
Trump instó al socialista Starmer a deportar ilegales y lograr un acuerdo comercial
El presidente de los Estados Unidos instó al primer ministro del Reino Unido a deportar una gran cantidad de inmigrantes ilegales para lograr un acuerdo comercial.
El primer ministro británico, Keir Starmer, ha anunciado formalmente que su gobierno está en conversaciones para establecer ''centros de retorno'' en terceros países donde serían enviados solicitantes de asilo cuyas peticiones han sido rechazadas y no tienen posibilidad de apelación.
Esta nueva iniciativa forma parte de una serie de medidas con las que el gobierno de Starmer busca enfrentar el incremento en la migración irregular, en particular los cruces por el Canal de la Mancha en pequeñas embarcaciones, que ya han superado las 12.000 personas en lo que va de 2025.
Durante una visita oficial a Albania, Starmer indicó que el objetivo de estos ''return hubs'' es asegurar deportaciones más efectivas y romper con lo que el gobierno describe como tácticas dilatorias utilizadas por algunos migrantes, como la pérdida intencional de documentos o la creación de lazos familiares en el Reino Unido, para evitar su expulsión.
''Una vez que alguien ha pasado por el sistema y ha agotado todas las rutas legales para permanecer, debe ser devuelto de manera efectiva'', afirmó el primer ministro a los portales de noticias.

La medida busca alejarse del modelo del fallido plan del gobierno previo, que preveía enviar a solicitantes de asilo a Ruanda para procesar sus casos, incluso si eventualmente se les concedía asilo.
En contraste, los centros propuestos por Starmer solo alojarían a personas cuya solicitud ya ha sido denegada y no tienen posibilidades legales de permanecer en el país.
Sin embargo, aún se conocen pocos detalles sobre cómo funcionarán estos centros, dónde estarán ubicados o cuánto costarán. Albania, uno de los países inicialmente considerados, ya ha descartado oficialmente la posibilidad de acoger uno de estos centros, afirmando su compromiso exclusivo con un acuerdo similar ya firmado con Italia.
Otras naciones de los Balcanes occidentales, como Serbia o Bosnia y Herzegovina, se perfilan como posibles socios, aunque no hay confirmación oficial.

Este endurecimiento del enfoque migratorio coincide con una narrativa cada vez más firme por parte del gobierno laborista, que también ha propuesto limitar la contratación de trabajadores del cuidado provenientes del extranjero, aumentar los requisitos de inglés para migrantes y endurecer el acceso a visados para trabajadores calificados.
En este contexto, sectores de extrema izquierda han acusado al Partido Laborista de intentar competir con el partido de derecha de Reform UK, liderado por Nigel Farage, quien logró enormes avances en las recientes elecciones locales.
Críticos dentro del Parlamento, como el diputado del SNP Pete Wishart, han denunciado que el plan de Starmer es una versión camuflada del plan Ruanda, contradiciendo las críticas que el propio laborismo hizo a ese proyecto bajo el mandato de Sunak.

Además del aspecto migratorio, la visita de Starmer a Albania también incluyó acuerdos para reforzar la cooperación en materia de defensa y crimen organizado.
Entre los compromisos está la ampliación de una fuerza de tarea para combatir el contrabando de personas y el fortalecimiento de controles fronterizos, así como la inversión en capacidades forenses y biométricas para facilitar la identificación y deportación de delincuentes albaneses que operan en el Reino Unido.
Cabe destacar que Starmer evitó ofrecer disculpas por la representación negativa de los albaneses en ciertos medios británicos en años recientes, aunque insistió en que su presencia en Tirana representaba un ''gesto de respeto''.
En paralelo a las negociaciones europeas, otro factor geopolítico está ejerciendo presión sobre las políticas migratorias británicas: las conversaciones en curso con Estados Unidos sobre un acuerdo comercial bilateral.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump ha insistido en que cualquier tratado económico con el Reino Unido incluiría condiciones estrictas sobre migración.
Según fuentes cercanas a la administración británica, Trump ha sugerido que Londres debe demostrar mayor control sobre sus fronteras y reducir la entrada irregular de migrantes si quiere obtener condiciones favorables en el futuro acuerdo comercial entre ambos países.
Esto ha llevado al gobierno de Starmer a acelerar y endurecer su postura en esta materia, en un intento por ganar respaldo estadounidense y mejorar las condiciones del esperado pacto post-Brexit.

Washington ve con buenos ojos medidas similares a las tomadas por Italia o propuestas por administraciones anteriores en Reino Unido, incluyendo la externalización del proceso de deportación.
En conjunto, estas iniciativas marcan un giro significativo en la política migratoria del laborismo, especialmente si se comparan con las posturas más aperturistas que mantenía el partido bajo el liderazgo de Jeremy Corbyn, cuando el propio Starmer fungía como portavoz de inmigración y defendía políticas más inclusivas.
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