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Rusia

A un año de la guerra en Ucrania: Putin controla un cuarto del país mientras la OTAN expande su participación

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La invasión que iba a durar no más de tres meses se convirtió en una guerra proxy sin precedentes entre la OTAN y Rusia, mientras Biden pone como objetivo final el cambio de régimen en Moscú.

Este 24 de febrero, se cumple exactamente un año desde el lanzamiento de la Operación Militar Especial de Rusia sobre Ucrania, que no iba a durar más de 3 meses, en palabras del propio presidente Vladimir Putin, pero que se convirtió en un momento bisagra en la historia moderna que sin lugar a duda será visto en el futuro como el momento de quiebre y cambio del orden internacional que venía desde la caída del Muro de Berlín.

La guerra se convirtió en la primera que libra Rusia en territorio europeo desde la Segunda Guerra Mundial, y tiene la particularidad de estar librándose de manera convencional, algo que no se veía en mucho tiempo en el escenario bélico prácticamente en ninguna parte del mundo.

Además, tanto los Estados Unidos, como la Unión Europea y decenas de países más alineados con la OTAN firmaron paquetes de sanciones sin precedentes sobre personas, empresas y el Kremlin en un intento por ejercer la guerra económica contra Rusia, y frenar su total capacidad militar.

La guerra también ha sido identificada como un conflicto "proxy", un tipo de guerra que se produce cuando dos o más potencias utilizan a terceros como sustitutos en el campo de batalla, en vez de enfrentarse directamente.

En este caso, se señala a la OTAN como la que está librando una "guerra proxy" contra Rusia, utilizando al Ejército ucraniano como sustituto. Estos "conflictos por delegación", como también se los ha llamado, eran muy frecuentes en el marco de la Guerra Fría, y permitían evitar que la Unión Soviética y los Estados Unidos se enfrentaran directamente, lo cual sin duda habría terminado en una escalada nuclear.

Sin embargo, tras la caída de la Unión Soviética en 1991, Estados Unidos entró en un momento de hegemonía unipolar en el cual durante más de una década sostuvo su posición sin ningún competidor estratégico que pusiera en duda el dominio multisectorial de la geopolítica en todo el mundo.

En 2001, tras el ataque a las Torres Gemelas en Nueva York, Estados Unidos se tambaleó y entró en una serie de conflictos en Irak, Afganistán y demás que no salieron como esperaba. En este contexto, durante los últimos 20 años, si bien mantuvo su posición hegemónica, Washington entró en un proceso de pérdida de poder relativo frente al ascenso de China y nuevamente Rusia como potencias que pujarían por su poder.

Hoy, el comienzo de una nueva Guerra Fría con China es innegable y el ataque de Rusia a Ucrania, un país que desde el Euromaidán en 2014 se encontraba bajo el total control de los Estados Unidos, demuestran que ya Washington no controla el plano mundial como alguna vez lo hizo.

Tras un año de conflicto en Ucrania y la reconfiguración de muchos aspectos del orden internacional, hoy Estados Unidos ha perdido su condición de potencia hegemónica en el orden internacional y ahora para resolver conflictos y defender sus intereses debe librar brutales conflictos frente a otros actores con similar relevancia, como lo son China, Rusia y el bloque europeo que tiene intereses distintos a los americanos en algunos aspectos, sobre todo los industriales.

La guerra en Ucrania

Pero sí desde 1991 hasta la fecha se señala el ataque a las Torres Gemelas como el principio del fin de la hegemonía estadounidense, sin dudas la invasión rusa de Ucrania es el momento justo que los libros de historia identificarán como el fin del hegemón y el comienzo de una nueva era multipolar.

Desde el comienzo del conflicto hace un año, no se conoce a ciencia cierta cual es el número de muertos y según la fuente que se consulte puede variar considerablemente. Del lado ucraniano y sus aliados, fuentes como el Ejército de Noruega estiman la muerte de 180.000 rusos y de 100.000 ucranianos. Por su parte, las fuentes rusas difieren de este dato y proclaman que ya hay 250.000 ucranianos muertos y tan solo unos pocos miles de rusos caídos en combate. Ambas cifras parecen exageradas.

