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Estados Unidos

Análisis: Mike Pence dominó el debate vicepresidencial y dejó en ridículo en varias oportunidades a una improvisada Kamala Harris

En el único debate entre los candidatos para la vicepresidencia, el actual vice Mike Pence impuso su estilo calmado pero firme frente a la demócrata Kamala Harris, quien recurrió a mentiras y evasiones, y evidenció su falta de preparación y su frustración a las ideas ajenas.

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El pasado miércoles 7 de octubre se llevó a cabo en Salt Lake City, Utah, el primer y único debate entre los candidatos a la Vicepresidencia de los Estados Unidos: el actual vice republicano, Mike Pence, y la Senadora por California y candidata demócrata, Kamala Harris.

En un debate organizado por el medio progre USA Today y armado a medida del Partido Demócrata, la moderadora fue la periodista y escritora Susan Page, quien actualmente se desempeña como biógrafa de la líder de los demócratas en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Page no estuvo ni cerca del evidente partidismo de Chris Wallace, moderador del primer debate presidencial, pero sí favoreció notoriamente a la Senadora Harris en la distribución del tiempo.

Un análisis posterior demuestra que el Vicepresidente Pence habló 36 minutos y 27 segundos, tan solo 3 segundos más que Harris, quien habló 36 minutos y 24 segundos. Sin embargo, esto solo fue posible porque Pence se negó a aceptar los límites de tiempo impuestos por la moderadora: si Pence hubiera respetado esos tiempos, sin dudas hubiera hablado mucho menos.

En el debate, Pence se mostró calmado y firme como de costumbre, y logró rechazar y refutar todos los ataques tanto de Harris como los que la moderadora ocultó en las preguntas. Incluso respetó los temas del debate más que la misma Page, como quedó evidenciado al hablar de la Corte Suprema.

Harris, por su lado, decidió recurrir a constantes mentiras y fake news generadas por la prensa alineada con el Partido Demócrata, que Pence tuvo que dedicar tiempo a refutar. Se la vio incómoda y exhibiendo un lenguaje corporal inmaduro y sobrador, completamente opuesto a la calma transmitida por Pence.

Y como si fuera poco, Harris evitó responder o mintió respecto a la preguntas que más interesan a los estadounidenses sobre la fórmula demócrata: si ampliarán la Corte de ser elegidos, si aumentarán los impuestos, y si el que gobernará será Biden o será Harris.

Como es usual en el Partido Demócrata actual, cada día más corrido hacia la izquierda, tras el debate los medios y el establishment político salieron a cubrir a Harris, afirmando no solo que “ganó” el debate, sino acusando a Pence de “sexista” y de llevar a cabo “mansplaining” (cuando un hombre explica condescendientemente un tema a una mujer), simplemente por estar en desacuerdo con Harris y por resaltar y corregir sus mentiras.

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La pandemia de COVID-19

Al inicio, Harris pintó la gestión de Trump-Pence sobre el virus chino como un fracaso. La moderadora luego enmarcó la pregunta en el mismo sentido, afirmando que la tasa de muertes por población de los EEUU es de las más altas del mundo, y cuestionando a Pence al respecto. 

Como aclaró el actual Vicepresidente, esto es falso: a pesar de ser el país con más casos confirmados y más muertes del mundo (excluyendo los falsos datos de China), la tasa de fallecidos por millón de habitantes en los EE.UU. es de 656. Sin mencionar a China, que oculta sus verdaderos datos, los siguientes países cuentan con una tasa mayor: San Marino (1237), Perú (997), Bélgica (871), Brasil (699), España (699), Bolivia (699), Andorra (699), Chile (687) y Ecuador (685).

Pence afirmó que el gobierno de Trump aplicó tempranamente medidas para restringir los vuelos desde China, destacando que el candidato demócrata Joe Biden se opuso a dicha medida, llamándola “xenófoba”. Además, el Vicepresidente destacó el inmenso esfuerzo de testeo, que ya alcanzó más de 115 millones de tests. Pence afirmó que el plan de Biden se lee como un “plagio” de las medidas que Trump implementó.

Harris afirmó que “lo que sea que hayan hecho, no funcionó” ya que hubieron más de 200.000 fallecidos por la pandemia en el país, a lo que Pence respondió que estaba desmereciendo el esfuerzo y sacrificio que millones de ciudadanos hicieron, y que las medidas de su gobierno salvaron más de 2 millones de vidas.

