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Colombia

Álvaro Uribe, el presidente que reconstruyó el Estado colombiano, sigue siendo la persona con mayor imagen positiva en el país

Una encuesta de Invamer reveló que un 48% de los colombianos tienen una opinión positiva del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, marcado gracias a sus éxitos en las áreas de seguridad y defensa, su lucha contra la insurgencia y un constante crecimiento económico durante su gestión.

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La encuestadora Invamer realizó una encuesta entre los días 19 y 22 de noviembre en diversos puntos de Colombia, en donde se abordaron diversos temas del panorama político del país, entre ellos, la popularidad y rechazo de cinco ex presidentes: Juan Manuel Santos, Ernesto Samper, César Gaviria, Andrés Pastrana y Álvaro Uribe. 

La encuesta reveló, para sorpresa de pocos, que el ex presidente Álvaro Uribe es la figura con mayor popularidad en Colombia, con un 48% de favorabilidad, aumentando tres puntos en relación a la última encuesta, publicada el pasado mes de agosto, en donde obtuvo el 45,5% en las preferencias de los encuestados. 
Además, la encuestadora mostró la evolución en la popularidad a lo largo de tres años, es decir, desde el mes de mayo del 2017 hasta la fecha, periodo en el que se han publicado otras cinco encuestas más. Si bien es cierto, el ex presidente Uribe ha tenido algunos altibajos a lo largo de este periodo, se ha mantenido en primer lugar en cinco de seis encuestas, obteniendo un porcentaje máximo de popularidad de un 61,8% en septiembre del 2017, y un porcentaje mínimo de 45,3%, en febrero del 2019.
Mientras tanto, Juan Manuel Santos se mantiene como el segundo ex presidente con mayor popularidad en Colombia, con un 43,8%. Sin embargo, al observar las cifras de rechazo en promedio a lo largo de estos tres años, Santos obtiene un 57%. Esta cifra responde al acercamiento del ex mandatario con la guerrilla de las FARC en el marco del denominado Acuerdo de Paz, que permitió a sus principales figuras obtener impunidad, así como también el acceso a una cuota del poder dentro del Congreso. 
Por otra parte, el ex presidente con menor popularidad según la encuestadora es el socialista Ernesto Samper, con un 24%. Samper, quien ocupó el cargo de Secretario General de UNASUR entre el 2014 y el 2017, es recordado por su acercamiento con el temido cartel de Cali, organización criminal que financiaría su campaña presidencial en 1994, lo que provocaría la apertura de un proceso judicial en su contra, el denominado "Proceso 8.000″. 
Además, ha sido el principal sospechoso del magnicidio del excandidato a la presidencia y líder conservador, Álvaro Gómez Hurtado, quien fue asesinado en noviembre de 1995. Hurtado era uno de los principales críticos del Gobierno de Samper, por lo cual el crimen fue considerado por muchos un crimen de Estado.
El ex presidente Álvaro Uribe es el ex presidente con mayor popularidad de Colombia. Gráfico de Invamer

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Cómo llegó Álvaro Uribe a convertirse en una figura tan querida por los colombianos, incluso con tantas campañas sucias en su contra, y una Justicia manipulada por la izquierda para perseguirlo injustamente.
Desde la década de los noventa hasta inicios de los 2000, Colombia vivía momentos de tensión e incertidumbre, provocadas por el ascenso de los grupos terroristas como las FARC, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), y otros grupos criminales. A pesar de los esfuerzos del gobierno de Andrés Pastrana para detener el conflicto armado en el país, con la implementación del Plan Colombia, los grupos guerrilleros marxistas continuaban teniendo un control significativo de varios territorios en el país (por ejemplo, sólo las FARC controlaban un 22% de los municipios). 
Todo esto mientras las Fuerzas Armadas contaban con un mayor número de efectivos, entrenamiento y financiamiento. El principal problema radicaba en que los efectivos se encontraban en un parte reducida del territorio colombiano, por lo que generaba varios inconvenientes a la hora de luchar contra estos grupos. De hecho, en 158 municipios del país no existía la presencia de fuerzas de seguridad. 
Todo esto convirtió la seguridad interna y la paz social en el principal tema de discusión política en el país, mientras la guerrilla convertía a Colombia en el "Siria de Latinoamérica".
Durante la década de los noventa, se ejecutaron diversos atentados en puntos estratégicos de Colombia, y la soberanía del Estado quedó severamente dañada. FOTO: Atentado en el barrio Quirigua de Bogotá

