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Economía

Desolador momento para las PyMEs del país: la producción volvió a caer y acumuló un retroceso total de 19,3% en 9 meses

Nueve sectores sobre once de la economía productiva están en el peor momento de su historia y el retroceso interanual de la producción en los 9 meses de 2020 es el peor de la historia del país. Las PyMEs tiene dificultades para importar y Guzman tiene a la industria olvidada.

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La economía argentina continúa recibiendo una batería de golpes que lejos están de ser los últimos, sino al contrario: todos los indicadores apuntan que se son los primeros de una avalancha de problemas que tiene que atravesar Argentina en lo que ya es la peor crisis de la historia del país. 

Las PyMEs industriales tuvieron una caída en su producción del 6,9% en septiembre, respecto a lo que produjeron en septiembre de 2019, que incluso ya no había sido bueno. 

El estudio lo llevó adelante la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y se justificaron “el lento aumento del consumo interno, sumado a los mayores controles a las importaciones, van recuperando los pedidos de producción”.

Abril 2020, a 40 días de la cuarentena total y obligatoria de Alberto Fernández, presentó una caída de la producción interanual del 53,1%, la más grande de la historia del país. Y durante los primeros nueve meses del 2020 la actividad fabril del sector PyME, medida por IPIP (Índice de Producción Industrial PyME), sufrió una caída del 19,3% en total.

Incluso si nos vamos más hacia atrás, vemos que la crisis no es nueva sino que simplemente se agravó. Si el análisis lo comenzamos en el 2017, en los últimos 3 años, sólo febrero del 2020 tuvo un aumento de la producción respecto al mismo mes del años anterior.

Fuente: CAME

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El golpe más duro lo sintió el rubro de Calzado y Marroquinería: la demanda cayó un 36,7%, una cifra devastadora. La crisis económica y el estilo de vida reducida al hogar generaron que la gente no vea necesidad de renovar los productos del segmento.

Bajo los mismos motivos mencionados, el sector de Indumentaria y Textil también tuvo una caída anual de 21,4% y la preocupación en el rubro es alarmante, ya que no logran recuperar los valores del año pasado durante los mismos meses y, con la reapertura reciente, tampoco encontraron respuestas favorables en la demanda.

El informe resalta que uno de los mayores problemas para las PyMEs es “el dilema de los fabricantes por vender sin rentabilidad o resignar ventas pero teniendo beneficios”, según señaló el informe.

Fuente: CAME


Por otro lado, las actividades de las PyMEs relacionadas con la producción de Material de Transporte se redujo un 18,1%, las que fabrican Productos de metal, maquinaria y equipos, un 10,1%, las productoras de Minerales no metálicos 10,4% y en el segmento de Sustancias y Productos Químicos la reducción fue de 1,9%.

Además, un sector que tuvo un duro impacto fue el de Frutas y Hortalizas. En Alimentos y Bebidas, la baja de septiembre fue de 4,7% en relación al mismo mes pero del 2019. Solamente el vino tuvo la particularidad de no tener un aspecto negativo en la relación interanual. 

Fuente: CAME

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El estudio también remarca una grave y alarmante noticia: las empresas ya están teniendo dificultades para importar repuestos de sus máquinas dañadas. Este problema no sólo impactará sobre la cantidad de producción total que puedan generar sino también sobre el precio final del producto.

Asimismo, una encuesta complementaria y cualitativa a PyMEs industriales indicó que el 37,8% tuvieron modificaciones positivas en materia de rentabilidad, el 35,3% no registró variaciones y el 20,9% tuvo reducida su rentabilidad.

Las empresas con diagnósticos pesimistas, que antes representaban el 10% del total de las encuestadas, ahora subió al 14,4% y los que creen que se mantendrá igual constituyen el 24%. El resto de los empresarios no se siente seguro sobre lo que pueda pasar. Esto muestra que el optimismo decrece. 

Los únicos dos sectores de producción que tuvieron, por el contrario, un leve crecimiento en sus niveles de producción fueron los de productos de caucho y plástico, con un 4,6% de aumento, y los productos electrónicos e informática, que creció un 1,8%.

Esta suba se debe a una reacción de la gente que no puede acceder al dólar y busca quitarse de encima los pesos y resguardar el valor en productos que, indudablemente, están subiendo y subirán de manera consistente en el corto plazo a causa de la desvalorización del peso, que impacta en el valor de compra del dólar y la inflación.

De cualquier forma tal dato positivo es insignificante cuando se pone del lado contrario a la suma de todos los demás segmentos, que conforman un duro saldo negativo total. El repunte de la producción se paralizó en septiembre, retrasando la recuperación.


Por Matías Magnético, para La Derecha Diario.

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Argentina

Gracias a la confianza en Milei, el peso argentino se convirtió en la moneda que más se revalorizó frente al dólar del mundo

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A cuatro meses de asumir el cargo, el presidente Javier Milei ha logrado una hazaña fundamental en un país devastado por los políticos y con una inflación galopante: la revaloración del peso argentino.

