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Hungría

El derechista Viktor Orbán arrasa en las elecciones en Hungría: “George Soros perdió todo su dinero”

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El histórico primer ministro reeligió para su cuarto mandato consecutivo, mientras que el líder de la oposición ni siquiera ganó en su distrito y se quedó afuera del Parlamento.

El líder de la derecha europea, Viktor Orbán, arrasó en las elecciones generales de este domingo, a pesar de que toda la oposición se había unido en su contra, y prácticamente todas las fundaciones y organizaciones internacionales financiaron a la izquierda en su contra.

Al 90% escrutado, la coalición de derecha Fidesz-KDNP consiguió el 53% de los votos, y se asegura por lo menos 135 bancas de las 199 del Parlamento húngaro, superando los dos tercios y manteniendo la mayoría absoluta legislativa.

La Oposición Unida, una extraña coalición que juntó desde partidos de extrema izquierda comunista hasta partidos fascistas antisemitas, pasando por socialdemócratas, ecologistas y liberales de centro, y que los unía solamente su odio a Orbán, sacó tan solo 34% de los votos y tendrá aproximadamente 56 bancas.

Por último, el partido nacionalista Mi Hazánk, también de derecha pero que no apoya a Viktor Orbán, obtuvo el 6% de los votos y tendrá 7 bancas en el parlamento.

El resultado fue muy celebrado por el gobierno, ya que las encuestas de opinión pronosticaban una carrera más reñida. Pero el partido Fidesz de Orban ganó cómodamente en gran parte del país. 

Incluso el líder de la oposición, el socialdemócrata Péter Márki-Zay, ni siquiera logró ganar en su propio distrito, donde se había desempeñado como alcalde, y quedó afuera del Parlamento.

Tenemos tal victoria que se puede ver desde la luna, y seguro se puede ver desde Bruselas“, dijo Orbán en su discurso el domingo por la noche, con una fuerte chicana a las autoridades de la Unión Europea, que habían apoyado a Márki-Zay abiertamente.

Recordaremos esta victoria hasta el final de nuestras vidas porque tuvimos que luchar contra una gran cantidad de oponentes“, dijo Orbán, citando a varios de sus enemigos políticos, incluida la izquierda húngara, los “burócratas” en Bruselas, los medios internacionales, “y el presidente ucraniano también: nunca tuvimos tantos oponentes al mismo tiempo”.

La oposición se dedicó toda la campaña a tratar de vincular a Orbán con Putin. Márki-Zay había dicho en uno de sus actos de campaña más importantes que “Putin está reconstruyendo el imperio soviético y Orbán lo observa con calma estratégica”. Nada más alejado de la realidad.

En su discurso donde cantó victoria, Orbán también apuntó a George Soros, el magnate de origen húngaro que financia a agrupaciones de izquierda a lo largo de todo el mundo: “George Soros perdió todo su dinero. Tal vez la peor inversión de su vida”.

“Un mensaje a las fuerzas externas que financiaron a la oposición: desperdiciaron todo su dinero, cada centavo que le dieron a la izquierda húngara, se perdió. Aparentemente invertir en la izquierda de Hungríafue una mala idea de George Soros. Tal vez la peor inversión de su vida”, repitió.

Y finalizó: “La oposición está hace 12 años tomando dinero de Soros y otros financistas y cada vez les va peor. Nunca hemos tenido tantos opositores como ahora, desde los medios internacionales hasta el presidente ucraniano. Pero no hay suficiente dinero para vencer al pueblo húngaro“.

Europa

Polonia y Hungría bloquean el Pacto Migratorio de la Unión Europea que buscaba abrir las fronteras y reubicar a los refugiados

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Como la resolución requería de un voto unánime para ser aprobado, el Consejo Europeo se fue con las manos vacía luego de que Morawiecki y Orbán no prestaran su voto, defendiendo sus intereses nacionales.

El trabajo del Consejo Europeo en Bruselas, que debatía el llamado “Pacto Migratorio Europeo” para obligar a todas las naciones que son parte de la Unión Europea a aplicar políticas de fronteras abiertas y reubicar a lo largo del continente los inmigrantes que ya entraron a los países sin controles, ha terminado sin lograr un acuerdo y quedó suspendido

La cumbre caótica del jueves y viernes en Bruselas, que reunió a los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, acabó sin acuerdo sobre las conclusiones en materia de migrantes. La aprobación del mismo necesitaba la unanimidad, pero la resistencia que impusieron Hungría y Polonia fue inquebrantable.

Asimismo, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, si bien estaba a favor del acuerdo e intentó convencer a sus homólogos polaco y húngaro, sentenció después de la votación que reubicar a los inmigrantes no resuelve nada: “El problema migratorio no se soluciona descargándoselo al vecino“.