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Luego de un triunfo contundente en las elecciones presidenciales de 2002, el 7 de agosto de ese mismo año, Álvaro Uribe tomó posesión como Presidente de Colombia. Su llegada significó un cambio total de la estrategia, y sin temblarle el pulso, el entonces mandatario comenzó a implementar una serie de medidas no sólo en el tema de seguridad, sino que también en los sectores económicos y gubernamentales, ya que creía que el problema de Colombia se solucionaría no sólo con vencer a la guerrilla, si no que construyendo una Nación que no dé lugar a esos ideales revolucionarios.

La estrategia de "Seguridad Democrática" fue una de las políticas más emblemáticas del Gobierno uribista. Para Uribe "La seguridad no es
principalmente coerción: es la
presencia permanente y
efectiva de la autoridad
democrática en el territorio,
producto de un esfuerzo
colectivo de toda la sociedad".
 
Es por eso que su Gobierno realizó un proceso histórico de
fortalecimiento, modernización y
actualización permanente de capacidades
de la Fuerza Pública para enfrentar de manera más efectiva a grupos criminales y alcanzar todos los rincones del país: efectivamente, relanzó el Estado colombiano.
El gasto en
defensa y
seguridad se incrementó en un 51% entre el 2002 y 2009, permitiendo reforzar el número de efectivos militares y policiales y la
creación de nuevas unidades operativas, la lucha contra el secuestro, la implementación de programas de pago de recompensas
y el acompañamiento a las operaciones de la Fuerza Pública por parte de fiscales y
procuradores.

Gasto en Defensa y Seguridad 2002-2010. Fuente: Ministerio de Defensa de Colombia

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Todo esto provocó una disminución significativa en el número de atentados terroristas, pasando de 1.645 casos en 2002 a solo 207 en 2010. 

También, se logró la desmovilización de más de 50.000 personas que estaban colaborando, directa o indirectamente con los grupos guerrilleros, gracias a la Ley de Justicia y Paz (o Ley 975), y se logró la captura de importantes miembros de las FARC, debilitando la estructura de la organización. 

Para la sociedad, Uribe logró reducir la tasa de homicidios, pasando de 70 a 35,2 homicidios por cada 100 mil
habitantes entre 2002 y 2009 (el número
de casos disminuyó 45,15%)
. Asimismo, la reducción de secuestros totales y
secuestros extorsivos bajó, respectivamente,
de 2.882 y 1.708 casos en 2002 a 213 y 160
casos en 2009.

La creación de la Ley de Justicia y Paz permitió la desmovilización de miles de guerrilleros que fueron reincorporados a la sociedad.

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Una de las cosas más importantes que hizo Uribe fue planificar una estrategia de seguridad que tuviera el respaldo activo de Estados Unidos. 

Utilizando el Plan Colombia implementado por el ex presidente Pastrana, se destinaron más de US$ 4 mil millones para el entrenamiento y sostenimiento
de unidades militares, el fortalecimiento de las telecomunicaciones y la inteligencia, todo en contacto estrecho con las fuerzas norteamericanas.

Gracias a las estrechas relaciones bilaterales, Colombia potenció sus capacidades
de monitoreo y detección contra el narcotráfico y el terrorismo. 

Este tipo de cooperaciones logró reducir en un 33,3% las hectáreas de cultivos
ilícitos
, y entre los años 2005 y 2010 se erradicaron 314.146 hectáreas de cultivos
de coca, amapola y marihuana en 30 Departamentos del país.

