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Nayib Bukele: primer año de gobierno del presidente que revolucionó a El Salvador

Con altos índices de popularidad, políticas de "mano dura" en materia de seguridad y con una forma muy particular de gobernar, el presidente Nayib Bukele cumple su primer año en el poder. Este es un balance del gobierno de la persona que revolucionó a El Salvador.

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El pasado 1ro de Junio del 2019 el empresario Nayib Bukele tomaba posesión como presidente de El Salvador. Además de convertirse en el presidente más joven de la historia de ese país, Bukele ponía fin al histórico bipartidismo del izquierdista FMLN y el conservador ARENA, que vienen alternándose en el poder hace más de 3 décadas.

Bukele, a pesar de haber hecho sus inicios en la política en el FMLN, giró en los últimos años a una derecha moderna y popular que ha cautivado a los salvadoreños.

Así como Trump o Bolsonaro, Bukele se ha hecho muy famoso por su entretenida manera de gobernar, constantemente comunicándose directamente con su pueblo por las redes sociales, y hasta dando transparentes directivas de gobierno a sus funcionarios por Twitter.

En 2019, unió tanto a votantes de izquierda como de derecha en su partido "Gran Alianza por la Unidad Nacional", GANA, que prometía alejarse del chavismo y del socialismo latinoamericano y acercarse a Estados Unidos y Europa, pero manteniendo un gran sentir nacional por la cultura y la historia de El Salvador.

Con este discurso, Bukele obtuvo casi un millón y medio de votos en primera vuelta que lo consagró presidente con más del 53% del padrón electoral. Así, dejó afuera del gobierno tanto al conservador Carlos Calleja como al comunista Hugo Martínez, que a su vez ambos tienen denuncias por cercanía al narcotráfico caribeño.

Además, prometió enfrentar con todo el poderío del Estado a la delincuencia y el crimen organizado, medida que tanto el FMLN y ARENA han fallado estrepitosamente en el pasado. Cabe recordar que El Salvador es un país cuyo territorio nacional está ocupado en algunas partes por la mafia de las maras, que tienen gobiernos paralelos y que promueven el terrorismo y el narcotráfico en suelo salvadoreño.

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La semana pasada, Bukele cumplió un año de gobierno. ¿Logró concretar o al menos empezar sus promesas de campaña?

El presidente Bukele en tan solo sus primeros meses de gobierno ha logrado implementar una política de “mano dura” contra las pandillas. 

Lanzó el Plan Control Territorial, el 18 de junio del año pasado, tan solo 3 semanas después de asumir. El plan tenía tres ejes: ejercer el control efectivo de los centros penales, interrumpir el financiamiento del crimen organizado y fortalecer los cuerpos de seguridad. 

Gracias a su estrategia de seguridad, los homicidios se han reducido de una manera impresionante, y para ya para el mes de abril anunciaba medidas en el sistema penitenciario del país

Bukele tiene una postura mucho más pragmática que su antecesor, Salvador Sánchez Cerén (FMLN) en materia de Relaciones Exteriores, habiendose acercado seriamente a Estados Unidos pero manteniendo una estrecha relación con México.

De esta manera, ha logrado atraer inversiones y cooperación de todos los rincones políticos del mundo. Entre los meses de noviembre y diciembre del 2019, Bukele visitó Japón, China y Qatar y obtuvo resultados muy positivos para El Salvador.

En Japón, se reuniócon el primer ministro Shinzo Abe, donde ratificó el apoyo para proyectos importantes para El Salvador. En China, logró obtener un paquete de ayudas económicas y sanitarias, y en Qatar alcanzó acuerdos en materia de cultura, deporte, educación e infraestructura. Luego, finalizó su tour con una memorable reunión con el presidente Donald Trump, quien le brindó todo su apoyo a su gestión y en contraparte, Bukele le prometió redoblar el combate contra las maras, que han estado hace décadas extendiendo su presencia en Estados Unidos, bajo el nombre de MS-13.

Por primera vez en muchos años, el presidente de El Salvador habló en inglés en una rueda de prensa con el presidente de EE.UU., marcando el fin de una era de berrinches bolivarianos.