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, habló de “guerra contra la inmigración” mientras que su homólogo polaco, Mateusz Morawiecki, reiteró la oposición de su país al pacto migratorio. Polonia realizará un referéndum donde los ciudadanos expresarán su opinión sobre la reubicación de los migrantes, pero todo indica que la opción de fronteras abiertas será aplastada en el voto popular.

Si bien Morawiecki se negó a que el Consejo Europeo traslade a millones de inmigrantes africanos y árabes de países como Francia, España o Alemania al territorio polaco, cabe recordar que Polonia ha acogido a 1,6 millones de refugiados por la guerra de Ucrania, donde Bruselas aportó solamente €200 por cada ucraniano.

El líder magiar también cuestionó la administración del dinero de la Unión Europea: “La Comisión Europea debe responder a la pregunta de dónde se ha ido el dinero y quién es responsable de llevar a la Unión Europea al borde de la bancarrota financiera en dos años y medio o tres años”.

Varsovia y Budapest consideran el proyecto migratorio como una violación de la soberanía nacional de los estados miembros y acusan que el Pacto solamente aumentará las olas inmigratorias donde los traficantes de seres humanos son los verdaderos ganadores.

El gobierno polaco no está de acuerdo con la reubicación obligatoria“, dijo Morawiecki el viernes en Bruselas. A su vez, declaró que Polonia no aceptaría un cambio completo en la política migratoria y abogó por una acción voluntaria de cada país en este asunto.

Este debate se encuentra totalmente alejado de la realidad cotidiana de los ciudadanos europeos, ya que el bloque de la zona euro entró oficialmente en recesión a partir del segundo trimestre del corriente año, las expectativas inflacionarias duplican la meta del Banco Central Europeo y la inflación efectiva sigue por encima del 6% interanual. Los europeos demandan soluciones a su bolsillo, no un nuevo debate sobre la inmigración.

Por otra parte, el nivel de actividad para los 27 países que conforman la Unión Europea (incluyendo a los que no adoptan el euro) se encuentra prácticamente estancado desde el tercer trimestre de 2022. Las contribuciones de economías muy dinámicas como Irlanda, Polonia y Hungría, así como las fuertes recuperaciones de Grecia e Italia son las responsables que los datos no sean aún más negativos.

La Unión Europea debería ocuparse del bienestar de sus propios ciudadanos en vez de comprometer su seguridad; y tendría que buscar planes para la reactivación de las economías en vez de ahogar la producción de los países con ridículas metas ecológicas, teniendo en cuenta que China es el país que más contamina y que no implementará ningún tipo de cambio en su matriz energética y productiva.

Los gobiernos fueron votados por el pueblo para solucionar problemas reales, no para someterse a los caprichos de unos burócratas que no representan a los ciudadanos. Más aún, estos burócratas representan intereses supranacionales los cuales van en contra del interés nacional de cada país.

En 2024 habrá una nueva ronda de elecciones en Europa, que serán fundamentales para frenar este nuevo embate de la Unión Europea, porque solo un cambio hacia la derecha podría detener este tipo de locuras.


Por Candela Sol Silva, para La Derecha Diario.

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Economía

Los salarios reales crecieron un 52% durante la gestión de Viktor Orbán y se alcanzó el pleno empleo

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Hungría lleva 6 años con una situación de pleno empleo, mientras que los salarios reales crecieron casi ininterrumpidamente, con la sola excepción del año de la pandemia. La flexibilización de la legislación laboral y la rebaja de impuestos fueron factores fundamentales para explicar los resultados tan exitosos.

El desempeño del mercado laboral de Hungría arroja resultados verdaderamente positivos, aún a pesar de fuertes shocks exógenos como por ejemplo la pandemia en 2020. El salario real promedio para el sector privado acumuló un aumento del 52,3% desde que Viktor Orbán asumió la dirección del país en mayo de 2010, partiendo de una situación de relativo estancamiento tras la crisis internacional de 2008.

Los salarios privados deflactados por inflación habían conseguido un aumento máximo superior al 63% hasta mediados de 2021, pero el alza de la inflación terminó una buena parte de los aumentos en los últimos dos años. La variación interanual del IPC superó el 25% en enero de 2023, y cayó ligeramente hasta el 24% en abril.

Los estímulos fiscales y monetarios no tardaron en generar inflación, de la misma manera en que ocurrió en prácticamente todas los países del mundo. La política monetaria del Banco Central de Hungría actuó con relativa tardanza y se tornó demasiado permisiva, pero la reciente suba de los encajes legales (del 5% al 10% en febrero) avanza en la dirección correcta.

El aumento mensual de los precios se moderó drásticamente a partir de febrero en variaciones de entre el 0,7% y el 0,8%, muy en contraste con los saltos de entre 2% y 4% observados en los siete meses anteriores.

