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Cuba

A partir de 2021, Cuba unificó sus monedas en una histórica reforma monetaria y prometió dejar de prohibir el dólar

Cuba inicio una nueva era este viernes al unificar sus 2 monedas corrientes en el país ante la falta de divisas por el fracaso de las políticas comunistas, aunque lo hizo con una mega-devaluación.

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Este viernes, se puso en marcha el proceso de unificación monetaria en Cuba, poniendo fin a 27 años de dualidad monetaria y cambiaria en la isla. 

El proceso forma parte del plan denominado "Tarea Ordenamiento", y fue anunciado el pasado mes de diciembre por el dictador Miguel Díaz-Canel, en compañía del Secretario General del Partido Comunista de Cuba, Raúl Castro. 
En esa ocasión, Díaz-Canel expresó que "el proceso es una de las tareas económicas más complejas que se han afrontado en la isla", además de reconocer que "la medida no constituye por sí misma la solución mágica a todos los problemas presentes en la economía cubana".
Con la reforma anunciada por Díaz-Canel, la isla pasará a tener una sola moneda: el peso cubano, cuya tasa de cambio se ha fijado en US$1=24 pesos, desapareciendo así el peso cubano convertible (CUC), creado en 1994 por Fidel Castro con el objetivo de tener un mayor control del dólar dentro de la isla. 
Además, el régimen fijó el salario mínimo en 2.100 pesos cubanos (unos 87 dólares al cambio previsto), mientras que las pensiones oscilarán entre 1.528 (US$ 64) y 1.733 pesos cubanos (US$ 72). 
Sin embargo, los precios de diversos alimentos básicos como el arroz, frijoles o el pollo incrementaron de forma significativa con la unificación, ya que esta reforma tiene escondida una masiva devaluación por el alto precio del dólar elegido.
Lo mismo ocurrió con el precio de la energía eléctrica, que al principio había incrementado en un 500%, aunque las protestas sociales provocaron que el régimen disminuyera levemente la nueva tarifa energética, que oscilará entre un gran margen de 0,33 y 20 pesos por KWh dependiendo la zona. 
Medios independientes como Radio Habana Cuba aseguran que el Estado cubano no tiene dólares para vender, ni siquiera para que quienes poseen cuentas bancarias en dólares o euros puedan retirar la cantidad de dinero que deseen. Incluso el personal médico que cumple misiones en el extranjero, principal fuente de entrada de divisas del régimen, verá sus ahorros bancarios congelados si decide convertirlos en dólares o euros.
De esta manera, miles de cubanos se verán obligados a adquirir la divisa norteamericana en el mercado paralelo, donde los encontrarán a un precio mayor que el establecido por el régimen comunista. 

Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel

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En 2020, la economía cubana registró una caída de un 11%, una cifra superior a lo estimado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). 

Además, la crisis del coronavirus ha generado una importante caída en el envío de remesas a la isla. Según cifras de la consultora Havana Consulting Group difundidas en el mes de noviembre, el envío de remesas en efectivo y mercancía a Cuba se hundió un 54,14%, al caer de 6.616 millones de dólares en 2019 a 2.967 millones hasta ese mes. 

Es por eso que expertos afirman que ante la grave situación económica y política que continúa afectando a la isla, las medidas aplicadas por el régimen suponen una durísima terapia de choque para la población.

A criterio del economista Emilio Morales, de la consultora en mención, la eliminación del CUC es una medida de grave torpeza, no por la eliminación de la dualidad monetaria, sino por la forma en que se ha llevado a cabo, olvidando tres elementos clave: la liberación de las fuerzas productivas, la liberación de precios y el establecimiento de un mercado libre de empresa regido por la oferta y la demanda. 

Sobre el incremento salarial, Morales afirmó que "se trata de una medida ficticia, ya que no podrá cubrir los altos costos que tendrá que pagar una familia por el aumento de los precios en los alimentos, la electricidad, transporte, telefonía, agua, entre otros". Esta situación puede generar un mayor descontento entre la población que, según Morales, podría desembocar en un mayor activismo contestatario por parte de la población en las calles. 

A diferencia de los regímenes comunistas de China y Vietnam, que apostaron por un proyecto a largo plazo para una mayor apertura comercial, el régimen cubano continúa resistiéndose al cambio en su sistema.

Si bien es cierto que se han planteado reformas para impulsar al sector privado en Cuba, algunas de estas medidas han sido pospuestas a lo largo de estos años, y solamente se genera un debate sobre las mismas en momentos en donde el régimen busca ocultar las señales de desesperación y caos. 

"Ni nosotros, la llamada dirección histórica de la Revolución, ni las nuevas generaciones permitiremos que se pierda la obra de la Revolución. No habrá espacio para someter a nuestro pueblo a los efectos de los fallidos paquetes de ajuste que condenan a la miseria a las grandes mayorías (…) nunca admitiremos en la Cuba revolucionaria terapias de choque" – Raúl Castro, diciembre del 2013

Colas para conseguir comida en La Habana. 