Además, se lograron extraditar a 1.106 delincuentes y terroristas entre 2002 y 2010, y se entregaron 3.055
bienes muebles e inmuebles a la Dirección
Nacional de Estupefacientes (DNE) entre los años 2002 y 2006.
Álvaro Uribe, al anunciar su intención de presentar su candidatura a las elecciones presidenciales de 2006

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Uribe obviamente fue reelegido en 2006 con un histórico 62,4% de los votos en primera vuelta, considerado por muchos un comandante de guerra en tiempos todavía difíciles para el país, pero con un horizonte claro y un futuro esperanzador del otro lado.

Gracias a la política de seguridad democrática, se adoptaron un conjunto de medidas a nivel tributario y de comercio exterior, que estimularon el crecimiento de la inversión en Colombia. Ésta representaba el 15,9% del PIB en el 2002, logrando un crecimiento de 7.5%, es decir, un 23,4% en 2007, siendo acompañado
de un crecimiento en la productividad total de los factores de 1,3%
en promedio. 

Además, la llamada Inversión Extranjera Directa (IED), alcanzó los niveles más
altos en la historia económica del país
, pues aumentó de US$ 2.134
millones (en 2002) a US$ 9.049 millones (en 2007), mientras que el spread
riesgo-país de Colombia se redujo de 883 puntos básicos y llegó
a 227 puntos, lo que demostró la confianza de los inversionistas
extranjeros en el país durante la gestión de Uribe, quienes en el pasado habían huido de Colombia por la altísima delincuencia. 

De esta forma, la economía en el período 2002-2010 registró un crecimiento promedio de 4,3%. Asimismo, la tasa promedio de crecimiento promedio entre el tercer trimestre de 2002 y el segundo trimestre de 2006 fue de 4,5%, mientras que el promedio de crecimiento registrado en el periodo 2006-2010 fue de 4,0%, incluyendo en este último los efectos de la crisis mundial del 2008, una hazaña que prácticamente ningún otro país pudo alcanzar. 

Sumado a esto, el PIB per cápita pasó de
US$ 2.247 a US$ 5.990 en 8 años, lo que representó un incremento de 13,4%
en promedio anual
. Adicionalmente, el crecimiento promedio del
PIB per cápita ajustado por Paridad de Poder Adquisitivo (PPA)
aumentó de US$ 5.950 a US$ 9.246.

El mayor crecimiento y la mayor confianza
no sólo aumentaron la capacidad de ingreso
y de consumo de la población, sino que
redujo las tasas de desempleo de 15,9% a
11,0% para el año 2007.

Durante el periodo 2002-2010, Colombia registró un crecimiento promedio de 4,3%

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En materia de comercio exterior, se debe resaltar el comportamiento de las
exportaciones, las cuales aumentaron de
US$ 12.384 millones a US$ 37.464 millones
,
lo que equivale a un aumento de 3 veces
el valor exportado en el año 2002.
Además,
alcanzó el más alto nivel histórico con una
cifra cercana a USD$38.5 mil millones en
el año 2008.

El crecimiento
de las exportaciones totales de Colombia
superó el obtenido por otras economías
latinoamericanas como Brasil (153,4%),
Perú (248,5%), México (42,6%) y Chile
(195,6%). Uribe demostró que incluso un país "infestado" de retórica marxista y en plena guerrilla puede aplicar el libre comercio y beneficiarse de éste.

Durante el periodo 2002-2009, los principales destinos de las ventas colombianas
fueron Estados Unidos, Venezuela y la Unión Europea (UE), dejando atrás el pasado de críticas a las potencias occidentales.

Gracias a la dinámica mostrada por las
exportaciones en este período, en la mayor
parte del período se registraron superávits
que oscilaron entre US$ 142 millones en el
año 2003 y US$ 2.055 en el año 2009. 

Uribe también concentró esfuerzos en la reducción de la pobreza. La reducción de impuestos, de regulaciones, una moderna política de precios que permitió reducir los precios de
los alimentos entre 2008 y 2009, y el
impulso de efectivos y poco burocráticos programas sociales que
buscaban la universalización del acceso a la
educación y a la salud, fueron los principales factores de esta caída de la pobreza.

En el año 2002, el 57% de los colombianos se ubicaba por debajo de la línea de pobreza, un número que se había convertido en estructural. Para 2009, Uribe había logrado bajar a un 45,5%.

