Seguinos en redes

Economía

La economía argentina se desplomó un 26% en abril, la caída más grande de la región

El INDEC reveló que la economía argentina enfrenta el peor derrumbe de actividad de la que se tengan registros. La economía cayó un 17,5% en tan solo un mes, y el nivel de actividad perdió más de una cuarta parte su tamaño con respecto al año pasado.

Publicado

en

El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) elaborado por el INDEC, anunció una dura contracción para el país durante el mes de abril. El derrumbe económico fue de 17,5% entre marzo y abril de este año, lo que implica la peor caída mensual de toda la historia.
La caída fue incluso superior a la que había en el año 2001. 

Entre marzo y diciembre del 2001, la contracción económica había alcanzado el 12%, y la depresión actual superó fácilmente esa cifra, en tan solo un mes. Las medidas de aislamiento tuvieron un fuerte impacto sobre la actividad, y se torna cada vez más evidente. 

La variación del mes de abril arrojó una cifra que duplicó las expectativas de algunas consultoras privadas, que habían estimado una caída en alrededor de 9 puntos.
El informe del INDEC revela que la actividad acumula una caída de 11 puntos en los primeros 4 meses de año, en comparación con el mismo período de 2019. 

El nivel de actividad general perdió una cuarta parte de su tamaño, comparando el mes de abril del 2019 con el de este año, una caída del 26,4%.

Ad

La variación interanual supera a las que había en el 2002, con picos de hasta 15%. Si tenemos en cuenta los resultados en los países de la región, Argentina tampoco presenta resultados optimistas. Argentina se convirtió en el país con la peor recesión de LATAM, superando las caídas en Chile (-8,7%), Brasil (-9,7%), Colombia (-14,4%) y México (-17,3%).

Si bien las estimaciones anuales presentadas por el FMI y el Banco Mundial, arrojan resultados relativamente buenos para el país en comparación a Europa, las cifras del último  informe del INDEC parecen contrastar con esas estimaciones. De hecho, muchos analistas coinciden en que la caída para este año contra 2019, difícilmente sea menor a la que hubo en el 2002. 

Se estima que la recuperación económica de las algunas provincias alejadas del epicentro de la pandemia, podrían impulsar un repunte para el mes de mayo, pero junio se vería envuelto nuevamente en una dura caída. El comportamiento esperado de junio responde al nuevo endurecimiento de las medidas de aislamiento social en la zona del AMBA. 

Ad

En términos interanuales, los rubros más afectados perdieron mucho más de su cuarta parte, incluso se detallaron caídas de más del 80%. Los hoteles y restaurantes cayeron un 85,6% con respecto al año pasado, la construcción cayó un 86,4%, y los servicios comunitarios y sociales, lo hicieron en un 72,1%

Para el mes de abril, ningún rubro logró sostener una producción superior a la que tenía en el 2019, incluso los que fueron menos afectados por la cuarentena.

La industria manufacturera y el sector comercio, si bien no mostraron las caídas más altas de todos los rubros que componen la economía, sí fueron los que mayor incidencia tuvieron en el derrumbe general. 

La industria se derrumbó un 34,4% interanual, y el comercio cayó un 27%. Estos rubros se vieron directamente afectados por la destrucción en la cadena de pagos.
El INDEC tuvo que recurrir a la modificación de la llamada “tendencia ciclo”, para llevar a acabo la desestacionalización de los indicadores, debido al atípico comportamiento económico que estamos viviendo.

Haga clic para comentar

Usted debe estar conectado para publicar un comentario Inicio de sesión

Deja una Respuesta

Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

Publicado

en

El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

Seguir Leyendo

Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

Publicado

en

Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

Seguir Leyendo

Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

Publicado

en

La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

Seguir Leyendo

Tendencias