Según las fuentes consultadas por La Derecha Diario en las últimas semanas, que incluyen militares expertos y analistas neutrales en el conflicto, el ratio de muertes en el primer año de la guerra ha sido de 1 ruso por cada 6 o 7 ucranianos.

Esto significa que de haber 180.000 ucranianos muertos, un valor "de consenso" entre las distintas fuentes, habría alrededor de 30.000 rusos muertos en combate. Estos números no son oficiales, y probablemente no se sabrá a ciencia cierta cuántos muertos hubo en total hasta que termine definitivamente el conflicto.

Lo que sí, hay un dato escalofriante. Desde el 24 de febrero de 2022 hasta hoy, hubo más de 10 millones de ucranianos se han exiliado, principalmente a Polonia y otros países de Europa del Este, pero también a Alemania, Francia, el Reino Unido, Canadá y los Estados Unidos.

En cuanto al daño en infraestructura, "según las últimas estimaciones que tenemos, la cantidad total de daños causados ​​a la infraestructura crítica y civil de Ucrania supera los 127.000 millones de dólares", dijo la primera viceministra de Asuntos Exteriores de Ucrania, Emine Dzhaparova, durante un discurso en enero en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Ucrania.

Estamos hablando de miles de millones de dólares en daños que han dejado el 70% de la red eléctrica de Ucrania en malas o irrecuperables condiciones y gran parte de la red de conexiones férreas destruidas.

Sin embargo, gracias a las donaciones sin precedentes que se han enviado para el gobierno de Volodimir Zelenski, este golpe económico no se ha sentido tanto para Ucrania, especialmente las zonas cercanas a Kiev, que hace meses que no ven la guerra.

Esta semana, Biden viajó a Kiev para anunciar un nuevo paquete de ayuda económica. Según los últimos datos del Pentágono, el monto total de la asistencia estadounidense a Ucrania desde el comienzo de la administración de Joe Biden asciende a 30.400 millones de dólares, concentrándose 29.800 millones de dólares en asistencia de seguridad enviados desde el 24 de febrero de 2022 en adelante.

El monto total de estas donaciones incluye más de 1.600 sistemas antiaéreos Stinger, 8.500 sistemas antitanque Javelin, cientos de miles de municiones, 109 IFV Bradley, 20 helicópteros MI-17 y decenas de armamento más incluidos en el "Fact Sheet" que publicó la Casa Blanca el pasado 20 de febrero.

Quién controla qué a un año del conflicto

La estrategia de Putin en los primeros tres meses fue muy clara: invadir Ucrania en todos los frentes en un ataque relámpago que le permitiera tomar la capital rápidamente, forzando a Zelenski a firmar el reconocimiento de autonomía de la región de Crimea, Donbás, Jersón y Zaporiyia, y probablemente instalar un gobierno títere en lo que quedara de Ucrania.

Este plan fue un rotundo fracaso. Tres meses después de la guerra y Rusia no pudo penetrar Kiev. Además, tuvo que ceder todo el territorio ganado en Chernígov, Chérnobil, Bucha, Sumy y Járkov, en el norte y noreste del país.

Sin embargo, fiel a la escuela rusa de hacer la guerra, Putin borró el pizarrón y se puso a diagramar un nuevo plan, que hasta la fecha parece ser exitoso. En vez de intentar conseguir el reconocimiento de las regiones que quiere anexar, lo haría por la fuerza.

Así, desde alrededor de junio o julio del año pasado, aprovechando el pico del verano en Ucrania, que permite mejor movilización de tropas y tanques, Putin concentró todos los ataques al sur, y lanzó una revivida invasión del sur de Ucrania.

En septiembre del 2022 el objetivo fue cumplido, y a pesar de las grandes bajas, Lugansk, Donetsk, Jersón y Zaporiyia cayeron bajo control de Rusia. Putin se apuró a celebrar referéndums donde se le preguntó a la población si quierían unirse a la Federación Rusa, y en los cuatro casos, el 90% de los votantes optó por el sí, en una elección que Occidente señala como ilegal y cero democrática.

