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El gobierno de Bolsonaro llama a reivindicar el Golpe de Estado de 1964 en su aniversario por salvar al país del comunismo

Bolsonaro y la cúpula de gobierno celebran la «Revolución Democrática» de 1964, cuando los militares frenaron una tiranía comunista que quería instalarse en Brasil.

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El nuevo Ministro de Defensa de Brasil y mano derecha de Bolsonaro, Walter Braga Netto, quien dejó esta semana la jefatura de gabinete para adoptar un rol más cercano a las Fuerzas Armadas, llamó este 31 de marzo a celebrar el Golpe de Estado de 1964, cometido por el Ejército y el Parlamento al entonces presidente comunista João Goulart.

Braga Netto aseguró que «el golpe es parte de la trayectoria histórica del país» y que «sus acontecimientos deben entenderse y celebrarse dentro de su contexto«. En este sentido, nombró este miércoles (57° aniversario del Golpe) a tres nuevos comandantes de las Fuerzas Armadas, Paulo Sérgio Nogueira (Ejército), Almir Garnier Santos (Marina), y Baptista Júnior (Aérea).
Durante su designación, se leyó un texto conmemorativo que justificó el golpe por las «inseguridades institucionales» e «inestabilidad política» que había desencadenado el ex presidente Goulart durante su mandato. 
«Había una amenaza real para la paz y la democracia«, asegura el texto, explica que «las Fuerzas Armadas, siguiendo la voz de los brasileños y contando con un amplio apoyo de la prensa, los principales líderes políticos, las iglesias y el segmento empresarial llevaron a cabo el movimiento del 31 Marzo de 1964«, con el fin de «pacificar el país» y «garantizar las libertades que hoy gozan todos los brasileños«.
Por último, el discurso finaliza asegurando que las Fuerzas Armadas son «conscientes de su misión constitucional» y que «garantizaran la armonía y equilibrio» entre lo poderes del Estado a fin de «preservar la paz y la estabilidad» de la democracia.

El ministro Braga Netto junto a los nuevos líderes de las Fuerzas Armadas.

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Jânio QuadrosJoão Goulart habían asumido la presidencia y vicepresidencia en 1960, elegidos en elecciones separadas como era costumbre en aquél entonces en Brasil. Quadros, quien representaba un sector conservador pero no alineado a las Fuerzas Armadas, dio un giro total al llegar al poder y buscó un acercamiento del país con Cuba, China y la Unión Soviética, incluso condecorando al Che Guevara con la Orden de la Cruz del Sur.

El 25 de agosto de 1961, Quadros trató de hacer un autogolpe presentando su renuncia y buscando que el Congreso le otorgara poderes especiales para sanar la crisis política que atravesaba el país. Pero los partidos de derecha en el Poder Legislativo le soltaron la mano y aceptaron su renuncia.

Sin embargo, Goulart, quien debía asumir la presidencia, era un peligroso comunista con intenciones aún más oscuras que las de Quadros. El Congreso trató de impedir por todas las vías su asunción. Primero nombraron al Presidente de la Cámara de Diputados, Ranieri Mazzilli, como presidente interino, ya que Goulart se encontraba en una viaje diplomático en China. Luego, tras su regreso al país, el Congreso aprobó reformas constitucionales para convertirse en un Parlamento y quitarle todos los poderes presidenciales a Goulart.

Pero para 1963 la crisis política en el país era inevitable. Goulart presionaba para volver a un sistema presidencialista y llamó a un plebiscito nacional donde triunfó por amplia diferencia ponerle fin al Parlamento.

Tras recuperar sus poderes plenos como Presidente, Goulart impulsó las «Reformas de Base«, un masivo plan de corte comunista, que incluía una reforma agraria, la expropiación de las principales industrias del país, una fuerte redistribución de la renta, la estatización de toda la educación, la prohibición de la banca privada, una reforma electoral que habilitara al Partido Comunista a competir en elecciones y una reforma constitucional que introdujera la reelección indefinida y el concepto de propiedad colectiva.

