Gildo Garza
OPINIÓN

Desliz / México, entre sumisión y simulación

México sigue atrapado en una espiral de decisiones erráticas, donde el gobierno simula estrategias mientras Estados Unidos observa con desconcierto.

Nos prometieron planes, pero nunca explicaron en qué consistían. 

La falta de claridad y liderazgo ha convertido al país en un actor pasivo dentro de una negociación desigual, donde la política migratoria y de seguridad parecen definirse más en  Washington que en Palacio Nacional.

El resultado: un país que actúa como el mandadero de Donald Trump, entregando capos del narco sin exigir nada a cambio. No se trata de defender criminales, sino de cuestionar por qué renunciamos a la soberanía legal. 

¿Dónde quedó el debido proceso? 

¿Quién decide qué capos se  extraditany bajo qué términos? 

Este movimiento, lejos de limpiar la imagen del gobierno, solo refuerza su incapacidad para manejar la crisis de seguridad. Si el Estado mexicano se asume incapaz de juzgar a estos criminales, ¿qué mensaje envía sobre su control real del territorio y la ley?

Además, la opacidad en estos acuerdos genera más dudas que certezas. 

¿A cambio de qué se entregan estos criminales? 

¿Por qué no hay transparencia sobre los términos de cooperación con Estados Unidos? Si el gobierno busca legitimidad en la lucha contra el crimen, debería empezar por explicar a los ciudadanos qué implica realmente su política de extradiciones y qué obtiene México a cambio de estas concesiones.

Morena, fiel a su estilo, responde con un mitin en el Zócalo, un derroche de recursos disfrazado de unidad nacional. 

Mientras la  inseguridad y la economía colapsan, el gobierno opta por el espectáculo en lugar de soluciones reales. No es coincidencia que este tipo de actos se multipliquen en tiempos de crisis: la retórica de masas sigue siendo el refugio del populismo cuando la gestión no da resultados. 

El problema es que los discursos no blindan a la población de la violencia ni resuelven el desgaste social que ha generado la falta de rumbo.

La estrategia del oficialismo parece apostar por la distracción en lugar de la solución. 

Con una crisis de inseguridad desbordada y una economía estancada, se privilegian los actos simbólicos sobre las acciones concretas. Y mientras tanto, la percepción de un gobierno errático y sin control se refuerza con cada nueva concesión a Estados Unidos.

La oposición, por su parte, sigue estigmatizada como "traidora a la patria" por cuestionar el desastre. 

Pero, ¿cómo hablar de unidad cuando el gobierno confunde prudencia con servilismo? Si rechaza las acusaciones de vínculos con el crimen, ¿por qué cede el control de la justicia a otro país? México no puede seguir jugando a la simulación de soberanía mientras actúa como un subordinado de decisiones ajenas.

El país necesita claridad y liderazgo, no espectáculos ni discursos huecos. Porque si seguimos en esta inercia, solo seremos espectadores de nuestra propia decadencia.

A chambear.

@GildoGarzaMx

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