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Asia

Golpe de Estado en Myanmar: denunciando fraude electoral, el Ejército tomó control del país que estaba cercano a caer en las manos de China

Tras denunciar fraude por parte del gobierno y de China, las Fuerzas Armadas birmanas decidieron dar un golpe de Estado contra la popular Aung San Suu Kyi, Primer Ministro elegida supuestamente con el 94% del apoyo en el Parlamento.

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Este lunes a la madrugada el país asiático de Myanmar (Birmania) atravesó un golpe de Estado por parte de las Fuerzas Armadas, quienes detuvieron a múltiples autoridades del gobierno, entre ellos el presidente Win Myint y la primer ministro Aung San Suu Kyi.

El vicepresidente Myint Swe asumió el máximo cargo y declaró el estado de emergencia nacional hasta fin de año. En este contexto, le transfirió el poder al Comandante-En-Jefe del Ejército, el General Min Aung Hlaing, y lo designó como "Líder de Estado". Swe se quedará como Presidente interino pero no tendrá injerencia en la administración del gobierno, dejando su figura como meramente protocolar.
Las Fuerzas Armadas birmanas, conocidas como el Tatmadaw en el país, venían denunciando hace varios meses que las elecciones del 8 noviembre de 2020 habían estado plagadas de fraude, cometido por el oficialismo y en complicidad directa con el régimen chino.
En estas elecciones, el partido Liga Nacional Democrática, liderado por Suu Kyi, había logrado una super-mayoría en el Parlamento, donde obtuvo el 94% de las bancas disputadas.
En Myanmar, el 25% de las bancas son siempre reservadas para legisladores que responden a las Fuerzas Armadas, mientras el electorado elige sobre el 75% restante. Esto es consecuencia de un acuerdo político entre las fuerzas democráticas y los militares del 2011, cuando el país reestableció su democracia después de 60 años de dictaduras militares.

El General Mayor Min Aung Hlaing, comandante en jefe de las fuerzas armadas de Myanmar, en la capital Naipyidó, el 27 de marzo de 2016. Fuente: AFP.

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Según el nuevo gobierno militar, la ahora ex mandataria Aung San Suu Kyi, ganadora del Premio Nóbel de la Paz y una de las referentes pro-democracia más conocidas del mundo, había prometido que la reinstitución de la democracia no intercedería con el proyecto de nación independiente que siempre buscó el Tatmadaw.

Pero Suu Kyi nunca cumplió sus promesas, y luego de las elecciones de 2015 había intentado pasar una reforma constitucional para quitarle poderes al Ejército, poder designar personas vinculadas con China al gabinete y adoptar una postura atea desde el Estado respecto a la religión.

La Constitución requiere más del 75% del voto en el Parlamento para poder ser reformada, por lo que sin el voto de los militares, estos cambios no fueron introducidos. Sin embargo, Suu Kyi había prometido que si expandía su mayoría en las elecciones de este año, presionaría nuevamente para estas reformas.

Las Fuerzas Armadas creen que Suu Kyi quería acercar el país a China, reformando Myanmar a una democracia unipartidista donde ella sea la Líder Suprema, el Ejército esté a su merced y se persiga a los opositores.

Además, desde su llegada al poder, la Primer Ministro promovió la persecución política contra los musulmanes birmanos (de la etnia rohinyá) que residen en el Estado de Rakáin. La policía local lleva a cabo hace ya casi una década una limpieza étnica contra los rohinyá, que incluye segregación, torturas, censuras y, según muchas organizaciones de Derechos Humanos, genocidio.

La ganadora del Nóbel de la Paz no hizo nada para defender a esta minoría oprimida desde que llegó al gobierno, e incluso muchos de los rohinyá aseguran que ella lo promueve.

Los líderes del Ejército, si bien no simpatizan con los rohinyá y muchos de sus miembros defienden esta limpieza étnica, ven esta persecución de parte del gobierno democrático como una demostración de las similitudes ideológicas con el Partido Comunista Chino y su genocidio de la etnia uigur.