Por Miguel Barahona, para La Derecha Diario.
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Cuba

Masivas protestas contra la dictadura comunista en Cuba: En medio de la escasez de alimentos y los apagones, los cubanos salen a las calles

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Cuba enfrenta una de las peores crisis de su historia con apagones, escasez de alimentos y protestas. La población exige cambios y la dictadura de Miguel Díaz-Canel reprime.

Desde el estallido de la pandemia, China atraviesa una dura crisis económica. Las interminables cuarentenas en el gigante asiático derrumbaron la economía y obligaron al dictador Xi Jinping a empezar a restringir las ayudas a otros países comunistas a lo largo de todo el mundo.

En la volteada cayó Cuba, cuya economía es inexistente y el abastecimiento de todos sus bienes y servicios dependen exclusivamente de la ayuda de otros países, principalmente de China. Entre 2020 y la fecha, Cuba atraviesa una crisis idéntica a la que sufrió cuando colapsó la Unión Soviética, la otra gran potencia que sostenía su economía en los 90s.

En este contexto, el régimen cubano atraviesa la total escasez de alimentos básicos, lo que llevó a que se vea obligado a recurrir de manera urgente a las Naciones Unidas para solicitar a través del Programa Mundial de Alimentos el envío de 144 toneladas métricas de leche en polvo a la isla.

Desde la Revolución hasta la actualidad, siempre Cuba ha tenido etapas sin comida ni bienes básicos. Sin embargo, resulta de vital importancia enfatizar que es la primera vez que la dictadura solicita alimentos a la ONU, lo que evidencia la gravedad de la crisis. En este momento, la comunidad internacional se encuentra pagando los platos rotos de las nefastas políticas cubanas.

Los problemas se han agudizado en los últimos días, con apagones masivos de electricidad que han durado hasta 13 horas diarias. Adicionalmente, el régimen ha optado por realizar cortes totales en los servicios de internet y de comunicación, con el fin de impedir la difusión de información sobre la situación atraviesa la isla.

Por otra parte, la escasez de alimentos y agua continúan sin solución. Y la falta de combustibles ha provocado un aumento de su precio cercano al 500% en febrero, lo cual agudiza aún más la crisis. La problemática económica es total, lo que vuelve a poner de manifiesto el fracaso de la aplicación de políticas socialistas.

Como consecuencia de estos eventos, la sociedad cubana se ha levantado en protestas masivas, mostrando una vez más su descontento y desconformidad con el régimen. Se han utilizado consignas como “corriente y comida” y se han gritado frases como “¡tenemos hambre!”.

En este sentido, las imágenes y videos de las más marchas se han difundido ampliamente a través de las redes sociales, dotando de una mayor visibilidad a las demandas: cientos de personas unidas en distintos puntos del país, luchando para que su situación económica mejore.

Como en toda dictadura, el régimen intenta tapar la situación y no hablar del tema. Hasta el momento, la única respuesta que obtuvo la población fue por parte de la Secretaria del Partido Comunista en la provincia de Santiago, quien, en una situación un tanto peculiar, subió a la azotea de una casa para prometer a los manifestantes la pronta llegada de arroz, azúcar y leche.

En pleno descenso a la edad de piedra, el dictador Diaz-Canel ha ordenado la represión de las manifestaciones e incluso la realización de detenciones arbitrarias, medidas que seguramente vayan en aumento si las protestas continúan.

Por otro lado, la confrontación está al orden del día. Diaz-Canel, mediante un comunicado por X, expresó que no se cansarán de “pelear contra el #BloqueGenocida ni de explicarle al pueblo las causas de los problemas”.

En dicho comunicado, como de costumbre, vuelven a amparase en la excusa del bloqueo estadounidense, el cual, por definición, es un embargo y que verdaderamente no puede explicar la multiplicidad de problemas extremos que se viven en la isla.

Además, como señala Juan Ramon Rallo, si esto fuera cierto “¿no es el mayor reconocimiento posible a la tesis de que el libre comercio enriquece?” Si dicen que son pobres por la falta de libre comercio, ¿no están admitiendo que su modelo socialista no funciona?

Como si esto fuera poco, la hipocresía del gobierno escala a tal nivel que, a modo de solución de la problemática, la Cancillería cubana convocó al encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos en La Habana para “protestar por la conducta injerencista de su gobierno”.

La situación futura es incierta. Quizás estos levantamientos sean nuevamente un zumbido en la larga historia de una dictadura que llegó hace siete décadas y no está cerca de dejar de serlo. O, por el contrario, tal vez estos eventos representan verdaderamente el primer paso hacia un cambio profundo y verdadero que se avecina en la isla.


Por Frank Maier, para La Derecha Diario.

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Cuba

Miseria comunista en Cuba: La dictadura estableció apagones programados de hasta 12 horas por día mientras crece el desabastecimiento

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La economía comunista de la isla experimenta un nuevo e histórico declive como no se veía desde la caída de la Unión Soviética en la década de 1990. El país sufre de escasez de alimentos, electricidad y combustible, mientras que la inflación es la más alta de los últimos años.