La moderadora insistió sobre el tema, presionando a Pence por un evento en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, el cual los medios falsamente tildan como un epicentro de contagio para todos los funcionarios del Gobierno. Pence recordó que los asistentes de dicho evento fueron testeados antes del evento. Harris continuó presionando la mentira de que el gobierno de Trump ocultó información sobre la pandemia desde enero, a pesar de que toda esa información está disponible al público desde incluso antes.

A continuación, la moderadora preguntó a la candidata demócrata si se aplicaría una vacuna contra el COVID-19 en caso de que el gobierno de Trump la anunciara antes o después de la elección. La respuesta de Harris fue insólita: “Si Donald Trump dice que hay que recibir la vacuna, no la voy a recibir.

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El rol del Vicepresidente

Pasando al segundo tema, la moderadora cambió de tema para enfocarse en el rol del vicepresidente, realizando a Pence una pregunta que poco tiene que ver con la dupla Trump-Pence y mucho con Biden-Harris: si ha discutido con Trump la posibilidad de la incapacidad presidencial debido a su edad.

El republicano se negó a responder la pregunta, y usó su tiempo para destacar la irresponsabilidad de la respuesta de Harris sobre la futura vacuna contra el virus, afirmando que dicha vacuna llegará “pronto y en tiempo récord“, y exhortando a Harris a que deje de hacer política con la vida de la gente.”

Pence también destacó el fracaso de la administración Obama-Biden para detener el virus H1N1 en 2009, recordando que ese virus no tuvo 7 millones de casos sino 60 millones, y que si el H1N1 hubiera sido tan letal como el coronavirus, hubieran muerto 2 millones de estadounidenses.

La moderadora insistió con la pregunta sobre la incapacidad presidencial, pero esta vez para Harris, cuyo compañero de fórmula tendría 78 años al asumir la presidencia. 

Muchos estadounidenses esperaban con ansias la respuesta de Harris sobre este tema, ya que Biden presenta preocupantes síntomas de demencia senil, y ha sugerido en varias ocasiones que, de ser elegido, probablemente renunciaría para dejarle la presidencia a Harris, o que incluso él se quedaría pero sería ella quien gobernara en realidad. Pero no hubo tal respuesta: la demócrata dedicó sus 2 minutos a hablar sobre su madre, sus similitudes con Biden y su carrera política en el Estado de California, pero nada relacionado en lo absoluto a la pregunta.

Ante una nueva pregunta sobre la salud de los candidatos presidenciales, Pence afirmó que Trump está siendo completamente transparente al respecto, mientras que Harris decidió cambiar de tema para hablar de las declaraciones de impuestos de Donald Trump. Harris continuó propagando la mentira de que el actual Presidente pagó solo 750 dólares de impuesto a las ganancias en 2016, ignorando la revelación posterior de que el monto real fue superior a los 5 millones de dólares. La demócrata empujó la teoría conspirativa de que el gobierno de Trump es controlado por supuestos acreedores del Presidente. Pence defendió a Trump, pero su respuesta fue acortada por la moderadora antes de tiempo, que parecía no querer que el público escuchara lo que el Vicepresidente tenía para decir.

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La Economía

Sobre el tema de la economía, la moderadora preguntó a Harris sobre el aumento de impuestos que propone el Partido Demócrata. Harris defendió esta medida afirmando que los recortes de impuestos llevados a cabo por el Presidente Trump “solo beneficiaron a los ricos“, afirmación demostrablemente falsa. Con esta justificación, Harris afirmó que Biden derogaría esos recortes impositivos para usar el dinero en “infraestructura” y “energía limpia“, además de educación terciaria gratuita y la condonación de millones de dólares en deuda estudiantil.

En el turno de Pence, el republicano corrigió la mentira de Harris, recordando que la familia estadounidense promedio vio sus impuestos reducidos en un promedio de 2000 dólares al año, y destacando el aumento en los salarios desde 2016 que representó otros 2000 dólares al año más para cada familia. Pence afirmó: “Lo que Kamala Harris acaba de decir es que Joe Biden va a aumentar tus impuestos en el día 1. Harris intentó refutarlo luego, pero Pence la interrumpió para recordar que eso es exactamente lo que proponen los demócratas.