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El Ejército alegó en diciembre que encontró 8,6 millones de irregularidades en las listas de votantes que podrían haber permitido a los votantes emitir múltiples boletas y otras "miles" de formas de "mala práctica electoral". 

El 29 de enero, la Comisión Electoral Nacional, que depende de Suu Kyi, rechazó las acusaciones de los militares que la elección fue fraudulenta y dijo que no hay pruebas que respalden las afirmaciones, certificando los resultados y anunciando que los nuevos legisladores asumirían el 1ro de febrero.

El General Min Aung Hlaing se reunió esa noche con las cúpulas militares y les informó que si no tomaban cartas en el asunto su país se iba a convertir en una colonia china "en los próximos 10 años", según reportan los medios locales.

Dos días después, a las pocas horas del lunes, autos blindados y tanques se dirigieron a la residencia de Suu Kyi y otros miembros clave del gobierno, arrestándolos en el acto. La capital, Naipyidó, fue puesta bajo toque de queda mientras la gran mayoría de los birmanos dormía.

Rápidamente, los canales de televisión públicos fueron cortados, el internet fue bloqueado, los bancos nacionales fueron cerrados y los 24 ministros fueron reemplazados. Además, se le dio poderes extraordinarios al Consejo de Seguridad y Defensa Nacional, virtualmente convirtiéndolo en un Parlamento paralelo. 

El canal de televisión financiado por los militares, Myawaddy TV, fue el único medio que anunció lo sucedido, a eso de las 12:00 AM hora de Argentina.

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A pesar de las enormes contribuciones a la democracia de Aun San Suu Kyi, la mandataria estaba en camino de entregar la soberanía del país a China. Siendo el principal socio comercial y segunda fuente de inversiones para Myanmar, el Ejército estaba a la expectativa de las decisiones de la Primer Ministro. 

Aunque la sociedad de Myanmar en general tiene profundos sentimientos anti-chinos, el gobierno de Aung San Suu Kyi quería impulsar una estrecha cooperación económica con el régimen de Xi Jinping. 

En sus años como jefa de gobierno lanzó iniciativas como el Corredor Económico China-Myanmar, el ingreso a la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), dio su respaldo a China en las Naciones Unidas sobre temas regionales, y con la excusa del COVID-19, Suu Kyi había llegado a firmar acuerdos de cooperación que beneficiaban enormemente a China a cambio de algunas vacunas y suplementos médicos.

El gobierno de facto tendrá la difícil tarea de sacar al país adelante, que atraviesa una profunda crisis económica y social, sin la ayuda explícita de China, además de una gran porción de la población que todavía defiende la figura de Suu Kyi y la democracia en el país.

Como era de esperarse, China fue el primer país del mundo en pedir por la liberación de los nuevos presos políticos y aseguró que está analizando una intervención en la región.

El dictador chino Xi Jinping junto a Aung San Suu Kyi en su primer viaje a China como Primer Ministra.

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Corea del Norte

Kim Jong-Un arranca el 2024 advirtiendo a Biden que planea "aniquilar por completo" a Corea del Sur este año

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En la peor manera de empezar el año, Corea del Norte amenazó con destruir a Corea del Sur con un ataque nuclear sin precedentes si Estados Unidos se compromete con el plan del Grupo de Consulta Nuclear (NCG).

En la última reunión del 2023, el dictador comunista norcoreano Kim Jong-Un lanzó una brutal advertencia a Joe Biden, luego de que su llegada al poder hace 3 años derribara el tratado de paz que había logrado alcanzar el ex presidente Donald Trump.

Rodeado de sus altos mandos militares, Kim anunció que en 2024 empleará la fuerza máxima para "aniquilar por completo" a Corea del Sur, si continúan las provocaciones por parte de los sureños, en referencia a los recientes acuerdos armamentísticos entre Seúl y Washington DC.

Si el enemigo opta por la confrontación militar contra la RPDC (Corea del Norte), nuestro ejército debe asestar un golpe mortal para aniquilarlos por completo mediante la movilización de los medios más fuertes sin titubeos”, expresó Kim ante las cámaras de la cadena estatal KCNA.