Además, gracias a las reformas en materia laboral, millones de colombianos lograron acceder al Sistema de Protección Social, al tiempo que se mejoraron los niveles de empleo y ocupación y se disminuía la informalidad.  

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La Constitución colombiana solo permite 2 mandatos presidenciales, por lo que Álvaro Uribe dejaría la presidencia del país el 7 de agosto del 2010, con índices de aprobación del 80%.

Uribe, creyendo que todavía le quedaba mucho trabajo por hacer, y sin un claro sucesor a sus políticas, quiso llevar a cabo un referéndum constituyente que lo habilitará a un 3er mandato, pero la Corte Suprema bloqueó esta propuesta.

Sin la posibilidad de presentarse, y sabiendo que las instituciones que había ayudado a reconstruir eran más importantes que su figura, trabajó para que Juan Manuel Santos continuara con su legado, quien aplastó a la oposición en las elecciones de 2010. Lamentablemente, Santos se alejaría totalmente del modelo de Nación que había impulsado Uribe, y como Presidente, echaría para atrás muchas de sus medidas, se alejaría del libre comercio y pactaría con las FARC.

Ante esta situación, en 2018 Uribe volvió al escenario político, se distanció de Santos y ubicó a Iván Duque como Presidente, quien sabría ser más leal a su legado pero, como la gran mayoría de los mandatarios actuales, está atravesado por un preocupante componente ideológico progresista.

Además, en los últimos años, como Senador, Uribe fue atacado frontalmente por la mafia de la justicia, quien lo investigó por causas poco creíbles, mientras la izquierda lanzó una campaña mundial de difamación. La oposición colombiana trajo a colación una visión reformista de los años de Uribe en el poder, acusándolo erróneamente de haber empobrecido a los colombianos y de haber utilizado tácticas clandestinas para enfrentarse a las guerrillas.

Para las elecciones presidenciales del 2022, gracias a la reforma constitucional del 2015, el Presidente Iván Duque no cuenta con la posibilidad de la reelección, y sus casi 52 puntos de aprobación no podrán ser capitalizados por la derecha colombiana.

Sin un sucesor claro, muchos en el uribismo apuestan por Tomás Uribe, hijo de Álvaro, pero quien no cuenta con experiencia política alguna. Sea quien fuere el candidato de la derecha, deberá enfrentar un duro reto ante el ascenso de personajes como el comunista Gustavo Petro, uno de los líderes más visibles dentro de la izquierda colombiana.

El efecto Uribe y a quién le dará su apoyo será crucial para inclinar la balanza en las no tan lejanas elecciones en favor de la derecha.

Tomás Uribe, ¿la gran carta del uribismo para retomar el control del Gobierno sin intermediarios?

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Colombia

Una historia de dictadores y terroristas: Gustavo Petro se reunió en Caracas con Nicolás Maduro y defendió las elecciones fraudulentas

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El ex terrorista devenido en presidente de Colombia viajó a Caracas para reunirse en persona con su jefe político, el dictador chavista de Venezuela, Nicolás Maduro.

El Palacio de Miraflores fue escenario este martes de un encuentro que no pasó desapercibido. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, protagonizaron una reunión en Caracas, capital del régimen castrochavista.

Se trata de la quinta reunión que mantienen en dos años, pero esta quizás fue la de mayor envergadura. El exterrorista de M-19 viajó a Venezuela en un momento clave, donde Maduro se está disputando la continuidad de su régimen en unas elecciones que está fraudulentando para legítima su poder.

El pacto entre Maduro y Petro se centró en el supuesto apoyo mutuo a la "paz y estabilidad política, social y económica" en ambos países. Sin embargo, detrás de este gesto de cordialidad se esconden una serie de críticas y especulaciones sobre la postura de la figura presidencial colombiana frente al régimen chavista.

Durante el encuentro, Petro no dudó en criticar el bloqueo que ha sufrido la oposición venezolana para inscribir sus candidaturas en las próximas elecciones presidenciales, calificándolo como un "golpe antidemocrático".