Habiendo perdido ese argumento, Harris se enfocó en la cobertura de salud, afirmando que Trump y Pence buscan quitarle la cobertura a aquellos que tienen condiciones pre-existentes, algo que Trump ya había refutado en el debate presidencial y en reiteradas ocasiones, y que Pence volvió a refutar en su tiempo, diciéndole a Harris que “tiene derecho a su propia opinión, pero no a sus propios datos.”


El noticiero de ultra-izquierda MSNBC publicó un sorpresivo video en el que entrevistó a residentes de Pensilvania, y la respuesta fue unánime: “dijeron que lo iban a prohibir y ahora no se animan a repetir esa propuesta“.

En un Estado cuya economía fue revitalizada por el fracking, esta propuesta es realmente perdedora.

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Cambio Climático

En otra pregunta diseñada para beneficiar a la candidata demócrata, la moderadora preguntó absurdamente a Pence si el cambio climático había provocado que los incendios forestales fueran “más grandes, más calientes y más letales” y que los huracanes fueran “más mojados, más lentos y más dañinos. Pence no pudo ocultar la sonrisa, y pasó a destacar los logros de la gestión Trump respecto al medio ambiente, mediante la promoción del libre mercado y la innovación, incluyendo el fracking, que Biden y Harris quieren prohibir. Afirmó además que Harris y Biden impondrían el destructivo “Green New Deal” diseñado por el ala socialista del Partido Demócrata.

Insólitamente, Harris, quien es co-firmante del “Green New Deal”, negó que su Gobierno lo fuera a implementar, y mintió nuevamente sobre la postura de Biden sobre el fracking, afirmando que no desea prohibirlo, a pesar de que expresó lo contrario en reiteradas ocasiones. Decenas de miles de empleos en Estados industriales como Pennsylvania dependen de dicha actividad, y los demócratas saben que si pierden esos Estados, no tienen chances de ganar.

Luego, Harris afirmó que “Trump perdió la guerra comercial con China“, a lo cual Pence remató con que “Joe Biden ni siquiera la peleó, destacando la sumisión absoluta del demócrata al Partido Comunista Chino (PCCh) durante sus 8 años de gobierno y sus décadas en la función pública.

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China

Sobre la relación con China, Pence afirmó rotundamente que el país asiático es el culpable por el COVID-19, y responsabilizó también a la Organización Mundial de la Salud por su desmanejo de la pandemia. El Vicepresidente dijo que Trump y él buscan una buena relación, pero solo con reglas de juego claras y luego de que el PCCh rinda cuentas por el daño que ha hecho a los estadounidenses.

Ante la misma pregunta, Harris evitó responder, y cambió de tema. Sólo se refirió al líder chino, Xi Jinping, para afirmar que es más respetado en el mundo que Donald Trump.

Sobre el rol de los Estados Unidos en el mundo, Harris afirmó que Trump “traicionó a nuestros amigos y se amigó con dictadores“, poniendo a la Rusia de Vladimir Putin como ejemplo, y volviendo a empujar el refutado “Rusiagate” sobre la supuesta intervención de Rusia en la elección de 2016. Además, defendió el acuerdo nuclear con Irán, firmado por Obama y desechado por Trump, que vio millones de dólares enviados al régimen islámico a cambio de promesas vacías de desnuclearización.

Pence defendió los logros de Trump en política exterior, destacando la mudanza de la embajada de Israel a Jerusalén, la victoria total sobre el califato del ISIS y el asesinato del general terrorista iraní Qasem Soleimani. Sin argumentos, la respuesta de Harris fue volver a empujar la fake news de The Atlantic que afirmaba que Trump había denigrado a soldados y veteranos, lo cual Pence refutó enérgicamente a pesar de los intentos de la moderadora de detenerlo.

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La Corte Suprema

Este tema de vital importancia para los estadounidenses en el corto, mediano y largo plazo fue, nuevamente, re-diseñado para beneficiar a los demócratas, y terminó tratándose más sobre legalización del aborto que sobre la vacante generada por la muerte de la jueza ultra-progresista Ruth Bader Ginsburg (RBG) y que el Presidente Trump propone llenar con la jueza conservadora Amy Coney Barrett (ACB). La moderadora preguntó a Pence si él prohibiría el aborto en el Estado de Indiana, una pregunta sin ningún asidero y que no le incumbe en su rol federal de Vicepresidente.

