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Estados Unidos

La muerte de Ruth Bader Ginsburg podría darle mayoría conservadora a la Corte Suprema por primera vez en 50 años

La jueza ultra progresista de 87 años falleció este viernes. Si Trump logra reemplazarla antes de las elecciones, la Corte Suprema tendrá una mayoría de 5 jueces conservadores contra solo 3 de izquierda y 1 moderado.

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Ruth Bader Ginsburg, jueza integrante de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, murió este viernes 18 de septiembre a la edad de 87 años, tras presentar complicaciones a causa del cáncer pancreático por el que estaba siendo tratada.
Ginsburg fue nominada en 1993 por el entonces presidente Bill Clinton, del Partido Demócrata, convirtiéndose así en la segunda mujer en ocupar un asiento en la Corte. Hasta su muerte, "RBG" (como se la conocía) era unánimemente considerada como la jueza más izquierdista y progresista de la Corte, conocida por su firme postura a favor de la inmigración descontrolada, del feminismo y del aborto incluso hasta el día antes del nacimiento.
La salud de Ginsburg era la principal preocupación dentro del Partido Demócrata en cuanto a la Corte desde el inicio del gobierno del republicano Donald Trump. La jueza había presentado múltiples patologías y enfermedades durante su estancia en el máximo tribunal, superando 3 tipos de cáncer distintos, junto con decenas de operaciones en los últimos 20 años.
Pese a la recomendación de los expertos, la jueza que apenas podía trasladarse a la Corte se negaba a dejar su cargo, incluso durante el mandato del también demócrata Barack Obama, quien podría haber nominado otra jueza igualmente progresista en su lugar en ese hipotético escenario.
Su voto era fundamental para la izquierda. Desde la victoria de Trump y sus nominaciones, la Corte había quedado compuesta por 4 jueces conservadores (Samuel Alito, Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh, y Clarence Thomas), 4 jueces progresistas (Stephen Breyer, Sonia Sotomayor, Elena Kagan y la misma Ginsburg) y 1 juez moderado que a su vez es el Presidente de la Corte (John Roberts). Sin RBG, se romperá este balance del Tribunal Supremo y por primera vez en décadas podría tener una mayoría conservadora.
Atrás (de izq. a der.): Neil Gorsuch, Sonia Sotomayor, Elena Kagan, y Brett Kavanaugh. Adelante (de izq. a der.): Stephen Breyer, Clarence Thomas, John Roberts, Ruth Bader Ginsburg, y Samuel Alito.

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La muerte de RBG abre un abanico enorme de posibilidades que afectan el panorama de la política estadounidense en este año electoral, y le agregan aún mas importancia a lo que hoy es, sin lugar a dudas, la elección presidencial más importante en la historia de los Estados Unidos, que se celebrará en tan solo 45 días.
Hasta el momento, no hubo confirmación acerca de si el presidente Trump presentará un candidato a suceder a RBG antes de la elección del 3 de noviembre. Por lo tanto, las especulaciones abundan.
Con el Senado en manos republicanas, el oficialismo podría nominar y aprobar sin problemas un sucesor, pero a lo largo de la historia, a tan pocos días de una elección, la formalidad sería esperar a que pase la vorágine electoral. Muchos especulan, sirviéndose de encuestas falsas, que el Partido Demócrata recuperaría el Senado y que entonces esos nuevos senadores no aprobarían al juez supremo que aprobarían los actuales de iniciarse el proceso ahora.
Hace pocos días, el Presidente Donald Trump presentó una nueva lista de jueces conservadores y provida para ocupar cualquier vacante que se presentara. La nueva lista se suma a las anteriores listas presentadas por Trump desde 2016, e incluye a políticos republicanos de alto nivel, como senadores Ted Cruz, Josh Hawley y Tom Cotton, entre decenas de otros jueces de prestigio.
Si el Senado republicano logra confirmar un nuevo juez antes del nuevo mandato presidencial que comienza el 20 de enero de 2021, el Presidente Trump marcaría un hito histórico al colocar 3 jueces de la Corte Suprema durante su primer mandato, marcando una tendencia jurídica conservadora que perdure por décadas, con una mayoría de al menos 5 de 9 jueces.

Trump junto al juez John Roberts, Presidente de la Corte Suprema de la Nación.