El modelo económico socialista que impera en Cuba atraviesa una nueva fase de colapso, similar a la que aconteció durante el “período especial” en la década de 1990. La dictadura de Miguel Díaz-Canel dejó de publicar estadísticas sobre la evolución del PBI trimestral, pero las consecuencias de la crisis ya son imposibles de ocultar.

La isla-cárcel sufre la crisis energética más aguda de los últimos 30 años. Los servicios de producción y distribución eléctrica a cargo del Gobierno se encuentran en un estado verdaderamente deplorable, tras acumular años de descapitalización.

La dictadura estableció apagones programados a lo largo y ancho de la isla, con una duración que oscila entre las 6 y las 12 horas por día. La represión del consumo eléctrico fue la única respuesta que encontró el régimen para tratar de contener la dramática escasez de energía.

Asimismo, se tomó la decisión de quitar la energía a por lo menos el 74% del alumbrado público en todo el país, convirtiendo a Cuba en un espectáculo grotesco a los ojos de los ciudadanos. La producción energética del Estado sufrió un fuerte colapso, y ya no es capaz de poder abastecer exitosamente a la demanda interna.

La compañía estatal cubana Unión Eléctrica (UNE) anunció apagones simultáneos sobre el 32% del territorio de la isla, principalmente focalizados en el horario de tarde-noche debido a que en esta franja la demanda eléctrica aumenta estacionalmente.

Paralelamente, el recrudecimiento de la inflación y la represión cambiaria provocaron efectos corrosivos sobre el acceso al comercio exterior. La importación de combustible durante los primeros meses de 2024 fue de tan solo un 46% de lo que estaba previsto. 

El estricto control sobre la entrada y salida de divisas (cepo cambiario), y el descomunal desequilibrio monetario al que incurrió el régimen, llevaron a la escasez de divisas y por lo tanto a la anemia de las importaciones.

Paralelamente, la crisis alimentaria se abre paso a medida que el sistema económico socialista se desmorona. La dictadura debió admitir públicamente la escasez de harina para elaborar una serie de productos de la canasta básica alimentaria, y esta situación se extiende a una amplia gama de productos.

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Cuba

Cuba lanza el ajuste más grande de su historia, con aumentos de hasta 200%: "Ajustar no es neoliberal"

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El Gobierno comunista también decretó un violento recorte sobre los subsidios universales a la canasta básica, por lo que miles de familias dejarán de acceder tan siquiera a una mínima gama de productos para sobrevivir.

La dictadura comunista de Miguel Díaz-Canel volvió a implementar un severo ajuste salvaje contra la población, en un intento desesperado por sostener un sistema económico que se encuentra ampliamente agotado

Las finanzas públicas se desequilibraron completamente en los últimos años, y la única fuente de financiamiento fue la emisión de pesos sin respaldo. Dentro del régimen socialista, en donde los precios son severamente reprimidos, esto condujo a una situación de desabastecimiento en bienes y servicios básicos a lo largo de toda la isla.

La dictadura resolvió un aumento del 25% sobre las tarifas de electricidad (principalmente sobre el sector residencial) y sobre el precio de los combustibles. Asimismo, las tarifas de distribución de agua tendrán un aumento del 200%, por lo que el costo de este servicio se verá triplicado para la amplia mayoría de los hogares en el país.

De no afrontar estos aumentos, el sobrante monetario habría conducido a la desaparición total de estos servicios. Pero las drásticas subas solamente ralentizan o postergan los problemas hacia adelante, ya que las causas detrás del sobrante monetario siguen inalteradas. 

El Gobierno mantiene una estructura de gastos verdaderamente colosal, que alcanzan a superar el 60% del PBI. Al mismo tiempo, se estima que el déficit presupuestario para el año 2023 habría superado el 15% de PBI, y constituye un récord como no se veía desde la pandemia en 2020 o durante el “período especial” que le siguió a la caída de la Unión Soviética.

Díaz-Canel resolvió una fuerte quita de subsidios para la canasta básica de alimentos. Este es un medio indispensable para que miles de familias puedan comer en la isla, ya que los precios “oficiales” en las tiendas del Estado reflejan góndolas vacías, y para acceder a una cantidad adecuada de insumos y alimentos es necesario comprar en el mercado negro a precios exorbitantes.

La izquierda trotskista en Argentina cuestionó severamente al ajuste fiscal emprendido por el Presidente Javier Milei (un camino convalidado por la voluntad popular), pero el ajuste de Milei contempló una fuerte expansión de las partidas sociales y de los subsidios alimentarios para los estratos más humildes de la población.

Muy por el contrario, el ajuste que lleva adelante el socialismo en Cuba se deposita completamente sobre el esfuerzo de los sectores más vulnerables, despojándolos de alimentos básicos para la subsistencia y sometiendolos a fuertes actualizaciones tarifarias que no garantizan el fin del desabastecimiento por mucho tiempo.

La crisis económica es tan intensa que el régimen dejó de publicar estadísticas oficiales trimestrales sobre la evolución del PBI a partir de junio del año pasado. La tasa de inflación interanual ronda el 30%, los precios suben a razón del 2% por mes, y la brecha cambiaria entre el dólar paralelo y el CUP oficial supera el 127%.

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