, presumiblemente ciudadanos recién naturalizados, ingresen en las listas de votantes del país.

Cabe aclarar que en Estados Unidos los presos tienen derecho al voto, pero como el sufragio no es obligatorio, la gran mayoría de los reos no lo hacen, y los niveles de participación electoral de la población carcelaria en el país es ínfima.

Un funcionario de Mexican American Legal Defense and Educational Fund (MALDEF) dijo: “Inmigrantes y no ciudadanos: apoyamos los esfuerzos de registro de votantes. Queremos asegurarnos de que se hagan con cuidado. Todos los empleados federales deben recibir capacitación en esto. Hay que promover la necesidad de confiar en que las personas actúan dentro de los límites de la ley. Especialmente cuando hay problemas de idioma”.

Otro funcionario de Asian Americans Advancing Justice dijo que la “información de registro de votantes debería ser obligatoria en las ceremonias de naturalización” y que el sitio web oficial del gobierno para el registro de votantes debería traducirse a muchos idiomas.

El informe que reveló estas reuniones, calificó la medida de Biden como “un esfuerzo partidista de movilización de votantes” que busca “influir en el resultado de futuras elecciones mediante el uso de recursos, infraestructura y alcance federales”.

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Estados Unidos

Trump le saca 6 puntos a Biden en una encuesta de CNN y suenan las alarmas en la campaña demócrata a cinco meses de las elecciones

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El equipo de campaña del Partido Demócrata entró en crisis esta semana tras la publicación de una encuesta del medio ultra-partidario CNN que solía dar a Biden más de diez puntos arriba de Trump, pero ahora reveló al republicano seis puntos por encima.

El expresidente Donald Trump está midiendo a niveles récord de cara a las elecciones presidenciales del mes de noviembre, obteniendo su mayor ventaja jamás registrada en una encuesta de CNN que se realizó esta semana.

Trump, con un 49%, está seis por ciento por delante del 43% de Biden, una diferencia en su favor nunca antes vista en las encuestas, ni siquiera cuando el republicano le ganó a Hillary Clinton en el 2016.

Cabe aclarar que la encuestadora de CNN, la empresa basada en Pensilvania, SSRS Research, suele tener un fuerte sesgo en favor de los demócratas. De hecho, nunca había medido a Trump por encima de un oponente demócrata hasta ahora.

La diferencia de Trump sobre Biden se agranda cuando se agrega a la encuesta candidatos de terceros partidos como el liberal Robert F. Kennedy Jr., la ecologista Jill Stein y el socialista Cornel West, la ventaja de Trump sobre Biden crece a casi dos dígitos.

Dado que todos estos candidatos de partidos menores le quitan votos a Biden, en ese escenario Trump tiene un 42%, Biden tiene un 33%, Kennedy tiene un 16%, West un 4% y Stein un 3%, poniendo al reppublicano nueve puntos por encima de la oferta demócrata.

Este escenario todavía no mide al candidato del Partido Libertario, que suele sacar entre un 2 y un 3 por ciento de los votos, y le suele robar íntegramente votos al Partido Republicano, por lo que se puede esperar que a fin de cuentas la balanza resulte más equilibrada.

De todos modos, esta medición, aunque indica un fuerte clamor popular por el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, no asegura su victoria. Las elecciones en Estados Unidos no se ganan por voto poular, si no que se ganan por quien se impone en la mayor cantidad de estados.

De esta manera, es importante mirar la intención de voto en los estados clave: Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Minnesota, Georgia, Arizona, Carolina del Norte, Nevada y Virginia. Trump, para ganar, necesita no solo ganar los estados usualmente republicanos, sino que tiene que ganar en por lo menos 5 de éstos.

Según las últimas encuestas para estos estados, a la fecha y siguiendo el índice promedio de la agregadora de sondeos RCP, Trump se impone en todos los estados clave menos en dos: Minnesota y Virginia.

  • Pensilvania: Trump: 48,3%; Biden: 47,7%; Indecisos: 4,0%.
  • Michigan: Trump: 46,3%, Biden: 45,0%; Indecisos: 8,7%.
  • Wisconsin: Trump: 49,3%; Biden: 47,5%; Indecisos: 3,2%.
  • Minnesota: Trump: 40,7%; Biden: 43,0%; Indecisos: 16,3%.
  • Georgia: Trump: 49,2%; Biden: 45,2%; Indecisos: 5,6%.
  • Arizona: Trump: 49,3%; Biden: 44,3%; Indecisos: 6,4%.
  • Carolina del Norte: Trump: 48,4%; Biden: 43,0%; Indecisos: 8,6%.
  • Nevada: Trump: 48,8%; Biden: 44,0%; Indecisos: 7,2%.
  • Virginia: Trump: 42,0%; Biden: 46,3%; Indecisos: 11,7%.

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