
Vecino asesinó a Toñito, niño de 9 años en Tenango del Valle y fingió buscarlo
El pequeño Antonio “Toñito” fue hallado sin vida dentro del tinaco de un vecino que participó en su búsqueda
El asesino vivía a metros de la víctima y simuló preocupación
Toñito desapareció el 19 de marzo en la comunidad de San Pedro Zictepec, en Tenango del Valle, Estado de México.
Tenía solo 9 años y salió de su casa para jugar en unas maquinitas cercanas.

Esa fue la última vez que su familia lo vio con vida.
Su desaparición encendió las alarmas entre vecinos y familiares, quienes de inmediato iniciaron su busqueda.

Mario “N”, un hombre de 30 años que vivía a unos metros de la casa del menor, participó en la brigada como si nada. Se mostraba preocupado, hacía preguntas y fingía colaborar, aunque en todo momento se negó a que su casa fuera revisada.
Hallaron el cuerpo del niño en el tinaco del sospechoso
El 20 de marzo, ante nuevas sospechas, las autoridades finalmente ingresaron a su vivienda.
El hallazgo estremeció a todo el municipio: Toñito estaba muerto, oculto dentro de un tinaco en la azotea.
Testimonios señalan que el presunto asesino solía convivir con niños y mostrarse amable con los vecinos.
La familia y toda la comunidad quedaron destrozadas.
La comunidad exige justicia y castigo ejemplar, los vecinos organizaron una despedida con globos blancos en memoria de Toñito.
Entre gritos de “los niños no se tocan”, exigieron justicia para que este crimen no quede impune.
El presunto asesino fue detenido, pero la indignación no ha cesado.
Los habitantes de Tenango del Valle han solicitado mayor presencia de las autoridades y medidas urgentes para proteger a los menores.
La impunidad y el abandono estatal otra vez presentes
Este caso vuelve a evidenciar el abandono en el que el gobierno estatal mantiene a las comunidades.
La falta de protocolos para proteger a la infancia queda expuesta cuando los crímenes ocurren tan cerca y nadie actúa a tiempo.
Mientras la administración lanza discursos vacíos, los niños siguen siendo víctimas de un sistema que no los protege.
El caso de Toñito es un recordatorio brutal de lo que pasa cuando la impunidad se vuelve costumbre.
Y mientras las autoridades ensayan condolencias frente a las cámaras, en los barrios la gente aprende a vivir con miedo. Un miedo silencioso, cotidiano, que crece donde el Estado simplemente no está.
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