Edificio de la Procuraduría General de Justicia en Colima con un letrero y un logotipo en la fachada.
POLÍTICA

Colima colapsa bajo Morena: exalcalde desaparece y el gobierno lo oculta

El caso de Enrique Monroy confirma el fracaso de Morena en garantizar seguridad

Enrique Monroy Sánchez, exalcalde interino de Villa de Álvarez, Colima, desapareció el pasado 24 de abril sin dejar rastro. La Comisión de Búsqueda del estado emitió la ficha oficial, pero ni el gobierno estatal ni el federal han emitido postura alguna. La desaparición de un exfuncionario público confirma lo que ya es evidente: Colima es tierra sin ley, sin Estado y sin respuestas.

El Comité Estatal del PAN exigió una búsqueda urgente, denunciando la indiferencia de las autoridades locales y federales. Julia Jiménez Angulo, presidenta del PAN en Colima, acusó que el caso no ha sido tratado con la seriedad que amerita y exigió acciones inmediatas. Pero, como ocurre con miles de desaparecidos, el expediente parece avanzar más en redes sociales que en las fiscalías.

Morena administra el caos, no lo combate

La violencia en Colima es imparable y el gobierno federal se limita a discursos reciclados sobre “estrategias” y “coordinación”. La desaparición de Monroy se suma a una larga lista de víctimas que no reciben atención ni justicia, solo indiferencia institucional. La presidente Claudia Sheinbaum no ha mencionado el caso y, al igual que su antecesor, elige callar ante cualquier crimen que contradiga su narrativa.

Colima refleja el país que Morena ha construido: un lugar donde los políticos desaparecen sin respuesta y el crimen gobierna amplias zonas. El Estado finge que todo está bajo control y prefiere ocultar la violencia antes que enfrentarla. Cada desaparición, cada omisión, confirma que la seguridad ya no es una prioridad, sino un discurso vacío.

El silencio también mata

Cuando desaparece un exalcalde y ni siquiera hay un operativo mediático para cubrir el fracaso, la impunidad ya no es una falla: es una política. El PAN exige justicia, pero sin presión social, el caso corre el riesgo de ser archivado como tantos otros. Y cada día que pasa sin respuestas, sin pistas y sin voluntad, se suma a la tragedia nacional que el régimen se niega a reconocer.

Monroy podría ser uno más en las estadísticas. O podría ser la gota que derrame la paciencia de un estado colapsado. Pero mientras la 4T siga gestionando el país como una narrativa de ficción, los desaparecidos seguirán aumentando… y las autoridades seguirán mintiendo.

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