A pesar de que Rusia cumplió su objetivo, la guerra está lejos de terminar. En noviembre, Ucrania lanzó una contraofensiva que obligó al Ejército Rojo a abandonar la ciudad de Jersón, clave para el control del resto de la región homónima.

Además, tanto la ciudad de Bajmut, en el Donbás, como la ciudad de Zaporiyia, en la región del mismo nombre, permanecen bajo control ucraniano, lo cual pone en riesgo la sostenibilidad a largo plazo de las conquistas rusas. Por último, Odesa permanece bajo control de Ucrania, región que si bien no estaba en los planes de Putin, su dominio en manos ucranianas le otorga a Zelenski un puente de ataques a Jersón y a Crimea.

Suspensión del tratado nuclear START III

El pasado martes 21 de febrero de 2023, Putin dio un histórico discurso anunciando la suspensión del cumplimiento por parte de su país del START III (New START), el último tratado de desarme nuclear aún vigente entre Rusia y Estados Unidos después de la Guerra Fría.

El pacto fue firmado en 2010 como una continuación del START II, que a su vez seguía el START I, firmado originalmente en 1991 entre George H.W. Bush y Mikhail Gorbachov, y siempre tuvo el objetivo de limitar el número de cabezas nucleares de largo alcance que pueden desplegar Estados Unidos y Rusia, y el uso de misiles capaces de transportar armas atómicas.

La idea del acuerdo es limitar los arsenales de los dos países a un máximo de 1.550 ojivas desplegadas en cada lado. También limita a un máximo de 800 el número de lanzamisiles intercontinentales balísticos no desplegados (ICBM), lanzaderas submarinas para misiles balísticos (SLBM) y bombarderos pesados equipados con armamento nuclear, volumen aún suficiente como para destruir la vida humana en la Tierra.

El tratado reemplazó los acuerdos estratégicos START I y START II, que vencían en enero de 2010, y al Tratado de Moscú (STORT). El límite que impuso el nuevo tratado fue un 74% más bajo que el establecido originalmente, y un 30% más bajo que el límite de ojivas listas en el Tratado de Moscú firmado en 2002, lo que implicaba parte de un extenso camino hacia el desarme nuclear.

En su discurso, Putin por un lado aclaró que Rusia aún no se retiraba totalmente del tratado, sino que suspendía su participación mientras durara el conflicto en Ucrania con la OTAN. Por otro lado, el mandatario ruso instó a los altos mandos militares rusos "a estar preparados para reanudar las pruebas de armas nucleares si Estados Unidos realizara este tipo de pruebas”.

Este último anuncio trasciende el alcance de la guerra en Ucrania, ya que estamos ahora hablando de la puja nuclear entre dos superpotencias nucleares desgastando significativamente la llamada “diplomacia nuclear”, que no fue pública pero si muy activa en la moderación de las relaciones entre Washington y Moscú.

Desde la crisis de los misiles a comienzos de los 60’, tanto las autoridades soviéticas como las estadounidenses empezaron a ponerse de acuerdo en lo que son las reglas del juego para controlar que la conflictividad no termine de una forma no planificada, es decir, en un conflicto abierto de destrucción mutua asegurada. Esto se institucionalizó en los acuerdos de limitación de armamento en los que, por ejemplo, se limitaron hasta los ensayos nucleares.

De acuerdo al anuncio de Putin, funcionarios como el embajador ruso en Reino Unido trajeron algo de calma a la discusión pública y afirmaron que Rusia no tiene la intención de utilizar armas nucleares durante el actual conflicto de Ucrania.

"No en este conflicto. Tenemos una doctrina que establece claramente cuándo se pueden usar armas nucleares: en caso de un ataque nuclear contra Rusia o si un ataque convencional es tan grave que la existencia de nuestro estado estará en peligro. El conflicto de Ucrania no entra en ninguna de esas categorías" dijo a la radio LBC el embajador Andrey Kelin, minimizando la guerra.