Asimismo, el Gobierno de la derecha asumió con una tasa de desocupación en torno al 11% de la población activa durante los primeros meses de 2010. La economía de Hungría logró una baja sustancial de este indicador, y desde 2017 se puede decir que entró en una situación de pleno empleo con una tasa de desocupación oscilante entre el 3% y el 4%. El remanente de desocupados se explica en mayor medida por personas que cambian de trabajo, lo que se conoce como “desempleo friccional”.

Las reformas estructurales sobre la economía lograron flexibilizar el funcionamiento del mercado laboral para favorecer la creación de empleo y poder adaptarse a los requerimientos de la economía moderna.

Evolución del mercado laboral de Hungría entre 1996 y 2023.

En primer lugar, el Gobierno actuó de manera contundente sobre los costos laborales para la contratación. El costo que deben pagar las empresas sobre el salario de cada trabajador contratado en relación de dependencia (por cargas sociales sobre la nómina salarial) cayó del 28,5% en 2016 al 23,5% en 2017, y al 17% desde 2018.

Por otra parte, se operó sobre la propia legislación laboral para modernizarla. Se lanzaron una serie de contratos flexibles a tiempo determinado, del mismo modo en que existen en otros países europeos y en las economías desarrolladas. Se buscó una armonización entre la legislación laboral local y la internacional. Además, el Gobierno flexibilizó el número de horas extras permitidas cada año, de 250 a 400.

Todo esto tuvo lugar en un contexto de fuerte crecimiento y junto a otras reformas estructurales sobre la economía, siendo la más importante de ellas la reforma integral sobre el sistema impositivo que alivió el impuesto a las utilidades no distribuidas del 20% a solo el 9% a partir del año 2017.

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Economía

Fuerte baja de impuestos en Hungría: Orbán reorganizó el sistema tributario para favorecer la natalidad

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El Gobierno eliminó desde enero de este año el impuesto a las Ganancias para madres menores de 30 años, que se agregan a las rebajas del año 2013. También se busca favorecer la contratación formal y estimular la oferta laboral en la economía a través de la reducción de cargas patronales.

La administración de Viktor Orbán ahonda esfuerzos para reactivar la tasa de natalidad en el país mediante la aplicación de incentivos tributarios concretos. A estos efectos, el Gobierno decidió eliminar el pago del impuesto a las Ganancias para madres menores de 30 años, o madres de cualquier edad con un total de 4 hijos o más.

Las medidas suponen una exención de por vida en el pago de uno de los impuestos más importantes y convencionales del país, y pretende compensar los sobrecostos asociados a la crianza de los hijos. Se pretende atacar el problema de la caída en la natalidad de forma frontal, una situación que Hungría sufre desde mediados de la década de 1970.

La población húngara no crece desde el año 1980, un fenómeno asentado por las bajas tasas de natalidad internas y por la emigración hacia los países de Europa Occidental tras la liberalización del tránsito de personas en la década de 1990 y la caída de la cortina de hierro desde 1991. 

De esta manera se continúa con una agenda marcada por las rebajas tributarias, la principal herramienta del oficialismo para modificar los incentivos en todas aquellas áreas de interés sobre las cuales se pretende modificar un comportamiento para “conducir” la economía hacia un nuevo óptimo.

En este sentido, el Gobierno de Orbán reemplazó el impuesto progresivo sobre las Ganancias por uno de tipo uniforme a partir de 2011, fijando una nueva tasa general del 16% sobre los ingresos imponibles y más tarde rebajada al 15% a partir de 2016. 

También se emprendió una reducción significativa de las cargas patronales para incentivar la oferta laboral, un recurso que se ve dramáticamente afectado por las bajas tasas de natalidad que arrastra el país hace décadas. Orbán impulsó una primera rebaja de cargas patronales en 2013, orientada principalmente a las personas mayores de 55 años para su reinversión en el mercado laboral, y desde 2017 el nivel general de los impuestos a las empresas se recortó constantemente del 28,5% al 13% a partir de 2022

Un reciente informe del Banco Mundial asegura que las reformas permitieron aumentar el nivel de empleo en empresa pequeñas y medianas (generalmente de baja productividad), aumentaron los salarios en grandes empresas con elevadas tasas de capitalización, y el aumento del empleo fue más pronunciado en el segmento de los trabajadores más jóvenes.

Las reformas económicas de Orbán permitieron un rápido despegue económico de entre el 3% y el 5% anual luego del efecto de la Gran Recesión en 2008. A pesar de los problemas de natalidad (heredados del régimen comunista), Hungría logró despegarse del relativo estancamiento económico que sufrió la Unión Europea entre 2010 y 2021.

El modelo de crecimiento se sostuvo en base a las elevadas tasas de inversión extranjera, la inversión bruta interna fija y una mayor participación del peso del comercio exterior (exportaciones e importaciones en relación al PBI). La nueva apuesta del oficialismo será impulsar la oferta laboral como el nuevo ingrediente de la expansión económica para los próximos años.

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