Pence ignoró la variante introducida por la moderadora y se enfocó en el tema planteado: la Corte Suprema. Defendió a ACB y a su fe católica, y exhortó a Harris y al resto del Partido Demócrata a darle una audiencia justa y sin el caos generado con la nominación del juez Brett Kavanaugh en 2018.

Harris atacó la decisión de Trump de seguir su deber constitucional y llenar la vacante en la Corte generada por el fallecimiento de RBG, afirmando que la gente debe votar antes de ello, a pesar de que en 2016 el saliente Barack Obama intentó también llenar una vacante de la misma forma, y solo fue impedido por el Senado con mayoría republicana. Trump cuenta con esa mayoría, por lo que no hay motivos para impedir la confirmación de ACB.

Respecto a la cuestión del aborto, Pence afirmó: “Soy pro-vida, y no me disculpo por ello. Y, volviendo al tema de la Corte, el republicano le hizo a Harris la pregunta que Joe Biden se negó a responder en el primer debate presidencial: si la dupla demócrata tenía pensado ampliar la cantidad de jueces de la Corte, para llenarla de jueces de extrema izquierda, llamado coloquialmente en inglés como “pack the court”. Al igual que su compañero de fórmula, Harris no respondió, e intentó cambiar el tema. Pence insistió, pero Harris solo afirmó que Trump no ha designado ningún juez negro en sus 4 años en las Cortes de Apelaciones a nivel federal. Pence destacó que ni Harris ni Biden responden la pregunta porque la respuesta es sí.

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Justicia Racial

En otro tema diseñado para beneficiar a Harris, la moderadora preguntó a ambos candidatos sobre el caso Breonna Taylor. Harris fingió lástima por Taylor y por George Floyd, quien murió de sobredosis mientras era arrestado, y afirmó que las protestas por la muerte de ambos afroamericanos fueron “pacíficas“. Además, la demócrata propuso una reforma de las fuerzas policiales idéntica a la reforma ya aprobada por el Presidente Trump por decreto hace 4 meses.

Pence defendió el debido proceso, al sistema de justicia y a las fuerzas policiales, y condenó las violentas manifestaciones del terrorismo de Antifa y Black Lives Matter. También rechazó la idea de que los Estados Unidos sean “sistémicamente racistas” y que la policía tiene un “prejuicio implícito” contras las minorías.

En respuesta, Harris volvió a mentir: afirmó que el Presidente Trump se rehusó a condenar al supremacismo blanco en el debate presidencial, lo cual Trump hizo 2 veces, además de en reiteradas ocasiones en el pasado, incluyendo después del atentado de Charlottesville en 2017. Pence refutó completamente las afirmaciones de Harris, y acusó a la candidata y a los medios de “editar selectivamente” para mostrar solo lo que les conviene.

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Último tema: la Elección

En este tema final, la moderadora comenzó propagando aún más la mentira de que Trump se rehusará a aceptar el resultado de la elección si pierde, en otro notorio guiño a los demócratas. Harris no dijo nada al respecto, y dedicó su tiempo a presumir el supuesto apoyo de republicanos a la candidatura de Biden, y a exhortar a sus simpatizantes a votar, esta vez sin promover el voto postal.

Insólitamente, la moderadora usó su pregunta a Pence para plantearle un ridículo escenario hipotético destinado a generar división entre Trump y Pence: le preguntó qué haría, siendo vicepresidente, si Trump decidiera no aceptar el resultado de la elección. Pence no pisó el palito y afirmó que ganarán la elección. 

Además, recordó que el Partido Demócrata aún no acepta el resultado de la elección de 2016, y que han dedicado estos 4 años a intentar derrocar al Presidente Trump de distintas maneras, incluyendo el fraudulento “Rusiagate” originado en la campaña de Hillary Clinton y el ridículo impeachment en la Cámara de Diputados por una llamada al Presidente de Ucrania.

Para cerrar, la moderadora leyó la pregunta de una alumna de 13 años de Springville, Utah, quien preguntó: “Cuando veo las noticias, todo lo que veo son demócratas peleándose con republicanos, ciudadanos peleando entre sí, y candidatos de partidos opuestos atacándose mutuamente. Si nuestros líderes no se pueden llevar bien, ¿cómo pueden los ciudadanos llevarse bien?