La respuesta estadounidense al anuncio de Putin también tuvo la intención de poner paños fríos en el asunto, a pesar de tildar repetidamente a la decisión de “irresponsable”. La subsecretaria de Estado de Asuntos Políticos, Victoria Nuland, quien controla la agenda internacional de Biden, oficializó la intención del gobierno norteamericano de iniciar las negociaciones con Rusia para que no se caiga el tratado.

Estamos listos para comenzar a hacer esto mañana si la Federación Rusa está lista para ello. También estamos listos para permitir inspecciones”, dijo la funcionaria, respondiendo a una pregunta sobre si Washington está listo para negociaciones sin acusaciones ni condiciones previas.

Es menester mencionar que Estados Unidos se retiró unilateralmente de algunos tratados relevantes, como lo son el Tratado de Misiles Antibalísticos ABM (en contra de la voluntad de China y Rusia) en 2001, del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio en 2019, y del Tratado de Cielos Abiertos en 2020, sin consultar a la OTAN.

Plan de paz propuesto por China

Otro actor importante en el conflicto es China, la otra superpotencia que ve todo desde afuera pero toma nota y quiere sacar cualquier rédito que le sea posible. Esta semana, el canciller chino Wang Yi llevó a cabo una gira por Paris, Roma, Berlin, Kiev y Moscú presentando su plan de paz.

Recién este jueves, después de que la propia Casa Blanca también analice el plan, la propuesta se dio a conocer públicamente. Consta de los siguientes puntos.

– Respetar la soberanía de todos los países involucrados, con un nuevo mapeo de la región que se disputará en la mesa de negociación;

– Oponerse a cualquier sanción unilateral no autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU;

– Rechazar el concepto de que la seguridad de un país no puede ser a expensas de la seguridad de otros países;

– Oponerse al desarrollo, uso de armas biológicas y químicas por parte de cualquier país bajo cualquier circunstancia;

– Rechazar el concepto de que la seguridad regional no puede garantizarse reforzando o incluso ampliando bloques militares;

– Reafrimar que las armas nucleares no se pueden usar y la guerra nuclear no se puede librar;

– Firmar un cese el fuego y deje de disparar, evitando que la crisis de Ucrania se agrave aún más o incluso se salga de control;

– Mantener la seguridad de las centrales nucleares, oponerse a los ataques armados contra las instalaciones nucleares;

-Promover gradualmente la desescalada y el alivio de la situación y finalmente alcanzar un alto el fuego integral;

– El diálogo y las negociaciones son la única forma viable de resolver la crisis de Ucrania.

Votación en Naciones Unidas

En la víspera del primer aniversario de los acontecimientos del 24 de febrero de 2022, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución que también condena la intervención rusa en Ucrania y pide a la Federación Rusa que detenga las hostilidades y retire sus tropas de Ucrania, así como consagrar las principales disposiciones de la "fórmula de paz" ucraniana.

A pesar de la votación con amplia mayoría, esta resolución es simplemente simbólica y no tiene ni tendrá ningún efecto en lo que sucede tanto en el campo de batalla en Ucrania como en la negociación que tendrán que llevar a cabo tarde o temprano el bloque OTAN encabezado por Estados Unidos con Rusia, pero pone foco en cómo se distribuyen las alianzas a nivel mundial en este nuevo escenario multipolar.

De los 193 miembros de la Asamblea General de Naciones Unidas, 141 votaron a favor de la condena. Entre estos votos se encuentran Argentina y Brasil, aliado BRICS de Rusia, que venían absteniéndose de votar en anteriores resoluciones similares.

Por otro lado, 32 Estados se abstuvieron entre los que se encuentran China, India y Sudáfrica. Por último, 7 votaron en contra, Bielorrusia, Corea del Norte, Eritrea, Mali, Nicaragua, Siria y la propia Rusia; mientras que hubo 13 países que enviaron a sus representantes a votar, entre ellos, Venezuela.