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Bukele, por su parte, ha tenido una difícil ruta de gobierno. Tanto el FMLN como ARENA le han hecho la vida imposible desde el Congreso, y trataron de bloquear su Plan de combate contra el narcotráfico en múltiples ocasiones.

El pasado 9 de febrero, Bukele irrumpiría en una Asamblea Legislativa vacía de El Salvador, acompañado de policías y militares, con el objetivo de exigirle a los diputados que aparezcan en sus recintos para votar las cientos de leyes que él estaba enviando, entre las cuales, un importante préstamo de 109 millones de dólares para financiar su plan contra las maras. 
Bukele no lograría la aprobación del préstamo debido a la falta de quórum (solo estaban presentes 20 de los 84 diputados que tiene la Asamblea). La oposición calificaría este hecho como un "autogolpe".

La militarización de la Asamblea, avalada según Bukele por un artículo de la Constitución que contempla que los legisladores no pueden ausentarse sin causa a todas las sesiones, finalmente quedó en la nada con el brote del COVID-19 en el país, que lo llevó a una estricta cuarentena,

Su trato del virus chino fue muy efectivo. El Salvador fue uno de los últimos países del mundo en contagiarse del coronavirus y las fronteras fueron totalmente cerradas aún cuando no había casos confirmados.

El presidente Bukele todavía acostumbra dar informes diarios muy detallados de la cantidad de tests y técnicas de control sanitario directamente desde su cuenta de Twitter.

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Sin embargo, para implementar la cuarentena en un país que ni siquiera ejerce soberanía sobre todo su territorio, Bukele debió recurrir a medidas muy criticadas, que promovieron arrestos arbitrarios de ciudadanos, cercos de poblados, cierres de empresas y la prohibición de la libre circulación de los salvadoreños en el país.

Mientras ocurría todo esto, las maras, enojados con las restricciones del presidente, iniciaron una serie de homicidios durante todo el último fin de semana de abril que sería tildado de una masacre terrorista por el gobierno. 

Este hecho llevó a que Bukele finalmente cumpliera su promesa sobre las cárceles. Primero mezcló presos de distintas pandillas en las mismas celdas, luego envió a sellar las celdas de todos los reclusos en todas las cárceles con miembros de las maras, prohibió las actividades recreativas y canceló cualquier comunicación con el exterior

En El Salvador, el 70% de la población carcelaria pertenece a alguna de las principales pandillas o mafias del país, por lo que estas medidas que desestiman cualquier reclamo por los derechos humanos de los delincuentes fueron muy aplaudidas por la población.

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Por último, en su primer año de gobierno Bukele tuvo un gran cruce con los principales empresarios del país, generalmente prebendarios socios de los últimos gobiernos socialistas.

Bukele acusó al presidente de la Asociación de la Empresa Privada (ANEP), Javier Simán, de tratar de sabotear su trabajo y su liderazgo durante la pandemia. La ruptura de esta relación se dio luego de que la representación de la gremial se retirara del Comité encargado de fiscalizar la inversión de 2.000 millones de dólares para luchar contra el coronavirus, argumentando que el gobierno de Bukele se negaría a rendir cuentas del dinero. 

Con errores y aciertos, salvadoreños que lo odian y otros que lo aman, Nayib Bukele cuenta con altísimos índices de popularidad. Según una encuesta del diario local "La Prensa Gráfica", la gestión del presidente Bukele cuenta con un 95.7% de aprobación

Las expectativas son altas por parte de la ciudadanía. La izquierda advierte que Nayib Bukele se convierta en un hombre que consolide su poder y convierta al país en una dictadura. 

Lo cierto es que por ahora está limitado por un Congreso que se niega a legislar, pero para las elecciones legislativas del 2021, el partido Nuevas Ideas, del cual Bukele es fundador, estará habilitado para participar y se pronostica una victoria contundente, logrando así la mayoría absoluta, que le permitiría avanzar y concretar todas sus propuestas de campaña.

Sin lugar a dudas Bukele es la nueva sensación de Latinoamérica, y ha avanzado años luz a la política en El Salvador.