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Una situación muy similar ya fue experimentada en el año 2016, en plena elección entre Donald Trump y Hillary Clinton, cuando el entonces presidente Barack Obama nominó al juez progresista Merrick Garland para ocupar el cargo tras la muerte del juez conservador Antonin Scalia. Dicha nominación fue frenada por el Líder de la Mayoría del Senado, el republicano Mitch McConnell, quien argumentó que debería ser el nuevo Presidente quien nomine al nuevo juez.
Sin embargo, las diferencias entre 2016 y 2020 son notorias: Obama estaba impedido de presentarse para un nuevo mandato, y contaba con un Senado opositor. Trump está en plena campaña para obtener su segundo mandato, y cuenta con un Senado de su mismo partido. En palabras de McConnell, Obama era un "lame duck" (político saliente de la administración pública), mientras que Trump es todo lo contrario. Por este motivo, no está del todo claro que esa situación de 2016 se vuelva a repetir. 
Este año además cuenta con otra particularidad: los demócratas quieren instalar una nueva manera de votación, justificándose con la cuarentena por el coronavirus. Muchos gobernadores demócratas han avalado un sistema de votación por mail, sin registros ni métodos de control. El presidente Trump ya anunció que va a judicializar cualquier Estado que use este método y le otorgue una diferencia a Biden por pocos puntos porcentuales, mientras que Biden prometió hacer lo mismo para los que no lo usen.
Todo indica que este enorme fraude electoral que está tratando de hacer el Partido Demócrata demorará por días el resultado oficial de la elección del 3 de noviembre, y que finalmente será la Corte Suprema quien tenga que decidir sobre el caso.
Por tal motivo, si la vacante de Ginsburg no es ocupada antes de las elecciones, es factible un escenario de empate 4-4 en la Corte, lo cual dejaría la decisión en manos de los tribunales inferiores, en un escenario de caos total en el que la Corte Suprema de cada Estado deberá decidir si acepta los resultados por voto por mail o llama a una nueva elección especial en persona.
Todo este proceso debería resolverse entre el 3 de noviembre de 2020 y el 20 de enero de 2021, y si llega a haber algún tipo de atraso, podría resultar que Estados Unidos no tenga un Presidente en funciones por primera vez en sus 245 años de historia mientras se resuelve cada caso.

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Quizá con esto en mente, el líder de los demócratas en el Senado por la minoría, el neoyorquino Chuck Schumer, se pronunció velozmente sobre el tema: citando las palabras exactas utilizadas por McConnell en 2016 para justificar el bloqueo a Merrick Garland, aseguró que la vacante de RGB no puede ser llenada antes del comienzo de un nuevo mandato presidencial.

Increíblemente, a pesar de ser co-partidario de Ginsburg, Schumer tuiteó sobre esto sin siquiera expresar primero sus condolencias por la muerte de la jueza. 
En cambio, el senador republicano McConnell expresó de inmediato sus condolencias por el fallecimiento de la jueza, en un texto que difundió por las redes sociales.
El líder republicano defendió la decisión de bloquear al nominado de Obama en 2016, y a su vez afirmó que, por las diferencias del caso, su decisión no será la misma con esta vacancia. En ese sentido, confirmó que quien sea que el Presidente Trump nomine para el cargo "recibirá una votación en el recinto del Senado de los Estados Unidos".
Si el Senado logra reemplazar a RBG antes de las elecciones con un candidato de Trump, la Corte Suprema quedará compuesta por 5 conservadores, 3 progresistas y 1 moderado, dejando el camino totalmente abierto para una decisión en favor de Trump si se judicializa el voto por mail.

Por su lado, el presidente Trump se encontraba dando un acto de campaña en el Estado de Minnesota en el momento en que fue anunciada la muerte de RBG, y se enteró de la noticia cuando iba en camino a abordar el avión presidencial. 

Las cámaras y micrófonos captaron su reacción genuina cuando un periodista le contó, en la cual Trump afirmó que la jueza "era una mujer asombrosa, aunque estuvieras de acuerdo con ella o no" y se mostró entristecido por su fallecimiento.

Poco tiempo más tarde, el Presidente emitió un comunicado en las redes sociales, en el cual reafirmaba sus condolencias por la muerte de la jueza, destacando y homenajeando sus logros. A diferencia de McConnell, Trump evitó dar cualquier tipo de definición política sobre la vacante en la Corte.

Sin dudas el Presidente Trump dará una definición en los próximos días. Sea cual sea su decisión, será de inmenso impacto no solo en el último mes y medio de la campaña electoral, sino en el futuro de los Estados Unidos.

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Estados Unidos

Ley de Atención Médica: Biden extiende por decreto la salud pública del Obamacare a 1 millón de inmigrantes ilegales

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El presidente demócrata amplió el Obamacare a los extranjeros ilegales inscritos en el programa DACA, un costo adicional de casi 3 mil millones de dólares para el Gobierno Nacional.

Este viernes, Biden emitió un decreto para extender los servicios de salud pública del Obamacare y de Medicaid a los inmigrantes ilegales que estén inscriptos en el programa Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA), que otorga derechos especiales de ciudadanía a casi un millón de extranjeros.