El Congreso se negó a votar estas leyes, y Goulart terminó pasando las reformas por decreto el 13 de marzo de 1964. El mega-decreto fue firmado en una plaza pública al lado de la Estación Central de Ferrocarril en Río de Janeiro, y ese mismo día se ordenó la expropiación de todas las refinerías de petróleo privadas y autorizaba la expropiación de tierras a los principales productores agropecuarios del país.

João Goulart, apodado «Jango», anunciaba la transición a una economía comunista en la Central de Río de Janeiro, 13 de marzo 1964.

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Varias facciones dentro del Ejército se negaron a aplicar estas reformas, en muchos casos negándose a realizar las expropiaciones, y lanzando comunicados prometiendo que no dejarían que el país se tornara comunista.   

El 19 de marzo, una gran parte de la población, en un claro rechazo a estas medidas, estalló en protestas, en las llamadas «Marcha de la Familia con Dios por la Libertad» que aglutinó a millones de personas en todo el país.

El 31 de marzo, ante la noticia de un posible levantamiento armado, Goulart se escapó de Río de Janeiro a Porto Alegre y comenzó a planificar una guerra civil con algunas facciones del Ejército que creía que todavía le permanecían leales a él. El 1ro de abril, el general Armando de Moraes Áncora, Jefe del 1º Ejército, se unió a los sublevados en Río y se concretó el golpe.

El 2 de abril, el Congreso votó por la vacancia presidencial, asegurando que su salida repentina de Río de Janeiro indicaba su renuncia. En su lugar se nombró a Mazzilli nuevamente como presidente interino, y Goulart terminó escapándose a Uruguay cuando le llegó noticia que ni siquiera las facciones armadas del sur (donde se encontraba el grueso de su apoyo) habían presentado resistencia a la nueva dirigencia.

Esa misma semana, los militares ocuparon las sedes del sindicalismo y de las organizaciones sociales que había financiado Goulart. En la ciudad de Río de Janeiro, la sede de la Unión Nacional Estudiantil, que se estaba organizando para llevar a cabo una resistencia armada, fue incendiada y desbaratada.

El 15 de abril, el Congreso nombró al mariscal Humberto Castelo Branco como Presidente, el primero de una serie de gobiernos de facto con presidentes elegidos por el Poder Legislativo y las Fuerzas Armadas, que duró hasta 1985.

Estos gobiernos cívicos-militares alejaron completamente a Brasil de la influencia comunista, y alinearon al país al sistema capitalista occidental en plena Guerra Fría, evitando guerrillas marxistas como sufrió Argentina, Chile y Colombia.

Goulart, sin nunca haber sido elegido por el pueblo como Presidente y vencido en las elecciones legislativas, quería impulsar una reforma total del sistema democrático brasileño, instalándose como un dictador al estilo cubano o soviético, y haber frenado esto es lo que millones de brasileños celebran en esta fecha.

El 1ro de abril de 2015, el entonces diputado Bolsonaro conmemoraba el golpe de 1964 en frente al gobierno.

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Brasil

Masiva protesta en Brasil en contra de la censura de Lula: Bolsonaro habló ante millones y pidió un aplauso para Elon Musk

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En la protesta se vieron manifestantes vestidos de Bolsonaro, de Elon Musk y hasta del presidente argentino Javier Milei, en favor de la libertad de expresión y el fin del régimen autoritario de Lula.

El ex presidente Jair Bolsonaro convocó a millones de manifestantes en las playas de Copacabana, este domingo en Río de Janeiro, para protestar contra la persecución política del régimen de Lula da Silva y pedir por el fin de la censura en redes sociales contra la oposición.

Millones de manifestantes comenzaron a llegar poco después de las 8 de la mañana. Bolsonaro salió del hotel cercano alrededor de las 10:00 horas, se subió a uno de los camiones y pronunció un discurso que duró unos 35 minutos, con un micrófono y parlantes para que escuche toda la ciudad.

En su discurso, Bolsonaro criticó con dureza a Lula y al juez del Supremo Tribunal Federal (STF), Alexandre de Moraes, por sus medidas contrarias a la libertad de expresión. El juez Moraes ha metido presos a empresarios, políticos, periodistas y activistas bolsonaristas en los últimos 2 años.

