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Hungría

Toda la oposición húngara se une para enfrentar a Orbán de cara a las elecciones de 2022

Desde el Partido Socialista hasta la derecha nacionalista anti-Orbán se juntaron en una masiva coalición para intentar destronar al popular Viktor Orbán de cara a las elecciones 2022. Sin embargo, las encuestas no indican que esta alianza pueda vencer al oficialismo.

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El pasado lunes 16 de noviembre, virtualmente todos los partidos de la oposición húngara han anunciado una alianza rumbo a las elecciones 2022 para enfrentar al popular primer ministro Viktor Orbán, quien buscará la reelección y continúa en números altísimos de imagen positiva entre la población de Hungría.
Esta alianza no surge por simpatía entre las distintas formaciones, si no que por necesidad: Orbán, quien gobierna desde 2010, ostenta una posición imbatible, con una gran popularidad gracias a sus políticas conservadoras, anti-inmigratorias y de rechazo frontal al progresismo que quiere impulsar la Unión Europea sobre los países del este de Europa.
Entre los integrantes de esta controvertida coalición se encuentran el Partido Socialista Húngaro (socialistas de izquierda), Diálogo para Hungría (socialdemócratas progresistas), La Política Puede Ser Diferente (ecologistas de centro-izquierda), Coalición Democrática (socio-liberales de centro-izquierda), Movimiento Momentum (liberales europeístas de centro) e incluso Jobbik (nacionalistas anti-globalismo y anti-progresistas), lo que marca la unión total de la oposición, desde la izquierda hasta la derecha anti-Orbán.
Esta amplia y diversa coalición buscará definir un candidato común en las elecciones primarias de 2021, donde todos competirán por separado en internas y el candidato del partido que saque más votos será el que presentarán todos en conjunto en 2022
Esto puede resultar en una coalición con serios problemas, ya que en las elecciones parlamentarias de 2018 el que más votos obtuvo fue Jobbik con un 19% aproximadamente, por lo que en caso de volver a ser el más votado, el Partido Socialista tendrá que apoyar en su coalición a un candidato de derecha, algo que no parece ser una buena idea para ninguna de las partes y que significará una unión muy inestable.

Fotografía del comunicado de varios líderes de la oposición húngara tras una reunión en la capital húngara, Budapest. 

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Por su parte, Viktor Orbán irá a las elecciones con su propio partido, el conservador-nacionalista Fidesz, y su único aliado de gobierno, el Partido Popular Demócrata Cristiano, conservador con fuerte influencia tradicionalista cristiana.

Esta nueva alianza se ha logrado poner de acuerdo en solo dos temas por ahora: rechazar las propuestas de enmiendas electorales que busca llevar a cabo Orbán en las que se perjudicarán a los partidos minoritarios, ya que intenta prohibir que los partidos que no presenten candidato en más de 50 de los 106 distritos electorales se presenten en las elecciones generales; y denunciar el supuesto mal manejo de la segunda ola de la pandemia del COVID-19 por parte del Gobierno.
A su vez, se aclara que antes de las elecciones primarias en 2021 harán un acuerdo entre todos los partidos en los que se establecerán principios fundamentales para que el candidato que represente a toda la coalición en 2022 no traicione a los demás partidos
Los miembros de esta alianza, que hasta 2022 no tendrá nombre, afirman que en en el acuerdo también incluirán condiciones para sumar ciertas organizaciones profesionales, sindicatos y asociaciones civiles.

El régimen de Fidesz solo debería preocuparse por proteger al pueblo húngaro y fortalecer la economía y el sistema de salud durante la segunda ola de la pandemia del coronavirus“, reza el comunicado de los enemigos de Orbán.

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El respaldo del pueblo húngaro a las últimas políticas conservadoras de Orbán y sus beneficiosas medidas económicas en respaldo a la familia han sido contundentes.

En 2010, el 53% de los húngaros votaron por Orbán, en una verdadera revolución conservadora que alejó al Partido Socialista del poder, quienes habían heredado el país luego del control soviético y gobernaron casi de manera ininterrumpida desde 1994 hasta el 2010.

En 2014, luego de una reforma constitucional impulsada por Orbán, la elección se convirtió en una especie de referéndum informal que llevó a que el Fidesz pierda casi 8%, aunque esto no impidió que Orbán mantenga sus 2/3 en el Parlamento y arrase con el 45% de los votos.

Para 2018, Orbán ya se había consolidado como el líder indiscutible de Hungría. Con una agenda puramente de derecha, anti-comunista y con un fuerte enfoque en la política inmigratoria que la Unión Europea trataba de forzar en el país. La alianza del Fidesz y los demócratas cristianos obtuvo un 49% de los votos.

A pesar de que todavía faltan 2 años para las elecciones, las encuestas marcan que Orbán está en camino a superar la marca de votos del 2018, incluso con la consolidación y aparición de nuevos partidos de derecha, como Jobbik y Hazánk.

Las encuestas revelan que incluso con esta enorme alianza opositora, no podrían vencer a Orbán, ya que cotejarían un 45% de los votos, que no alcanza para vencer al oficialismo, que se ubica en un piso del 49,7%.