Obama creó por primera vez el programa DACA mediante una orden ejecutiva en 2012, protegiendo a más de 800.000 extranjeros ilegales para que no sean deportados a lo largo de los años, apodados por los demócratas como "soñadores", quienes por estudiar o tener un trabajo podían quedarse en el país a pesar de no tener documentos, aunque con el pasar de los años, se descubrió que no todos cumplían con esos requerimientos.

En este contexto, los investigadores del Centro de Estudios de Inmigración estimaron que el costo de abrir las listas de Obamacare y Medicaid a los extranjeros ilegales costaría a los contribuyentes estadounidenses alrededor de US$ 4.600 por inmigrante.

A ese ritmo, el decreto de Biden tiene el potencial de costarle a los contribuyentes estadounidenses aproximadamente US$ 2.800 millones de dólares cada año. Esto mientras más de 25 millones de estadounidenses al día de hoy no tienen acceso a los beneficios del Obamacare o Medicaid.

En la justificación de la medida, Biden expresó: "Hace casi doce años, el presidente Obama y yo anunciamos el programa DACA para permitir que nuestros jóvenes vivan y trabajen en el único país al que han llamado hogar. Desde entonces, DACA ha brindado a más de 800,000 Dreamers la capacidad de trabajar legalmente, obtener una educación y contribuir con sus inmensos talentos para hacer que nuestras comunidades sean mejores y más fuertes".

"Estoy orgulloso de las contribuciones de los Soñadores a nuestro país y comprometido a brindarles el apoyo que necesitan para tener éxito. Es por eso que anteriormente ordené al Departamento de Seguridad Nacional que tomara todas las medidas apropiadas para preservar y fortalecer DACA", continuó.

"Y es por eso que hoy estamos dando este paso histórico para garantizar que los beneficiarios de DACA tengan el mismo acceso a la atención médica a través de la Ley de Atención Médica Asequible que sus vecinos.

Biden había anunciado por primera vez la iniciativa para obtener exenciones fiscales para extranjeros ilegales de DACA a través de Obamacare en abril del año pasado. En ese momento, el secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Alejandro Mayorkaselogió la medida, dando una señal para que más inmigrantes intenten ingresar a Estados Unidos y obtener estos beneficios.

Los senadores republicanos JD Vance y Josh Hawley, así como varios diputados conservadores de la Cámara Baja, habían presionado a Biden para que abandonara el plan el año pasado, pero la administración siguió adelante de todos modos.

En su discurso sobre el Estado de la Unión de 2012, Obama prometió a los estadounidenses que los extranjeros ilegales no serían elegibles para Obamacare, pero más de una década después, su sucesor, Biden, tiene la determinación de completar la destrucción del país.

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Estados Unidos

Biden firmó un decreto para promover el voto de los presos, que históricamente votan mayoritariamente por los demócratas

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El gobierno de Biden está manteniendo reuniones con ONGs para conseguir movilizar a la población carcelaria para que voten en las elecciones nacionales.

En marzo de 2021, el recientemente asumido presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva titulada “Promoción del acceso al voto”, que presentó como un esfuerzo “no partidista” de todo el gobierno para lograr expandir las maneras de sufragar de los ciudadanos, de manera de “ampliar las oportunidades de los ciudadanos de registrarse para votar y obtener información y participar en el proceso electoral”.

Luego de la firma del decreto, la administración Biden celebró una “sesión de escucha” con varias ONGs para poner en funcionamiento el decreto, el cual, entre otras cosas, faculta a las organizaciones sin fines de lucro a realizar campañas de afiliación y de votación en lugares donde "hay bajos niveles de acceso al voto".

Según una investigación del Oversight Project, que accedió a notas de dicha reunión, los funcionarios hablaron principalmente sobre registrar a los convictos para votar y crear una masa de votantes masiva.

Cabe aclarar que hay más de 5 millones de personas arrestadas o detenidas en Estados Unidos, lo que implica casi un 2% del padrón electoral, que de votar, certeramente lo haría por el Partido Demócrata, que tiene entre sus propuestas reducir las penas y ser más laxo con el crimen.

En una nota particular, un funcionario del Sentencing Project mencionó la importancia de que la Oficina de Prisiones notifique a los “votantes recién elegibles sobre su derecho a votar”. Ese funcionario también sugirió que “la privación del derecho al voto por un delito grave es supresión de votantes”.

Otro funcionario del Campaign Legal Center dijo que quieren que la Oficina de Prisiones implemente un sistema de registro de votantes que informe a los convictos sobre su derecho a votar después de salir de prisión.

Otras notas de la sesión de escucha se centraron en facilitar que los inmigrantes, presumiblemente ciudadanos recién naturalizados, ingresen en las listas de votantes del país.