Pence defendió el libre intercambio y debate de ideas, y además de felicitar a la niña por su interés en la vida pública, la exhortó a que no asuma que lo que ve en los medios es representativo del pueblo norteamericano. En un mensaje esperanzador y de unidad, recordó también la profunda amistad entre el juez conservador Antonin Scalia y la jueza ultra-progresista Ruth Bader Ginsburg como un ejemplo del espíritu de los estadounidenses, afirmando que, al final, siempre cuentan el uno con el otro en tiempos de necesidad.

Harris, por su lado, usó su respuesta para volver a mentir y para pedir votos: mintió sobre Charlottesville, afirmando que ese fue el motivo por el cual Joe Biden decidió presentarse a la presidencia (a pesar de que Biden ya había decidido presentarse en 2016 pero decidió no hacerlo por la muerte de su hijo Beau), y usando el resto del tiempo para promover y defender a Biden. La demócrata parecía olvidar que la alumna no está habilitada para votar por su edad, ya que intentó pedir su voto al final de su respuesta.

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Economía

¿Nueva guerra comercial con China? Biden apunta a triplicar los aranceles para la importación de acero y aluminio

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La administración Biden amenaza con lanzar una nueva ofensiva arancelaria contra el ingreso de productos chinos, una maniobra que podría conducir a una pronta respuesta por parte del gigante asiático.

El giro proteccionista de la Casa Blanca bajo la presidencia de Joe Biden se hace cada vez más evidente. Pese a prometer lo contrario en su campaña electoral, Biden promete redoblar los aumentos tarifarios contra China y otros países del mundo.

Hasta ahora, las medidas proteccionistas del Gobierno se focalizaron en subsidios encubiertos, como por ejemplo los dispuesto en la llamada “Ley de Reducción de la inflación” del 2021. Pero esta vez se estudia abiertamente un nuevo rediseño del sistema arancelario.

El Presidente Biden propuso triplicar el arancel de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, del 7,5% al 25%. Esta resolución amplía una anterior que ya había adoptado el expresidente Donald Trump, en virtud de la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial (establecida en 2018). Pero la ley sancionada durante la administración anterior sólo alcanzaba a unos productos específicos, y la propuesta de Biden es generalizar el aumento arancelario sin excepción en todo el sector.

Estados Unidos se constituye actualmente como el cuarto productor mundial de acero, mientras que China ocupa el primer lugar. Semejante participación en el mercado haría muy efectivo el impacto de un arancel sobre la importación de China (con beneficios positivos para la industria local), pero este tipo de medidas resultan en su mayoría estériles, debido a que se espera una pronta respuesta por parte de China y la situación volvería al punto de inicio (o aún peor debido a la persistente volatilidad).

Siguiendo el mismo patrón, la administración Biden intervendrá deliberadamente en la adquisición de US Steel por parte de inversores japoneses, un acto populista y desesperado en medio del clima de la campaña electoral.

Asimismo, el Presidente Biden propuso incrementar los aranceles para la importación de madera canadiense del 8% al 14%, sin ningún tipo de justificación convencional. Esto supone un golpe hacia uno de los mayores socios comerciales de Estados Unidos en la región.Queda en evidencia que la política comercial de Biden no se limita exclusivamente a China.

Biden despliega este paquete de propuestas como respuesta a las medidas prometidas por Trump, entre las cuales se encuentra el establecimiento de un arancel universal del 10% sobre todas las importaciones, y una tasa especial del 60% sobre todas las importaciones de China.

Como es de amplio conocimiento, la dictadura comunista en China se negó a cumplir con la liberalización total de su mercado de divisas, un requisito al que se había expresamente comprometido tras su ingreso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en el año 2000. En lugar de ello, solo se dio lugar a una serie de desregulaciones parciales y progresivas que, hasta el momento, no llegaron a desembocar en un mercado libre.

Las políticas proteccionistas se utilizaron como una medida coercitiva para forzar la liberalización cambiaria de China durante la administración de Donald Trump, aunque una vez finalizada la guerra comercial (2018-2020) se llegó a un nuevo status-quo sin mayores cambios en esta materia y con aranceles más elevados entre ambos países (la relación final entre ellos favoreció ligeramente a Estados Unidos).