El peso argentino experimentó un fortalecimiento del 25% frente al dólar estadounidense en los últimos tres meses en el mercado paralelo, según indica el índice elaborado por la agencia Bloomberg que fue publicado esta semana.

Este índice toma como referencia la cotización del mercado libre (conocido como blue chip swap, en nuestro caso, el Dólar Blue). De esta manera, el peso argentino se posiciona como la moneda "número uno" del mundo en revalorización según esta métrica, a pesar de que la inflación registró un avance de dos dígitos mensuales en los primeros meses del año, acumulando un 51,5% en el trimestre.

El Gobierno de Javier Milei continúa generando importantes éxitos económicos en un pais que ha sido destruido durante décadas por los políticos, en donde le han sacado 13 ceros a la moneda, han logrado tener dos hiperinflaciones sin guerra y destruyeron 4 signos monetarios.

Ranking Bloomberg

En el ranking de Bloomberg, que abarca 148 tipos de cambio de distintos países, el peso argentino lideró con un incremento del 25% frente al dólar estadounidense, seguido por el chelín keniano (+20%) y el peso uruguayo (+3,1%).

Por otro lado, las monedas que experimentaron las mayores devaluaciones frente al dólar fueron la lira turca (-7,75%), el franco suizo (-7,57%), el yen japonés (-7,22%), y el peso chileno (-6,87%).

En la actualidad, el dólar libre se sitúa en $1.040 para la venta, reflejando un incremento de $5 en comparación con el cierre anterior (+0,5%). Aunque a mediados de enero se observaron algunas tensiones en el mercado de cambios que llevaron la cotización hasta los $1.255, el valor nominal más alto registrado hasta la fecha, desde entonces ha experimentado una tendencia a la baja.

En consecuencia, hoy se está negociando apenas $15 por encima del valor del 29 de diciembre pasado (+1,46%), cuando se cotizaba a $1.025.

La tranquilidad también se refleja en los tipos de cambio financieros. El dólar MEP se encuentra actualmente en $1014,19, lo que representa un aumento de apenas el 1,9% desde principios de enero. Por su parte, el dólar contado con liquidación (CCL) se sitúa en $1058,92, con un aumento del 8,8% en cuatro meses.

El contraste es notable: a finales de diciembre, el índice de Bloomberg ubicaba al peso argentino como la segunda moneda más devaluada del mundo, con una depreciación del 77,89% frente al dólar. Solo fue superado por la libra libanesa, que registró una depreciación del 89,89%.

En cuanto al Tipo de Cambio Real Multilateral, ha experimentado una disminución del 41% desde entonces, según datos de la consultora económica LCG, y señalan que el mercado está confiando en las políticas llevadas a cabo por el Banco Central de la República Argentina (BCRA).

El Presidente Milei destacó que para su Gobierno, el déficit fiscal es la principal prioridad y resaltó el logro de haber detenido la emisión monetaria, y de estar saneando el Banco Central. También mencionó que con estas políticas se han adquirido reservas por más de US$ 12.000 millones de dólares en el mercado, lo que ha llevado a la desaparición de la brecha cambiaria y al desplome del precio del dólar libre.

"Nosotros estamos haciendo el ajuste fiscal más grande de la historia de la humanidad. Encontramos con un desequilibrio fiscal de 15 puntos del PBI, con 5 en el Tesoro y 10 en el Banco Central. Llevamos un ajuste de 6 puntos en el tesoro y 6 en el Banco Central, lo que equivale a un ajuste de 12 puntos del PBI, y eso se hizo en tres meses. No existe registro histórico de eso", aseguró Milei durante su presentación en AynRandCon 2024.


De Kevin Frank para La Derecha Diario.

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Economía

Tras la desregulación del mercado inmobiliario, la oferta de viviendas en alquiler se disparó casi un 200% en el AMBA

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Cada vez más personas pueden acceder al alquiler gracias al decreto de desregulación anunciado por el Presidente Milei en diciembre del año pasado. Se registró un explosivo crecimiento de la oferta inmobiliaria, el más drástico del que se tenga algún registro en los últimos años.

El proceso de desregulación del mercado inmobiliario cosechó un éxito contundente y arrollador, cada vez más difícil de negar incluso entre los más reaccionarios a las medidas que impulsó el oficialismo.

Desde que el Presidente Javier Milei decretó la desregulación inmobiliaria y el fin de la Ley de Alquileres del 2020, la cantidad de viviendas ofrecidas en alquiler se disparó hasta un 189% en el Área Metropolitana de Buenos Aires, según un reciente informe de la Universidad de San Andrés al término del mes de marzo.

La cantidad de inmuebles ofrecidos saltó drásticamente de las 6.696 unidades a un total de 19.069 en cuestión de solo unos pocos meses. Bajo el marco regulatorio anterior esto podría haber parecido una utopía, pero la mayor libertad de transacciones está permitiendo que miles de personas puedan acceder a la vivienda.

