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Economía

El polémico sistema monetario que Francia impone en África y despertó el enojo de Giorgia Meloni

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El sistema monetario asociado entre la Comunidad Financiera Africana y Francia sigue siendo objeto de severas críticas después de más de 70 años de aplicación. La primera ministra Giorgia Meloni se convirtió en una de las principales voces críticas del sistema dentro de Europa. 

La organización monetaria de la Comunidad Financiera Africana (CFA), que formalmente se integra bajo el Franco CFA y contiene a 14 países miembros, sigue dando de qué hablar tanto en África como en Europa por las severas críticas hacia el accionar del Estado francés y su impacto en el desarrollo africano y las corrientes migratorias

En los últimos días se viralizó un video del 2019 de la entonces diputado y actual Presidente del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, donde criticaba ferozmente este sistema monetario, y lo culpabilizaba por la pobreza en África que inexorablemente lleva a olas de inmigrantes.

La discusión volvió a tomar fuerza tras el reciente cruce entre Meloni y el presidente francés Emmanuel Macron, quien defiende este sistema monetario que data de la época imperial, mientras le exige a Italia que colabore más en la aceptación de inmigrantes ilegales.

El sistema monetario organizado en el Franco CFA

El Franco CFA es formalmente la moneda utilizada por la Comunidad Financiera Africana y mantenida para un total de 14 países africanos (ex-colonias francesas) sobre dos subáreas diferentes: el Franco CFA para África Central y el Franco CFA para África Occidental

Los 14 países miembros de ambas regiones son África Central, Camerún, República Centroafricana, Chad, República del Congo, Gabón, Guinea Ecuatorial, Benín, Burkina Faso, Costa de Marfil, Guinea-Bisáu, Malí, Níger, Senegal y Togo

El sistema nació tras el ingreso de Francia a los Acuerdos de Bretton Woods en 1945, que exigían un sistema internacional sobre el cual el dólar se volvía convertible con el oro a un tipo de cambio fijo, y las monedas restantes se fijaban nominalmente al dólar en un marco de convertibilidad. 

El Franco CFA mantuvo históricamente un tipo de cambio fijo con el Franco francés y en un régimen de convertibilidad, siguiendo así la pauta de Bretton Woods. Tras una serie de devaluaciones contadas y coyunturales, y tras el surgimiento del Euro, el Franco CFA pasó a ser convertible con este último y a un tipo de cambio fijado en 655 unidades por euro

Como cualquier régimen de convertibilidad, el objetivo de los acuerdos fue garantizar la estabilidad de precios a partir de una moneda que resultara creíble, ya que los Estados africanos no eran capaces de garantizar la suficiente credibilidad como para evitar presiones inflacionarias al momento de su independencia. Los 14 países africanos adherentes al sistema mantienen tasas de inflación muy moderadas, que fluctúan entre el 0% y el 3% anual

Las críticas al sistema monetario

Pero la convertibilidad sobre este sistema monetario guarda algunas características muy particulares que no tuvieron otras cajas de conversión en otros países, como el caso argentino en la década de 1990.

Aunque el Banco de los Estados de África Central y Banco Central de los Estados de África Occidental son responsables de emitir y garantizar la regla monetaria, lo cierto es que se encuentran obligados a depositar el 50% de sus reservas en divisas al Banco de Francia, que responde al Tesoro francés a partir de la distribución de utilidades. 

Este último requisito se basa en el hecho de que la institución monetaria gala garantiza la convertibilidad ilimitada con el Euro, pero enmarca una relación de dependencia muy poco convencional para este tipo de sistemas

La caja de conversión bien podría ser respaldada por una regla administrada por las propias autoridades africanas de manera independiente y soberana, de la misma manera en que lo hizo Argentina con el dólar estadounidense en los años 90. El Estado francés guarda un interés especial en esta organización particular porque puede captar recursos sobre las divisas retenidas en sus reservas

Asimismo, el Estado francés también se reserva ciertos derechos sobre el nombramiento de autoridades en los respectivos bancos centrales que emiten el Franco CFA, y mantiene el derecho de veto. Nuevamente, esta organización es completamente atípica a cualquier otra experiencia de caja de conversión en la historia reciente y engloba características coloniales.

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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