Lejos han quedado los acuerdos de paz que había conseguido Donald Trump, en los que Corea del Norte había aceptado frenar su desarrollo nuclear y suspender las pruebas misilísticas a cambio de un masivo programa de inversiones tanto del sector privado norteamericano como surcoreano.

Pero las confrontaciones con China durante la pandemia y el ascenso al poder de Biden en 2021 derribaron lo que quizás iba a ser el mayor acuerdo de paz de la historia desde la Segunda Guerra Mundial.

Ahora, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, un "halcón" de la guerra, prometió en su campaña mantener a raya las provocaciones militares del Norte, y así lo pretende hacer en el poder. Unos meses atrás firmó con Biden un sistema de disuasión ampliado que entrará en vigor a inicios de 2024.

En su mensaje de Año Nuevo, Yoon dijo que ese sistema “disuadirá fundamentalmente cualquier amenaza nuclear y de misiles norcoreana”. El plan consiste en implementar un sistema de respuestas a las provocaciones de la nación comunista, lo que implicaría una fuerte escalada en el conflicto.

La llamada "disuasión extendida" es el mecanismo por el cual Washington se compromete a proteger a Seúl de un ataque de Pyongyang con respuestas directas si un misil norcoreano impacta en Corea del Sur o su extensión marítima. Según confirmaron, las respuestas incluyen también la opción nuclear.

Para la primera mitad de este año, completaremos el marco de disuasión extendida fortalecido de la República de Corea y EEUU para disuadir de manera fundamental cualquier amenaza nuclear y de misiles de Corea del Norte”, afirmó el mandatario en su discurso.

Yoon destacó que la actual situación en la península, con Pyongyang dando la espalda al diálogo e invirtiendo cada vez más en la modernización de sus arsenales y fuerza armadas, exige una muestra de fuerza que garantice “una paz genuina y duradera”.

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Nueva Zelanda

Gana la derecha en Nueva Zelanda y destrona a la izquierda de Jacinda Ardern en una victoria arrolladora

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Nueva Zelanda eligió al conservador Christopher Luxon como primer ministro después de seis años de gobierno del laborismo. Se espera que se una con los libertarios y los nacionalistas para formar un gobierno de derecha.

El empresario Christopher Luxon, quien ingresó en política en el año 2020 en medio de una fuerte crisis del Partido Nacional, logró ordenar a la agrupación política conservadora y derrocó al Partido Laborista, que gobernaba Nueva Zelanda hace casi una década, en las elecciones de este fin de semana.

Luxon, quien se desempeñó como director ejecutivo de Unilever Canadá y Air New Zealand a lo largo de su carrera como empresario famoso, fue electo como Primer Ministro este sábado, con el 39% de los votos, luego de que la gente votara por un cambio después de seis años de un gobierno de izquierda encabezado durante la mayor parte de ese tiempo por Jacinda Ardern.

El sucesor de Ardern, Chris Hipkins, obtuvo tan solo el 27% de los votos, marcando una de las peores elecciones para el laborismo en años. El Partido Verde obtuvo el 11% de los votos, mientras que el partido de derecha libertaria, ACT, obtuvo el 9% de los votos y el partido de derecha conservadora nacionalista, NZ First, obtuvo el 7% de los votos.

A pesar de ser considerada una reformista y de tener altísimos niveles de aprobación cuando llegó al poder, mezclando una agenda de izquierda en cuestiones sociales y liberal en términos económicos, Ardern tuvo un fuerte giro tras el brutal tiroteo en la mezquita de Christchurch en 2019, que cambiaría profundamente su manera de gobernar.

La mandataria instaló un Estado policial, parecido al que instaló George Bush en Estados Unidos tras el ataque a las Torres Gemelas, facultando a varias agencias del gobierno a espiar a la población. Además, lanzó una prohibición masiva contra la posesión de armas de fuego, y promovió un desarme compulsivo de toda la población.