Maduro no lució sorprendido por los dichos de Petro, indicando que le había anticipado que debía repudiar las inhibiciones para no quedar mal frente al plano internacional. Sin embargo, estas críticas no se tradujeron en acciones concretas por parte del mandatario colombiano, quien expresó su compromiso con la "paz política" en Venezuela a pedido de Maduro.


Además, las declaraciones posteriores al encuentro generaron suspicacias entre quienes ven en Petro una figura demasiado complaciente con un régimen autoritario como el de Maduro.

Se han despertado una serie de interrogantes sobre la postura del mandatario colombiano frente al gobierno venezolano. Mientras algunos interpretan este gesto como una muestra de buena voluntad y disposición al diálogo, otros lo ven como una clara señal de debilidad y falta de firmeza en la defensa de los valores democráticos y los derechos humanos.

Adherido a esto, se tocaron temáticas como el conflicto palestino-israelí, en la que por supuesto reinó el antisemitismo, y tanto Maduro como Petro condenaron al Estado de Israel por defenderse de los ataques de Hamás.

Por último, se abordó el tópico Haití, y para sorpresa de nadie, primaron las tácticas resolutivas por su ausencia, y simplemente se relegaron a "valorar positivamente el accionar del CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños)".

A pesar de las "declaraciones conciliatorias y los gestos de colaboración", la realidad sobre el terreno muestra una situación muy diferente. En Venezuela, la situación política y económica continúa deteriorándose bajo el régimen autoritario de Maduro, con una creciente represión contra la oposición y una profunda crisis humanitaria que afecta a millones de venezolanos. La falta de libertades civiles y la violación sistemática de los derechos humanos son problemas que persisten sin solución a la vista.

En cuanto a Colombia, el país enfrenta desafíos internos significativos, incluyendo la persistencia de grupos armados ilegales, el narcotráfico y la corrupción. Petro ha dedicado sus primeros dos años a hacer turismo internacional y no ha hecho nada para promover la paz como había prometido en campaña.

El encuentro entre estas dos figuras en Caracas marca un antes y un después en la región, ya que Maduro se anota una victora en el plano internacional poniendo a Colombia, con todo lo que eso significa, de su lado.

Mientras tanto, los observadores en la región continúan vigilando de cerca los desarrollos en ambos países pero están lejos de hacer una oposición real a la dictadura en Venezuela y de frenar que ocurra lo mismo en Colombia.


De Agustin Ulises Ferrin, para La Derecha Diario.


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Argentina

Enloqueció Petro: Tras un cruce con Milei retiró a su embajador de Argentina y expulsó a los diplomáticos argentinos de Colombia

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Colombia ordenó la expulsión de diplomáticos de la embajada de Argentina ante la respuesta de Javier Milei a los dichos de bajo nivel del presidente colombiano.

En un ataque de locura sin precedentes, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, retiró este miércoles al embajador colombiano en Buenos Aires, Camilo Romero, y, además, expulsó a su homólogo argentino de Bogotpa, Gustavo Dzugala.

El líder comunista ex guerrillero se sintió "ofendido" por la fuerte respuesta que dio el presidente argentino, Javier Milei, cuando en una entrevista con el periodista Andrés Oppenheimer, que saldrá este domingo por la CNN pero de la que ya salió un adelanto, se le preguntó acerca de las críticas que recibió del mandatario colombiano.

Mucho no se puede esperar de alguien que era un asesino terrorista”, dijo Milei cuando Oppenheimer le preguntó sobre qué opinaba de las injurias que recibió del ex miembro de las FARC cuando ganó la presidencia en noviembre del año pasado.

La Cancillería, en nombre del gobierno de Colombia, repudia declaraciones hechas por el señor Javier Milei, presidente de Argentina, en una entrevista al canal CNN en las que se expresa de forma denigrante en contra del primer Mandatario de los colombianos, el respetado señor Gustavo Petro”, reza un comunicado publicado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia.

A pesar de la dura amenaza y que Colombia considera las relaciones rotas, Petro ya había hecho un berrinche similar en enero. El 26 de enero, Milei llamó a Petro “comunista asesino que está hundiendo a Colombia”, en diálogo con la comunicadora Ángela Patricia Janiot, y el presidente colombiano llamó a consultas a Romero, pero rápidamente volvió a su misión diplomática en Buenos Aires.

