
Argentina tendrá la segunda cosecha más alta de la historia
Gracias al milagro económico liberal, ingresarán más de US$ 30.000 millones en exportaciones.
La economía argentina se encamina a recibir un empuje colosal de la mano de su motor histórico; el campo. Gracias a un cambio climático inesperado, una campaña agrícola transformada y un entorno económico más previsible impulsado por el gobierno de Javier Milei, el país se prepara para ingresar más de US$ 31.600 millones en exportaciones en 2025, según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Se trata de la segunda cosecha más alta de la historia argentina, con 135,7 millones de toneladas de granos, un 2% más que en la campaña anterior y apenas por debajo del récord de 2018/19.
Este fenómeno no es aislado: se da en el marco de un nuevo paradigma económico donde, como destacan analistas del sector, “el campo vuelve a tener previsibilidad para invertir, producir y exportar gracias al rumbo económico del actual gobierno”. El exitoso esquema de “dólar blend”, que permite liquidar parte de las exportaciones al tipo de cambio financiero, junto a la estabilidad cambiaria recuperada, han sido fundamentales para que los productores se animen a volver a sembrar con decisión.

Las exportaciones agrícolas previstas para 2025 alcanzarán US$ 31.633 millones, con un incremento del 3% en los embarques de granos, que totalizarán 56,3 millones de toneladas, y un total general de 97,4 millones de toneladas, incluyendo aceites y subproductos. Esta magnitud consolida al agro como el principal generador de divisas y pilar de la recuperación macroeconómica.
La recuperación también se refleja en la liquidación anticipada del sector: en el primer cuatrimestre del año ya se liquidaron US$ 10.600 millones, lo que representa US$ 2.000 millones más que en el mismo período de 2024, logrando así el tercer mejor arranque en una década.

El año había comenzado con un panorama sombrío: en enero, sequías y olas de calor amenazaban los cultivos de maíz y soja. Sin embargo, desde febrero, las lluvias revertieron radicalmente la situación. El trigo lideró la recuperación: se sembraron 6,9 millones de hectáreas, un 25% más que el año anterior, y se cosecharon 20,1 millones de toneladas, una suba interanual del 39%, siendo la segunda mejor marca histórica.
El maíz, afectado por incertidumbre climática y la plaga de la chicharrita, redujo su superficie a 8,3 millones de hectáreas (-19,7%) y su producción a 48,5 millones de toneladas (-7,2%). Aun así, el impacto fue contenido gracias a decisiones técnicas y logísticas coordinadas.
En tanto, la soja cubrió 17,8 millones de hectáreas, 1,3 millones más que el ciclo anterior, y generó 48,5 millones de toneladas, apenas un 3% menos, pese al calor extremo en el norte. Las estrategias defensivas implementadas por los productores de la región núcleo fueron clave para atenuar las pérdidas.
Otros cultivos presentaron resultados mixtos. La cebada sumó 200.000 hectáreas y totalizó 1,7 millones, con una producción de 4,9 millones de toneladas, un descenso del 3,9% afectado por los bajos rindes en el sudeste bonaerense. El girasol, con 2,2 millones de hectáreas sembradas, alcanzó 4,7 millones de toneladas, mientras que el sorgo trepó un 25,5% en superficie, hasta el millón de hectáreas, y produjo 3,2 millones de toneladas, 700.000 más que el año pasado.
El saldo exportador refleja con claridad las tendencias productivas: el trigo crecerá un 44%, alcanzando 11 millones de toneladas exportadas; la soja aumentará un 14% con 5,2 millones de toneladas; mientras que el maíz, afectado por la merma productiva, caerá un 7,6%, con 33,5 millones de toneladas.
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