Infografía de las últimas encuestas de octubre de este año, dónde el partido de Orbán lleva la delantera con casi un 50% de la intención de votos. Fuente: El Electoral.
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Economía

Fuerte baja de impuestos en Hungría: Orbán reorganizó el sistema tributario para favorecer la natalidad

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El Gobierno eliminó desde enero de este año el impuesto a las Ganancias para madres menores de 30 años, que se agregan a las rebajas del año 2013. También se busca favorecer la contratación formal y estimular la oferta laboral en la economía a través de la reducción de cargas patronales.

La administración de Viktor Orbán ahonda esfuerzos para reactivar la tasa de natalidad en el país mediante la aplicación de incentivos tributarios concretos. A estos efectos, el Gobierno decidió eliminar el pago del impuesto a las Ganancias para madres menores de 30 años, o madres de cualquier edad con un total de 4 hijos o más.

Las medidas suponen una exención de por vida en el pago de uno de los impuestos más importantes y convencionales del país, y pretende compensar los sobrecostos asociados a la crianza de los hijos. Se pretende atacar el problema de la caída en la natalidad de forma frontal, una situación que Hungría sufre desde mediados de la década de 1970.

La población húngara no crece desde el año 1980, un fenómeno asentado por las bajas tasas de natalidad internas y por la emigración hacia los países de Europa Occidental tras la liberalización del tránsito de personas en la década de 1990 y la caída de la cortina de hierro desde 1991. 

De esta manera se continúa con una agenda marcada por las rebajas tributarias, la principal herramienta del oficialismo para modificar los incentivos en todas aquellas áreas de interés sobre las cuales se pretende modificar un comportamiento para “conducir” la economía hacia un nuevo óptimo.

En este sentido, el Gobierno de Orbán reemplazó el impuesto progresivo sobre las Ganancias por uno de tipo uniforme a partir de 2011, fijando una nueva tasa general del 16% sobre los ingresos imponibles y más tarde rebajada al 15% a partir de 2016. 

También se emprendió una reducción significativa de las cargas patronales para incentivar la oferta laboral, un recurso que se ve dramáticamente afectado por las bajas tasas de natalidad que arrastra el país hace décadas. Orbán impulsó una primera rebaja de cargas patronales en 2013, orientada principalmente a las personas mayores de 55 años para su reinversión en el mercado laboral, y desde 2017 el nivel general de los impuestos a las empresas se recortó constantemente del 28,5% al 13% a partir de 2022

Un reciente informe del Banco Mundial asegura que las reformas permitieron aumentar el nivel de empleo en empresa pequeñas y medianas (generalmente de baja productividad), aumentaron los salarios en grandes empresas con elevadas tasas de capitalización, y el aumento del empleo fue más pronunciado en el segmento de los trabajadores más jóvenes.

Las reformas económicas de Orbán permitieron un rápido despegue económico de entre el 3% y el 5% anual luego del efecto de la Gran Recesión en 2008. A pesar de los problemas de natalidad (heredados del régimen comunista), Hungría logró despegarse del relativo estancamiento económico que sufrió la Unión Europea entre 2010 y 2021.

El modelo de crecimiento se sostuvo en base a las elevadas tasas de inversión extranjera, la inversión bruta interna fija y una mayor participación del peso del comercio exterior (exportaciones e importaciones en relación al PBI). La nueva apuesta del oficialismo será impulsar la oferta laboral como el nuevo ingrediente de la expansión económica para los próximos años.

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Hungría

Orbán rechazó la afirmación del jefe de la OTAN de que “todos los miembros” respaldan el ingreso de Ucrania a la alianza

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Con un simple tweet, Orbán desmintió al Secretario General de la OTAN luego de que este afirmara que el lugar de Ucrania “está en la OTAN” y que todos los miembros apoyan su unión a la alianza.

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, rechazó las afirmaciones del Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, de que “todos los miembros” acordaron la admisión de Ucrania en la alianza militar del Atlántico Norte.

En su cuenta de Twitter, el mandatario de Hungría publicó el viernes un corto, pero geopolíticamente significativo, mensaje, simplemente escribiendo: “¿Qué?“. La publicación de Orbán citaba un artículo periodístico que citaba comentarios del secretario general de la OTAN de que los 31 estados miembros estaban de acuerdo en permitir que Ucrania se uniera a la alianza militar liderada por Estados Unidos.

Dije ayer en Kiev que el futuro de Ucrania está en la familia euroatlántica, y todos los aliados de la OTAN han acordado que Ucrania se convertirá en miembro de la OTAN“, dijo Stoltenberg el viernes en la base aérea de Ramstein en Alemania.

También señaló que “el enfoque principal ahora es, por supuesto, cómo garantizar que Ucrania prevalezca en la guerra con Rusia”. “Sin una Ucrania soberana e independiente, no tiene sentido discutir la adhesión“, agregó.

Las relaciones húngaro-ucranianas han sido tensas durante mucho tiempo. En este sentido, en febrero, Orbán presentó la guerra como una batalla “entre dos países eslavos que luchan entre sí“.