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El Salvador

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, llamó a una reunión de Gabinete para decirles que están siendo investigados por corrupción

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El mandatario salvadoreño convocó a una reunión con sus ministros televisada, y los sorprendió avisándoles que todos serían investigados por el Fiscal General de manera preventiva.

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, convocó este lunes a una reunión a todos los funcionarios de su Gabinete para sorprenderlos con el hecho de que serán investigados por el Fiscal General por corrupción, particularmente por sobornos.

Bukele comenzó la reunión como todas, pero de repente sorprendió diciendo: "Todos aquí son del Poder Ejecutivo que yo superviso, excepto una persona: el Fiscal General. Él no es del Ejecutivo, pero está aquí hoy por una razón: quiero pedirle públicamente que investigue a todos los que están sentados aquí. Retroactivamente y en el futuro".

"Me imagino que no debería haber ningún problema con eso", aclaró antes que los funcionarios pudieran responder. La reunión fue grabada, por lo que la cámara captó las reacciones en vivo de los ministros, algunos con miradas de asombro y otros con sonrisas de satisfacción

"Hay algunos presidentes en prisión y otros huyendo, pero la mayoría son recordados como criminales", afirmó y agregó: "No es así como quiero que me recuerden", por lo que iniciará una "cacería de brujas preventiva" para encontrar si tiene funcionarios corruptos.

En este sentido, recordó al ex presidente salvadoreño, José Napoleón Duarte, quien, según Bukele, no era un ladrón, pero sí "se rodeó de ladrones", y él no está dispuesto a condonar que nadie robe en su gobierno.

"Hubo un momento en que ofreció esperanza al pueblo salvadoreño. Pero si bien era cierto que no robó, entonces fue un tonto, porque él era la esperanza del pueblo", afirmó Bukele. "No tocó ni un centavo y aun así manchó su legado rodeándose de ladrones". 

"Eso no me pasará a mí", dijo, añadiendo que quiere ser recordado como el presidente que encarceló a los ladrones, tanto en las calles como en el Gobierno.

La gente en las redes sociales aplaudió abrumadoramente al presidente luego de la reunión televisada, en una medida que se da a dos meses de haber reelegido de manera abrumadora. "Imagínense hacer eso en Estados Unidos. El 90% estaría en prisión", dijo un usuario de las redes sociales.

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El Salvador

Haití colapsa: Un líder narco toma control del país y Bukele se ofrece a "arreglar" el problema si la ONU habilita a El Salvador

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El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se ofrece a combatir al narco en Haití, y asegura que está en condiciones de contener la violencia en Haití: “Podemos arreglarlo”.

Tras el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, el 7 de julio del 2021, el país ha colapsado ante bandas narcos y pandillas criminales que han diezmado el Estado de Derecho, y dejado al presidente interino, Ariel Henry, prácticamente sin poder.

La situación se volvió crítica cuando, el fin de semana pasado, unos 4.500 presos lograron escaparse de la principal cárcel de Puerto Príncipe y se levantaron en armas contra el Gobierno, que dificultosamente había logrado encarcelarlos uno por uno en los últimos tres años.

El presidente Henry está desaparecido. No se tiene conocimiento si está en el país o se ha exiliado. Viajó el martes pasado a Puerto Rico, y se cree que nunca más regresó al país, dejando todo en manos de su ministro del Interior.

Mientras tanto, Jimmy Chérizier, alias ‘Barbecue‘, el líder criminal más importante del país, ha tomado control operativo de Haití, incluso asediando el Palacio Nacional, que se encuentra sitiado en estos momentos.

"Si Ariel Henry no dimite, si la comunidad internacional sigue apoyando a Ariel Henry, nos llevará directamente a una guerra civil que acabará en genocidio", afirmó Barbecue, quien lidera la poderosa Pandilla G9.

Barbecue ha logrado unificar a pandillas rivales con el objetivo de deponer al actual gobierno, e instalar un narcoestado como ocurrió en Colombia en la década de los años 80s.

Jimmy Chérizier, líder de la alianza de pandillas "G9″, acompañado por miembros de pandillas después de una conferencia de prensa Puerto Príncipe, Haití, el 5 de marzo de 2024.