Lo que se viene

A un año de la invasión, los líderes de los países de la Unión Europea y los Estados Unidos prometieron "no descansar" hasta que Ucrania gane el conflicto con Rusia y restablezca su integridad territorial, lo que indica que la "canilla libre" de dinero que la OTAN está enviando a Ucrania está lejos de cerrarse.

En un comunicado emitido este viernes por el Consejo Europeo, en el que participan los 27 mandatarios de todos los países de la Unión Europea, se enfatizó que continuarán apoyando a Kiev con suministros de armas y municiones a gran escala, incluidas las compradas conjuntamente por los países de la Unión Europea a la industria militar, y aumentarían constantemente la presión sobre Rusia.

"Junto con nuestros socios internacionales, haremos todo lo posible para que Ucrania gane, se respeten las normas internacionales, se restablezcan la paz y la integridad territorial de Ucrania en sus fronteras nacionalmente reconocidas, para que se reconstruya Ucrania y se haga justicia. No descansaremos hasta ese día", dice en el comunicado.

Cabe recordar además que recientemente, Alemania aprobó el envío de tanques pesados a Ucrania, por lo que las Fuerzas Armadas ucranianas están preparándose para una fuerte contraofensiva una vez que termine el invierno en la región, en las primeras semanas de marzo.

Por su parte, Rusia está demasiado metida en el conflicto, y tampoco tiene en su planes perder en su apuesta para hacerse de las históricas regiones rusoparlantes de Ucrania mientras Estados Unidos atraviesa tal vez su gobierno más débil en décadas, de la mano de Joe Biden.

En este marco, es difícil predecir cuánto más puede durar este conflicto, pero no parece estar a la vista un escenario en el que Putin admita la derrota, pero también es prácticamente imposible que gane, por lo menos mientras la OTAN siga apoyando a Ucrania de la manera que lo está haciendo. Por lo que la guerra, a un año de su comienzo, parece estar lejos de terminar.

En el debate acerca del conflicto, es extremadamente peligrosa la retórica moralista del “mundo libre” contra “los malos” que lleva adelante el presidente Joe Biden y varios líderes de la Unión Europea.

Después de robarse una elección e imponer brutales violaciones sistemáticas de los derechos humanos durante la pandemia, el actual liderazgo en Occidente no está libre de pecado para andar señalando a Putin por sus acciones.

Pero lo más peligroso es que el objetivo final de la OTAN hoy parece ser el de buscar un cambio de régimen en Rusia, sin poner matices ni entender cuál es el único camino que le dejan a Putin como respuesta a esa decisión. Parece que no aprendieron nada de Libia, y ahora quieren replicar la misma estrategia fallida en un país que tiene armas nucleares.

Estados Unidos

Orbán asegura que la única manera de terminar con la guerra entre Rusia y Ucrania es que Trump gane la elección

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Orbán, luego de reunirse con Volodímir Zelenski, Vladimir Putin, y Donald Trump en una misma semana, afirmó que el expresidente de los Estados Unidos es el único que puede "solucionar" la guerra.

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, se reunió el jueves con el ex presidente Donald Trump en su club privado de Mar-a-Lago para avanzar en su agenda de alcanzar un acuerdo de "paz" entre Ucrania y Rusia.

"Fue un honor visitar a Trump (…) discutimos maneras de lograr la paz. La buena noticia es: él lo logrará", afirmó el líder de derecha en su cuenta de la plataforma X, acompañando su publicación con una imagen junto a Trump en el contexto de la cumbre de la OTAN, que concluyó el jueves en Washington.

Este encuentro con Trump se produce poco después de la reunión de Orbán con el presidente ruso, Vladimir Putin, y luego de que se reuniera la semana pasada con el presidente ucraniano, Volodimir Zelénski.

Trump ha sido un firme partidario de Orban, y esta reunión se produce después de otros encuentros del líder húngaro este mes, incluida una con Putin que sorprendió a muchos.

Varios países de la OTAN expresaron su preocupación el jueves por los recientes viajes de Orban a Moscú y Pekín, coincidiendo con el inicio de la presidencia de Hungría en el Consejo de la Unión Europea. Sin embargo, durante estos viajes, Orban ha buscado negociar la paz en el conflicto en Ucrania, algo que no está haciendo ningún otro líder del mundo.