Estas medidas dejaron a la joven funcionaria con una imagen política que no le encajaba. Pasó de mostrarse joven y reformista a sombría y autoritaria; una imagen dictatorial que solo se acentuó durante la pandemia de Covid en 2020.

Las fronteras de Nueva Zelanda se cerraron el 20 de marzo de 2020 y no se volvieron a abrir hasta mediados del 2022. Los ciudadanos que regresaron tuvieron que soportar varias semanas de cuarentena en un hotel, y los extranjeros que habían intentado ingresar quedaron varados allí por meses.

La primera cuarentena comenzó el 26 de marzo y duró hasta el 27 de mayo, pero resultó bastante más flexible que la de otros países y que las próximas que vendrían a las islas. En ese momento, Ardern anuncia “una nueva manera de enfrentar la pandemia” y liberó las restricciones en todo el país.

Pero esto sería solamente una medida electoralista, para obtener una victoria electoral aplastante el 17 de octubre de 2020, ganando 65 escaños en el parlamento de 120 miembros de Nueva Zelanda y haciendo campaña en contra de las cuarentenas.

Esta posición le duraría casi un año, hasta que en agosto del 2021, bajo la excusa de la aparición de la variante Delta, reintrodujo las restricciones a pesar de que gran parte de la población ya estaba vacunada.

En ese momento, impuso una de las más brutales cuarentenas, incluso instruyendo a la policía arrestar a cualquier persona que apareciera caminando por la calle, algo que llevó a que los neozelandeses ni siquiera puedan comprar comida en supermercados o para llevar como podían hacerlo en Australia y otros países también estrictamente acuarentenados.

Los mandatos de vacunación y las duras cuarentenas provocaron meses de masivas protestas frente al Parlamento en Wellington y en otros lugares. La cuarentena duró en distintas partes del país hasta el 3 de diciembre del 2021, y la obligación de usar barbijo o presentar el pase sanitario duró hasta septiembre del 2022.

Las estrictas medidas incluyeron el establecimiento de campos de concentración para los contagiados, fuertes controles para los contactos cercanos, y hubo miles de casos de personas que fueron llevados por la fuerza a las unidades de aislamiento a pesar de no tener síntomas ni dar positivo del virus.

A pesar de los altos niveles de popularidad que gozó en un principio, la gente empezó a cansarse de las medidas autoritarias. La imagen de los laboristas quedó fuertemente desgastada, y Ardern renunció el 25 de enero de este año.

En el mejor momento de los laboristas, los Nacionales no encontraban rumbo, disputándose un giro hacia el centro para competir contra Ardern, Luxon entró intempestivamente al partido en 2020, ganó una banca de diputado y tomó las astas del liderazgo con una fuerte agenda de derecha.

Luxon volvió a imponer una agenda de bajos impuestos, recortar el gasto público, servicio militar obligatorio para los presos juveniles, mano dura contra la inseguridad, desarmar el esquema de bienestar que creó el laborismo, y rechazar políticas progresistas como la ideología de género y el aborto.

De esta manera, ordenó al Partido Nacional, resolvió fuertes disputas internas en la dirigencia y se impuso como el líder indiscutido de la formación. Además, ordenó terminar las discusiones internas en el partido sobre la co-gobernancia de los maoríes, confirmando que se opondrían tajantemente y que buscarían eliminar los cupos para indígenas en el Parlamento.

Luxon ha prometido recortes de impuestos para las personas de ingresos medios y medidas radicales contra el crimen, una problemática que volvió a quitarle el sueño a los neozelandeses después de la pandemia.

También prometió que le quitaría los privilegios que crearon los laboristas con los indígenas maoríes. Por ejemplo, prometió eliminar la Autoridad de Salud Maorí, un ministerio paralelo al Ministerio de Salud Nacional controlado por indígenas.

Luxon tendrá 50 bancas en el Parlamento, pero necesitará 61 para formar gobierno. Tiene dos partidos con los que se puede juntar para crear una coalición para asumir el Poder Ejecutivo. Por un lado está el partido ACT, que engloba a libertarios de derecha, que obtuvo 11 bancas en las elecciones.