Esta vez, la decisión parece más definitiva, pero restará por ver si Petro vuelve a achicarse y decide reenviar a su embajador de cabecera, exgobernador de Nariño y exsenador colombiano, a la Argentina.

Cabe aclarar que quien ha comenzado el conflicto entre ambos fue el propio Petro, quien atacó estúpidamente a Milei cuando ganó las elecciones el 19 de noviembre del 2023: “Ha ganado la extrema derecha en Argentina; es la decisión de su sociedad. Triste para América Latina y ya veremos…el neoliberalismo ya no tiene propuesta para la sociedad, no puede responder a los problemas actuales de la humanidad”.

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Colombia

Por decreto y para no perder la discusión con Milei, el socialista Petro anunció la "gratuidad" de las universidades en Colombia

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La medida que prohíbe a las universidades públicas a cobrar un arancel, requerirá de un aumento del gasto público para el 2024 de US$ 1.100 millones de dólares como punto de partida.

Con el único objetivo de confrontar contra el flamante presidente argentino Javier Milei, el mandatario socialista de Colombia, Gustavo Petro, firmó un decreto que obliga a todas las universidades públicas de Colombia a ofrecer sus servicios de manera gratuita.

El decreto, que lleva el nombre de "Universidad en tu Territorio", fue anunciado este sábado a un día del Fin del Año, y tendrá efecto para el ciclo lectivo del año 2024. Hasta ahora, como en la gran mayoría de los países del mundo, a pesar de tener decenas de universidades públicas, todas las instituciones de educación superior son aranceladas.

"He firmado el decreto de gratuidad en la educación pública superior en Colombia. Fue promesa de campaña y hoy es una realidad", confirmó este sábado Petro en su cuenta de la red social Twitter/X.

La medida supone un aumento del gasto público de $4,3 billones de pesos colombianos por año, aproximadamente unos US$ 1.100 millones de dólares, que permitirá cubrir todas las inscripciones y matrículas del año 2024 y una serie de obras de infraestructura en las universidades públicas.

"Buscaré que la educación superior sea un derecho para toda persona que habite en Colombia. En ese camino destinaré para el año entrante 2,8 billones del presupuesto nacional y se destinará 1,5 billones para incrementar la infraestructura universitaria", aseguró el mandatario.

Analistas creen que el número, aunque incomprensiblemente alto para un país que cerrará este año con un déficit de 4 puntos del PBI, se queda cortó, ya que no estima el efecto por el cual cuando un bien o servicio baja de precio, aumenta su demanda. Gracias a la medida habrá más personas que se anotarán en universidades públicas, y el costo de inscripción e infraestructura terminará siendo aún mayor.

El origen de la medida

Irónicamente, Petro tardó más de un año en lanzar la medida que había sido su caballo de batalla durante las elecciones del 2022, y parecería que lo hizo solamente para no perder una discusión que él mismo empezó contra Javier Milei.

Luego de que el presidente libertario argentino enviara una ley con una propuesta de que se permita arancelar las universidades públicas a los extranjeros no-residentes, Petro lo acusó de xenófobo y dijo que quiere "expulsar a los extranjeros de su país".

El mandatario colombiano cuestionó a su par argentino y aseguró que el Estado recibirá a más de 20.000 estudiantes residentes en Argentina: "Recibiremos 20.000 estudiantes colombianos que se educaban gratuitamente en Argentina. Literalmente son expulsados de ese país, para ellos no hubo la llamada ‘libertad’".

Lo que no recordó Petro es que en Colombia, ningún estudiante, ni oriundo ni extranjero, podía acceder a la universidad de manera gratuita, una de las tantas razones por las que había 20.000 colombianos estudiando en Argentina sin tener la residencia permanente.

Esto fue señalado por el diputado de La Libertad Avanza, Agustin Romo, quien le recordó al mandatario socialista que en Colombia, por ejemplo la Universidad Nacional de Colombia, cobra un arancel a todos los estudiantes y no es solventada con los impuestos de los contribuyentes como en Argentina.

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