Durante la cumbre aliada en Washington que concluyó recientemente, Orban fue visto en varias ocasiones apartado de las conversaciones informales entre líderes, incluso durante la cena de gala ofrecida por el presidente Biden en la Casa Blanca el miércoles por la noche.

En marzo pasado, durante un encuentro en Mar-a-Lago, ambos líderes discutieron sobre cómo restaurar la paz en Europa y poner fin a la guerra en Ucrania. Orban ha sugerido en el pasado que el conflicto no habría estallado si Trump hubiera seguido en la Casa Blanca.

Pocos días después de asumir la presidencia rotativa del Consejo de la UE el 1 de julio, Orban emprendió una gira por Kiev, Moscú, Pekín y Washington en lo que ha descrito como una "misión de paz" para Ucrania.

Orban y Trump han mantenido una sólida relación desde hace años, que comenzó cuando se encontraron por primera vez unos años atrás en un club de golf propiedad del republicano en Nueva Jersey.

El primer ministro húngaro fue el único líder de la Unión Europea que respaldó a Trump tanto en las elecciones de 2016 como en las de 2020, así como durante los juicios iniciados contra el ahora candidato presidencial republicano el año pasado.

El candidato republicano a las elecciones presidenciales ha expresado su admiración por Orban, a quien ha descrito como "el político más duro de Europa".

Por su parte, Orban ha criticado los juicios contra Trump, comparándolos con "métodos comunistas", mientras que considera al candidato republicano como"la única persona capaz de salvar a Occidente y a la humanidad en general".

El 1 de marzo, durante un foro en Turquía, Orban declaró que considera que la eventual vuelta de Trump al poder después de las elecciones presidenciales de noviembre es una condición necesaria para poner fin a la guerra en Ucrania.

Además, afirmó que durante el mandato del ex presidente Trump (2017-2021), se podría haber evitado una escalada en el conflicto de Gaza, argumentando que "sin Estados Unidos es imposible lograr la paz en Oriente Medio".

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Rusia

La religión del terror: Rusia volvió a sufrir un atentado terrorista orquestado por militantes islámicos en Daguestán

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Terroristas islámicos realizaron un nuevo atentado en Rusia, en donde quemaron iglesias y sinagogas, mataron a civiles y policías, y hasta degollaron a un sacerdote en plena misa.

Este domingo, terroristas islámicos armados llevaron a cabo ataques contra sinagogas e iglesias en la región de Daguestán, en el Cáucaso Norte de Rusia, resultando, hasta el momento, en la muerte de un sacerdote, 15 policías, 5 civiles y decenas de heridos, según informaron funcionarios de seguridad.

Daguestán es una región predominantemente musulmana, hogar de una pequeña minoría cristiana y una minoría judía aún más pequeña.

Los ataques ocurrieron en Makhachkala, la ciudad más grande de Daguestán, y en Derbent, una ciudad costera, donde se registraron enfrentamientos armados. El Comité de Investigación de Rusia ha iniciado investigaciones penales por "actos de terrorismo" y continúa la búsqueda de los atacantes.

El sacerdote asesinado durante un ataque a una iglesia en Derbent fue identificado por el presidente de la Comisión de Vigilancia Pública de Daguestán, Shamil Khadulaev, como el padre Nikolay. “Le cortaron el cuello. Tenía 66 años y estaba muy enfermo”, afirmaron las autoridades de la región.

El reciente incidente en Daguestán se produce en Rusia apenas tres meses después de la masacre en el Crocus City Hall, que fue el peor atentado registrado en el país en los últimos 20 años.

El 22 de marzo, hombres armados vestidos con ropa de camuflaje dispararon dentro del Crocus City Hall, un salón de conciertos en las afueras de Moscú, y luego incendiaron el edificio. El saldo fue devastador, con al menos 144 personas muertas y 360 heridas, marcando este evento como el peor ataque en suelo ruso desde 2004.