Pero también está el partido Nueva Zelanda Primero (NZ First), que obtuvo 8 bancas y podría ser parte del gobierno para darle una mayor solidez a la mayoría parlamentaria.

El partido engloba a nacionalistas de derecha, pero que por ejemplo entre 2018 y 2020, formó coalición con el Partido Laborista de Jacinda Ardern, quien los usó para mostrarse como una liberal más de centroderecha, aunque terminó goberbando como de extrema izquierda.

El mandatario electo empezará a partir de este lunes las negociaciones con ACT y con NZ First para formar un gobierno, pero se espera que el gobierno que encabezará Christopher Luxon será el más de derecha de la historia de Nueva Zelanda.

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Canadá

Trudeau acusa a Modi de haber mandado a matar un líder sikh en Canadá y amenaza con una guerra contra la India

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El primer ministro acusó al gobierno indio de estar detrás de la muerte de Hardeep Singh Nijjar, un ciudadano canadiense considerado como líder terrorista en la India.

Después de varios meses de investigación interna, el primer ministro de Canadá, el izquierdista Justin Trudeau, dio una discurso donde reveló que el gobierno de derecha de Narendra Modi de India, estaría detrás del asesinato del líder sikh canadiense Hardeep Singh Nijjar.

Nijjar fue asesinado a tiros frente a un templo sikh el pasado 18 de junio en Columbia Británica (BC), lo que enfureció a la comunidad sikh en Canadá y otros lugares. Si bien en un primer momento se creyó que había sido un intento de robo o un asesinato vinculado a cuestiones personales del líder religioso, Trudeau dijo que la inteligencia canadiense ha identificado un vínculo creíble entre su muerte y el Estado indio.

El sijismo, es una religión monoteista con origen en la India, que siguen los mandamientos del libro que consideran sagrado "Sri Gurú Granth Sahib Ji", muy popular en la región del Punyab, en la India, en Pakistán, y con una comunidad muy importante en Canadá.

"Cualquier participación de un gobierno extranjero en el asesinato de un ciudadano canadiense en suelo canadiense es una violación inaceptable de nuestra soberanía", amenazó Trudeau el lunes en la Cámara de los Comunes.

"Es contrario a las reglas fundamentales por las que se conducen las sociedades libres, abiertas y democráticas", afirmó, y no descartó acciones "fuertes, contundentes y claras" contra la India. Luego sus funcionarios confirmaron que se limitarían a sanciones económicas "comparables con sanciones de guerra".

Nijjar era el líder sikh más importante de Canadá, y desde el país norteamericano promovía el separatismo de la región del Punyab y la creación de un estado khalistaní separado a la India. Ya había sido blanco de amenazas debido a su activismo en el pasado, pero nunca se había identificado al Estado indio detrás de los ataques.

El gobierno de Narendra Modi lo tenía catalogado oficialmente como un terrorista y había presentado evidencia en el pasado que, desde Canadá, dirigía un grupo guerrillero separatista en la región, y les envíaba financiamiento para que hagan ataques subversivos contra el Estado indio.

Trudeau dijo que su gobierno considera que agentes de inteligencia indios estuvieron en Canadá planeando el asesinato de Nijjar y que lo ejecutaron a través de intermediarios locales, que están bajo investigación de las agencias de seguridad canadienses.

Hardeep Singh Nijjar.

El mandatario de izquierda reveló que habló de este tema con Modi en la cumbre del G20 celebrada en Nueva Delhi la semana pasada, donde esperaba que el primer ministro indio le aclarase la situación, pero que el mandatario de la India no dio respuestas creíbles.

Por el momento, la ministra de Asuntos Exteriores canadiense, Melanie Joly, reveló que esta tarde se expulsó a un alto diplomático indio del país como represalias, pero no dio nombres ni confirmó si se trata del embajador indio Sanjay Kumar Verma.

Las acusaciones de que un representante de un gobierno extranjero pudo haber estado involucrado en el asesinato de un ciudadano canadiense aquí en Canadá, en suelo canadiense… son totalmente inaceptables”, expresó la funcionaria.

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