Asimismo, el sondeo de visualizaciones de Zonaprop registró que la cantidad de viviendas ofrecidas se duplicó desde diciembre del año pasado, convalidando así el éxito de la desregulación. Este fenómeno se explicó principalmente por los alquileres de índole permanente, en detrimento de los temporarios.

De acuerdo a Zonaprop, en el mes de marzo el precio promedio de los alquileres aumentó tan solo un 2,5% en el Gran Buenos Aires, mientras que la tasa de inflación informada por el INDEC cerró por encima del 11% en el mismo período.

En lo que va del año el precio promedio de los alquileres acumuló un aumento del 28,7%, una cifra muy inferior al 49,1% que se había acumulando durante el primer trimestre de 2023 (bajo el esquema regulatorio del kirchnerismo).

Se debe tener en cuenta, además, que la tasa de inflación minorista acumulada entre enero y marzo fue del 51,6%, y los precios mayoristas subieron un 37% en el mismo período. Sin importar contra qué métrica inflacionaria se los compare, el valor real de los alquileres cayó drásticamente en términos reales.

Este fue precisamente el efecto que se esperaba tras la aplicación del proceso de desregulación. Dada una demanda relativamente estable (sin ninguna perturbación particular), el explosivo crecimiento de la oferta permitió que cada vez más personas puedan permitirse pagar un alquiler al verse beneficiados de su drástico abaratamiento.

El éxito de la desregulación se convalida desde el punto de vista de las cantidades ofrecidas en el mercado, y también desde el punto de vista de los precios en términos reales. Hasta la fecha, no se registró ni una sola variable en el mercado inmobiliario que se haya visto afectada negativamente tras el levantamiento de los controles impuestos en 2020, más bien todo lo contrario. La propaganda kirchnerista encontró un amargo final al verse refutada por la realidad.

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Economía

Crisis fiscal en Estados Unidos: Las “Bidenomics” desataron un déficit por casi 2 billones de dólares al término de marzo

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Pese a que la economía estadounidense sigue creciendo, el Gobierno federal incurrió en un déficit histórico. y se está endeudando a un ritmo únicamente visto durante las grandes recesiones y en las guerras mundiales del siglo pasado. La trayectoria fiscal trazada por Biden es abiertamente insostenible.

Las políticas del Presidente Joe Biden provocaron el agujero fiscal más grande de la historia de los Estados Unidos en tiempos de paz. La visión económica del Gobierno cayó bajo la influencia del Caucus Progresista dentro del Partido Demócrata, la facción más radicalizada hacia la izquierda dentro del Congreso estadounidense.

La actividad económica del país logró recuperarse de la pandemia y continuó con su sendero de crecimiento, pero a pesar de esta muy esperable normalización, el Gobierno federal incurrió en un desequilibrio fiscal histórico que ascendió a los US$ 1,66 billones de dólares al término de marzo.

De hecho, el déficit financiero había llegado incluso a los US$ 8,36 billones en julio del año pasado, como resultado del amplio programa de rescates para préstamos estudiantiles que impulsó el Presidente Biden.

El Partido Demócrata que alguna vez había patrocinado los superávits presupuestarios de la era Clinton, ahora respalda a capa y espada los déficits más irresponsables que nunca se hayan visto en Estados Unidos.

La economía se normalizó una vez superada la pandemia, pero la posición fiscal del Estado jamás lo hizo. El resultado financiero del Gobierno federal representaba el 4,8% del PBI en febrero de 2020, mientras que hoy en día esa cifra se acerca a los 6 puntos del producto. Este brutal incremento se explica principalmente por el mayor peso de los intereses de deuda, que ya son los más altos desde mediados de la década del 90.

Para compensar esta brecha sin precedentes, el Gobierno federal se está endeudando a un ritmo similar al que cabría esperar durante la salida de una recesión o la ejecución de una guerra de grandes proporciones, pero como es bien sabido ninguno de estos escenarios es precisamente el caso. En caso de que la economía entrase en recesión en un futuro cercano, el Gobierno carece de mayor margen fiscal para actuar en consecuencia.

El total de la recaudación por impuestos federales (y otros ingresos por rentas) sólo alcanza a cubrir hasta el 73% de los gastos federales incurridos. El 27% restante se está compensando por la vía del endeudamiento, principalmente con instituciones locales o en el exterior.

Hasta ahora la Reserva Federal se mantuvo al margen de expandir su financiamiento al Tesoro por la vía de la compra de títulos públicos (como lo hizo durante la pandemia en 2020), pero eventualmente el Gobierno federal no puede quebrar, y cualquier tipo de incumplimiento vendría asociado a un latente inflacionario.

La proporción de crédito doméstico absorbido por el Gobierno federal se incrementa, y lo que es lo mismo, se reduce la cantidad de recursos disponibles para prestar a las empresas privadas o a las familias (por ejemplo el crédito hipotecario). Esto se ve reflejado por un piso de tasas de interés cada vez más elevado.

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