Cabe aclarar que en Estados Unidos los presos tienen derecho al voto, pero como el sufragio no es obligatorio, la gran mayoría de los reos no lo hacen, y los niveles de participación electoral de la población carcelaria en el país es ínfima.

Un funcionario de Mexican American Legal Defense and Educational Fund (MALDEF) dijo: “Inmigrantes y no ciudadanos: apoyamos los esfuerzos de registro de votantes. Queremos asegurarnos de que se hagan con cuidado. Todos los empleados federales deben recibir capacitación en esto. Hay que promover la necesidad de confiar en que las personas actúan dentro de los límites de la ley. Especialmente cuando hay problemas de idioma”.

Otro funcionario de Asian Americans Advancing Justice dijo que la “información de registro de votantes debería ser obligatoria en las ceremonias de naturalización” y que el sitio web oficial del gobierno para el registro de votantes debería traducirse a muchos idiomas.

El informe que reveló estas reuniones, calificó la medida de Biden como “un esfuerzo partidista de movilización de votantes” que busca “influir en el resultado de futuras elecciones mediante el uso de recursos, infraestructura y alcance federales”.

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Estados Unidos

Trump le saca 6 puntos a Biden en una encuesta de CNN y suenan las alarmas en la campaña demócrata a cinco meses de las elecciones

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El equipo de campaña del Partido Demócrata entró en crisis esta semana tras la publicación de una encuesta del medio ultra-partidario CNN que solía dar a Biden más de diez puntos arriba de Trump, pero ahora reveló al republicano seis puntos por encima.

El expresidente Donald Trump está midiendo a niveles récord de cara a las elecciones presidenciales del mes de noviembre, obteniendo su mayor ventaja jamás registrada en una encuesta de CNN que se realizó esta semana.

Trump, con un 49%, está seis por ciento por delante del 43% de Biden, una diferencia en su favor nunca antes vista en las encuestas, ni siquiera cuando el republicano le ganó a Hillary Clinton en el 2016.

Cabe aclarar que la encuestadora de CNN, la empresa basada en Pensilvania, SSRS Research, suele tener un fuerte sesgo en favor de los demócratas. De hecho, nunca había medido a Trump por encima de un oponente demócrata hasta ahora.

La diferencia de Trump sobre Biden se agranda cuando se agrega a la encuesta candidatos de terceros partidos como el liberal Robert F. Kennedy Jr., la ecologista Jill Stein y el socialista Cornel West, la ventaja de Trump sobre Biden crece a casi dos dígitos.

Dado que todos estos candidatos de partidos menores le quitan votos a Biden, en ese escenario Trump tiene un 42%, Biden tiene un 33%, Kennedy tiene un 16%, West un 4% y Stein un 3%, poniendo al reppublicano nueve puntos por encima de la oferta demócrata.

Este escenario todavía no mide al candidato del Partido Libertario, que suele sacar entre un 2 y un 3 por ciento de los votos, y le suele robar íntegramente votos al Partido Republicano, por lo que se puede esperar que a fin de cuentas la balanza resulte más equilibrada.

De todos modos, esta medición, aunque indica un fuerte clamor popular por el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, no asegura su victoria. Las elecciones en Estados Unidos no se ganan por voto poular, si no que se ganan por quien se impone en la mayor cantidad de estados.

De esta manera, es importante mirar la intención de voto en los estados clave: Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Minnesota, Georgia, Arizona, Carolina del Norte, Nevada y Virginia. Trump, para ganar, necesita no solo ganar los estados usualmente republicanos, sino que tiene que ganar en por lo menos 5 de éstos.

Según las últimas encuestas para estos estados, a la fecha y siguiendo el índice promedio de la agregadora de sondeos RCP, Trump se impone en todos los estados clave menos en dos: Minnesota y Virginia.

  • Pensilvania: Trump: 48,3%; Biden: 47,7%; Indecisos: 4,0%.
  • Michigan: Trump: 46,3%, Biden: 45,0%; Indecisos: 8,7%.
  • Wisconsin: Trump: 49,3%; Biden: 47,5%; Indecisos: 3,2%.
  • Minnesota: Trump: 40,7%; Biden: 43,0%; Indecisos: 16,3%.
  • Georgia: Trump: 49,2%; Biden: 45,2%; Indecisos: 5,6%.
  • Arizona: Trump: 49,3%; Biden: 44,3%; Indecisos: 6,4%.
  • Carolina del Norte: Trump: 48,4%; Biden: 43,0%; Indecisos: 8,6%.
  • Nevada: Trump: 48,8%; Biden: 44,0%; Indecisos: 7,2%.
  • Virginia: Trump: 42,0%; Biden: 46,3%; Indecisos: 11,7%.

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