El líder de la oposición pidió una amnistía para los presos del 8 de enero, día en el cual manifestantes de derecha ingresaron al edificio del Congreso y de la Corte Suprema en protesta contra el fraude electoral impulsado por el Tribunal Supremo Electoral, que preside el propio Moraes.

Como ocurrió con el Asalto al Capitolo en Estados Unidos dos años antes, no solo el puñado de violentos fue arrestado, sino que el gobierno de Lula mantiene apresados a miles de brasileros que se estaban manifestando pacíficamente y no ingresaron a los edificios públicos ese día.

En otra parte del discurso, Bolsonaro pidió un aplauso para Elon Musk, a quien apodó como una «leyenda» y aseguró que es un «hombre que quiere preservar la libertad«. Tras comprar Twitter, Musk desafió a Moraes y levantó todos los bloqueos que había impuesto la Suprema Corte.

El expresidente volvió a hablar de las elecciones de 2022, que fueron robadas por el Tribunal Electoral, y recordó que hubo fraude en las urnas: «Lo que más queremos es que Brasil vuelva a la normalidad, que podamos participar en las elecciones sin sospecha alguna«.

«Al fin y al cabo, el alma de la democracia son unas elecciones limpias en las que nadie puede siquiera pensar en dudar de ello«, aseguró.

La protesta fue convocada por Bolsonaro en medio de un intento del juez Moraes por apresarlo al expresidente, por una presunta participación en un intento de golpe de Estado para permanecer en el poder, del cual no hay pruebas.

Sin embargo, Moraes ya apresó a varios ex ministros, a múltiples empresarios que le donaban dinero y a todos los periodistas que apoyaron su gobierno. El próximo objetivo de la dictadura, y el gran trofeo que busca Lula, es arrestarlo a Bolsonaro.

A pesar de que Bolsonaro era un simple diputado y que estaba a un año de anunciar su campaña presidencial cuando la Justicia arrestó a Lula en julio de 2017, por lo que no estuvo relacionado en lo más mínimo con su detención, el dictador de izquierda nunca le va a perdonar que puso de Ministro de Justicia a Sergio Moro, el juez que le dictó prisión efectiva.

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Brasil

La Corte Suprema de Brasil analiza bloquear Telegram, WhatsApp y Twitter en todo el país para censurar a la oposición

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Alexandre de Moraes, principal juez responsable de censurar a la oposición en Brasil, dijo que el bloqueo masivo no es una medida que adoptaría «en estos momentos», pero el resto del STF tiene tiempo de votar hasta el 26 de abril.

El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, controlado por el presidente Lula da Silva, inició este viernes un proceso para analizar la posibilidad de bloquear aplicaciones de mensajería, como WhatsApp y Telegram, en Brasil.

El análisis se desarrollará mediante videoconferencias hasta el 26 de abril, fecha en la que los jueces tomarán la determinación sobre si el máximo tribunal puede suspender temporalmente el funcionamiento de las aplicaciones de mensajería que se nieguen a entregar información de los usuarios investigados por delitos sin sentencia firme.

Esta votación se da en medio de fuertes denuncias de persecución política contra el gobierno de Lula, que está utilizando a los jueces de la Suprema Corte para censurar a la oposición en redes sociales, solicitando eliminar cuentas y borrar publicaciones. Incluso La Derecha Diario ha sido víctima de esto.

El principal juez señalado por ser el brazo armado del Gobierno socialista es Alexandre de Moraes, responsable de ordenar el bloqueo de miles de usuarios opositores a Lula en Twitter. Sin embargo, Moraes anticipó su voto en contra de la medida, probablemente para evitar un mayor escándalo en medio de un conflicto judicial abierto contra Elon Musk y la oposición.

Moraes, se unió al juez Edson Fachín diciendo que la medida no parecería necesaria en estos momentos, pero sorprendió su voto negativo ya que él mismo ha sido responsable en el pasado de bloquear temporalmente a Telegram, luego de que la empresa se negara a entregar información personal de sus usuarios. Hasta el momento, los otros nueve jueces aún no han votado.