Bukele se ofrece a intervenir

En un anuncio sin precedentes, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha asegurado que podría arreglar el aumento de violencia que se está viviendo en Haití si la ONU le permitiera intervenir en el país con sus Fuerzas Armadas.

"Podemos arreglarlo", ha escrito el mandatario en su cuenta de la red social X, respondiendo a una publicación que muestra la dura situación de Haití. "Pero necesitaremos una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, el consentimiento del país anfitrión y todos los gastos de la misión que cubrir", explicó.

Bukele asumió en El Salvador en una situación similar a la que transcurre hoy la República de Haití. Cuando tomó control del país centroamericano, los maras controlaban varias de las principales ciudades salvadoreñas.

Pero poco a poco, con el Plan de Control Territorial, Bukele empleó tanto a las Fuerzas de Seguridad como a las Fuerzas Armadas para ir recuperando terreno, y en tan solo dos años, reinstituyó el Estado de Derecho a lo largo y ancho del país.

La propuesta de Bukele es polémica porque implicaría que se permita el ingreso de una fuerza extranjera a Haití, pero el país que ha sido azotado por catástrofes naturales, y también por el socialismo, el narco y el crímen organizado, necesita desesperadamente de una fuerza con valentía para reestablecer el orden.

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El Salvador

La izquierda en El Salvador se queda completamente afuera del Parlamento por primera vez desde el regreso a la democracia

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El partido FMLN, que surgió de la guerrilla comunista y que dominó la política salvadoreña de los últimos 30 años, se quedó con cero bancas en la Asamblea Legislativa de El Salvador. El partido de Bukele se quedó con 54 de las 60 bancas.

Las elecciones presidenciales del pasado 4 de febrero dieron un masivo triunfo por más del 86% al presidente Nayib Bukele, pero esa no fue la única victoria del oficialismo. En las legislativas, el partido Nuevas Ideas, obtuvo más del 60% de los votos y dejó completamente afuera del Parlamento a la izquierda.

Mientras que el partido de Bukele se quedó con 54 de las 60 bancas de la Asamblea Legislativa, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), partido que nació a partir de la antigua guerrilla izquierdista que protagonizó la guerra civil entre 1980 y 1992, se quedó con cero bancas.

El FMLN es el partido más importante de El Salvador desde la vuelta a la democracia, habiendo gobernado en múltiples ocasiones en los últimos 30 años, y habiendo dominado el Congreso en los últimos diez.

Sin embargo, esta vez se quedó completamente sin representación. La oposición quedó únicamente en manos del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), de centroderecha y anti-Bukele, que obtuvo solo 2 bancas, y del partido centrista liberal VAMOS, con 1.

Completan las 60 bancas, el Partido de Concertación Nacional (PCN), de centroderecha y aliados de Bukele, con otras 2 bancas, y el Partido Demócrata Cristiano (PDC), con 1 banca.

El fin de la política tradicional

ARENA y el FMLN dominaron la política salvadoreña entre 1989 y 2019, cuando llegó Bukele a la presidencia. En comparación a esa elección, perdieron más de 800.000 votos, más de 30 puntos del padrón electoral.

Ambos partidos se han visto envueltos en una serie de escándalos de corrupción, y sus principales líderes han sido vinculados al narcotráfico, por lo que perdieron la confianza del electorado, tanto de izquierda como de derecha.

En el caso de Arena, su primer expresidente, Alfredo Cristiani, quien gobernó el país entre 1989 y 1994, enfrenta un proceso por lavado de dinero. Por su parte, el expresidente Antonio Saca fue condenado a 10 años de cárcel por una serie de actos de corrupción durante su gobierno entre 2004 y 2009.

En el caso del FMLN, los expresidentes Mauricio Funes, quien gobernó entre 2009 y 2014, y Salvador Sánchez Cerén, que ocupó la presidencia entre 2014 y 2019, enfrentan una serie de procesos por corrupción durante sus gobiernos.

Ambos ex mandatarios se asilaron en Nicaragua y son protegidos por el dictador comunista Daniel Ortega, quien les otorgó la nacionalidad nicaragüense de manera exprés para impedir que fueran extraditados, y se mantienen allí escondidos de la policía salvadoreña.

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