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Estados Unidos

Tras fracasar en las negociaciones con Maduro, Biden restableció las sanciones contra el petróleo y el gas de Venezuela

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En un intento por garantizar elecciones libres en Venezuela, Biden había quitado todas las sanciones que había impuesto Trump contra el régimen chavista. Sin embargo, Maduro inhabilitó a toda la oposición y se cayó el Acuerdo de Barbados.

La gran apuesta de Joe Biden en Venezuela se convirtió en otro gran fracaso de su administración en materia de política internacional. Estados Unidos confirmó que no renovará las licencias que expirarán el jueves y volverán a entrar en vigencias las sanciones petroleras a Venezuela.

Luego de criticar la postura que había adoptado Estados Unidos durante la presidencia de Trump, cuando el republicano sancionó masivamente al régimen chavista, Biden ingresó a la Casa Blanca e implementó una estrategia de disuasión, levantando sanciones a cambio de garantías institucionales por parte de Maduro.

De esta manera, Biden llegó a levantar todas las sanciones contra el petróleo y gas, y alcanzó en 2023 el Acuerdo de Barbados, donde Maduro se comprometió a tener elecciones libres y democráticas a cambio de que le levantaran las prohibiciones.

Pero en vez de hacer un levante gradual y condicionado al proceso electoral, Biden levantó todas las sanciones y le dio un año de regalías petroleras a Maduro. Recién a unos meses del proceso electoral, el dictador chavista reveló su plan maestro, inhabilitó a toda la oposición y ahora irá a unas elecciones que legitimarán su régimen.

En este año sin sanciones, donde Chevron pudo operar abiertamente en Venezuela dejando enormes caudales de dinero que terminaron en las arcas del régimen, Maduro potenció su control del país, y no está ni cerca de ser removido del Palacio de Miraflores.

Washington había amenazado repetidamente en los últimos meses con restablecer las sanciones energéticas a menos que Maduro cumpliera sus promesas electorales que llevaron a un alivio parcial de las medidas desde octubre, pero el astuto dictador aprovechó todo el tiempo que pudo conseguir para llenar el Tesoro de petrodólares.

Biden también aprovechó el petróleo venezolano en los últimos años como una alternativa al petróleo y el gas ruso, que sí está fuertemente sancionado por Estados Unidos y que cada vez cuesta más que llegue a Occidente.

En Estados Unidos temen que las sanciones a Venezuela lleven a un nuevo recorte en la oferta mundial de barriles y que esto presione a la suba el precio del petróleo justo en un año electoral. Es por eso que Anthony Blinken, Secretario de Estado de Biden, ha dejado en claro que reinstaurar las sanciones no quiere decir que vuelvan al escenario de máxima presión contra el régimen chavista, y que seguirán permitiendo que el sector privado pida licencias específicas para operar en Venezuela.

Cualquier actividad bajo la licencia vencida deberá completarse antes del 31 de mayo, pero las empresas aún pueden volver a solicitar individualmente licencias específicas, aseguraron desde Washington. Obtener la aprobación dependerá de qué tan permisivo decida ser Estados Unidos.

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Estados Unidos

Un informe revela el lado oscuro de Powell en la Reserva Federal y expone sus intentos por bloquear las medidas de Trump

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Un nuevo archivo videográfico del periodista James O’Keefe revela como la máxima autoridad de la FED junto a otros empleados de la banca central colaboraron para impedir el éxito del expresidente.

En la última semana, un nuevo proyecto investigativo de James O’Keefe logró sacar a la luz las verdaderas intenciones del actual presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Jerome Powell, para entorpecer las políticas monetarias que el presidente Donald Trump propuso durante su mandato con el fin de imposibilitar su reelección.

Conjuntamente con otros empleados de la máxima autoridad monetaria en el país, Powell buscaba posicionarse como una figura moderada, bloqueando todas las medidas que tomaba Trump desde el Poder Ejecutivo, a lo largo de sus 4 años de gestión.

Si bien Powell fue designado por el propio Trump al principio de su mandato, el funcionario fue elegido por la cúpula del Partido Republicano, que en aquel entonces era anti-trumpista. Así, el entonces presidente debió lidiar todo su mandato con un “rebelde” en el Banco Central estadounidense. Hoy, permanece en sus funciones y fue ratificado en el cargo por Joe Biden, con quien colabora de cerca y sin rispideces.