Más de 20 sospechosos fueron detenidos, incluidos los cuatro atacantes, todos provenientes de Tayikistán, una ex república soviética de Asia Central y vecina de Afganistán.

En abril, el servicio de seguridad ruso FSB informó que había arrestado a cuatro personas en Daguestán bajo sospecha de planificar el ataque mortal contra el Crocus City Hall de Moscú en marzo, el cual fue reivindicado por el Estado Islámico.

Se sabe que militantes de Daguestán han viajado para unirse al grupo Estado Islámico en Siria. En 2015, el grupo declaró que había establecido una "franquicia" en el Cáucaso Norte. Daguestán se encuentra al este de Chechenia, una región donde las autoridades rusas han enfrentado a separatistas en dos guerras brutales, la primera entre 1994 y 1996, y la segunda entre 1999 y 2000.

Después de la derrota de los insurgentes chechenos, las autoridades rusas se han enfrentado a un conflicto persistente con militantes islamistas en toda la región norte del Cáucaso, causando la muerte de decenas de civiles y policías.

A finales de marzo, el presidente ruso Vladimir Putin reconoció que el atentado fue perpetrado por "islamistas radicales", aunque continuó sugiriendo que Kiev pudo haber estado detrás de él.

A fines de mayo, Rusia finalmente reconoció que el grupo yihadista Estado Islámico fue responsable del ataque contra el Crocus City Hall. A pesar de que el grupo reclamó repetidamente la autoría, Moscú intentó inicialmente vincular el ataque a Ucrania y a Occidente.

"En el curso de la investigación, se determinó que la preparación, financiamiento, ejecución y retirada de los terroristas fueron coordinados a través de internet por miembros del grupo Provincia de Jorasán", la rama afgana del Estado Islámico, declaró Alexander Bortnikov, director de los servicios de seguridad rusos (FSB), según informó la agencia RIA Novosti.


De Kevin Frank para La Derecha Diario.

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Rusia

Tras la relección, Putin no descarta que el conflicto en Ucrania escale a una Tercera Guerra Mundial y pone la mira sobre la OTAN

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El reelecto presidente Vladímir Putin lanzó en su discurso de aceptación un mensaje contundente sobre la guerra en Ucrania y advierte a la OTAN sobre una posible escalada bélica mundial.

En Rusia se desarrollaron las elecciones presidenciales entre el 15 y el 17 de marzo, una elección nacional que contaba con la participación de cuatro candidatos, con opositores poco competitivos, luego del arresto y muerte del principal líder de la oposición, Alexei Navalny.

Como era de esperarse, se impuso Vladímir Putin con un 88% de votos, quien permanecerá en el Kremlin por los próximos seis años y en lo que será su quinto mandato al frente del país con capital en Moscú.

Las recientes elecciones en la Federación Rusa no han sido convencionales. El presidente reelecto se encuentra inmerso en un conflicto armado con Ucrania, desencadenado el pasado 24 de febrero de 2022 como parte de una escalada de tensiones desde los eventos del Euromaidán en 2014, que provocaron disturbios separatistas e independentistas en Ucrania.

Este conflicto, que lleva más de dos años en desarrollo, representa el mayor ataque militar convencional en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Además, durante el año 2021, la tensión diplomática entre ambos estados se intensificó, con Putin criticando abiertamente la expansión de la OTAN en Europa del Este.

Tras su victoria electoral, Putin lanzó una advertencia contundente durante una conferencia de prensa, señalando que un conflicto entre Rusia y la OTAN podría desatar una Tercera Guerra Mundial. Sus declaraciones generaron gran controversia, especialmente después de que el presidente francés Emmanuel Macron mencionara la posibilidad de desplegar tropas en Ucrania, lo que ha aumentado las tensiones entre Occidente y Rusia.

En medio de esta atmósfera de guerra y divergencia política en Europa, Putin no titubea al advertir sobre el riesgo real de una escalada bélica mundial entre Rusia y la OTAN, liderada por Estados Unidos, Francia y el Reino Unido.


Por Santino Roncatti para La Derecha Diario.

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