Si bien Orbán defendió la independencia ucraniana, se convirtió en una de las voces más críticas contra la participación de la OTAN en el conflicto, y advirtió sobre los riesgos de involucrar a Estados Unidos en una guerra abierta con Rusia. “Esta es su guerra, no la nuestra“, dijo.

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán se reunió con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en julio de 2018

Por qué la confrontación de Hungría con Ucrania

El trasfondo de las tensas relaciones entre los dos países es la minoría magiar en Ucrania, cuyos derechos Hungría considera violados por el gobierno de Kiev. En la región ucraniana de Transcarpatia, que hasta 1918 pertenecía a Hungría, viven unas 150.000 personas de etnia magiar.

Budapest critica las leyes ucranianas relacionadas con el uso y la enseñanza de idiomas minoritarios, como el húngaro, la lengua materna del 12% de los 1,2 millones de habitantes de la región.

Además, Orbán es menos crítico con el presidente ruso Vladimir Putin que otros líderes occidentales. A pesar de condenar la invasión de Rusia, Hungría se ha negado a enviar armas para ayudar a su vecino. Mientras tanto, altos funcionarios húngaros continúan visitando regularmente Moscú y mantienen estrechos vínculos con el Kremlin

Hungría, al igual que el resto de los miembros de la OTAN, tiene derecho a un veto sobre cualquier nueva admisión. En este sentido, Hungría ya ha mostrado su voluntad de oponerse a la expansión de la alianza.

Si bien Hungría apoyó en última instancia la reciente admisión de Finlandia en la OTAN, aunque demoró la cuestión varios meses, junto con Turquía, se ha mostrado reticente a extender la misma a la vecina Suecia, que ha sido un crítico persistente de la agenda conservadora de Budapest.

Permitir que Ucrania se una a la alianza puede ser una decisión aún más improbable para Orbán, quien ha sido uno de los pocos líderes occidentales que ha pedido constantemente conversaciones de paz entre Moscú y Kiev y que se ha negado a aceptar discursivamente la admisión de Ucrania en la OTAN dado que entiende que esto sería una línea roja para Vladimir Putin.

Al señalar la proximidad de su país al conflicto, el líder húngaro advirtió sobre las posibles ramificaciones de expandir el conflicto más allá de las fronteras de Ucrania, diciendo que “si hay una guerra mundial, entonces habrá una guerra nuclear“. “Por eso estamos del lado de la paz, queremos quedarnos ahí“, resaltó el líder húngaro.

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Economía

Orbán exime a las madres menores de 30 años del Impuesto a las Ganancias para fomentar la natalidad

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Hungría introducirá nuevas reformas al sistema tributario para combatir el envejecimiento demográfico. Se apuesta por soluciones de largo plazo, por sobre cualquier paliativo temporal como la inmigración. 

El Gobierno de Viktor Orbán anunció una nueva modificación en la estructura del sistema tributario, a fin de fomentar activamente la tasa de natalidad en el país. La tasa del Impuesto sobre la renta (IRPF) se reducirá a 0% madres de hasta 30 años, o que cuenten con menos de 4 hijos. Se produce una rebaja de 15 puntos porcentuales sobre la alícuota uniforme del impuesto a los ingresos.

La exención fiscal tendrá lugar independientemente de su estado civil, y se mantiene desde la semana 12 del embarazo y hasta que la beneficiaria en cuestión cumpla los 30 años de edad. Las nuevas disposiciones entran en vigencia a partir del mes corriente.

El Gobierno de Orbán también había extendido la exención del impuesto para jóvenes trabajadores de menos de 25 años desde 2022. Esta medida no solo se adoptó para estimular la natalidad, sino también para desalentar la emigración del país.

Hungría enfrenta un severo problema demográfico que data de la era socialista. La población decreció año tras año desde 1980, aunque el ritmo del decrecimiento se moderó desde 2018. 

Las reformas de mercado permitieron consolidar una elevada tasa de crecimiento económico a pesar del problema demográfico, muy al contrario de lo que ocurrió en la mayor parte de los países de Europa desde el año 2000. Sin embargo, a largo plazo el envejecimiento poblacional significa una amenaza para la sostenibilidad del proceso de crecimiento.

También implica un factor problemático para la sostenibilidad del sistema de pensiones, que fue nuevamente estatizado bajo un régimen de reparto por el Gobierno socialsita de Gordon Bajnai en 2010. 

Orbán descartó soluciones cortoplacistas como el fomento de la inmigración por encima de la natalidad local. Los flujos migratorios pueden volverse inestables a través del tiempo, y si se producen de manera descontrolada pueden sobrepasar las posibilidades logísticas de un país para asegurar que se desarrolle de manera legal, por no mencionar las implicaciones problemáticas en materia de cultura e integración. 
Por estas cuestiones, el mandatario descartó el fomento de la inmigración y en su lugar adoptó las políticas de natalidad interna más ambiciosas de la Unión Europea. Aún así, no desmereció la inmigración como tal y afirmó estar “feliz de dar la bienvenida a los extranjeros a quienes les gusta nuestra forma de pensar”.

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