Un grupo de personas migrantes está reunido al aire libre mientras varios policías con pasamontañas se acercan en el fondo
INTERNACIONALES

Alemania deportará a una ciudadana por error mientras que avanza la inmigración ilegal

Luego de un error administrativo, una mujer que ingresó a Alemania mediante vías legales será expulsada del país junto a sus hijos.

Cada mañana, en una casa del suroeste de Alemania, una mujer trabaja incansablemente para mantener a sus siete hijos. Hablan alemán, viven con esfuerzo, fe y dignidad. Pero esta madre, Liliya Klassen, será expulsada del país por un error administrativo. ¿Su falta? Solicitar la visa ''equivocada''.

En la Alemania actual no basta con tener raíces alemanas, hablar el idioma, criar hijos y trabajar honestamente. Para el aparato migratorio, todo eso vale menos que un formulario incompleto. Así, una mujer que representa la continuidad de una cultura milenaria es tratada como ilegal.

Pareja de mediana edad posando junta en una calle tranquila con casas y árboles al fondo
Liliya Klassen será deportada por un error administrativo | La Derecha Diario

Deportada por un detalle

Liliya nació en 1976 en Karaganda, Kazajistán, en una comunidad de alemanes deportados por Stalin. Su familia conservó el idioma y la fe protestante en medio del exilio. Su madre fue celebrada recientemente en los medios por tener 100 bisnietos. Pero mientras se elogia su fecundidad, se criminaliza a su hija.

Junto a su esposo Heinrich, casados desde hace 27 años, emigraron en 2020 para cuidar al tío anciano de Heinrich. Él trabaja como cuidador de ancianos; ella, como limpiadora. Viven en Baden-Württemberg. Todos los aspectos de su vida son alemanes, salvo el visado.

Entraron con una visa Schengen, válida solo para estancias cortas. Ese detalle basta para que ahora las autoridades le nieguen la residencia y exijan que abandone el país antes del 31 de julio. De no hacerlo, será deportada y excluida por 30 meses.

Alemania reconoce un estatus especial para los Spätaussiedler (repatriados): descendientes de alemanes orientales perseguidos bajo regímenes comunistas. Liliya cumple todos los criterios históricos y culturales. Sin embargo, el Ministerio le niega el reconocimiento por tecnicismos. La política creada para reparar injusticias se usa hoy para provocarlas.

Grupo de personas posando al aire libre con ropa tradicional y expresiones alegres
Klassen nació de una familia alemana exiliada por Stalin en Kazajistán | La Derecha Diario

Una familia no basta

Según el dictamen oficial, la familia Klassen ''ya no presenta vínculos afectivos suficientemente estrechos''. Respecto al hijo menor de 14 años, el Estado afirma que a esa edad una madre no es esencial. ''La familia, añade el documento, se transforma en una comunidad de encuentro más que de asistencia''.

Este lenguaje deshumaniza. Reduce el amor familiar a fórmulas sociológicas. Es la misma lógica que promueve el aborto libre, la ideología de género y la neutralización cultural. El Estado alemán impone su frialdad incluso donde debería primar la compasión.

Heinrich Klassen ha presentado un recurso de amparo, aportando pruebas de integración, cursos, certificados y el impacto emocional sobre los hijos. El abogado cree que el caso es defendible. El expediente está ahora en revisión en Stuttgart. Pero el tiempo corre.

Heinrich fue tajante: ''No dejaré que mi esposa se vaya sola a Kazajistán''. ¿Significa eso que los hijos deberán abandonar Alemania? ¿O si deberán vivir sin sus padres? Liliya prefiere no pensarlo. Pero ya no duerme tranquila.

Hombre de traje y corbata hablando frente a micrófonos con fondo azul y un logotipo desenfocado detrás
Hasta ahora Merz no ha brindado una solución al problema de la inmigración ilegal africana profundizado por el socialista Scholz | La Derecha Diario

Los ilegales bienvenidos, los alemanes, afuera

Alemania ha recibido cientos de miles de inmigrantes ilegales. Muchos sin pasaporte ni voluntad de integrarse. Algunos destruyen sus documentos, y aun así reciben subsidios, alojamiento y protección. Nadie les exige ''el visado correcto''.

Pero una madre alemana, cristiana, casada, con siete hijos, ella sí debe irse. Porque su visado expiró, porque trabajó sin sello oficial, porque, en definitiva, ya no se la considera ''útil''.

El síntoma de una Europa rota

No es solo un caso aislado, es un síntoma. Cuando una nación expulsa a los suyos y acoge a quienes desprecian su identidad, no estamos ante un error, estamos ante el colapso moral del sistema. En nombre de la ley, se niega la justicia, en nombre de la igualdad, se borra la historia, y en nombre del procedimiento, se destruye a la persona.

Liliya Klassen no es un número, es una madre, una esposa, una alemana. Su expulsión sería una victoria más del globalismo contra la nación, de la ideología contra la humanidad.

Personas acampando en una plaza urbana durante la noche rodeadas de tiendas de campaña y edificios iluminados
Mientras los invasores ilegales ingresan libremente a Alemania, aquellos que mantienen vivas las tradiciones alemanas, son castigados | La Derecha Diario
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