La cámara oculta

A partir de una cámara oculta a la que fue sometido uno de estos altos empleados del órgano gubernamental, se descubrió un entramado de corrupción detrás de las políticas de la FED.

a la construcción de un relato asociado a políticas progresistas vinculadas a temáticas como teoría racial; feminismo y políticas medioambientales, las cuales nada tienen que ver con la estabilidad económica de un país.

Aurel Hizmo, quien se desempeña como economista en jefe de la Reserva Federal, es el encargado de elaborar los discursos de Jerome Powell en sus declaraciones públicas. También trabajó en el mismo rol durante la presidencia de Janet Yellen, quien hoy se desempeña como Secretaria del Tesoro de Biden.

Durante la cámara oculta, Hizmo aseguró que durante la administración de Trump, el presidente buscaba mantener una política de estabilidad económica, pero que Powell desde la Reserva Federal entorpecía a propósito los objetivos macroeconómicos del gobierno.

Hizmo es un especialista en finanzas pero mantiene una ideología de izquierda muy marcada, de corte progresista en sus visiones sociales y dentro del espíritu de su profesión, aboga por políticas que se relacionan con las visiones socialistas de la economía.

En la conversación que no pensaba que estaba siendo grabada, se rio de que todo esto se hablaba libremente en las reuniones de la FED, pero que nunca había salido a la luz ya que todo lo relacionado a la Reserva Federal se encuentra bajo el concepto de “información clasificada“.

La relación entre Trump y Powell

El economista de la FED tildó a Trump de ser una ”persona loca” y lo caracterizó con términos peyorativos, antes de admitir que es un fanático de Joe Biden, en relación a sus ideas económicas.

Para describir la relación entre Trump y Powell, Hizmo aseguró que ambos se llevaban extremadamente mal entre sí, al punto de que el expresidente intentó en múltiples ocasiones despedirlo del cargo, pero no podía ya que no contaba con los suficientes votos en el Senado para nombrar un reemplazo.

Según contó, en la reunión que tuvieron previo a la nominación de Powell, Trump le dijo que buscaba a alguien que sea capaz de subir las tasas de interés al principio del mandato para luego ir relajándolas a medida que creciera la economía. Sin embargo, Powell boicoteó esta visión macro de Trump ni bien llegó a la FED.

En una sintonía contraria a las intenciones de Trump por mantener una economía estable, la gestión de Joe Biden busca constantemente mantener las tasas de interés elevadas con el objetivo adicional de mantener los índices inflacionarios bajos, luego del bochornoso accionar de Powell durante la pandemia.

Hizmo incluso llegó a mencionar que Powell tiene el deseo de pasar a la historia como una clase de ”mártir que intentó detener a Trump a toda costa” mediante la desobediencia en sus políticas y establecerse él como quien reflotó la economía luego de la crisis del coronavirus.

Ante los preocupantes índices de inflación que los Estados Unidos han tenido durante toda la administración Biden, Powell ahora busca impedir la recesión para beneficiar a Biden en las elecciones de noviembre y evitar que Trump regrese a la Casa Blanca.

En otra parte de la conversación, Hizmo aseguró que los sectores conservadores son ”estúpidos” y aseguró que no existen personas con dicha ideología en el campo de la economía, a pesar de que el propio Powell se considera un conservador.

Entre risas, el desubicado economista de la FED dijo con mucha confianza que si Trump regresa a la presidencia este año, todos los empleados de la entidad monetaria buscarán nuevamente entorpecer las políticas económicas del Ejecutivo.

Cambio climático y políticas de género

Hizmo destacó que Powell, a pesar de ser un conservador, hoy mantiene una excelente relación con Biden y con los sectores más progresistas del Partido Demócrata, y que en los últimos 3 años ha implementado cambios en favor de la promoción de políticas medioambientales, políticas de género y temáticas raciales.

Uno de los mayores cambios que Powell ha implementado en la Reserva Federal desde la llegada de Biden, ha sido la promoción de espacios dentro del banco central en el cual solo se discuten temas relacionados al cambio climático y a cuestiones de género.

Powell además se ha gastado millones en un programa a través del cual la Reserva Federal contrata a “científicos” ecologistas, especializados en género o expertos en cuestiones raciales, para que “estudien maneras de enriquecer las discusiones del directorio de la Reserva Federal“.

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