La presentación de esta acción en los tribunales se inició en 2016, a través del partido Ciudadanía. El proyecto se basó en una decisión del Tribunal de Sergipe, que ordenó la suspensión de WhatsApp en todo el territorio nacional por un período de 72 horas.

WhatsApp se había negado a romper la confidencialidad de los mensajes de la aplicación cuando el tribunal pidió mensajes privados de las personas en un caso vinculado a la libertad de expresión.

En aquel entonces Facebook (ahora Meta) afirmó que los mensajes están cifrados de un extremo a otro, lo que significa que ellos no almacenan en los sistemas de la aplicación los mensajes ni pueden entregarlos, y que solo el usuario puede hacerlo.

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Brasil

Los inversores internacionales huyen de Brasil y ya sacaron casi 5.000 millones de dólares del país por las medidas de Lula

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Mientras se escapan los inversores de Brasil, el tipo de cambio del real con respecto al dólar ascendió a las 5,27 unidades y marcó una suba del 1,6% al cierre del día martes. Se trata del valor nominal más elevado de la gestión de Lula.

El dólar acumuló un alza del 8,7% de acuerdo a su paridad con el Real de Brasil desde el comienzo del año. Pero solamente al término de la rueda del día martes, el tipo de cambio se anotó una suba diaria superior al 1,6% y volvió a romper récords nominales.

La paridad del dólar llegó a los 5,27 reales al cierre del martes, el mayor valor registrado desde marzo del año 2023. La fuerte depreciación de la moneda brasileña destacó de entre otras divisas latinoamericanas que se vieron duramente afectadas por el accionar monetario conservador que recientemente adoptó la Reserva Federal de Jerome Powell.

La tasa de inflación de Estados Unidos para el mes de marzo superó las expectativas (subió ligeramente al 3,5%), con lo cual es más probable que la FED evite reducir su tasa de referencia en el corto plazo, o en su defecto que lo haga más lentamente. Esto repercutió en todas las divisas de la región, pero Brasil se vio afectado además por factores estrictamente internos.

La política fiscal del Gobierno socialista está fuera de control. El resultado primario del Gobierno federal (sin Estados locales ni municipalidades) marcó un rojo equivalente al 2,55% del PBI en febrero, el más alto desde el estallido de la pandemia. El Presidente Lula da Silva asumió su cargo habiendo heredado un superávit primario de 0,56 puntos del PBI en enero del año pasado.

Contabilizando la pesada carga de intereses que enfrenta el país vecino, el resultado financiero marcó un déficit récord de hasta el 7,7% del PBI en febrero, y no se veía algo semejante desde julio de 2021. Cabe señalar que cuando Lula asumió la presidencia del país, el déficit financiero representaba el 4,32% del producto bruto, casi se duplicó en 13 meses.

El Gobierno socialista cuestionó con dureza la independencia del Banco Central de Brasil, heredada de la administración de Jair Bolsonaro, pero al no poder revertir su autonomía se valió del endeudamiento como vía principal para solventar la brecha fiscal. La carga de intereses por la deuda pública se incrementó del 4,88% al 5,15% del PBI desde enero de 2023.

El descarrilamiento de la política fiscal hace mecha sobre la efectividad de la política monetaria, ya que pese a la autonomía legal, existen serias dudas sobre el sostenimiento del actual margen de déficit con persistente endeudamiento. En consecuencia, se reduce el efecto disciplinario de la tasa de referencia SELIC que aplica la autoridad monetaria, y con ello se proyecta un mayor impacto negativo sobre el nivel de actividad real.

Este contexto adverso provocó que Brasil pierda cada vez más atractivo para la inversión internacional. La firma Goldman Sachs recomendó abiertamente deshacer las posiciones en empresas públicas brasileñas debido a una mayor injerencia política del Gobierno, y como resultado de la falta de credibilidad en el desempeño futuro de Brasil, se registró una salida de por lo menos US$ 4.227 millones (21.000 millones de reales) por parte de inversores extranjeros en el país.

La repercusión de la depreciación del real será mayormente negativa sobre el saldo exportador de las empresas argentinas, más aún en un contexto de fuerte apreciación del peso frente al dólar.

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